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'KKM! Cortejo {WolfYuu} por amourtenttia

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Notas del capitulo:

¡Hola de nuevo! Es tan pronto, pero quiero avancé algunos capítulos ya, así que quiero compartirles cuantos sean posibles para que vean por donde van mis ideas con esta historia. ¿Les ha gustado hasta ahora? Yo soy absurdamente feliz con ella. Mucho.


 


En este capítulo aparece un personaje que, aunque traerá algunos problemas, será una pieza clave para la unión entre la pareja real. No diré nada más.


 


Espero les guste.


 


PD. Hay 3 capítulos más listos, pero temo que luego de subirlos de golpe me demore mucho en actualizar después, aunque me siento bastante esperanzada con la historia mis malos hábitos son incorregibles. ¿Prefieren que suba uno por semana, o cada unos días, o los subo uno tras otro? Solo necesito a alguien que confirme alguno, por favor.


 


Ahora sí, a leer~

Yuuri se encontraba en el despacho junto con su consejero y el esposo de éste cuando tocaron la puerta con premura. Desde muy temprano esa mañana había ido voluntariamente a reunirse con el par para adelantar cuanto trabajo pudiera, con la clara intención de liberar el tiempo suficiente que necesitaba para retomar los preparativos de la fiesta de su hija que, amablemente, Wolfram le había entregado. El Maou no pudo discutirle demasiado cuando el rubio le explicó que varias cosas estaban ya programadas, y solo tendría que encargarse de hacer cumplir el resto, al igual que limar los detalles que faltaban. Gwendal, quien era el más próximo a la puerta, permitió el ingreso del guardia que se había atrevido a interrumpir el silencioso recinto. El consejero había corrido la voz temprano, anunciando los deseos de su majestad de no ser molestado. El que alguien fuera a hacer justo lo contrario causó curiosidad en los tres hombres.
 
Al abrirse la puerta, un distintivo uniforme azul obligó a Yuuri a dejar de lado el trabajo que revisaba. Reconoció el cabello cobrizo del guardia, y ante la mirada ligeramente avergonzada le incitó a hablar. Gwendal y Günter intercambiaron una mirada.
 
—Lo lamento, majestad —se disculpó rápidamente— Debido a que me ordenó informarle inmediatamente sobre su excelencia, decidí que debía venir aquí enseguida.
 
Aquello hizo que el Maou olvidara su trabajo totalmente. Se puso de pie de golpe.
 
—¿Qué pasó con Wolfram? —demandó saber, alejándose del escritorio, para acercarse al soldado— ¿Está bien?
 
Un par de días luego de la plática que tuvieron con los hermanos del rubio, Yuuri había interceptado a ese guardia personal en particular para preguntar por la ubicación de su prometido. El soldado había recibido órdenes entonces de mantenerle informado de cualquier cambio que considerara de necesario conocimiento para el rey. Justo como en ese momento.
 
—Lord Bielefeld ha llegado a Shin Makoku, y ha ido directamente a hablar con el príncipe —explicó el de ojos miel, sin saber cómo responder la última pregunta
 
No quería decir mentira alguna, o acusar al señor de Bielefeld cuando no tenía prueba alguna. Lo único que sabía con certeza es que no estaba contento cuando se encontró con el rubio... Y la manera en que llegó hasta él antes de que se fueran lo evidenció.
 
La contrariada expresión del joven fueron suficiente para el rey.
 
—¿Dónde están?—exigió saber, dirigiéndose a la puerta
 
—Lord Waltarana le llevó hasta la sala del trono. Mencionó que deseaba privacidad, el príncipe nos despidió luego de que entraron.
 
Yuuri solo asintió, antes de dedicarle apenas una sonrisa al pasar a su lado para salir.
 
—Hiciste bien al decirme.
 
El matrimonio le observó partir sin soltar palabra alguna, tras el moreno, el soldado les dedicó una inclinación antes de abandonar también la habitación. Gwendal soltó la pluma de sus manos y pasó una mano por su frente. Sospechaba para dónde iba el problema. Günter, a unos pasos suyos, se acercó hasta él, hasta colocarse a sus espaldas, y colocó sus manos en las sienes de su esposo, masajeó suavemente.
 
—¿Estás preocupado? —inquirió el pelilila con voz suave
 
El tema sería delicado. Pero ellos no podían intervenir en ese momento. Si Gwendal pensaba que era mejor dejarlos solos, Günter tampoco podía hacer nada por convencerlo.
 
—Todo este asunto de su compromiso era una bomba de tiempo desde el comienzo —respondió con cierto recelo
 
El mayor sonrió ligeramente.
 
—Creo que es justo la persona que tu hermano necesitaba, ¿no lo piensas así?
 
Gwendal no lo negó.
 
—Solo espero que sepa defenderse del orgulloso Waltarana.
 
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Waltarana von Bielefeld no era precisamente conocido por ser un hombre expresivo. Por mucho, era completamente distinto al explosivo carácter de su sobrino. Aunque físicamente, Yuuri veía el perfecto reflejo del futuro de su prometido. Una vez que estuvo cerca del comedor, escuchó claramente la firme voz del Lord de Bielefeld, y sintió algo de nerviosismo al notar en su tono, antes calmado, la furia que sentía.
 
—Haz humillado nuestro nombre, todo lo que nuestra familia ha construido. ¿En qué demonios estabas pensando, Wolfram? —escuchó que rugía, fúrico.
 
No pudo escuchar la respuesta de su prometido, pero seguramente fue algo que al mayor no terminó de gustarle, pues se notó la ofensa en su replica.
 
—¿¡AH!? ¿¡Estás escuchándote siquiera!? No admití tu compromiso para que vinieras con eso ahora...
 
Yuuri empujó con fuerza las puertas, quizá algo más de la necesaria, o quizá fuera que las había sentido más pesadas que de costumbre. La acalorada discusión continuó, y desde su posición podía ver claramente la mirada fría de su rubio ante los regaños del mayor. El Maou no pudo oír qué dijo, pero cuando notó la furia ardiendo con intensidad en los ojos verdes, anticipó que no saldría bien parado de ello.
 
No terminaba de comprender las tradiciones, eso era un hecho. Antes, había pedido la mano de ese mismo hombre por accidente, tras oírle insultar a su madre... Y ahora mismo casi podía ver todo repetirse.
 
La bofetada que Waltarana le propinó al menor sonó de manera contundente, provocando incluso un eco en el vacío de la habitación. Yuuri corrió inmediatamente, pero sus pasos casi se detienen ante la grave voz del más alto.
 
—El mundo entero te conoce ya como un trepador, y no haz hecho más que confirmarlo...
 
Yuuri se quedó frío en su sitio, mientras miraba con sorpresa la escena. Wolfram había bajado la mirada, mientras apretaba los puños.
 
—Espero que lo que sientes por él valga la pena.
 
Y dicho esto, Waltarana le dio la espalda, encontrándose entonces con la figura del monarca. Le miró despectivamente, y Yuuri sintió que era peor que la primera vez que intercambiaron miradas.
 
—Ha terminado de humillarlo, espero esté contento.
 
El Maou no pudo detenerlo cuando pasó por su lado, el peso de sus palabras cayendo duramente en su mente. El sonido de la puerta al cerrarse, varios metros lejos suyo, le provocó un susto. Sintió la boca reseca. Su pulso era irregular. Tenia tantas emociones distintas.
 
—¿A qué demonios se refiere? —quiso saber, aunque no era necesario que el otro se lo explicara.
 
Lo había escuchado antes. Por supuesto que sí... Más de una ocasión. En cada uno de sus viajes, algunos años antes...
 
"¿Lo escuchaste? Es el hijo menor de la reina..."
 
Yuuri lo recordaba claramente.
 
"Qué desvergonzado. Atrapándolo de esa manera... Es obvio que no quiere perder su posición en el castillo."
 
Era todo mentira. Ambos lo sabían.
 
"Pobre Maou. Fue engatusado por el príncipe"
 
Nunca hicieron nada por desmentirlo. Yuuri pensaba que no tenía sentido hacerlo... Mientras ellos y la familia entera supiera qué pasaba realmente, ¿qué sentido había en decirlo?
 
—¿Qué es lo que dicen ahora? —inquirió, dando un paso hacia Wolfram.
 
Cuando quiso poner una mano sobre su hombro, el rubio se apartó. Mordía sus labios con fuerza, y ocultaba bajo su flequillo la humedad de sus ojos. Yuuri sintió que el corazón se le encogía.
 
—Wolf...
 
—Vete, Yuuri... —pidió, con voz rota
 
—Pero Wolf... — intentó nuevamente, le dolió la manera en la que el rubio volvió a huir de su contacto
 
—Quiero estar solo —declaró serio el rubio, dándole la espalda.
 
El Maou no supo qué más decir, ni el actuar que debía seguir. Quiso decir algo, pero ninguna palabra se formó en sus labios. Salió del comedor con pasos acompasados, y, una vez en la puerta, miró una última vez la silueta del otro, notando lo tenso en su postura.
 
Yuuri sintió deseos de golpear al Lord de Bielefeld... Porque era debido a él que su futuro esposo se encontraba ahora llorando.
 
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Shibuya había aprendido poco a poco sobre costumbres Mazoku con el pasar de los meses durante su estadía en Shin Makoku. Recordaba claramente el pánico que se dibujó en su cara cuando, durante una visita al pueblo junto con Conrad, distinguió a lo lejos a un hombre ya entrado en años dándole una tremenda bofetada al menor delante suyo. Contrario a lo que esperaba de una proposición, la escena no era para nada romántica. Probablemente fuese su pánico lo que hizo que su padrino explicara.
 
—Los compromisos son cuando se trata de nobles ajenos a la familia... Aunque también pasa en familias que no pertenecen a la nobleza.

 

Yuuri recuerda que se sintió un poco intranquilo al decir.

 

—¿Entonces él acaba de pedirle...?

 

—No. No funciona de esa manera dentro de la familia —respondió Conrad, mirando a lo lejos como el chico comenzaba a llorar, mientras el mayor le daba la espalda— Cuando un familiar da una bofetada a otro miembro... Es considerado el mayor acto de vergüenza. Uno debe de haber cometido un acto imperdonable para merecerlo.

 

El Maou no pudo evitar pensar que, en la tierra, era mucho más usual ver ese tipo de actos, aunque no era siempre por motivos tan nobles como "ofensas mayores". Bastaba un momento de furia incontrolable, como la suya en esa ocasión, para soltar la mano.

 

Continuaron mirando unos minutos más, al igual que otros curiosos. El abuelo cerró las puertas de la casa con tal violencia que Yuuri sintió algo de pena por el chico. Abrió los ojos con sorpresa cuando abrió nuevamente, solo para lanzar unas pocas cosas fuera... No cualquier cosa. Conrad a un lado suyo suspiró bajo, y Yuuri ya conocía ese tipo de suspiros. Estaban presenciando algo que el otro hubiese preferido no viera.

 

—Cuando es algo grave... —calló, buscando las mejores palabras, luego resignado dijo con simpleza—Ese chico no tiene permitido volver con esa familia...
 
 
Yuuri continuaba dándole vueltas a aquel recuerdo una y otra vez mientras esperaba. "Osado" Esa palabra habían usado antes para describir a su prometido... Él había decidido que quería intentar algo similar ahora.
 
No se sorprendió cuando la puerta de la habitación se abrió de repente, ni tampoco cuando el recién llegado pasó totalmente de él para dirigirse directo al armario, sin mirarle.
 

—No puedes estar aquí —le dijo, dándole la espalda, mientras comenzaba a cambiarse

 
Yuuri frunció el ceño visiblemente enojado.
 

—Quiero hablar de lo que pasó —respondió el menor, sin inmutarse, a la vez que el otro le miraba de reojo

 

—No hay nada de que hablar, Yuuri —dijo, serio

 
El Maou ahogó un bufido. ¿Cómo podía Wolfram minimizar siempre ese tipo de asuntos? Horas antes, luego de la discusión, Yuuri tuvo que recurrir al único hombre que confiaba sería mortalmente honesto... Y lo que Yozak tuvo para decir no hizo más que enfurecerlo.
 
¿Hasta cuándo todos seguirían protegiéndolo de esa manera, mientras todos pasaban por encima de su futuro esposo?
 

—¿Por qué me ocultaste esto? ¡Lo que dicen de ti!

 
Wolfram esta vez le encaró, visiblemente molesto.
 

—¿Y qué ganaría yo con eso? Lo que digan de mi es mi problema, no tuyo.

 

—Eres mi prometido, lo que digan de ti es mi problema también.

 
El rubio se mostró más frío que antes, y Yuuri tembló imperceptiblemente en su sitio.
 

—Nunca lo ha sido, nunca lo fue. Lárgate Yuuri. No quiero verte ahora mismo —gruñó, azotando la puerta del armario al cerrarlo

 
El chico se levantó, igual de irritado. Se acercó al rubio, y, aunque el otro intentó, no le permitió alejarse. Tomó sus manos con fuerza, impidiéndole apartarse de nuevo.
 

—¿Por qué? —cuestionó

 
Wolfram no respondió, evadió la mirada, que continuaba roja de furia.
 
—¿Por qué te empeñas en alejarme ahora, Wolfram? —quiso saber, ahora más desesperado el Maou.
 
Cuando el rubio se soltó con fuerza Yuuri le miró herido.
 

—No quiero explotar contigo. No es justo para ti —respondió honesto el mayor, sin verlo— Vete... Porque si sigues aquí más tiempo, no va a gustarte lo que puedo decir.

 
Yuuri no insistió más entonces. Wolfram distinguió sus pasos rápidos al alejarse, y el sonido de la puerta al azotarse le hizo soltar el aliento que contenía mientras alzaba el rostro, buscando paz que no sentiría esa noche. Se sintió mil veces más miserable cuando escuchó los sollozos de su prometido mientras se alejaba de su cuarto. Cuán injusto estaba siendo ahora... Pero no podía herirlo.
 
Si Yuuri hubiese pasado un segundo más allí, Wolfram lo habría culpado de todo sin dudarlo más tiempo.
 
"¿De quién crees que es la culpa, maldito?" casi podía escucharse a sí mismo "Me pusiste en una situación de la cual no podía salir sin manchar mi nombre de alguna manera... Rechazar al mismísimo Maou, ¿eres consciente de lo que eso significaría para mí? ¡Cualquier otra persona se habría rehusado a comprometerse conmigo en ese caso!"
 
Sintió los ojos escocerle nuevamente, uniéndose a la frustración e ira que experimentaba. Claro que no era culpa de Yuuri. Él no tenía idea alguna de lo que hacía en ese momento... Y él mismo se pasó de la raya al meter a su madre en esa discusión. 
 
"—Si dices ahora que el compromiso fue un accidente, el Maou quedará como un ignorante. Nos tomará tiempo restaurar su buena imagen... Por favor, Wolfram, considéralo un poco más. No necesitas anularlo inmediatamente"
 
Las palabras de su cuñado hicieron eco en su mente. Se sentía tan lejano... Sabía que Günter hablaba por sí mismo, pero Gwendal pensaba igual. Separarse en ese momento sería perjudicial para el rey. Y Conrad pensaba lo mismo.

 

"—Él estará de acuerdo contigo. No tiene idea de lo que significa, pero si cree que es lo mejor para ti, no dudará en aceptarlo"
 
Wolfram se puso de cuclillas en su sitio, ocultando su rostro entre sus brazos, hundiéndose entre sus rodillas. Odiaba pensar en el pasado. Esos meses en que todo comenzó... Ese día particular cuando estuvo a un paso de ser él quien anulara toda esa farsa.
 
Quizá si el idiota de su tío no hubiese actuado tan imprudentemente en aquel entonces, secuestrándolo, Wolfram habría llegado al castillo directo a firmar la anulación. Pero las cosas pasaron de esa manera... Stoffel von Spizweg envió ninjas a secuestrar al Maou, y la preocupación que sintió fue más de la que pudo sobrellevar.
 
No fue amor a primera vista, pero tantas emociones encontradas le revelaron inmediatamente que era, sin duda alguna, algo más que un simple compromiso.
 
—¿Por qué no puedes entender mi amor? —se preguntó el rubio en voz baja, mientras la frustración se escapaba en forma de gruesas lágrimas en sus ojos verdes
 
Esperaba que Yuuri pudiera perdonarlo.
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La mañana siguiente, Wolfram no se apareció en sus entrenamientos, ni en la habitual carrera con su guardia. Yuuri pasó largos minutos observando a través de las ventanas esperando encontrárselo aunque fuese a la distancia, sin éxito alguno.
 
Waltarana continuaba de visita en el castillo, pero el Maou no se sentía aun preparado como para confrontarlo por haber humillado de esa manera a su futuro esposo. No perdía las ganas de hacerlo entender aunque fuese a golpes, pero constantemente se recordaba que debía ser prudente. Günter mismo le comentó que aquello era una probada del futuro que le esperaba... Una vez casados, Yuuri no tendría oportunidad alguna de intervenir en situaciones como ésta, y debía atenerse a los deseos de Wolfram. 
 
El Maou había discutido con su consejero por largo rato, alegando que él y Gwendal no mantenían esa clase de trato, pero el mayor dio por terminada la pelea cuando dijo:
 

—Gwendal no necesita prohibirme explícitamente lo no puedo hacer. Soy perfectamente consciente de ello, sin necesidad de que me lo diga, majestad.. Esa es la cualidad que le pido observe en usted. Wolfram no va a ordenarle nada, pues le respeta como Maou... Usted es quien debe aprender a callar sin que se lo ordene, de otro modo, estará fallándole como compañero.

 
Luego de ello, Yuuri se había quedado solo en el despacho. Estaba seguro de que tendría que disculparse con el pelilila después. Largas horas pasaron mientras se sumía en su trabajo, y no fue sino hasta casi la noche cuando alguien entró. Habían tocado unas veces, sin recibir respuesta, pero con plena consciencia de su presencia allí. Yuuri estaba todavía concentrado en su lectura, por lo que no notó al recién llegado sino hasta que verde y rojo se colocaron delante de su vista.
 
Alzó la mirada de las hermosas rosas rojas que estaban ahora sobre su escritorio, perfectamente envueltas, y aun en las manos del otro, para finalmente encontrárse con dos esmeraldas que le observaban con la culpa escrita en sus facciones.
 
Frunció ligeramente el ceño sin poder evitarlo.
 

—Lo lamento —musitó Wolfram en voz baja cuando tuvo toda su atención, por su mirada, resultaba evidente que Yuuri estaba molesto.

 

—No vas a contentarme con unas flores —advirtió el Maou, poniéndose de pie, antes de rodear el escritorio, poniendo algo de distancia entre ambos.

 

—No se me ocurrió otra manera de disculparme —confesó su futuro esposo, sin soltar el ramo que cargaba.

 
El menor soltó el aire.
 

—¿Por qué te disculpas exactamente? Lo que pasó ayer no es culpa tuya —gruñó, irritado.

 
"Mesura" recordó, pero no podía remediarlo. Cuando estaba con él, actuar de manera tranquila no era necesario. Wolfram conocía ya esa parte de él.
 
El rubio ahogó un suspiro.
 

—Dije que no quería irme contra ti, pero terminé hiriéndote en el proceso. Hice exactamente lo que quería evitar... Por eso me disculpo. Lamento haberme portado tan mal ayer.

 
Para Yuuri no era sorpresa que Wolfram intentara ser honesto en ese momento. Desde que saliera a la luz cuanto se había estado reservando desde que se comprometieron, el moreno le pidió no hacerlo de nuevo. No cuando él estaba ocupando ese puesto ahora. El más alto se acercó lentamente, mirándole con el arrepentimiento brillando en sus orbes, el menor supo inmediatamente que no podía seguir molesto, aunque quisiera hacerlo.
 
Aceptó el ramo a regañadientes, aunque era evidente que el gesto le había gustado, de un modo u otro.
 

—No quiero pelear así contigo, Wolfram —murmuró, mientras sentía los brazos del otro rodeándole con calma, sin saber si le apartaría o no— Nos metimos en esto juntos, somos un equipo... Si algo te está lastimando, quiero saberlo...

 

—No es por eso que no quería decírtelo... —confesó el rubio, con voz culposa— No se trata solo de mí...

 
Yuuri apretó un poco más el ramo entre sus brazos, a la espera de lo que fuera a decir.
 
—Cuando tu y yo nos comprometimos... Muchas personas enviaron cartas desde distintos lugares del mundo solo para recriminarme por haber aceptado esto... Algunos incluso pensaban que yo fui quien te pidió comprometernos, aun sabiendo que no nos conocíamos lo suficiente, porque quería seguir viviendo aquí.
 

—Creen que nos comprometimos para mantener tu posición en el castillo —musitó Yuuri, a sabiendas de lo que el otro decía

 
Yozak le había explicado como los horribles comentarios sobre su prometido quemaron como pólvora toda la nación en cuestión de días. Especialmente la manera en que todo empeoró con el paso de los meses.
 

—Por un tiempo, no me interesaba mucho lo que la gente pensaba. Tu mismo lo dijiste una vez. Nuestra familia era conocedora de la verdad, ¿qué importaba si los demás podían malinterpretarnos? —siguió Wolfram, con cierta gracia que no sintió— Estaba acostumbrado a ser juzgado de esa manera... Incluso ahora. Pero, con el paso del tiempo... Mientras tú seguías en la tierra la primera vez que te fuiste, mi tío vino a hablar conmigo...

 
"—Debes entender, Wolfram. Si no anulas este compromiso rápido, no podrás remediarlo después... Esto va más allá de que debas ser su compañero o no. Cuando sea el momento, renunciar a tu título será el menor de tus problemas"
 

—Comprometerme con el Maou, para luego anular el compromiso solo iba a traerme deshonra... Y lo mejor era hacerlo inmediatamente. Podría hasta haber dicho que tenía años planeando casarme con otra persona... Elizabeth estaba dispuesta a entrar en ese teatro siempre y cuando realmente me casara con ella... Pero yo no quería salvar mi pellejo si eso significaba arruinarte a ti en el proceso.

 
Yuuri sintió claramente como el agarre en su cuerpo se volvía más firme. Las flores entre ambos no le impidieron sentir el calor de su cuerpo.
 

—Si admitía que pediste mi mano por error, otros podrían usarlo en tu contra.

 
"—El Maou no puede permitirse ir por allí diciendo que se comprometió por error. Y menos en un arranque de ira. ¡Su imagen quedará manchada para siempre!"
 

—Fue mi culpa que decidieras abofetearme en esa ocasión, y me lo merecía. Pero no merecías ser juzgado por defender a tu madre... Por eso no estaba dispuesto a anularlo fácilmente, incluso cuando tu insistías. 

 
—Pero las personas han dicho cosas tan terribles sobre lo nuestro —observó Yuuri, separándose un poco, para mirarlo a los ojos con preocupación que intentó disimular sin éxito— Has aguantado todo tipo de comentarios, ¿solo por no perjudicarme? ¿Así es como entrenan a todos los soldados?
 
Wolfram le dedicó una mirada llena de cariño cuando le escuchó. 
 

—Al principio el honor de defenderte me ató a ti. Como soldado, no existía mayor dicha que tener la oportunidad de estar a tu lado, aunque fuera como tu prometido... Pero con el paso de los días, supe que no era solo eso...

 
Yuuri sintió cómo las flores se presionaban más entre ambos cuando sintió los labios del otro sobre su frente. Se sintió más preciado de lo que nunca antes lo había hecho, y esa sensación le sorprendió. Cerró los ojos, disfrutando el momento.
 

—Creo que te he amado desde siempre, Yuuri. Solo que era demasiado orgulloso como para admitirlo libremente al comienzo... Lo mejor que se me ocurrió fue hostigarte para tapar el hecho de que me importabas más de lo que quería admitir.

 
El menor dibujó una sonrisa divertida.
 

—Pero no dejabas de repetir que eras mi prometido, y que por eso me celabas tanto —comentó, casi riendo.

 
Abrió los ojos lentamente, encontrándose con los del otro.
 

—Era mejor que confesarte que lo hacía porque te amaba. Y temía que me dejaras por alguien mejor que yo... 

 
El rey disfrutó enormemente del sonrojo en las mejillas del rubio, pues sabía que su rostro estaba en las mismas condiciones.
 

—¿Lo harás ahora? —inquirió, con interés— ¿Decir que me amas? Que me celas por amor... Que cuidas de mi por amor... —susurró, acercándose lentamente, olvidándose de permisos.

 
Wolfram observó los ojos negros como la noche, brillando como si las estrellas encontrasen refugio en ellos. Luego se perdió en sus labios, que se le antojaban más atrayantes que nunca.
 
—Todo lo que hago por ti, y lo que haré hasta mi muerte, es por amor —confesó, cortando la distancia, justo sobre sus labios admitió— Te amo, Yuuri.
 
El Maou sonrió con los labios del otro sobre los suyos.
 

—También te amo—admitió, más bajo, antes de besarlo.

 
En ese momento ya no importaba si las personas no podían entenderlo, o si se negaban a hacerlo. Ellos le demostrarían al mundo que su unión no se trataba solamente de un beneficio para el rubio, o un accidente por parte del moreno. Su compromiso dejó de serlo hace tiempo. Ya no era un deber casarse... Era su sueño. La promesa de estar juntos por siempre.
 
 

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