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Tu la guerra, yo la muerte. por MichaelJ2099

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-Dejen que el rey observe sus rostros.-Habló el portavoz real.


La gran sala del Hlidskjalf, misma donde Odín se sentaba y contemplaba los nueve reinos estaba preparada elegantemente. Una asamblea de los cortesanos guardaban silencio alrededor del gran trono dorado de media luna. En él, el padre de todo permanecía callado.


Una vez más, bajo el escrutinio de todos, los hermanos alzaron los rostros para que la luz del sol los bañase y descubriese. Guardaron silencio mientras sostenían la pesada mirada al rey. Hubo algunos cuchicheos casi imperceptibles. Unas miradas de cómplices, de indiferencia y hasta de desprecio. 


Esto no los inmutó ni un poco. Tenían que fingir la pérdida de un ser querido y de un destino incierto. Sabía que habían venido en calidad de prisioneros, que las noticias se habían esparcido y que la responsabilidad de la muerte del elfo viejo también recaía en ellos. Lo sabían y aún así, no parecía importarles. Todo estaba planeado.


-Ante ustedes está la corte de Asgard quienes velan por esta gente. Por su pasado y futuro. Ahora, también serán parte de ello.-Resonó la voz del portavoz.


De pronto se escuchó el golpe del cetro sobre el mármol. Odín se levantó y se dirigió al par de hombres. En silencio compartió miradas con ambos. Ninguno de ellos parecía asustado o nervioso. Era difícil creer que ambos habían sido ultrajados de sus tierras y a pesar de eso lucir tan calmados. 


Odín no llego a anciano por pacífico... Así que solo rió para sus adentros. Habló.


-Loki y Aren de Alfheim. Habrán de ser recibidos por mi gremio y mi gente. Sean bienvenidos a mi tierra. 


Y una oleada de aplausos estrepitosos chocaron contra los muros del gran palacio. Eran recibidos como si de grandes héroes se tratasen. Pero sabía que en muchos, la hipocresía y la indiferencia estaban allí.


Finalmente la presentación acabó. Y lo que ahora quedaban eran recuerdos atascados en su cabeza. 


-¿Qué somos?


-Seremos lo que ellos quieran que seamos.-Respondió Loki mientras contemplaba el día por la gran ventanal que había ante él. 


Habían llegado sin problemas, fueron dispuestos en dos habitaciones conectadas por una puerta. Ambas estaban repletas en lujos, extenso espacio para cualquiera, sin embargo lo que más llamó la atención del hermano mayor fue la ventana. Así que en cuanto hubo acabado de acomodar sus pertenencias, se quedó pegado al paisaje que se abría sobre el pueblo de Asgard. 


Un leve ruido llamó su atención, cuando giró sobre sus talones vio a Aren que se descubría el torso y arrojaba por allí la nueva ropa que habían comenzado a usar.


-¿Qué haces?


-Hace mucho calor.-Respondió con sensatez.


Se acercó y bruscamente lo tomó del brazo.


-Aquí NO PODEMOS llamar la atención de esa manera.-Entre dientes le regañó. No quiso decir nada más solo clavó sus nuevos ojos verdes en los de su hermano menor.


Aren recordó la última noche que pasaron en Alfheim,  Loki (antes Lygar) había hablado muy seriamente con él:


-Escúchame bien, el portero no solo observa todo lo que sucede en las ramas del Yggdrassil, sino también escucha. Por ahora estamos protegidos por mi magia pero no será así por siempre. Así que una vez que salgamos de aquí, tendremos otra vida y será mejor que te olvides de esta, no podemos ni debemos hablar de nada que sea en relación a nuestra naturaleza.


Loki le había advertido de los extraordinarios poderes del hombre de piel oscura. Así que Aren con un resoplo se puso de nuevo las ropas encima. 


-Un bajo perfil Aren. No somos celebridades.


-Solo unos prisioneros en jaulas de oro.-Replicó.


-Bienvenido a mi realidad, hermanito.


Aren se cruzó de brazos molesto. No soportaba el encierro así que lo evidenció.


-Bien, iré a dar un paseo.


-No estamos de vacaciones.


-Y tampoco somos los nietos encerrados de Egil.-Resongó y salió presuroso. Loki le siguió enseguida refunfuñando. Pronto se detuvo en seco. Solo pudo ver la ancha espalda de Aren así que se inclinó un poco a su costado.


-¿Hola?-Saludó Aren.


Un muchacho de cabellos negros le miró seriamente. Se inclinó enseguida.


-Mi señores, mi nombre es Fikir, estaré pendiente de ustedes en cualquier necesidad dentro del castillo.


"El paje" murmuró Aren un poco aliviado. 


-Bien, amm buscábamos salir a tomar un paseo. Y bueno, nosotros.


Loki rodó los ojos ante los balbuceos de su hermano y se adelantó.


-Queremos salir, ¿hasta dónde tenemos permitido llegar?


El paje le miró inexpresivamente.


-Nuestro soberano ha dado la orden de darles permiso de salir a los lugares dispuestos de recreación dentro del castillo, sin embargo, nunca habrán de salir de sus terrenos sin permiso de mi rey.-Habló como si de un oratorio se tratase. Claro, hace unos momentos habían sido 'bienvenidos' calurosos aplausos. Pero nada era más cierto que una vil cortina.


-Bien, entonces saldremos un momento.-Respondió nuevamente Loki y caminó, Aren tardó un poco pero le siguió el paso. Se le dificultaba entablar conversaciones normales con los ases, a pesar de que ahora tenían la misma apariencia, los veía como extraños bichos.


Por varios minutos se introdujeron en las inmediaciones del gran castillo. Fueron avistados por varios guardias quienes les miraron de arriba a abajo. Ignorando esto siguieron a paso sereno. Esto hasta que el estruendoso choque del metal llamó la atención de uno  de ellos. Aren fijo los ojos en un punto en específico. Por la comisura de los ojos solo vio a su hermano mayor seguir caminando. Así que apelando a sus diestras habilidades de escurrirse, salió a puntillas.


El eco se volvió un poco más vacío, perdió conocimiento del tiempo mientras sus pies le llevaban automáticamente a quien sabe donde. Los pasillos algunos desolados, otros envueltos en el barullo de los sirvientes que se movían de un lado para otro. Se preguntó en que parte del castillo se encontrarían los reyes. ¿Lo estarían vigilando en esos momentos? Se detuvo en seco cuando pudo sentir una ráfaga de aire. 


Con calma se dirigió a su nuevo destino, y ante él se abrió un gran jardín colmado de colores tan diversos. Algunos trinos de aves alcanzó a percibir, el aroma frutal que inundaba su nariz y el verde que combinaba con sus ojos lo llenaba todo. Ahondó en una inhalación. El aire era tan puro que se creyó fuera de la realidad.


Se internó un poco. Había de todos tamaños, formas y colores, algunas crecían en naturaleza silvestre, otras se les veía la mano de un buen jardinero. Algunas se mostraban coquetas por encima de su cabeza, caían en cascada las campanillas rosadas como labios femeniles. 


En su recorrido se topó con varios arcos de hierro forjado que en su construcción habían sido abrazadas por enredaderas de colores varios. Cruzó por ellas como si de un túnel místico se tratase. Cuando acabó el recorrido por los arcos llegó hasta una preciosa fuente de agua cristalina, en sus figuras de mármol podías ver la representación de una fémina que bailaba bajo las gotas. 


-Un pequeño paraíso interno ¿eh?


El padre de todo podía ser bastante ostentoso, o tal vez se trataría de la intervención de su esposa. 


Paraíso.


Como un choque mortal a su mente llegaron las imágenes de esa pesadilla que le acosaba cada noche. Un sublime paisaje verdoso, un niño jötun corriendo y un bravío mar que lo devoraba en segundos.


Por un momento sintió que perdía el piso y casi cae. Logró detenerse y llevarse una mano a sus sienes. Un agudo dolor le golpeó como mil alfileres. 


Nunca le había atacado de esa manera antes, así que trato de componerse lo más ante posible, no quería que nadie lo viese en ese estado. Intentando recobrar la compostura se sentó en la orilla de la fuente. Respiró hondamente mientras cerraba los ojos.


Ese sueño otra vez. 


-Debo dejar de pensar en ello. No son más que pesadillas.-Se dijo. 


-No lo son.


Escuchó tras de si y como herido por el rayo se puso en pie, todo cuerpo tembló ante el golpe de adrenalina y miró de frente a aquella persona que le había hablado. 


Pero no era una persona. Su pecho agitado subía y bajaba, no podía creer que delante suyo se topase con un cuervo de negro plumaje. Esperó pensando que la criatura volvería a hablar, pero no lo hizo. En vez de eso, solo se comenzó a rebuscar debajo del ala con su pico. 


Frunció el ceño. Sería tonto intentar conversar con un animal, pero no le quedaba más que averiguarlo.


-¿Tu has hablado?


El ave volvió a mirarlo de frente. Como si lo hubiese entendido batió sus alas un par de veces. Nuevamente para disgusto o sorpresa de Loki, escuchó de nuevo:


-Los sueños recurrentes son mensajes. 


Pero era imposible que el ave hablase, no tenía labios. Con la mirada buscó a alguien, quien sea que estuviese gastando esa absurda broma. 


-El irascible mar no toma partido, pero al igual que la naturaleza, se mueve para el mayor bien comunal. 


No, no era nadie más que el cuervo el que le estaba hablando. En Jötunheim nunca se había topado con un animal parlante. Ya era mucho decir que extisiese un animal en ese lugar gélido.


-No entiendo.-Respondió Loki siguiéndole la corriente pero inseguro.


-Deja que el mar te inunde, las corrientes marinas muchas veces traen buenos augurios.-Batió sus alas ruidosamente y graznó aun más. Loki no podía entender que había pasado, como aquella bestia voladora, le había hablado con tanta cordura y su figura revestida de instinto se portaba de otra manera.


El joven pudo contenerse en su sorpresa. Con desconfianza escrudiño al animal. Se giró, tal vez sería mejor irse a otro sitio, ese jardín ahora ya no le daba confianza. Dándole la espalda se dispuso a caminar, pero antes de ello, le asaltaron varias interrogantes.


-¿El mar?


No tenía ni pies ni cabeza nada de lo había dicho, sería mejor regresar dentro. Aunque ahora de sus revueltos pensamientos no podía salir el color índigo que lo engullía en sus sueños. La sensación de miedo como cada noche. El gélido toque de la atmósfera acuosa a su alrededor. 


Alzó la vista al cielo, el mismo color le recibió con grandes nubes blancas. 


-Creo que está muy presente en mí.-Susurró sin quitar la vista del amplio cielo. 


-¡Munin!


Devolvió la vista al frente, por estar distraído no pudo advertir la nueva presencia que se acercaba. Pensó en huir pero estaba demasiado cerca y sería sospechoso. 


-¡Munin!


Y la voz ahora resonaba casi delante de él. Por uno de los estrechos caminos del espeso jardín se asomó una cabellera dorada. 


Dos jades se sumergieron en dos pozos azules. 


El encuentro en silencio los sorprendió a ambos. Loki permaneció inmóvil mientras el príncipe ante él se erguía nuevamente. Parecía estar ocupado, llevaba los brazos descubiertos y una reluciente armadura cubriendo su torso y hombros.  El cabello recogido en una coleta y los ojos reluciendo asombro.


En esos espejos, vislumbró la nueva imagen ante él, un joven de piel de porcelana, cabello negro perfectamente acomodado hacia atrás y ropas del mismo color que sus ojos que le miraban expectantes. 


No se dieron cuenta de que permanecieron mucho tiempo mirándose hasta que un graznido los saco de sí.


Thor tenía sobre el hombro otro cuervo, quien aleteó cuando se encontró con su compañero. Ambas bestias voladoras se echaron un par de graznidos como saludo. Thor estiró su brazo y ambas se posaron sobre su brazalete de cuero. Una vez que se estuvieron quietas el as regresó la vista. No se dijeron nada, en realidad se les veía bastante incómodos. Finalmente el Dios del trueno aclaró su garganta con un quejido e inclinó levemente la cabeza.


-Lamento si te importune, pero, ¿qué haces merodeando tu solo el castillo?


"Merodeando" resonó en la cabeza del jötun disfrazado. Ni que fuera un ladrón, pensó.


-El rey me ha concedido el permiso a mi hermano y a mi de recrearnos en paz en tu palacio.-Soltó las palabras fingiendo no dar cuenta del vocabulario empleado por el asgardiano.


Thor solo soltó un insulso "Oh". Decidió irse pronto, pero antes de eso, escuchó:


-¿Quienes son ellas?


Regresando la vista notó que se refería a los cuervos. Thor miró a sus compañeros.


-Ella es Hugin, "la memoria" y esta de aquí es Munin "el pensamiento". Ambas son aliadas de mi padre. Recorren los nueve reinos trayendo las noticias. 


El pensamiento.


Loki se removió un poco ante una idea que cruzó su mente. ¿El ave pudo leer sus pensamientos?


-Entonces ambas pueden hablar.-Dijo.


-Si, pero solo con mi padre a quien veneran.-Esto lleno de confusión el rostro de Loki y lo notó Thor. El ojiverde trató de cambiar su semblante intentando recordar si se le había escapado un detalle importante antes. 


Se sumergieron unos instantes en total silencio. Thor parecía esperando otra respuesta pero no la obtuvo. En vez de eso, en un segundo sintió las manos delicadas del extraño elfo sobre él que lo empujaba hacia el suelo. Las aves volaron enseguida con un salvaje sonido.


Thor en ese momento tomó de su cintura el acero y estuvo a centímetros de blandirlo sobre el cuello de aquél que se había abalanzado sobre él.


-¿¡Qué haces!?-Replicó enseguida molesto. Se encontraba más cerca que nunca del rostro del nuevo inquilino, sus ojos centelleaban sorpresa y apenas unos cabellos negros se habían alborotado. Una punzada en el estómago le advirtió que esperara en su próxima movida. 


 Loki con la respiración apenas agitada le indicó con un dedo encima de sus cabezas. Con desconfianza el príncipe levantó la mirada.


Había una hoja de hacha que se había estrellado contra un árbol que estaba cerca de Thor.


-¿Qué?


-Solo intenté salvarte.-Respondió Loki pero le faltaba un poco al aire debido a la presión del as sobre su cuello. El tronador enseguida apartó la hoja de la espada.


-¿Estás bien?-Le ayudó a levantarse. Loki gracilmente se acomodó las ropas. 


-No se está bien después de ser amenazado con la hoja de un acero.


Ignorándolo regresó su vista al arma que casi le decapita. Volvió su cabeza en la dirección opuesta.


-Viene de la explanada de infantería.-Y a paso veloz cruzó el jardín hasta donde terminaba este. Como se encontraban en un piso elevado, Thor solo bajó su mirada para ver a varios soldados que se enfrentaban a un solo hombre que parecía fácilmente derribarlos.


Loki pensó que era el mejor momento para irse hasta que escuchó.


-¿Quién es ese?


Y por su mente, un único nombre surgió. Rechinó los dientes y pidió por las noras que no se tratara de esa persona. Alcanzó a Thor del otro lado.


La imagen era la siguiente: unos veinte soldados rodeaban a uno solo de ropas amarillas, cabello recogido de color azabache y unos distintivos ojos verdes. Parecía sonreír de manera engreída mientras alzaba los brazos como si de un héroe se tratase.


-¡Vamos, deja de alardear, ya no tienes en tu poder aquella hacha!-Le recriminaron unos. 


Así que de ahí había provenido el extraño incidente. Loki miró con las cejas fruncidas. 


-No las necesito para derrotarlos.-Dijo Aren con grandeza.


Loki se llevó sutilmente un par dedos hacia su sien como intentando no verlo. 


-Ay por Odín, Aren.-Masculló. El príncipe le miró de soslayo con un poco de molestia. Sus hombres se habían dejado llevar probablemente por el juego de uno solo, mientras descuidaban el entrenamiento. 


-Para haber perdido a un ser querido, no parecen muy afligidos.-Dijo el ojiazul. En ese momento Loki se vio envuelto en nervios que no aparentó. Lo que fuera a suceder enseguida podría ser su salvación o su perdición.


Antes de poder responder algo, se escuchó el golpe metálico de las armaduras que corrieron para entrarse al jötun disfrazado, Aren fácilmente los alzó en el aire y los arrojó lejos. Podía no tener ya la apariencia pero tenía la fuerza de un gigante. Los armados resonaron en el suelo.


-¿De dónde saca tremenda fuerza?-Se dijo Thor en verdad asombrado, no pudo despegar la mirada y Loki seguía maldiciéndose por dentro. Unos cuantos más se abalanzaron sobre el retador y le hicieron varias tretas para derribarlo, pero no lo consiguieron, en vez de eso, Aren los arremetió con tremendo golpe que los dejó fuera. Con la respiración y los cabellos agitados, se rió sonoramente.


Esta vez el príncipe As estuvo interesado en él.


Loki en eso palideció aún más de lo que su piel podía permitir. En un momento su hermano menor arrojó sus brazos en dirección al suelo. ¿Cómo era posible que fuera tan estúpido? Después de la adrenalina que recorrió su cuerpo, se tranquilizó y sonrió maliciosamente.


Él conocía esa posición, era la misma que tomaba cada jötun para invocar sus armas de hielo, unas poderosas armas filosas que brotaban de sus brazos, pero su hermano mayor no iba a ser tan tonto como para dejarlo vagar por ahí con semejantes poderes. El rostro perplejo de Aren se vislumbró enseguida y borró de su faz la sonrisa creída, casi como si le hubiesen llamado, por un momento Aren giró y se topó con la mirada de su hermano mayor.


Loki le sonrió con un mensaje en sus labios: "Estúpido eres si creíste que iba a dejar que tuvieras tus poderes".


Antes de poder decir algo más escucharon el grito: "¡A ÉL!" y toda la horda de ases se amontó encima del único muchacho. Unos pocos salieron volando, otros fueron golpeados y salieron de combate, pero el número fue demasiado, primero Loki vio el rostro de su hermano energético y audaz hasta que de repente fue tragado por el gentío de soldados. Un grito ahogado y ahora estaba derrotado.


-He de admitirlo, tu hermano es impresionante en el combate cuerpo a cuerpo.- Dijo el príncipe con la risotada suelta.  


Se escucharon un par de gruñidos. Esta vez la preocupación se asomó en el rostro del jötun. 


-¡Mi hermano, Aren! ¡Ya basta, déjenlo!- Se volcó por encima del balcón llamando inútilmente a los soldados. No quería que lo hiriesen. 


Thor notó su sincera preocupación y sonrió por lo bajo. En un movimiento rápido, tomó a Loki de la cintura y de un salto poderoso llegaron a la explanada sin tener que bajar las escaleras. Perplejo el jötun se separó de él como si de una terrible grosería hubiese cometido, pero acto seguido corrió a encontrarse con Aren.


-¡Basta ya, soldados!-Clamó una vez Thor y obedecieron. Solo unos cuantos estaban aún sujetando fuertemente al chico, le retenían las piernas y los brazos mientras ya se asomaban algunos rastros de sangre en su rostro. Loki llegó hasta él.


-¡Aren, deja de pelear! 


Y el pueril rostro de su hermano mayor fue tan sorpresivo que evidentemente dejó de forcejear. Pronto lo soltaron. Le miró algunos pequeños rasguños en el rostro. Le miró de arriba a abajo. 


-¿Estás herido a parte del rostro?-Preguntó.


-No.


Y con esa respuesta recibió un golpe en la cabeza. Cerró los ojos de golpe y de su boca salió un ahogado ¡AH! Todos los presentes por un momento se quedaron pasmados por el trato y alguno que otro soltó un bufido de risa contagiosa.


-¿¡Por qué hiciste eso!?


-Por estúpido, ponte de pie, debo ver tus heridas.


Thor se acercó.


-Pueden ir a las cámaras de recuperación, déjenme acompañarlos.


-NO.-Fue la respuesta tajante de Loki. Pero en cuanto vio el desconcierto en la mirada del príncipe reparó.


-Quiero decir, muchas gracias príncipe, pero no es nada grave, mi hermano estará bien si le doy unos cuidados simples. Gracias por su ofrecimiento.


Y antes de poder decir algo más, se pusieron de pie y caminaron lejos de la mirada de la milicia. Sin embargo Thor no pudo quitarle los ojos de encima al par que se alejaba. Tuvo que hacerlo porque doblaron en una esquina, así que volviendo en su rudo semblante se giró a ver a los militares.


-¿Es en serio que batallaron tanto con un solo contrincante?


Guardaron silencio ante el reproche, pero enseguida salieron a su defensa Volstagg y Fandral desde las cornisas, habían visto igualmente el espectáculo. 


-No era un contrincante cualquiera Thor.-Habló el de cabellera rojiza.


-Es verdad que le dimos una buena paliza, pero me admirable combate.-Añadió.


-Le hace falta practicar el uso de las armas eso si.-Dijo Fandral. 


Thor resopló como si de un juego se tratase.


-Me van a decir ahora que uno de los chicos enclaustrados es buen combatiente.


-Así es.-Afirmaron los dos.


-Deberías sugerirle a tu padre que deje que el chico entrene con la milicia. Pudimos percatarnos de algunas técnicas a las cuales podríamos sacarles provecho.-Añadió Volstagg.


El rubio guardó silencio, en su fuero interno se negó pero... No iba a tener alternativa alguna. Hacía poco su padre había hablado con él, habían discutido la presencia de los hermanos en Asgard. Debido a la calidad del asunto, Thor prefirió guardarlo para si, pero sabía que no habría mucho sentido en intentar impedir lo inevitable. No era una casualidad que los hermanos hubiesen llegado al reino.


-Lo pensaré...


Y dicho esto giró sobre sus talones y tomó el mismo camino que anteriormente los hermanos habían tomado. 


Mientras tanto, los fugitivos se habían escondido en otro jardín alejado de la explanada. 


-¿Por qué tenemos que correr? Espera.-Dijo Aren.


-No quiero que nadie del palacio te vea en ese estado.-Bajó la voz lo suficiente y finalmente se sentaron en una banca de mármol.


Las blanquecinas manos de él lo tomaron y le limpiaron un poco el sudor y la sangre. Aren le miró y no supo describir su semblante. Permaneció quieto mientras él pronunciaba algunas palabras. 


-Venid arcaica hidromiel, venid cabríos mortales, venid aguas temblorosas, regresad lo que el tiempo se ha llevado.-Susurró.


Y de sus dedos brotó una luminiscencia de color verde. La pasó por su rostro, y con un leve quejido, ahora solo cicatrices casi invisibles quedaban por todo lugar donde su mano se posó. Aren permaneció quieto y pronto acabó el trance. Sus heridas desaparecieron.


Callados se miraron a los ojos, finalmente el hermano más robusto habló:


-Nunca te había visto preocupado por mí.


Una mirada lúgubre se asomó. Y con la sonrisa ladina le respondió.


-No te equivoques.


Y aprisionó su mano con la de él. Los ojos de Aren se abrieron asombrados. Una voz, la voz de Loki resonó en su cabeza.


No te confundas. He hecho esa escena de amor fraternal por el simple hecho de que si te llevan a las cámaras de recuperación, se darán cuenta de tu naturaleza. Cuentan con tecnología mejor que la de nosotros. No pienses de mí cosas que no son, hermano.


Aren soltó rápidamente su mano. Le repudió con la mirada, sabía que no podía comentar eso a los cuatro vientos. Aún con la sonrisa engreída Loki le miró.


Se levantó enseguida. 


-Bien.-Masculló.


-Aunque si bien yo cometí desacato por hacer tremenda escena, me sorprendió verte bajar del brazo del príncipe. ¿Intentando hacerte de influencias?


Esta vez su hermano frunció el ceño ante la acusación cargada de falacias.


-No te hagas el chistoso. Me lo topé por casualidad y no iba a huir en su presencia. 


-Si claro, hay cosas de las que no se pude huir ¿cierto?


Esta frase hizo alusión a un hecho en el pasado. Un encuentro de dos niños en las minas de Muspelheim, Aren se burló de esto y sin decirlo explícitamente se lo sugirió a su hermano de manera burlona.


-Calla o también te quitaré la voz.-Argumentó esta vez haciéndole ver el hecho de que también Loki se había ocupado de sellar sus poderes de gigante.


Se miraron expectantes a la siguiente grosería, pero esta nunca llegó, en vez de eso escucharon una tercera voz.


-Y pensar que hace unos momentos eran los más tiernos hermanos.-Dijo Thor apareciendo casi entre ellos dos.


Se separaron y a pesar de que Loki había anticipado la presencia del as, no se inmutó. En eso Aren se plantó enfrente del tronador.


-Disculpe la escena anterior príncipe.-Se disculpó con una reverencia. Incluso Loki se sorprendió pero agradeció que su hermano cooperara. Thor miró de reojo a Loki pero pronto sonrió.


-No te preocupes, les diste una buena paliza a ellos, que les sirva de escarmiento para que no bajen la guardia.-Le dio un golpe leve en el brazo. Aren se despidió prontamente. Estando solos, un extraño cosquilleo volvió a recorrer la nuca del príncipe. Era la mirada del joven de cabellos negros que se clavaba en él.


Trató de disipar aquella emoción.


-¿Él estará bien?-Preguntó refiriéndose al que hacía unos momentos se había despedido.


-Si, le he reprendido. Se le pasará pronto.-Habló templadamente. Se paseo con elegancia por el jardín, por el rabillo del ojo miro al hombre  a su lado. 


En verdad había cambiado mucho, su rostro se había endurecido y revestido de virilidad, su cuerpo se había formado como un digno guerrero asgardiano. Se movía con porte aunque un poco tosco. Por un momento se recordó nuevamente, mientras ambos habían permanecidos atrapados en las minas del reino de Surtur. Imposibilitado de comentarlo, soltó una risilla. 


-¿Qué pasa?


Recompuso su postura pronto. 


-No es nada, será mejor que regrese a mi alcoba.


Pero le fue detenido el paso.


-¿Permanecerás ahí el resto de tu vida?-Preguntó Thor. Loki le miró suspicaz.


-No sé, dímelo tu...


Thor captó a que se refería. Nadie se había acercado a aclararles su situación en el reino de Asgard, era mejor que pronto lo supieran. Él no se sentía el mejor heraldo, sin embargo, supuso que era mejor adelantarle los pormenores. Con una sonrisa habló:


-Ven, te mostraré los sitios del castillo. -Le hizo un ademán con la cabeza. Caminó un poco pero Loki se quedó inmóvil. Thor aguardó.


-Es mejor que seguir regañando a tu hermano.


En eso tenía razón. Con la ceja arqueada le siguió el paso. Ambos se internaron en el palacio. El resonar de sus pasos poco a poco cobró eco y hombro a hombro pasaron los pulcros arcos que adornaban la arquitectura. 


Con un poco de esfuerzo Thor pudo articular palabra, no se le ocurría ningún tema en especial, así que se limitó a darle explicaciones sobre algunas de las salas que visitaron. Comedores imperiales, grandes galerías de salones. Intrincados muros con curvos puentes que conectaba como venas toda la vida del palacio. 


Loki guardó silencio todo el recorrido, no quería preguntar, ni lo deseaba. Pero, con un solo vistazo su cerebro guardaba toda información. Algo propio de él.


-Desde aquí volvemos a los jardines.- De nuevo al comienzo, solo divididos por un largo pasillo que acababa con el tentador color verde de la flora que se abría paso. Loki suspiró largamente, se había obligado a mantener una mirada interesante sobre lo que el príncipe decía. Ahora, habiendo satisfecho sus curiosidades sobre mantener la etiqueta, sabía que ya no había más que decir entre él y el rubio. Era el momento para deshacerse de su presencia por un tiempo.


Justo cuando abrió los labios para decir algo, un par de  manchas negra revoloteando se abalanzó sobre él. Soltó un alarido mientras se ponía en cuclillas.


-¡Munin, Hugin!-Gritó Thor una vez que las aves aletearon  un poco y se posaron en cada hombro del príncipe.


Loki desdeñó por lo bajo. Se alzó intentando volver a mantener la compostura. Apenas notó cuando Thor estaba riéndose por lo bajo.


-Lamento eso, se han puesto un poco extrañas últimamente, desconozco porqué.


Sonriente, Loki prefirió guardarse para sí mismo el desencanto de la situación. 


-No te preocupes. Sin embargo, me parece curioso que ellas, siendo totalmente devotas a su padre, busquen pasar contigo la mayor parte del tiempo. 


La sonrisa se esfumó del rostro del muchacho, carraspeó un poco.


-Mi padre desde hace unos años, decidió que era hora de que forjara una relación con ellas, de camaradería, así cuando el día llegue...


Loki se guardó las siguientes palabras, comprendió que se refería al día en el que él fuese el nuevo rey de Asgard, el día en el que Odín muriese tal vez. Por la sombra que cubrió su rostro, sabía que era un tema para nada agradable. Y no es que Loki fuese precisamente una persona con la sensibilidad al hablar, pero algo dentro de él le dijo que era mejor portarse con decencia y empatía.


-Los reyes desbordan sabiduría, pero hasta un reloj perfectamente calibrado puede equivocarse en dar la hora. La hora sonara cuando las nordas lo digan. No temas por algo que aún no existe.


Habló sin verle al rostro, por un extraño motivo no pudo guardar la mirada, en vez de eso se sonrojó ligeramente, no podía creer que semejantes dulcerías habían salido de su boca.


Thor sonrió.


-Muchas gracias. 


Fue todo lo que dijo, y pudo advertir de un sincero y cálido agradecimiento. Sin poder ponerle la vista encima, escuchó el graznido de una de las aves.


-Déjenme un momento a solas. En un momento será la hora de darles de cenar.


Las aves casi asintieron como entendiendo y emprendieron nuevamente el vuelo. Loki regresó a maldecirse debía ser su momento para separarse de él. Pensó por un momento fingir un malestar pero.


-¿Te gustaría conocer la biblioteca?


Por un momento sus ojos brillaron, tal vez fue por el cambio de luz, poco a poco el sol iba ocultándose, poco a poco el día moría y no se había dado cuenta de todo el tiempo que había pasado a un lado del príncipe, pero, esa palabra. Esa mágica palabra, le cambió el semblante.


-¿Puedo? - Preguntó inocentemente y Thor casi pudo advertir del destello infantil que acudió las orbes verdes. Pasmado por un segundo recobró la compostura. Carraspeó de nuevo.


-Claro, ven. Te la enseñaré.


Y se apresuró a darle la espalda. Pronto los pasos volvieron a retumbar. En un silencio no incómodo atravesaron la explanada nuevamente, el mármol había tomado un crispado azul y el cielo poco a poco se iba cuajando en estrellas. La mirada verde se percató de esto y no pudo más que seguir el camino del sol cayendo y la bóveda celeste que se cernía. Cuando finalmente pudo ver el gran espectáculo silencioso se quedó sin palabras.


En Jötunheim no salían las estrellas, no había oportunidad. Las grandes volutas de aire gélido siempre procuraron la negra noche en la tierra helada. Era imposible y ahora que finalmente lo tenía ante él, no pudo fingir su estupor. 


Cuando Thor se dio cuenta, ya había avanzado varios pasos lejos. Se giró y cuando estuvo a punto de decir algo, notó la mirada realmente cautivada por algo tan común como la noche.


Claro... El seguramente no pudo tener la oportunidad de ver las estrellas estando escondido.


Pensó. Y sonrió guardando silencio. Empero, su vista se guardó en contemplar los detalles del rostro ajeno, del hombre de verdes vestiduras. Realmente parecía un elfo, delgado pero de ancha espalda. De rostro pulcro pero músculos fuertemente marcos en sus brazos. Los cabellos negros ondearon un poco con el viento nocturno y pudo ver el cuello blanquecino, las venas que corrían por este.


Negó con la cabeza sacudiéndose el escrutinio. Loki finalmente regresó en sí.


-Mil disculpas, nos retrasamos.- Con la mirada en el suelo se percató de los ojos puestos sobre él, miró de cerca al príncipe justo cuando pasaba a su lado.


-¿Qué pasa?


Y él no respondió enseguida. En vez de eso parece que buscó las palabras correctas, con un pequeño nervio en sus cejas dijo:


-Veo que eres alguien muy contemplativo.


Loki arqueó la ceja.


-El primer sitio que visitaste del palacio fueron los jardines, después parecías complacido mientras te mostraba el sitio, ahora gustas de bañarte en la luz de luna al momento que tus ojos quedan raptados por las estrellas. Dime si me equivoco pero, no tenías mucho contacto con el exterior, ¿cierto?


Una característica de Thor, ser demasiado directo. Loki formuló de manera precisa sus palabras, sin embargo relajó la postura.


-No, donde vivía antes, no me era permitido poder disfrutar de todas estas delicias.


Sin evidenciarse, hablaba sinceramente de su verdadera cuna. Esas gélidas paredes que lo llevaban a no morir, pero tampoco a vivir. Todo aquél recluso recuerdo. Sin saber bien el motivo, sintió que las ataduras que llevaba desde que había montado esa farsa se habían relajado un poco. 


Sonrió hacía Thor y este le correspondió el gesto. 


Después de otro momento en silencio. Llegaron a las pesadas puertas de cedro revestidas en oro. Con un sonoro y grave quejido la puerta cedió 


-Gran parte del conocimiento de mi pueblo está resguardado en estas murallas.-Dijo girándose y pudo volver a ver el particular brillo en los ojos de su acompañante.


Regocijándose interiormente, se extasió de ver que su vista no alcanzaba a cubrir todo el lugar. En verdad era una digna colección de conocimientos escritos. 


-Es una lástima que no hayamos podido venir cuando había más luz.


Pero ya no era escuchado, Loki se había escurrido hasta llegar a una enorme mesa dispuesta con cientos de libros sobre el. Thor palideció, recordó que hacía un tiempo había tenido un extraño sueño con una mujer de curiosa apariencia. Aceleró el paso hasta llegar a asomarse por encima del hombro de Loki. 


El libro ya no estaba...


Aquél libro que había abierto un extraño portal bajo el suelo. Al menos ya no aparecía a simple vista. Thor removió algunos títulos buscándolo pero fue en vano. 


-¿Buscas algo en especial?


La voz de Loki lo sacó de sus cavilaciones. 


-No, no, solo estaba... acomodando.-Dijo nerviosamente excusándose. Guardó silencio mientras ahora solo el sonido de la hojas ocupó el lugar. Recordó a momentos la conversación que había mantenido en aquella ilusión.


Eivor, era el nombre de la hamingja que le había mostrado el pasado de varios reinos, le había dado a la tarea de buscar la paz con las fuerzas de la naturaleza. Aún no entendía bien a que se refería. Se giró, buscando recargarse en la mesa, se cruzó de brazos. Sus ojos rondaron la gran sala de la biblioteca, recorrió las viejas estanterías, las grande bóvedas de ojiva que la construían. Por su cabeza giraron pensamientos de toda índole, importantes o no. Habló sin mucha atención a lo que dijo.


-Sabes, me hubiera gustado tener un hermano.


-Créeme, es más difícil de lo que parece. -Respondió entre risas.


-Los otros niños de la corte, eran obligados y entrenados para decir las cosas que mejor me parecieran, a jugar lo que yo siempre elegía, a dejarme ganar siempre que pudieran. Nunca tuve una relación seria con ellos y en cuanto crecieron y pudieron elegir sobre seguir conviviendo conmigo, simplemente no lo hicieron. No había sentido seguir manteniendo una falsa relación de amistad. 


Loki no supo distinguir ese relato de su vida propia. Se preguntó porque el príncipe le estaba contando esas cosas, pero por un momento sintió que podía expresarle una o dos palabras de aliento, tal vez eso lo dejaría más tranquilo o tal vez lo dejase quedar ver como un aburrido. 


-Yo no tuve permitido tener amigos.-Resonó su voz apagada.


Thor le miró de reojo, claro. Debió crecer encerrado y alejado de las miradas. 


-Entonces solo tienes a Aren.


Asintió una vez, con un poco de elegancia disimulando la mentira. Quiso volver a clavar sus ojos en el libro pero una nueva inquietud lo detuvo. Pronto sintió el escrutinio de el tronador sobre él. Le miraba con curiosidad, atento a sus movimientos. 


Sonrió de medio lado, le recordaba las actitudes infantiles de Aren, desde que eran pequeños, él siempre lograba colarse a la habitación de Lygar (Loki) y lo observaba leer, comer, vestirse. Siempre tuvo una desbordante curiosidad sobre quien era su hermano mayor. Sin embargo, esto pareció decaer, sobretodo cuando las fisonomías se hicieron más contrastantes. Býlestir (Aren) creció en volumen y superó con creces a su hermano mayor. Tal vez esto fue motivo de vergüenza y poco a poco fueron más escasas sus vistas a los aposentos del desterrado Lygar.


Con un sabor agridulce le devolvió la vista, no dijo nada, pero mantuvo firme sus ojos sobre los azules de su acompañante. Sigiloso, casi como un gato Thor se separó de aquella mesa y se acercó. Esta vez Loki retrocedió un poco, sintiéndose acuchillado por su mirada. 


-Entonces, seamos amigos.


Y Thor extendió su mano. Loki apenas reaccionó y contempló la palma extendida ante él. ¿Qué? 


Se preguntó mil y un veces qué quería decir con ello, no eran invitados ni peones de guerra. No tenían cabida en ese reino y sin embargo el príncipe heredero no perdía oportunidad en ahondar en relaciones públicas. 


Loki sonrió disimulado.


-No creo que mi estancia aquí, sea solo para hacernos amigos, príncipe. -Dijo resueltamente intentando no sonar amargo. Thor relajó los músculos y exhaló fuertemente. Era cierto, se había decidido a comunicar la situación de ambos forasteros. 


-Habrá muchos simulacros prontamente.


Loki le miró de reojo.


-Pero no siempre será así... Habrá guerra. 


Guardaron un pesado silencio.


-Con esto último que sucedió en la tierra de los elfos, ahora hay un creciente roce con los vanir, si esto se desborda, perderemos uno de dos aliados y deberemos elegir un bando al cual apoyar. 


Claro, ahora era más nítido que el agua. Loki y Aren solo eran peones, los elfos podrían reclamarlos como sucesores temporales de las tierras que abandonaron y los vanir como trofeo y humildad por las extrañas condiciones de la muerte del elfo anciano. En algún momento, serán nada más que un tesoro de orgullos y antes de que Asgard se vea enfrentándose a ambas naciones, una de ellas será la única aliada. Era eso o estar solos en el Yggdrassil.


Loki abrió los ojos con un leve asombro. Esperaba que ninguno ni otro de esos planes se cumpliesen y sabía por qué. El plan de llegar a Asgard como rehenes estaba planeado y lo que le seguía... también, solo faltaba esperar las órdenes de su padre Laufey y Asgard caería. 


Así que por ahora, Loki se dio cuenta de que debía retrasar esas nuevas diligencias el mayor tiempo posible. Tenía que permanecer en Asgard hasta que el arma mortífera llegase. Solo así, él obtendría su libertad.


-¿Estas bien?


Giró su cabeza violentamente. Thor hizo un respingo.


-Lo lamento, sé que no desearían estar aquí, pero es lo que por ahora tocará.


Fingió una mueca de insatisfacción. 


-No se preocupe su alteza, lo entiendo. Ahora, si me disculpa, es mejor que me retire ya he agotado mucho de su tiempo y no es correcto que vague por el castillo a estas horas.


Se giró dispuesto a huir, cuando fue detenido de golpe cuando un agarre vino de su hombro. Fue obligado a girarse y ante él, tenía nuevamente las orbes azules del príncipe. 


-Espera... Yo...


Pero no pudo continuar, su cabeza dio mil vueltas y tuvo ante él, una visión. Los ojos verdes que hacía un momento le miraban con calma se tornaban rojos y la piel a su alrededor ahora era de color azul. 


Un campo manchado de sangre y Asgard sucumbiendo a los mil inviernos infernales de Nifltheim. Un jötun descansaba sobre la tierra, más pequeño de lo normal, con las marcas en su cuerpo de un negro más tenue que el común. Largos cabellos negros caían por su espalda. 


Sintió por un momento que debía ser ese el responsable de tan horroroso acto, pero algo en su interior le dijo que no. 


Recuerde el poder de la naturaleza.


Era ella, la voz de la mujer de extraña apariencia. 


-¿Quién es él?-Preguntó Thor la identidad de aquél jötun que parecía desprotegido.


-Un ser que viene buscando lo mismo que tu, tal vez deberías buscarle.


-No, los jötuns son los enemigos. ¡Debe morir!


-El mar se lleva los recuerdos y no por ello es malvado, el árbol extiende sus ramas tapando el sol y no por ello es condenado, el viento lleva en su cuesta el fuego y no por ello es maligno. La naturaleza es más sabia. No quiera intentar destruirla...


-Pero, él asesinará todo lo que amo. 


-Lo hará si usted no muestra de igual manera amor y compasión por él . El amor es un regalo. 


Y nuevamente la imagen se cortó. Por su parte, mientras todo aquello ocurría en la mente de Thor, los ojos azules de este habían comenzado a brillar ante Loki y asustado había intentado escapar de su agarre sin éxito. Como si de un tétrico truco se tratase, de las cuencas del príncipe mano agua torrencial, potente, salvaje.


Agua de mar.


-No, ¡no de nuevo!-Se decía intentando salir de la biblioteca sin éxito. ¿Qué clase de brujeria era?


-¡Estoy soñando, estoy soñando!-Cerró los ojos con fuerza. Pero nada se iba, el ensordecedor sonido del agua que lo engullía poco a poco como cada noche. El agua subía, subía demasiado rápido. Pronto fue tragado por la salinidad del mar. 


Un mar inexistente, ilusorio, pero que le daba tanto terror como el real. 


Viéndose envuelto en él pensó que moriría, que sus pulmones colapsarían. Pero se percató de que no sucedía nada de ello. En vez de eso se encontraba sumergido con la capacidad completa de respirar bajo el líquido.


Se giró a su lado para ver que pasaba, no entendía la lógica de ese sueño que ahora parecía volverse realidad. 


Cuando estaba intentando girar sobre sí mismo para encontrar respuestas, fue fulminado por una nueva presencia. Un joven de dorados cabellos que nadaba hacía él en total armonía y calma. 


El príncipe de Asgard.


No parecía contener el aire, tan absorto en lo demás que no se percataba de la situación. Loki no comprendía su tranquilidad. Quiso gritar por un momento, pero Thor le tomó de la mano y permaneció con él. Mirándolo fijamente.


Loki podía ver el color de sus ojos moverse como las olas, como un mar en total paz. Uno distinto al que lo acosaba cada noche. Casi hipnotizado dejó de forcejear y se perdió en esas orbes.


Pero acabó.


Como si de una peste se tratase, los dos se separaron con los rostros pálidos. Thor se llevó una mano a la frente aún mareado. 


-Discúlpame, creo que algo que he comido no me ha caído bien.-Mintió.


Loki sabía que estaba mintiendo, no era normal lo que había sucedido. Desconoció que efectos había producido en el tronador y no quiso averiguar así que le siguió la corriente.


-No se preocupe su alteza. Será mejor que descanse, creo que vi a un paje cerca, llamaré porque vengan por us--


No alcanzó a terminar la frase cuando Thor tropezó y casi cae de costal sobre el suelo. Eso si Loki no hubiera intervenido. Pasó el brazo del príncipe sobre su cuello.


-Creo que será mejor que llamemos a alguien.-Susurró y salieron con cuidado de la biblioteca.


 


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