Llegó el día en que conducirían a Asahina a la sala de tortur... al misterioso programa donde supuestamente iba a concursar con Onodera. A pesar de sus intentos, no había hablado con él ya que Takano se había encargado de mantenerlo ocupado, y justamente en esa semana lo había hecho acudir a las casas de la mayoría de mangakas a quienes asistía.
Y Asahina había recibido las instrucciones a través de Takano...
Prácticamente tenía el día libre, Isaka había estado fuera en una reunión y el trabajo llegaría con él, así que pensó en concursar para ver si obtenía algo de dinero y podía regalarle a su amado algo más que un ramo de rosas color de rosa.
Se dirigió a la dirección que le había proporcionado Takano, un estudio situado a las afueras de Tokyo. Entró y al poco tiempo recibió una llamada.
-¿Diga?
-Buenas tardes, soy Takano.
-Dígame.
-Es Onodera... No podrá concursar. Tiene 40 de fiebre y no podrá salir de casa en unos días. -Mentira y de las buenas. Onodera estaba perfectamente, pero su jefe se había asegurado de darle ese día libre... Aunque ya era mala suerte, un día libre que tenía y no podían pasarlo juntos, ya que Takano y Usagi-san se encontraban en el mismo sitio que Asahina, pero bien escondidos y sin formar parte del público gracias al conocido de Akihiko que trabajaba en la tele. -Pero no pasa nada, concurse usted, en el programa ya lo tienen todo solucionado.
-¿Seguro? -Asahina era cauteloso por naturaleza, pero también era demasiado buena persona y no podía pensar mal de nadie, y menos de un trabajador que había llevado a un sector de Marukawa a lo más alto. Además la idea de un crucero con su Ryuichiro-sama por las Islas Griegas lo atraía bastante... Así que aceptaría.
-Sí. Lo tienen todo controlado.
-De acuerdo. De todas maneras, acabo de llegar.
-Gracias. Dé lo mejor... -Takano colgó el teléfono y una joven salió al encuentro de Asahina.
-¿Su nombre, por favor?
-Asahina Kaoru.
-Venga conmigo.
La joven guió a Kaoru a través de largos pasillos en los cuales el castaño no se fijó demasiado, hasta llegar a un decorado de televisión donde predominaban los colores negro y rojo, y con un publico compuesto mayoritariamente por mujeres de menos de 40 años.
Kaoru fue conducido hasta un sofá en ese mismo decorado, donde lo hicieron sentarse. Entonces, por una puerta lateral, entró una mujer sujetando un micrófono, con aspecto de estar muy motivada, y empezó a hablar a gritos.
-¡BUEEEENAS TARDES, QUERIDO PÚBLICO! Soy Kurumi y esto es una nueva entrega deee... ¡LA GUERRA DEL ORGASMO! Hoy tenemos con nosotros a la mano derecha de uno de los solteros más codiciados de Japón, que a su vez también es un hombre bastante deseado. Asahina Kaoru tiene 35 años, trabaja como secretario personal de Isaka Ryuichiro, presidente de la Editorial Marukawa, y no se le conoce pareja sentimental a ninguno de los dos... Como sea, hoy tenemos con nosotros a Asahina... ¿Está dispuesto a aceptar nuestro desafío?
¿Dónde rayos me han llevado el hijo de la gran p*** de Takano? Pensó Asahina debajo de su máscara de inexpresividad. Al mismo tiempo, en un reservado del programa, un escritor y un jefe editor se estaban partiendo de risa...
En Marukawa, algo no iba bien. Isaka ya había llegado a su despacho, la reunión que le había hecho salir había terminado antes de lo previsto, y al llegar a Marukawa se enteró de que Asahina había salido. Era lógico ya que no tendría nada que hacer hasta que Isaka no llegase. Pero no obstante, se sentía intranquilo. Llamó a Asahina, pero lo tenía apagado o sin cobertura... Alguien estaba llamando a la puerta de su despacho.
-Adelante. -Un editor con cara de bebé, llamado Kisa Shouta, entró pidiendo hablar con Isaka. Era raro que un simple editor se dejase ver por allí, el que hablaba con el presidente solía ser el jefe Takano. -Tú dirás.
-Venga con nosotros a la sala de descanso. Estamos viendo en la televisión un programa muy entretenido...
-Ah, muy bien... Así que viendo la tele en horas de trabajo. ¿Y Takano?
-Oh, Takano-san... Pidió el día libre. Como estamos a principio de ciclo, no hay mucho trabajo. Ricchan tampoco vino...
-Bueno, es verdad que no hay demasiado trabajo... Venga, enséñame ese programa.
Isaka llegó a la sala de descanso acompañado de Kisa, y se encontró con mucha gente agolpada delante de un televisor ultramoderno que retransmitía uno de esos concursos de moda entre las jovencitas. Iba a pasar del asunto y a molestar a cuantos pudiera, pero algo en la pantalla atrajo su atención...
-¿Ése no es el secretario de Isaka...?
-¡ASAHINAAAAA! -Isaka estaba viendo cómo la motivada presentadora hablaba de Kaoru mientras el público enloquecía al ver a semejante hombre... Salió corriendo de la editorial como alma que lleva el diablo y paró el primer taxi que encontró.
-¡Lléveme a esta dirección! ¡YA! ¡Le pagaré la multa por exceso de velocidad si es necesario!
El estudio no estaba lejos, aunque estaba a las afueras, el trayecto duraría unos diez o quince minutos. Ryuichiro estaba frenético, ¿por qué Kaoru concursaría en un programa como ése?
No, espera... No podía ser obra de Kaoru. Tenía que haber algo más, o alguien implicado. Pero ya pensaría en eso más tarde, lo importante era impedir que Kaoru aceptase el reto que implicaba ese concurso...
Faltaba muy poco para llegar...
Mientras tanto, la presentadora de La guerra del orgasmo seguía hablando, posiblemente sobre la dinámica del programa. Kaoru no sabía que hacer, el maldito de Takano lo había metido en un lío y sospechaba que todo esto tenía que ver con su querido Ryuichiro-sama y sus métodos de trabajo.
Masamune y Akihiko seguían viendo desde su sitio reservado el avance del programa, haciendo apuestas sobre cuánto tiempo duraría Asahina, y de repente se quedaron boquiabiertos.
-¡Eh! ¡Déjenme paso! ¡INÚTILES, DÉJENME PASAR!!! -Un Ryuichiro despeinado, sudoroso y con una aura oscura envolviéndolo se había colado en el programa a fuerza de golpes e insultos.
-¡Un intruso! ¡SEGURIDAD!
-¡Qué intruso ni qué intruso! Soy Isaka Ryuichiro y ¡ÉSE HOMBRE DE AHÍ ES MÍO! -Señaló directamente a Asahina, que mentalmente estaba dando saltos de alegría al ver que su amado vino a rescatarlo.
-Asahina Kaoru y yo somos pareja desde hace más de diez años, así que no participará en ningún programa de este tipo. ¿ENTENDIDO? Si no, os hundo el negocio... -Decía Ryu en un tono aterrador. -Ahora, ¿de quién ha sido la idea? No pensaréis que voy a tragarme que MI HOMBRE haya aceptado acudir aquí voluntariamente...
Kaoru seguía a un Ryuichiro que corría por los pasillos del estudio hasta llegar a un cuartito que abrió de golpe.
-Os encontré...
La venganza se sirve en plato frío...
CONTINUARÁ