Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Tu la guerra, yo la muerte. por MichaelJ2099

[Reviews - 14]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Sorbió el contenido de la cantimplora hasta dejarla seca, la regresó a su cinturón y se estiró ambos brazos desnudos. Llevaba en sus manos la protección de guantes y continuaba con el uso de Mjölnir y su propio cuerpo para abrir la tierra.

Un hoyo crecía cada vez más conforme se retiraba todo aquél contenido. Les llevaba todo el día y ya había anochecido finalmente. El sudor que mil veces le mojaba el rostro no le molestaba en lo más mínimo. Trabajando codo a codo con su gente, Thor finalmente vio recompensando el esfuerzo de todos cuando llegó un mago.

-¡Es suficiente!

Los rostros algunos cansados se iluminaron en alegría. Las manchas de tierra hacía tiempo que se habían secado sobre sus ropas y rostro. El júbilo pronto se vio extendido cuando salieron de los cráteres creados, las carretillas regresaban finalmente vacías y al fondo de aquél gran campo los magos movían sus manos cual algas marinas.

El fuego lamía y relamía las inmensas cantidades de tierra que previamente estaban siendo purificadas por otro grupo de magos que movían grandes olas de agua extraída del mar. Un proceso de metalurgia básico, en fila y entorno a todos ellos cientos de grandes esferas oscuras aguardaban al siguiente paso en la construcción.

-Veo que ha hecho un excelente trabajo físico, rey.- Inquirió Vanir con una sonrisa al rey aesir que se secaba una vez más el sudor con el antebrazo.

-La cena de esta noche será gloriosa para mi pueblo y el suyo.- Añadió con sonrisa.

-Si, ya solo necesitamos un último recurso. Debemos asegurarnos que podrán detener el paso de los gigantes.

Las perlas de tamaño inmenso y oscuro color se formaban hasta donde la vista lo permitía, varios cientos de ellas, obtenidas de las grandes excavaciones. Se había decidido colocarlas en la frontera terrestre y como protectoras en el mar, un gran collar de perlas sólidas crearían una gran protección. Los obreros se acercaron.

Vanir tomó un pedazo de roca cristalina sacado de su ropaje. Se trataba del único fragmento que habían logrado arrancar de las fuertes armaduras. Era apenas del tamaño de un puño. El rey anciano se acercó a un balde de agua y arrojó el pedazo sólido, el cual no tardó ni un segundo en tocar el fondo.

-La dureza con la que cuentan también les pone en desventaja, son muy pesados. Tenemos que tomar eso a nuestro favor. La escarpada muralla de tierra no es lo más práctico para invadir pero no habremos de bajar la guardia, para evitar dividir el ejército tendremos centinelas de la misma piedra que hemos tratado para defender además de crear un mar de arena movediza de por lo menos 2 kilómetros, en caso de que quieran entrar por el mar la forma circular impedirá que puedan escalarlas y el mismo tratamiento con el fuego.-

Tomó en su mano una pequeña muestra de la gran perla rocosa.

-Es tan lisa que es imposible escalarla, además procuramos que su dureza dure tanto como sea posible. En el instante mismo en el que intenten derribar la muralla estaremos listos con los magos de fuerza acuática.

Señaló a los guerreros aesir.

-En cuanto a ustedes, deberán encargarse de llegar hasta el centro de sus armaduras, recurriremos en primera instancia a los arqueros y hachas, el combate cuerpo a cuerpo lo evitaremos al máximo. Continuando con el derribo de ellos al agua, el ataque final lo dará el rey Thor.

El mencionado tomaba su martillo como exponente de su ataque final, achicharrarlos en el agua. Sádico, pero más efectivo en agua que en tierra.

-Bien, cualquier detalle podemos volver a consultarlo después de los últimos detalles. Thor.

Los hombres se miraron con confianza y se sonreían en gesto de camaradería. Vanir tomó al joven rey del hombro.

-Tenemos que limpiar de impurezas las grandes rocas, necesitaremos de un gran rayo que nos ayude, ¿estarás en condiciones?

Thor sonrió de medio lado.

-No hay necesidad de descansar, estoy listo.

Rompiendo el aire y con el particular zumbido Thor alzó su mano con dirección al cielo y el martillo vibró como tantas veces pasadas lo hacía, como un cosquilleo que era más que agradable, el cielo se iluminó y bajaron los poderosos dragones de luz y poder. Cayeron sobre las grandes perlas y tomaron de estas todo aquello que interfiriera con su consistencia de dureza. Con un esfuerzo extra logró bañar a cada una de ellas y tras largos segundos la orquesta de truenos cesó.

Una vez finalizada la tarea, Thor le regresó la mirada complaciente al rey Vanir, pero en vez de toparse con alguna recompensa en su mirada, solo vio que el anciano no dejaba de ver su mano ocupada por Mjölnir.

-¿Pasa algo?- preguntó.

Vanir lo miró finalmente y se acercó a él.

-¿Cuánto hace que usas el arma que tu padre te heredó?- Señaló el martillo.

-¿Mjölnir? pues... era muy joven, tendría tal vez un centenar de años, fue cuando estuve listo para poder invocar los rayos.

-¿Quieres decir que tus poderes los obtienes ÚNICAMENTE cuando Mjölnir está contigo?

La pregunta, más que causar intriga logró herir el orgullo del rey. No respondió enseguida, ni siquiera lo miró. Contempló entre sus manos la herramienta que por tantos siglos lo había acompañado. Con la pregunta, era claro que Vanir cuestionaba el poder de Thor.

-Lamento lo que dije, discúlpame.- Hizo una ligera reverencia.

-¿Por qué lo preguntas? - Vanir se sorprendió por un momento de que quisiese continuar con el cuestionamiento. Repasó con cuidado sus siguientes palabras, no podía olvidar que Thor era aún un joven.

-Solo quisiera que confiaras en la fuerza que hay en ti, antes que dejar en manos de una herramienta (por muy valiosa que sea) todo el trabajo que es tuyo.

El rey mago fue llamado en ese momento, se disculpó por la intromisión y se alejó a paso sereno. Thor miró su martillo.

-Jamás me arrepentiría de haberle dado mi mitad a Liv para que ella viviera, si el destino me hace depender de Mjölnir, que así sea, haremos un excelente equipo.

Lo giró una vez más con una sonrisa lastimosa y procuró continuar con los preparativos, la siguiente tarea fue lograr que los magos llevaran las perlas a sus sitio predispuestos por donde las torres de control y los aesir habían preparado las armas y los puertos de seguridad, dispusieron de botes salvavidas y armas de distancia como arpones. Para cuando terminaron no faltaba demasiado para que comenzara a amanecer.

Tomaron las herramientas y se dispusieron a dejar todo preparado para que no hubiese contratiempos, de regreso al palacio los que habían estado en guardia recibieron a los que venían llegando, habían compartido las tareas para que no se cansaran de más, había que guardar toda la energía necesaria.

El rey Thor dio unas últimas indicaciones y envió a todos a cenar y reponerse tan pronto llegasen al lecho evitando el despilfarro de acción. Frigga esperó a que su hijo terminase sus tareas y tan pronto lo hizo se acercó a recibirlo con la ayuda de las doncellas que habían preparado su baño y la cena.

-Tu también debes descansar.- Decía Frigga limpiando la tierra del rostro varonil. Thor sonreía con el gusto de recibir los gestos nobles de su madre.

Tomó entre sus dedos las manos de ella.

-¿Cómo están los heridos?- Su madre esperó unos segundos.

-Los hemos podido salvar a la mayoría.

Thor relajó los hombros.

-Pero muchos están en condiciones de reposo total, están siendo atendidos por sus propias familiar y Syn ha hecho un excelente trabajo para los efectivas medicinas.

-¿Cómo está Liv? - preguntó.

Frigga sonrió más despreocupada.

-Bien, solo fue una herida en el vientre bajo pero nada de riesgo, hemos podido suturar la abertura y ahora descansa junto con Aren.

El nombre del príncipe de hielo lo hizo alzar las cejar.

-¡Aren! es cierto...

Y se echó correr, Frigga lo llamó pero Thor no hizo caso alguno.

-No sé si es una nueva excusa para no bañarse, creí que ya había cambiado.- Dijo para si y conjunto a los comentarios se escucharon las risillas de las doncellas.

No tardó en llegar a las cámaras de recuperación. Se topó con mucho más movimiento que el de sus soldados, aún así ellos no podían parar así fueran a tener un ataque la noche siguiente. Sonrientes lo recibieron y tuvo que detener en el acto cuando muchos le ofrecieron el asiento. Thor negó toda hospitalidad que no merecía, apoyó a cuantos guerreros pudo, consoló a toda mujer e hija que llorando limpiaba la heridas de su padre. Llenó de esperanza a los más jóvenes y felicitó a los adolescentes vigorosos que tomaban las instrucciones de los curanderos y magos llevando a cabo con perfecta disciplina las indicaciones.

Tras finalizar el recuento de los heridos que ya estaban en proceso de recuperación se disculpó para poder ver a su prima. Fue enviada junto con otros a las cámaras de reposo, habían dispuesto varias camas de blancas sábanas en las cuales estaban los que mantenían heridas muy leves y que esperaban su recuperación para las próximas 24 horas. Allí estaba, descansando en el lecho compartido con un nana en los labios y una mano acariciando el inmenso cuerpo que ocupaba el 100% de la cama.

Se acercó con cautela por no asustarla, había mucho silencio, calma y un constante aroma de lavanda para relajar a los pacientes. Muchos por la hora estaban más que dormidos , Thor se acercó sigiloso. Como si un rayo de sol entrase Liv abrió sus ojos y se giró con la naturalidad de ver al rey aesir.

Estiró su mano y el hombre no tardó en estrecharla.

-¿Cómo te encuentras?

Ella suspiró adormilada.

-Muy agotada, pero estoy bien no tengo ya nada de dolor.- Susurraba. Thor le acomodó los cabellos verdes, color de tranquilidad y después miró al gigante a su lado.

-¿Cómo está él?

-Syn dice que está en perfectas condiciones, pero sigue durmiendo, no ha despertado una sola vez. Estoy preocupada.- Esto último la hizo hacer un mohín.

-No te preocupes, Loki lo ha puesto en ese estado para evitar que alguien intente de nuevo entrar a su mente.

-¿Te refieres a su hermano? ¿Helblindi?

El rey parpadeó sorprendido del conocimiento del gigante que apenas unas horas habían conocido. Por su expresión Liv notó que no se esperaba la contestación.

-Aren me lo dijo, Helblindi había tomado posesión de su cuerpo en distintas ocasiones. Que en realidad fue él quien intentó asesinar a Loki.

Así que lo sabía todo. Thor deseaba poder mantener lejos de la verdad dolorosa. ¿Por qué? ¿por qué si el siempre le exigió a su padre saberlo todo? Se alejó de los pensamientos cuando sintió la mano de ella sobre su mejilla.

-Has hecho un excelente trabajo. Será mejor que ahora descanses.

Thor sonrió.

-Y tal vez... puedas llevarte al necio que está de aquél lado.- Señaló con un dedo el otro lado de la cama, no había nadie. Liv hizo un movimiento suave con la cabeza y regresó a recostarse junto a Aren. Thor se levantó y con silenciosos pasos le dio la vuelta a la cama.

Vuelto un ovillo, respiraba pausadamente en el suelo frío. Particularmente no lo sentía, solo llevaba una piel blanca en su espalda. Notó los atavíos dorados todavía sobre su piel azul. Se puso en cuclillas, no supo si despertarlo con una suave sacudida o llamarlo, sin embargo no quería despertar a los pacientes. En medio de la oscuridad sus ojos captaron la mano sobre el marfil semi abierta. Con delicadeza enredó su mano en la de él. Despertándolo.

Despertándolo
-¿Fandral?

-Thor.- Respondió suave, haciendo caso omiso a la daga clavada por el nombre pronunciado. El joven apartó la mano y se medio incorporó.

-¿Qué sucede?

-Sucede que estás en el suelo de enfermería y no es el mejor lugar para que descanses.- Explicó.

-Estaré bien, quiero estar cerca de Aren.- Contestó.

-Él está en buenas manos, créeme, es mejor que tu te permitas dormir como es debido.

-He dormido muchas veces en el suelo, puedo con esto.

-Pero yo no, así que ven.- Lo tomó otra vez de la mano de manera un poco más brusca y lo obligó a levantarse. Sus ojos clavados en el suelo no dejaban ver más que una ligera molestia y todavía el sueño cortado.

Thor lo condujo fuera, ante la mirada de muchos que antes le abrían el paso por respeto ahora le abrían el paso por miedo. Loki permaneció callado todo el traslado, solo asentía cuando Thor le daba indicaciones: "cuidado, escaleras, son tres escalones." Las habitaciones ahora estaban siendo ocupadas por los aesir así que lo llevó al mejor lugar donde podía descansar... su habitación. Los guardias abrieron el paso pero miraron de soslayo al joven azulado.

Cuando escuchó abrir la gran puerta habló:

-¿Por qué haces todo esto?

Thor se mantuvo calmado.

-Aunque no pueda ver, sé que provoco silencios incómodos cuando atravieso las multitudes y puedo sentir sus miradas en mi cuello, examinándome. No es buena idea que vean al rey estando en su alcoba con alguien como yo.

-¿Cómo sabes que es mi alcoba?

Loki se sonrojo por lo bajo, el perder uno de sus sentidos le provocaba que los demás estuviesen más alertas... sobretodo el del olfato.

-Será mejor que duerma en otro sitio.- Cambió el tema y se acomodó los mechones negros tras la oreja.

-De ninguna manera, necesito que estés relajado para cuando Vanir tenga listo el ritual.

-¿Ritual? ¿de qué ritual hablas?- Su voz demostraba desconfianza. Thor rompió la distancia entre ellos y lo tomó suavemente de la mejilla.

-Recuerda que te prometí que haría que volvieras a ver, solo es necesario que descanses y en cuanto Aren despierte...

-¿Que Aren despierte?

-¿Quieres volver a ver no es así?

-¿Volver a ver?

-Si, mira, si vas a estar repitiendo todo lo que digo esta conversación va a ser muy larga.

Loki negó.

-Thor, puse a Aren en un profundo sueño para evitar que su mente sufriera los estragos de la gema del infinito, ni siquiera sabemos si es una completa totalmente certera. No quiero que despierte hasta que hayamos hecho algo con esa maldita arma.

-¿Cómo dices? Pero... ¡Aren debe pelear! Es el único jötun en contra de tu padre, tiene que ser él quien acabe con este régimen del terror.

-No, debe haber alguien más que pueda ayudarnos, he pensando en volver a Jötunheim y...

Thor cortó ahí la conversación.

-¡pero qué dices...! ¡¿volver?! estarías muerto en cuanto ellos te vieran, mira como te ha tratado tu propio pueblo.

-No conozco a mi gente, Thor, no puedo decir que todos están a favor de Laufey, si logro encontrar a alguien capaz de pelear.

-¿Piensas hacer un censo? Irás por la calle diciendo "oiga mi estimado, quiero derrocar a nuestro dictador, solo tiene que ser usted el que le mate, claro, evadiendo a su inmenso ejército, enfrentarse cuerpo a cuerpo ah y además evitar ser controlado por una gema del infinito".

La voz chillona que imitó solo logró irritar al joven.

-Necesitas dormir, no estás pensando con claridad, no dejarás Asgard hasta que esta guerra termine.- Con un empujón la puerta se abrió de lleno. Loki aguardó con el ceño fruncido sin entrar.

-¿Vas a obligarme a despertar a Aren? - masculló con molestia. Thor lo miró en silencio.

-Sería lo adecuado.- La voz del anciano se escuchó al final del pasillo. El rey Vanir estaba tan solo a unos metros, probablemente había llegado con sumo sigilo.

-¿Por qué?

-Necesitamos sus recuerdos, serán el vehículo para que puedas volver a ver.- Explicó con calma.

Loki chaqueó la lengua.

-No lo haré, ni permitiré que ninguno de ustedes lo toque.

Vanir encaró una ceja.

-Pero... ¡Loki, tu necesitas estar bien!

-¡Estoy bien, Thor! ¿crees que lo peor que me pudo pasar es quedarme ciego?

El aesir guardó silencio. Loki arremetió con furia:

-Nadie sabe de mi existencia en Jötunheim, solo los guardias de mi prisión, Laufey y mis medios hermanos. Soy una abominación que prefirió guardar y desechar cuando ya no le sirviese, me arrancó los ojos para que no pudiera escapar y me abandonó. ¿Tu crees que quedarme ciego me hará quebrarme? La vida de mi hermano es más valiosa que mi vista, para que lo entiendas pronto.

No había argumento válido que derribase lo que acaba de proclamar.

-Es una lástima que tan hermoso hechizo se desperdicie.- Dijo Vanir dándose media vuelta.

-¿Cómo? ¿ya está listo?- preguntó velozmente Thor.

-Dejé a Syn las instrucciones precisas, ella se ha encargado de que todo el encantamiento se preparase durante todo el día. Sin embargo, las circunstancias han cambiado, no podemos tomar los recuerdos de Aren puesto que están influenciados por sus sueños y podríamos tener una grave consecuencia.- Explicó. Thor se sintió desanimado y dejó caer los brazos.

-Solo que alguien más compartiese recuerdos primordiales de este joven, solo eso podría hacerlo funcionar tal vez.- Susurró. Comenzó a caminar y esta vez sus pasos fueron audibles. Loki no dijo nada más.

-Dormiré como ordenas.- Pasó a su lado. De pronto sintió el agarre en su brazo.

-¡Espera, Vanir!

El mencionado se detuvo.

-Entonces, ¿solo necesitaríamos que alguien más proporcionase otros recuerdos?

El anciano asintió momentos después de formulada la pregunta. Thor entonces miró a Loki en silencio, su vista perdida, sus cabellos regados hasta casi el suelo, la piel delgada y sus huesos de las costillas marcadas, su cuerpo estaba muy cambiado. Tenía que hacer algo, o desaparecería. No lo volvería a perder.

-Yo pondré los recuerdos que tengo de Loki.- Dijo en voz alta. Loki abrió los ojos desmesuradamente y giró en dirección al as que no lo miraba sino que esperaba la aprobación del rey viejo.

-Es un poco complicado, Aren sería el más indicado porque tiene muchos recuerdos valiosos en el crecimiento con su hermano.

-Mis recuerdos también son valiosos.

La luz de luna pronto se extinguiría, el encantamiento tenía su punto más fuerte durante la noche, cuando la paz llega en forma de melancolía, emanan las lágrimas de tiempos pasados y los bosquejos de momentos pasados cobran vida, olor y sabor.

Sonrió de medio lado.

-De ser así, vengan conmigo.- Los animó. Thor tiró suavemente de la mano del joven y lo obligó a caminar tras él, a distancia prudente quedaron los dos. Solo sus pasos eran devorados por el largo pasillo.

-¿Qué crees que estás haciendo?- Susurró Loki.

Thor sentía que la palma de su mano sudaba a mares y era justamente con la que sujetaba al jötun. Tensó la quijada.

-Dije que haría lo que fuese necesario.

-No es necesario que hagas esto.

-Si, si lo es y ya cállate. Sé que no aceptas nunca que alguien más te ayude pero lo haré aún en contra de tu voluntad.

Loki mostró molestia, o al menos eso intentó.

-¿Por qué eres tan cabeza dura? - murmuró. Aunque la noche no era fría, ni había corrientes de aire por aquella fortaleza que cortaba toda convivencia con el exterior Thor sentía mucho frío y sus músculos parecían temblar. La sensación corría como choques eléctricos que no eran conocidos por el y mermaba la fuerza de sus brazos. El rey se giró de modo brusco hacia él, Loki apenas pudo detenerse antes de casi chocar contra su pecho. Thor lo miró, sus ojos nublados perdidos en algún punto en el espacio o tal vez en alguna memoria triste, algo que lo lastimó tan profundamente como para no aceptar ayuda alguna. Parte de ello, era su culpa. No podría jamás curar las heridas por su familia pero al menos estaría con él mientras se purgaba de todo el veneno que fue vertido en su corazón.

El jötun respingó cuando sintió la mano del joven en su mejilla. Pero no la apartó. Sus ojos se movían nerviosos sin poder enfocarlo. Cuando sus yemas tocaron la piel de color azul pudo escuchar de nuevo la voz de Eivor, la extraña presencia que lo cuidaba desde las lejanas sombras:

La razón contra el instinto tendrán su enfrentamiento. No tengo permitido decirle más, pero debe confiar en mí. El sacrificio que se hará será la carta vencedora, pero el dolor será más fácil de sobrellevarlo si usted al igual que yo confía en el joven de los cabellos negros.

Ahora parecía comprender a qué se refería. En la noche que era el inicio de la cúspide lograba encajar todas las piezas de aquél rompecabezas. Siempre lo tuvo bajo su mirada, junto a su corazón, compartiendo el mismo oxígeno en besos devoradores, como hace muchas noches ocurría:

-Tu eres mío... Loki

No pudo responder, ni siquiera tuvo que pensar, su cabeza hervía cuando él volvía a asaltar sus labios. Thor le había arrastrado hacía la cama y finalmente yacía encima de Loki deseando devorar a su presa.

Loki no podía dejar de dejarle ligeros mordiscos en las comisuras, de regalarle centelleantes miradas bañadas en jade y sonrisas ladinas que invitaban al aesir a continuar.

La experiencia que llevaba por siglos los sabía aprovechar en su totalidad, sus manos resbalaban sin que pudiera ser molesto y como por arte de magia, Loki ya podía sentir en su piel el roce suave de la seda del lecho y el calor de las manos del rubio.

Le tenía por debajo, le aferraba los brazos y le besaba el cuello dejando marcas de sus dientes, de su barba que crecía. El moreno solo podía cerrar los ojos y dejar que el carrusel lo llevase lejos, que el norte se perdiese en los centímetros que Thor proclamaba como suyos.

-Llévame lejos.

Inhaló ruidosamente, y llevando su mano detrás de la nuca del jötun lo atrajo hacia su pecho.

-Abrázame.- Le pidió Thor susurrando muy bajo en su oído teniendo especial cuidado en percibir su aroma y ejerciendo presión de su cuerpo.

Loki sonrió por lo bajo, aprovechando que el abrazo impedía al aesir ver su rostro.


Loki sabía que él había pasado por un proceso de aceptación y perdón, derramó lágrimas, gritó maldiciones y congeló todo a su alrededor, incluso, había aceptado la consolación carnal de otro hombre en su lecho. Pudo notar que en la voz de Thor, ese mismo proceso estaba sucediendo, lentamente, desde que se habían vuelto a ver el rey estaba haciendo su proceso para poder perdonarlo, pero, el ya no tiene la libertad de un príncipe que se puede tomar la tarde libre para hablar de sus problemas, tampoco dispone del tiempo para llamar a una fémina o a un joven gallardo a su cama. Thor ahora estaba solo.

¿Por qué le causaba tanta desazón? Era claro que se debía a que para Loki había significado mucho más que un capricho, por una milésima de segundo, había sido completamente feliz, no había cabida para el dolor ni la inseguridad.

Por el recuerdo de todo lo que él significaba para él, lamentó que estuviese solo. Quería acompañarlo, pero ya era tarde. Loki entendía que no había cabida nuevamente para él y esto lo hizo sentir todavía más triste. Por ahora, un abrazo sería su mejor regalo y fugaz como un río que canta entre las rocas rodaron un par de lágrimas de sus ojos ciegos.


En silencio continuaron por un largo camino hasta la torre más alejada de la entrada principal. Justamente donde había menos aglomeración, no había ya guardias a la vista. Mientras continuaban, un aroma tan cautivador entraba por sus sentidos. Sus pies parecían flotar y sus cabellos se ondeaban lentamente. Llegaron pues a una larga puerta de color plata. Aún sin llegar a ella vieron a Vanir abrirla.

-Adelante, Syn los acompañará en el resto del proceso, yo ya he hecho mi parte.- Dijo solemne, hizo una reverencia que contestó Thor y entraron en silencio.

Un vapor cálido los envolvió, la piel se les erizó y podían simplemente derrotarse al sueño que parecía envolverlos. Thor cerró incluso los ojos.

-Un momento más rey y podrá soñar, trate de mantenerse relajado únicamente.- Habló la mujer de los negros cabellos que salía de detrás de varias cortinas vaporosas. El as hizo el esfuerzo de llegar hasta ella sin desplomarse, se enfocó en la extraña imagen que enseguida. El suelo brillaba con un radiante color púrpura, muchas flores extrañas estaban regados en él y parecían moverse.

-Sabía que serías pieza clave para este proceso.- Añadió Syn. Miró a Loki, quien también parecía luchar por no caer dormido, aunque no podía mirarla le sonreía. Thor lo soltó finalmente y el jötun sorpresivamente buscó de nuevo su contacto, sin embargo la mujer fue quien lo tomó del rostro y le besó tiernamente las mejillas.

-Bienvenido, Loki.- Murmuraba.

Como una nana, cerró los ojos. Sintió la mano de la mujer entrelazándose en sus dedos y se dejó llevar. Thor, al extremo de la habitación vio que en realidad, no era el suelo el que brillaba, era una inmensa bañera con esa rara agua que brillaba. Las flores extrañas en realidad flotaban y se mecían tan frescas como si hubiesen sido arrancadas recientemente.

-Necesito que te quites la ropa, no te preocupes, no miraré.- Le explicó con voz pausada. Loki intentó contener un rubor. No llevaba en realidad muchas prendas.

-Thor, ¿puedes darle un poco de privacidad? cuando sea tu turno, te llamaré.- Añadió Syn. El joven con la cabeza dándole guerra por quedar inconsciente lo llevó aparte.

Con un dejo de vergüenza, Loki se apartó e intentó darle la espalda a la mujer. Primero se quitó las joyas doradas de su cuerpo, después el paño blanco que cubría debajo de su vientre y posterior a esta una última prenda oscura que permitía que su sexo estuviese oculto. Apenas se sintió desnudo respiró hondamente y posterior a esto Syn le tomó la mano.

-Vamos, ten cuidado, son tres escalones los que debes bajar y sentirás agua. Asegúrate de sumergirte hasta tu vientre.

Asintió.

Lento, temeroso, ya no luchaba por esconder su invidencia. Estiró su mano hacia el frente tratando de no chocar contra nada y poder sentir el agua. Hizo un respingo, era cálida y con un fuerte aroma a lavanda. Sus pies fueron cubiertos, dejó de sentir el agarre de Syn, ahora sus rodillas parecían doblarse, y suspiró asustado.

-Todo está bien, continúa.- Habló ella con calma.

Continuó caminando hasta que finalmente sintió el agua cerca de su ombligo. Era tan cálida, tan suave y aunque no se movía dentro de la bañera era como si bajo del agua hubiese una corriente que lo quisiera arrastrar.

-Abre tus ojos.

-Los tengo abiertos.

-No tus ojos físicos... 'abre tus ojos'.

Tomó el aire que necesitaba y por las fauces de su nariz podía sentir el vapor y el aroma relajante entrar por todo su cuerpo, destensaba su espalda, relajaba sus brazos y las yemas de sus dedos bailaban graciosamente sobre la superficie del agua.

-¿Qué ves?

Y se miró reflejado, pero fue una extraña sensación, en su imagen se podía ver con la piel azul pero en su apariencia real podía ver la piel blanquecina. ¿Cómo era posible que dos versiones de sí mismo existiesen al mismo tiempo? Tenía aquél embrollo en su cabeza pero no parecía estar sorprendido. Continuó contemplándose.


-El que está en el agua, es el que quieres alejar. El "tú" que quieres ahogar en estas aguas. El que está afuera, es el quieres ser. Mientras ambas imágenes no sean la misma, no podrás ser uno ni otro. Ahora tienes que resolver eso, mediante los ojos de alguien más.

Syn había dado un paño blanco al rey y el aesir se acercó.

-Ahora ve.- Le ordenó. Thor no lo pensó dos veces, se afianzó al paño que cubría su sexo y se adentró en la misteriosa agua.

La imagen se movió como si una tormenta estuviese sucediendo y el jötun se asustó, tal cual en sus sueños primeros sucedía. La tormenta que lo ahogaba. Loki como sacado del trance se giró violentamente y borrosamente pudo ver al rubio acercarse y tomarlo de la nuca.


-Estoy aquí.- Le respondió.

Cuando la palma de Thor lo tocó fue como el golpe certero de una flecha en su pecho. Corrían por sus ojos las imágenes que se había jurado no volver a rememorar hasta que su herida hubiese cerrado. Aquella charla en los campos del palacio.

-Tu la guerra, yo la muerte, que curioso par.- Decía Loki con tranquilidad y el príncipe sonreía de medio lado.

-¡Mira he aprendido a hacer lluvia! - gritaba moviéndose como un loco y mientras se empapaba.

-Pero no sabes como detenerla ¿cierto? - preguntaba el mago y el rubio se quedaba serio como una piedra admitiendo con su silencio aquella afirmación.

-¿Sabes que es lo mejor de ese traje que te escogí? - se acercó a su oreja. - que se quita fácil.

-¡ERES MUY VULGAR COMO PARA SER UN PRÍNCIPE!

Pudo entonces ver los ojos azules por vez primera, cuando se habían puesto a disposición de los elfos, después de los vanir y finalmente, había caído en la mirada atónita del príncipe aesir.

-¿Qué fue lo primero que pensaste cuando me viste? - preguntó el Loki del presente.

-¿Lo primero? déjame pensar...

-No lo pienses, solo dilo.

-Que me parecías la criatura más hermosa que jamás haya visto.

No supieron en qué momento sus cuerpos se habían aproximado, pero el abrazo que llevaban teniendo solo se hizo más fuerte.


Y la imagen del agua fue la misma que la real.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

Las flores le acariciaron las piernas y la corriente formada debajo de él desaparecía y solo el mecer a momentos de una fuerza suave lo mantenía unido a este mundo. El aroma todavía estaba allí y se intensificaba a cada momento.

Dormitaba en los brazos de una calidez tal que le hicieron darse cuenta que efectivamente estaba dormido.

Poco a poco, sintió la calidez en todo su cuerpo. Como si lo bañasen. Fue entonces que se percató que el mecer ya no provenía del agua sino de un viento amable.

Sus cabellos le hicieron cosquillas. Estaba en el exterior.

-Cuando te sientas cómodo, ábrelos.- Escuchó.

La luz, como un largo túnel que acababa iba entrando por sus párpados. Ese túnel, que había pasado con frío y heridas sangrantes, tenía una silueta al final. ¿Quién era?

Poco a poco, con un poco de dolor y encandilado fue abriendo sus ojos.

En eso, la explosión de verdes, tonos rosáceos y amarillos inundaron sus ojos. Tuvo que parpadear y sentir lágrimas limpiarlos. Con lentitud recobró la nitidez, y con mucha impresión pudo enfocar el tronco grueso de un árbol, después sus ramas, las hojas que éstas desprendían. Después las flores en el jardín, enredaderas trepando las estructuras dadas para ellas como obsequios, para que se colocaran en lo más alto; cerca del cielo.

El amplio azul, podía verlo, las nubes blancas que corrían libres. Regresó su vista al frente y pronto se miró a sí mismo. Estaba vestido, en una silla y en medio de uno de los jardines ocultos del palacio.

Pero también notó que no había nadie. Con mucho cuidado, todavía con vértigo se puso de pie. Giró con lentitud se cabeza y buscó a quien le había hablado hacía tan solo unos momentos.

-Liv me dijo que te había obsequiado una de sus semillas favoritas, ahora mismo está tras tu oreja.- Habló de nuevo la voz.

Loki se llevó la mano tras la oreja como inspeccionando que fuera cierto y en ese instante brotó una flor que adornó su sien.


-Te queda muy bien.- Lo elogió.

Finalmente, como una pintura que se diluye con los años pudo ver bajo la sombra del árbol ante él otra presencia. Cubierto con una capa azul se descubrió. El rey de Asgard lo miraba con una sonrisa tranquila.

-Thor.- Lo llamó e intentó caminar pero pronto sintió que su suelo se movía en mil direcciones y se tambaleó. Thor llegó para evitar que su primer contacto con su vista le trajese malas experiencias.

-Con cuidado, necesitas acostumbrarte.- Le dijo con una risa oculta. Loki lo tomó de la mano y se quedó con la vista al suelo intentando encontrar el norte. Cuando lo hubo recobrado pudo finalmente mirarlo.

Ahí estaba. Tan radiante como el sol, igual que como lo recordaba. Largos cabellos rubios, mares azules en sus ojos, su barba siempre a medio crecer, su cuello ancho y su respiración que hacía subir y bajar su pecho.

-Puedo verte.- Susurró finalmente con una sonrisa que pronto se hizo más ancha.

El rey asintió.

-¡Puedo verte! - exclamó como si todavía no lo creyera. Thor soltó una pequeña risita y lo acompañó en su felicidad.

-Ven, he deseado que tu primera imagen fuese de algo divino.- Y le invitó a continuar por el jardín. Lo tomó de la mano y lo alentó a seguirlo. Sin pensarlo dos veces se aferró a su mano y caminaron.

-Es hermoso, no lo recordaba tan lleno de vida.- Comentaba Loki que no paraba de girar su cabeza hacia todos lados.

-Eso tal vez sea porque Liv me ayudó un poco.- Admitió infantilmente.

-¿Ella se encuentra bien?

Thor asintió.

-Fresca como una lechuga, ya está de pie como si nada hubiese pasado.- Respondía.

El trinar de los pájaros llegaba a sus oídos y ahora no solo tenía eso, sino que podía mirarlos volar por encima de su cabeza, entrecerró sus ojos todavía encandilado por la luz solar.

-¿Estás bien?

Loki dejó caer dos lágrimas más provocadas por sus ojos que se estaban ajustando de nuevo.

-Si, no te preocupes.

El paseo pudo continuar sin problemas, en silencio, mientras Thor procuraba ser tan caballeroso como nunca lo había sido. Se afianzaba a su mano, la tomaba con delicadeza y lo conducía a que pudiera oler las más hermosas rosas, que notara el talle alto de los girasoles y que pudiese ver las manzanas que creían de un gran árbol.

Las mariposas no tardaron en aparecer y revoloteaban en parejas mientras compartían el néctar de aquél festín floral. Loki alzó su mano como si pudiese volar con ellas y las contemplaba inconsciente de que el rey a su lado no le perdía de vista ni un minuto solo para poder apreciarlo tanto como él al jardín tan decorado.


Viendo su sonrisa tan despreocupada y su semblante tan colorido, tan acorde al paisaje. El pasto verde bajo sus pies lo hipnotizaba. Le recordaba a los últimos sueños placenteros que había tenido, aquél campo de verdor que lo esperaba, curiosamente soñaba aquellas veredas cuando Thor estaba implícito en su día a día.

La sensación que aquellos recuerdos le dejaban, parecían tan cercanos, tan familiares.

-Sé que nunca había estado aquí, así, pero me hace sentir como en casa.- Murmuró de manera inconsciente mientras miraba irse a las mariposas. La señal y el señuelo de su corazón se movió en ese tranquilo lago.

Thor no quiso perder más el tiempo y lo tomó de nuevo.

-Loki, quiero darte todo esto.

El mencionado se quedó exhortó mirándolo en silencio.

-Yo... quiero que tengas todo esto.

-¿Las flores?

-No... quiero decir, quiero que tomes lo que hay aquí.- Y señaló su pecho con la palma. Loki se quedó mudo entonces.

Y su semblante se entristeció.

-Sigo soñando ¿no es así?

Thor parpadeó confundido.

-Esta es mi culpa, por dejar que la imaginación se escape de las manos.

Lo soltó. El rey miraba las manos que se alejaban, tal vez lo había asustado, quizás el recobrar la vista había sido muy traumático para ser asimilado por unas cuantas flores.

-Sigo soñando.- Repitió el joven.

-¡Que no estás soñando!

-Eso es lo que quieres que piense o tal vez peor, he muerto por el proceso. Ya decía yo que no era fácil devolverle la vista a alguien. No podía ser.

Thor se dio un golpe en la frente.

-Loki no estás muerto.

Entonces recapacitó.

-Si, tienes razón. Si yo muriese iría directito al Hel y jamás podría encontrarte allí. Pero... si tu estás aquí, no podría considerar esto el Hel.- Explicaba con mucha filosofía. Thor se sonrojó levemente y continuó con su explicación.

-Escucha, no estás muerto, tienes que creerme de una vez por todas.- Lo tomó de la mano bruscamente y le obligó a que lo tocase del rostro.

-Mira, ¿lo ves? soy sólido, no soy una alucinación ni nada por el estilo.

Mudo, con los ojos exaltados lo miró de arriba a abajo. Sus manos contra su barba rasposa, los cabellos que se alborotaban y sus ojos azules. Era cierto, no estaba soñando, ni estaba muerto, pero entonces... ¿por qué estaba teniendo esa conversación con él? ¿por qué le pedía que tomara su corazón? Thor había destruido todo puente emocional con Loki. ¿Verdad?

Sus memorias fueron las que le devolvieron la vista. En todas ellas, solo ellos dos eran los protagonistas. ¿Seguía siendo Loki un capricho para Thor? El rey continuaba procurando sentir su tacto, su rostro lo analizaba momento a momento y a su vez el aesir le suplicaba con los ojos que le creyera. Pero, sus cuerpos parecían ralentizarse más y más, los ojos azules de él se centraron en las montañas rosadas de los labios del joven jötun y Loki sintió una paz y miel recorrer su mente. ¿Qué era lo que estaba pasando entre ellos dos? ¿en qué momento apareció esa atmósfera? Entreabrió sus labios, tenía que descubrirlo.

-Ah vaya, aquí estás.

Se giraron los dos y vieron a un joven de pie. Fandral se apresuró y tomó a Loki de los hombros justo a tiempo para apartarlo de los peligrosos y escasos centímetros del rostro de Thor.

-Rey, ahora mismo lo solicitan con urgencia en la sala real, Volstagg ha regresado y tiene información qué compartir.

Enmudeció y se enrojeció de cólera, estuvo a punto de recriminar.

-No te preocupes por él, ahora mismo debe ir a desayunar, ya es bastante tarde y tiene que estar listo y fuerte para la noche que nos espera.- Aseguró el espadachín.

-Ve hacia el fondo del pasillo, cariño. Enseguida te alcanzó.- Le susurró al jötun y este todavía con la cabeza dándole vueltas no pudo hacer otra cosa más que hacer caso. Fandral en ese momento se acercó peligroso al rey.

-Te hace falta fuerza... Prueba más duro la próxima vez y que sea un golpe certero.

Sonrió y se dio media vuelta para alcanzar al joven que se alejaba despacio, ajeno a los comentarios del rubio espadachín. Cuando estuvo a pocos metros, cogió vuelo y lo abrazó por detrás.

-Me alegro tanto de que hayas recuperado tu visión.

-Fandral.- Pronunció su nombre y el sabor que en los labios le quedó solo lo pudo catalogar como; agridulce.

-La noche nos espera y debemos estar listos. Ven conmigo.- Y embotado en la extrañeza de la situación pero en las manos suaves del joven lo siguió. No sin antes, regresar la vista, el campo verde todavía se podía ver a lo lejos, pero al rey ya no se le veía por ninguna parte.

-¿Habrá sido cierto lo que me dijo? - se dijo para sí antes de continuar su camino.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).