Capítulo 1
Un año y algunos meses después
Isla de Skye, Escocia
— ¡Nigou! ¡¡Estás pisándome las flores otra vez!! — Protestó Kuroko Tetsuya, habitante de la isla de Skye, Escocia.
Hacía poco más de un año que Kuroko se había mudado allí, y se consideraba alguien afortunado y feliz. Al principio, no fue fácil, los inicios nunca lo son. Pero ahora, había conseguido un empleo en una librería del pueblo y gracias a eso consiguió alquilar una pequeña casita a las afueras. El empleo no era gran cosa, la verdad es que se pasaba la mayor parte del tiempo ordenando libros, limpiándolos o leyéndolos; pero sus clientes eran fieles y siempre tenían beneficios a final de mes. Por otra parte, su pequeña casita era un sueño hecho realidad: de un tamaño perfecto para una persona y su perro, alejada del pueblo, pero no lo suficiente como para sentirse apartado y el jardín… el jardín era la delicia de Kuroko. El mismo plantaba y cuidaba sus flores y el huerto, siempre seguido de su pequeño cachorro; aunque a veces este le dificultaba la tarea.
Y exactamente eso era lo que estaba haciendo en ese momento, mientras sonaba la música, él y Nigou estaban en el jardín, intentando arreglar los destrozos de la última lluvia. La verdad es que Kuroko había sufrido, mucho, pero ahora se consideraba una persona tranquila, en paz consigo mismo. Pero todo el mundo tiene momentos.
Y entonces la canción comenzó a sonar…
I remember years ago
Someone told me I should take
Caution when it comes to love, I did
And you were strong and I was not
My illusion, my mistake
I was careless, I forgot, I did
Como he dicho antes, Kuroko había sufrido mucho a lo largo de su vida, pero lo había superado. Sin embargo, seguía doliendo. Porque a veces, no hace falta seguir queriendo a alguien o no haber superado un accidente para que siga doliendo.
And now
When all is done, there is nothing to say
You have gone and so effortlessly
You have won, you can go ahead tell them
Hay heridas que dolerán por el resto de nuestras vidas. No importa que todo haya acabado, que sigas con tu vida, permanentemente roto. Por mucho que corras, por mucho que te escondas, ese vacío en ti nunca estará completamente lleno. Y por mucho que quieras, por mucho que desees que no hubiese ocurrido. Ya no hay marcha atrás.
Tell them all I know now
Shout it from the roof tops
Write it on the sky line
All we had is gone now
Tell them I was happy
And my heart is broken
All my scars are open
Tell them what I hoped would be impossible,
Impossible
Impossible
Impossible
El hecho es que solo te queda aceptarlo y aprender de él. Crear un nuevo tú ¡y gritar a los cuatro vientos que no volverás a caer! Porque sí, tu corazón se rompió, tu alma pareció abandonar tu cuerpo. Pero has aprendido, has crecido y, sobre todo, has cambiado. Y aunque duela, ahora eres feliz.
— Maldita canción…— Susurró Tetsuya mientras una lágrima recorría su mejilla. Sin poder- o sin querer- evitarlo, la canción había traído a su cabeza pensamientos dolorosos. No podía evitar analizar cómo había cambiado su vida ¿Se arrepentía? Nunca. Pero no podía evitar echar de menos ciertas cosas.
Gracias a Dios, el timbre de la puerta lo salvó de los recuerdos que tan astutamente lo perseguían; ya ni de la radio podía fiarse uno. Es una verdad universal que la peor amenaza no son las personas de carne y hueso, sino las que están en tus recuerdos.
— ¿Quién es, Nigou? — Le preguntó alegremente al perro mientras abría la puerta. Debía de ser alguno de sus vecinos.
— ¿A-aomine- kun? — Fue entonces cuando unos fuertes brazos lo apretaron contra si, como si quisiera asfixiarlo. Sin embargo, Tetsuya se quedo rígido, incapaz de digerir que estaba ocurriendo.
— Tetsu, Tetsu, Testu…— Susurraba el otro, apretujándolo cada vez más.
— “Bien… ¿qué demonios ocurre?” — Pensaba Kuroko para sí. No podía dejar de preguntárselo ¿Qué coño hacia Daiki Aomine en su casa? ¡¡¿Qué coño hacia en Escocia?!!
Una vez pasado el shock inicial, había conseguido separarse y arrastrar a su antiguo compañero de colegio hasta la cocina, sentándolo en una silla. Y ahí seguían, uno parecía haber visto a un muerto, el otro de verdad quería matar a alguien. Y ninguno de los dos hablaba; solo se miraban.
— ¿Por qué lo hiciste, Tetsu? — Se atrevió a preguntar por fin. Kuroko lo miró sin ningún rastro de emoción, pero no como en los viejos tiempo, simplemente se le veía vacio.
— Era lo mejor, Aomine- kun, era lo mejor. Él m—
— ¡Ya sé que te engañaba! — Lo interrumpió Aomine con rabia. — Pero no tenias que cambiar de país, maldita sea, yo podía haberte ayudado…— Lo último fue un susurro casi, como si algo lo avergonzara.
— ¿Qué ibas a decir, Aomine- kun? ¿Qué podias haberme ayudado? ¿Qué éramos amigos? ¿Familia? — Le preguntó quedamente el más bajo sin variar el tono de voz— ¿Cómo coño se puede ser tan hipócrita, Aomine- kun?
— ¡Pero Kuroko! —
— NO. — Gritó Tetsuya rotundamente. Estaba tan furioso, que incluso levantó la voz. — ¡¡Lo acabas de confesar, maldita sea!! Sabias que me engañaba, s-sabias…— Kuroko empezó a temblar ligeramente. — Sabias que un día ese hombre, mi marido, tu mejor amigo, iba a romperme el corazón. Y aún así, Aomine- kun, dejaste que sucediera. Tú tienes tanta culpa como él. — Escupió finalmente con rabia y veneno.
— Kuroko… — Y entonces Tetsuya se dio cuenta de lo que estaba haciendo. Aomine parecía tan agotado, tan triste. Y él… él… se estaba dejando llevar por el pasado una vez más.
— Aomine- kun. — Comenzó a decir, respirando profundamente. — Lo siento, tú no tienes la culpa. Po-posiblemente, si hubieras intentado decírmelo, nunca te hubiese creído. La verdad es que no lo sé, es como si aquellos días fueran como una mala película que me cansé de ver. — Sus ojos azules recorrieron al hombre que tenía delante. — Mírate, Aomine- kun, estás hecho todo un adulto. — Exclamó sorprendido.
— ¿Eh? —
— Has cambiado. — Susurró Kuroko mientras lo observaba. Moreno, alto, facciones duras, eso él ya lo sabía, conocía muy bien el rostro de su amigo. Sin embargo, ahora todo parecía diferente. Adulto, fuerte, atractivo, atlético, serio.
— Tetsu— Le reprendió Aomine en un susurro. El escrutinio al que se sentía sometido lo hacía enrojecer. — Yo… solo quería pedirte perdón. No remover el pasado, sino… maldita sea, las palabras no son lo mío. Quería- quiero, ofrecerte mi amistad de nuevo.
Sí había cambiado, pensó Kuroko. Él antiguo Daiki no hubiese podido ni pronunciar la mitad de esa frase; se hubiese avergonzado, atascado y rendido.