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Doble Cara por Xora

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Notas del capitulo:

Estuve pensando... cuando pasas mucho tiempo solo tiendes a desarrollar manias bastante curiosas y a prestar atención a los mínimos detalles. Ciro debe estar en crisis existencial.

Despertó a mitad de la noche, la razón la acreditaba al hecho de haber cambiado residencia pero, al momento que recordó que en su antigua recamara también despertaba con frecuencia, descartó la idea y comprendió que eso sucedía porque la mayoría de veces era insomne. Sus ojos tan abiertos como si ya tuviera tiempo despierto se fijaron en el techo gris del cuarto que ocupaba y permaneció en la misma posición al no tener en mente alguna actividad por la cual decidirse a remover las cobijas que lo cubrían. Quizás había estado soñando, no lo recordaba con certeza ya que para él los sueños no eran más que proyecciones de la mente, el subconsciente fantaseoso que hacía de sus recuerdos del día una version incierta y alborotada. Una brisa fría acarició su piel, erizandola, después de todo había tomado un baño antes y estaba lo suficiente suceptible a los cambios de temperatura que podia darse cuenta de la dirección de donde provenia. Sentirlo fue suficiente para obligarlo a girar la vista hacia su ventana, estaba abierta a pesar de que pensó haberla cerrado antes de acostarse; era buena excusa para moverse de la cama. 
 
Se levantó lentamente ocasionando suaves rechinidos provenientes del viejo colchón que ocupaba, recordando que debía reclamarle de ello a Hansel por la mañana. Andó con parsimoniosos pasos hasta esa ventana sosteniendo las delgadas cortinas blancas antes de cerrarla en el trayecto, el oscuro color del cielo lo atrapó al instante, sintiendo cierta nostalgia con solo ver el brillo de las tintiniantes estrellas que lo adornaban. Se suponía ahora estaban en espacios abiertos, era así pero se preguntó por qué habían tan pocas estrellas brillando. Al fin un ruido conocido por él lo distrajo, a los afueras, frente la vivienda que habitaban sus vecinos, una camioneta se detenía junto a la entrada de la casa. Las luces encendidas y el motor rugiendo indicaban que esperaba a un nuevo pasajero que pronto abordaría a su interior. Una silueta bajó del vehiculo -como Ciro pudo apreciar- mientras otras cabezas más se asomaban por las ventanas para apresurar a ese nuevo invitado. La espera no se hizo larga, pues tras unos segundos ese otro invitado salió del edificio de a lado con rápidos pasos hasta donde se encontraba el otro joven de pie, y asi, ambos subieron al vehiculo tras intercambiar saludos y sonrisas, sus siluetas desapareciendo en el interior del medio hasta este arrancar y alejarse por las solitarias calles. 
 
Una reunión nocturna, supuso Ciro, siguiendo inconscientemente con la vista el camino que el medio de transporte se forjaba. A decir verdad a él jamas le gustaron esas reuniones ni tampoco le había gustado nunca formar amistades en su vida pero sólo por esa ocasión sintió un poco de envidia por esos alegres chicos, verlos disfrutar tan plenamente de sus vidas como si nada más importante ocurriera, ignorando todo el mundo a sus espaldas y divirtiendose siempre entre horarios del día y la noche. Suspiró, a veces le sorprendía el genuino interés que le ponía a esas cosas sin importancia para él, debía ser porque su cabeza en esos momentos buscaba ocuparse de algo más que no fueran los recuerdos de Demian y Hansel. Esos horribles recuerdos que conseguían exasperarle, a fin de cuentas eran ellos la razón por la que ahora estaba en esa situación de todos modos.
 
 
 
Con el paso de las horas le sorprendió la madrugada, no había sido capaz de cerrar los ojos por ningun instante, sin embargo, no se sentía cansado. Tomó el despertador que había dejado a un costado de la cama y notó que aún era muy temprano para bajar a la cocina, de nuevo escuchó el rugido de un motor acercarse al vecindario. Se removió de la cama ya que no tenía otra cosa qué hacer y sin sigilo alguno se asomó por la ventana, se trataba de la misma camioneta que se habia presentado a media noche, sólo que esta vez se detuvo en la banqueta contraria y de ella bajaba un solo individuo, el mismo joven rubio que la habia abordado en esa calle y el cual se dirigió hasta su residencia mientras el vehiculo todavía arrancaba hacia nuevas direcciones. Ocho horas exactas, calculó Ciro mentalmente, por ocho horas esos chicos habian estado afuera -toda la madrugada- y le resultó extraño ya que, en su camino para conocer su nuevo hogar, no vio un sólo centro nocturno cercano. ¿Dónde habian podido estar esos chicos todo ese tiempo? Se llevó una mano a los cabellos y observó al individuo perderse de su vista entrando al hogar y él también volvió a separarse de la ventana, obviando el hecho de que no ocurriría nada más a partir de ese instante.
 
Con el tiempo se cansó de permanecer dentro de su recamara y aún en soledad y quietud tomó un lugar en la cocina, se acomodó con cuidado en el suelo, regando sobre la alfombra varios rompecabezas que él mismo habia guardado en una sola caja de color crema para distraerse, primero comenzó a separar las piezas de una por una, realizarlo en ese orden parecía mucho más divertido que armarlos todos a la vez y no se sentía con animos suficientes para hacer nada más por ahora. De pronto el sonido de una puerta al cerrarse lo alertó, tensandose en su sitio sin volverse para averiguar de quién se trataba, ya lo suponía, nadie más que Hansel caminaba descalso por las mañanas. Al menos él tenía la descencia de usar pantunflas de peluche.
 
—Buenos días, Hansel— saludó escuetamente.
 
—¿No es muy temprano para regar juguetes por el suelo?— cuestionó Hansel aburrido, observando las pequeñas montañitas de colores que el albino formaba frente a él.
 
—¿Entonces debo suponer que es este el horario indicado para consumir dulces?
 
Inevitablemente la voz de Ciro se escuchó cortante, todavía no olvidaba que estaba molesto con su hermano, debía agradecer que por lo menos ahora le dirigía la palabra.
 
—No lo es... sin embargo yo sí necesito de ellos para iniciar con el día. —se excusó el moreno restandole importancia a la actitud del menor y llevandose su paletita de caramelo a la boca. Caminó hasta el refrigerador y al abrirlo se puso en cunclillas, asechando los compartimentos inferiores, en busca de una rebanada de pastel.
 
—Buenos dias— saludó William al descubrirlos en la cocina, ambos Myers respondieron cordialmente sin despegar la vista de sus asuntos, pues al parecer William volvía de hacer las compras ya que traía consigo muchas bolsas de plastico llenas.
 
—William, ¿qué tal el comercio de este pueblo?— cuestionó el hermano mayor acercandose a la mesa con su golosina lista en un plato.
 
—Las tiendas son excasas pero poseen lo necesario, hay un pequeño puesto de frutas y verduras a tres calles de aqui y un mercado. Creo que muy pronto usted y el joven Ciro podrán ir a visitarlo.
 
—Gracias, William.
 
Terminada su separación de piezas, Ciro observó por un instante cada una de sus montañas, identificando los colores y sus formas, finalmente se decidió a comenzar pero la voz de Hansel lo distrajo apenas encajó las primeras dos piezas.
 
—Ciro, ¿qué te parecería visitar a los vecinos? Apuesto a que intercambiar palabras con algunos habitantes de este pueblo te hará muy bien.
 
—Sabes muy bien que no me gusta hablar con nadie a no ser que sea absolutamente necesario, si pretendes lograr que yo forme amistades que me distraigan de tus movimientos te aseguro que no lo lograrás de ninguna manera.
 
—Sólo estoy tratando de ayudarte a socializar con la gente, a pesar de que en Winchester acudías a una escuela jamas supe que tuvieras algún amigo.
 
—¿Y me lo dice un universitario que faltaba con frecuencia a las clases en todo su curso escolar? 
 
—Yo al menos tuve un amigo en ese transcurso, me llevaba los apuntes a casa seguido, ¿lo recuerdas?
 
—Ah, si, Alphonse Blake... —recordó ajustando con fuerza las próximas piezas del rompecabezas, asqueando el recuerdo del sujeto en cuestión— El hipocrita que te echó de cabeza cuando más necesitabas de él... —nuevas piezas encajaron creando un sonido metalico que se alzó a la atmosfera y que acompañó el severo monologo de aquel que se encargaba de armarlo. —No me recuerdes a personas tan desagradables.
 
Con estas palabras, Hansel se resignó a no continuar con la conversación, no lograría nada provocandolo, era claro que Ciro tenía una mentalidad completamente diferente a la suya.
 
—William.
 
—¿Si?
 
—Después de comer iremos a recorrer el pueblo, ten listos los obsequios que repartiremos a la gente.
 
—... Entendido— asintió el sirviente todavía inconvencido.
 
Dicho eso Hansel se dirigió fuera de la cocina con sus descuidados pasos y Ciro se dedicó de lleno a terminar sus rompecabezas. Ya habia logrado armar tres de ellos durante la platica, ahora solo le quedaba ajustar los ultimos engranes de su rompecabezas favorito, el cual retrataba a detalle la imagen de un bosque con animales rastreros y voladores.
 
 
 
Después del almuerzo, Ciro los vió salir por la puerta sosteniendo en sus manos algunas bolsas de plastico negras, abandonando el edificio con algo de trabajo y prisa. Se cruzó de brazos pensando en lo extraños que les resultarían William y su hermano a la gente por el simple hecho de regalarles prendas sorpresivamente; era una rara costumbre que Demian y Hansel se habian auto-inculcado al tener su primera "accion de gracias" durante sus preparatorias. Nadie hacía eso desde la generación a la que habían pertenecido así que era seguro que los envolverian en rumores. Suspiró cansinamente y entró más a la vivienda ordenando sus pensamientos, no habia nada qué hacer asi que pensó distraidamente en lo que pudiese ocupar su tiempo.
 
 
Tras recoger sus armados rompecabezas volvió lentamente al encierro de su habitación, depositó su caja en el pequeño cajón de su escritorio y se dedicó a conectar la consola de videojuegos de última generación que traía consigo. Se ocupó de elegir un reino al cual servirían sus soldados mercenarios para comenzar a batallar contra los reinos vecinos hasta que finalmente se aburrió y se alejó a su cama sin apagar la televisión. El tiempo corrió hasta conseguir hastiarle y ahora solo se dedicaba a admirar el techo tumbado en el frio suelo del pasillo. Era extraño, lograba identificar figuras en el enjarre de cemento, recordó que cuando era pequeño se quedaba muchas horas observando esos techos sin moverse de ahí hasta que no hubiera más formas que percibir, se decidió hacer eso cuando el timbre de la puerta al instante lo obligó a desechar su idea, pues al parecer habia alguien en ese vecindario ansioso por conocer a los nuevos ocupantes de esa vivienda en obra negra, alguien lo suficiente ingenuo para suponer que se comportarían amables. Ciro se levantó perezosamente del suelo y se dirigió con velocidad minima a las escaleras que bajó obligadi a atender, lo cierto era que no quería recibir a nadie pero su hermano le había encargado admitir a quien llamase a la puerta; Ciro no comprendía de dónde sacaba fuerzas para obedecer indicaciones si seguía molesto con sus ordenes y tonterias.
 
—Si...— habló con neutralidad mientras abría la puerta para conocer al visitante pero apenas lo hizo deseó nunca haberla abierto. Esa persona a quien veía no le inspiraba tranquilidad en lo absoluto, mas bien le provocaban nauseas y asco, esa persona no se suponía debía estar ahí, pues precisamente se trataba de la única persona que Ciro aborrecia.
 
—Buenas tardes, Ciro
 
—Haré un recuento de las razones por las que verte no brinda la descripción de "buenas tardes" y a su vez concluiré que es debido a tu causa que mi hermano Hansel decidió mudarse aquí. No entiendo cómo te atreves a dirigirme la palabra, Alphonse Blake.
 
—No seas tan frío conmigo por favor, Ciro. No creerás que yo fuí el causante de todas las desgracias de tu hermano, ¿o, si?— replicó el chico castaño embosando a su vez una sonrisa pura e inocente provocando con ello que el estomago de Ciro sufriera fuertes espasmos. Algo no le hacía nada bien cuando ese renacuajo siquiera se tomaba la libertad de pronunciar su nombre con tanta facilidad.
 
—En todo caso, te pido que te retires, Blake. Mi hermano no se encuentra y no tengo intenciones de dejarte entrar.
 
—Lo sé, Ciro. Hace un momento me encontré con Hansel en la calle y... me pidió que lo esperara en su casa.
 
—¿Ah, si? Pues a mi no se me autorizó brindarles el pase libre a cualquier visitante si los interesados no se encuentran presentes.
 
—Oh, vamos...
 
—Me gustaría intervenir en la platica... —La voz de Hansel tensó a los dos quienes no dudaron mirar en dirección a Hansel—. Después de todo recuerdo haberte dicho que recibieras a todas las personas que llamaran a la puerta.
 
—Así es pero no especificaste que debiera dejarles entrar apenas se presentaran, así que no acepto tu idea— atacó el menor desviando la vista al ver que su hermano se acercaba junto con William a la puerta de entrada.
 
—Lamento mucho este recibimiento por parte de mi hermano, Alphonse.
 
—Oh, no, no hay problema, es natural, despues de todo es mucho mejor ser precavido. Es un pueblo en el que apenas se han instalado, es mejor ser desconfiado.
 
Ciro sintió asco al observar esa patetica escena de conocidos. La figura inexpresiva de su hermano y la aparente fragilidad del otro era una combinación que no le agradaba para nada, especialmente cuando visualizaba ese cabello rizado del cual Alphonse estaba tan orgulloso, por lo que se dispuso a redirigir sus pasos hasta su recamara, andando lejos, pero esa desagradable voz aguda nuevamente le hizo detenerse.
 
—Ciro... sé que tú y yo iniciamos con el pie izquierdo, así que te propongo algo: ¿Qué te parece si comenzamos de nuevo? Ya sabes, arreglemos las cosas.
 
—No. —contestó el menor sencillamente ante la horrenda idea— En lo personal no creo que cambie mi punto de vista hacia ti comenzando desde cero. Agradezco tu interés en reconciliarte pero yo no estoy interesado en conversar contigo. Así que, si no te importa, quiero encerrarme en mi habitación para no volver a salir mientras tu estás rondando la casa donde no deberías ser bienvenido. —finalizó retomando su camino a la recamara mientras Hansel y Aphonse le veían alejarse sin decir nada más. Pero, contrario a lo que antes hubiese sido su actitud, la mirada de Alphonse se endureció y la sonrisa que se formó en sus labios podía incluso asemejarse a la de un demonio burlón y expectante.
 
 
 
Ciro sabía que la visita de Blake duraría por varias horas y que él estaría conversando con Hansel acerca de cosas que ciertamente no le interesaban. Se planteó seguir sus palabras y en ningún momento bajar a la cocina hasta que el castaño se marchara. No era que tuviera miedo de enfrentarle, todos sabían que Ciro tenía suficiente confianza en sí mismo cuando se lo proponia, pero sabía también que el encontrarlo le recordaría muchas cosas que antes habian estado pasando entre ese sujeto y Demian. Blake tenía mucha suerte de continuar convida, conociendo la posecividad de su hermano con sus pertenencias seguramente en más de una ocasión quiso asesinarle justo como había hecho con sus padres. 
 
Derrumbó con un sútil golpe de dedos la hilera de dominós que habia levantado en una orilla de su cuarto y sin observar el efecto posó un brazo en su rodilla recordando inevitablemente la extraña forma de Demian para darle cariño.
 
Siempre le acompañaba aturdiendo su tiempo con los videojuegos y jalando sus cabellos albinos mientras bromeaba con lo horribles que eran, Ciro podría admitir ahora que lo extrañaba aunque no iba a negar que si hubiera sido puesto en libertad estaría igual de enojado con él, no cambiaba el curso de las circunstancias, que los motivos de sus homocidios eran una mortal estupidez, ni mucho menos lo alabaria por sus retorcidas acciones. Ciro se levantó del suelo, cansado de pensar y se encaminó al baño de la planta para despejarse a Hansel o Demian de sus ideas, tal vez entrar a la regadera le sirviera para olvidarse del mundo un momento. Entró y cerró la puerta colocando el seguro, ya era un habito suyo siempre usarlo a pesar de que jamas nadie de su familia abria las puertas sin llamar a estas antes. Se despojó con suavidad de la playera azul de manga larga que traía puesta y lentamente la deslizó entre su piel con una tranquilidad casi aberrante y se acercó a los grifos para dejar salir el agua caliente, iba a quitarse los pantalones y los interiores también al templar el agua que lo tocaría pero se detuvo de golpe al sentir que alguien más estaba en ese cuarto. Dirigió la mirada a sus espaldas pero él sabía también que estaba solo y por muy extraño que resultase sentía aún esa inhospita mirada encima de sus hombros. La ventana no estaba abierta pero había una pequeña rendija entre las cortinas y por un instante le pareció ver a alguien del otro lado. Se giró con sigilo y cerró la llave del agua enseguida para después acercarse hasta las ventanas, deslizandolas sin cuidado. No había nada, ni nadie, tan sólo el paisaje típico de un corto balcon con macetas de plantas marchitas y la imagen de la otra vivienda que ocupaba gran parte de visión desde su angulo. Quizás hubiese sido imaginación suya pero enfocó la mirada a la ventana vecina, logrando captar a una silueta negra que tras mantenerse intacto ahí unos momentos cerró sus propias cortinas ocultandose de su insistente mirada.
 
 
 
Una nueva noche y finalmente en el comedor solo quedaban ellos tres, Blake se habia ido y tanto Ciro como Hansel ocupaban un lugar en la mesa de frente mientras que William aún atendía con mucho cuidado la estufa y lo que se cocinaba a fuego lento.
 
—¿Estas más cómodo ahora, Ciro?— cuestionó el mayor de los Myers fijando la vista en su pequeño hermano, haciendo referencia de la partida de su amigo, después de todo en su estancia no habia visto a esa cabecilla albina rondar por los pasillos. Ciro alzó la mirada perdiendo interés en la cuchara con la que jugaba a revolver la sopa pero su voz tardó en escucharse por razones obvias que se obligaba dificilmente a reprimir ahora que se le acababa la paciencia.
 
—Te crees muy gracioso, ¿no?
 
—No trato de burlarme.
 
—Lo haces...— afirmó Ciro dejando salir un poco de enojo en su inerte voz
 
—No lo hago, era simple curiosidad— dijo Hansel llevandose una manos tras la nuca con nerviosismo y analizando a su interlocutor—, ya que últimamente luces muy inestable.
 
Intentando relajarse, el albino suspiró pesadamente y comenzó a jugar con sus dedos sobre la cuchara la cual levantó y bajó al nivel del caldo consecutivamente hasta que consiguiera su objetivo de frenar su ansiedad.
 
—¿Y no es natural? Tengo un hermano asesino y un hermano cobarde...
 
La mirada de Hansel se endureció. —Por favor no sigas con eso, Ciro.
 
—No sigas con esto, Hansel— contra-atacó el menor brindandole una mirada profunda a quien tenía en frente, el moreno guardó silencio un momento, sintiendose acorralado. William les miró desde su posición, presintiendo que una nueva alegata entre hermanos estallaría y esta vez no tenía planeado detenerla.
 
—Ciro... si queremos que esto funcione debemos estar unidos a partir de ahora.
 
—¿Y por qué no me dijiste que mudarse aquí fue sugerencia de Blake?
 
—Porque sabía que te opondrías, desde el principio mostraste desagrado hacía él.
 
—¿Esperabas que lo recibiera con los brazos abiertos después de lo que te hizo? A veces eres muy irracional, Demían también estaba enterado de que él te utilizaba.
 
—Nos utilizabamos mutuamente, pero ya no tiene caso revivir el pasado asi que deja de nombrar a Demian en cada conversación que tenemos.
 
—Así que no quieres que lo mencione... está bien, ya no lo haré más— dijo y se levantó de la silla con un brusco movimiento, fijando rumbo a su habitación con sus fuertes pasos.
 
Para él las cosas estaban asi de claras, Hansel pretendía jugar las piezas por su cuenta mientras lo utilizaba a él como un as bajo la manga, planeaba jugar a la victima por esos días hasta idear una excusa con la cual fingir que se autoayudaba a redimir su camino y pretender que lo que sucedió entre él y Demian hubiera sido un simple error. Era bastante astuto que secretamente forjara ese plan pero no lo conseguiría sino obtenía su apoyo y Ciro se encargaría de que eso jamas sucediera. Ya no le importaba el acuerdo al que había llegado con William, pues no tenía pensado ser complice de algo tan absurdo. Hansel sólo observó a su hermano alejarse, rompiendo con un pesado suspiro la incertidumbre que le causaba tratar de razonar con él, cada vez era más complicado, pero más dificil era no sentirse tenso cuando siquiera escuchaba el nombre de Demian, por más que lo intentara no podía evitar sentir ese cosquilleo en el estomago, estaba pasando por la misma situación que Ciro así que lo comprendía, él tampoco podía alejar a su gemelo de sus pensamientos.
 
—Joven Ciro...— intervino William entonces, no podía permitir que el albino se marchara sin antes haber terminado con sus alimentos, ya hacían varios días desde que dejó de comer correctamente, sin embargo su insistencia fue frenada por la voz del otro muchacho.
 
—Dejale irse, William. Es natural, después de todo es el hermano de un cobarde.
 
La repentina parafrase a Ciro le obligó parar en seco su andar, tensando los musculos por un largo instante que le inspiró enojo, rencor y una serie de sentimientos que se mezclaron en su interior hasta casi arrancarle lagrimas de los ojos pero se recuperó enseguida, impulsando sus pasos con acostumbrada tranquilidad por las escaleras. Odiaba que Hansel hiciera eso. En todo caso, ¿qué estaba tratando de probar?
 
Sin abstenerse ni dar las buenas noches, Ciro se infiltró nuevamente a su habitación, estaba cansado de esa situación y ver el caos de su recamara le hizo pensar que la mente de Hansel y la suya propia estaban tan desordenadas como todos esos grupos de ropa, piezas de rompecabezas y controles que adornaban el piso. No los pensaba recoger, al menos no ahora. Caminó hasta su cama con desgana y se tiró sobre ella sin delicadeza, quedandose boca arriba para observar el techo y se quedó plasmado en ello durante unos segundos tratando de no pensar en nada. Cerró los ojos unos instantes y soltó los puños que hasta ese momento habían estado enterrando las uñas en las palmas de sus manos, las cuales le dejaron marcas en su blanca tez.
 
Respiró muy profundo y cedió su atención al auto-analizis corporal, notando cómo sus mejillas perdían el calor que le había acarreado la furia momentos atrás y dandose cuenta de la forma en que su corazón palpitaba acelerado, lentamente volviendo a su ritmo normal. ¿Qué le estaba pasando? Comúnmente no perdía la calma con tanta facilidad. ¿Por qué todo le estaba saliendo tan mal? Él no era así, así no se reconocía. El verdadero Ciro jamas estaría buscando un pretexto barato para iniciar una alegata con su hermano, nunca, por más minimo que fuera el pretexto definitivamente él no lo haría por mucho que lo tentara el diablo. ¿Qué se ganaría humillando a Hansel? Nada, esa era la respuesta más obvia, pero sentía que aún así quería culparlo de todo lo que estaba pasando. ¿Sería igual si en lugar de Hansel hubiese sido Demian? Si, sería exactamente lo mismo, porque su mente estaba buscando culpables a quienes enjuiciar, buscaba aferrarse a alguien, a quien fuera, sólo para convencerse que todos sus problemas se arreglarían después, despues de afilar sus construcciones y crear la torre más alta de naipes que el mundo hubiese visto. 
 
Sin darse cuenta había estado haciendo lo mismo que Hansel, a su manera, siendo eso lo que menos quería hacer desde un principio. Nunca quiso imitar a su hermanos pero la muerte de sus padres lo hacía querer destruirlo todo para volverlo a construír y él tomar el lugar de sus hermanos como hijo único. Se estaba distrayendo por culpa de los caprichos de su mente pero no sabía de qué otra forma llegar a una conclusión mas acertada, ¿acaso no era más correcto pensar primero antes que ejecutar alguna mala maniobra? Abrió los ojos, notando con incredulidad que el ambiente estaba más oscuro que hace unos momentos, no podía creer que de pronto se oscureciera tanto, habia estado seguro de haber cerrado los ojos sólo un instante, pero escuchó el motor de un coche a los afueras y con ello se levantó para presenciar la misma escena que habia visto la noche anterior a esa; la camioneta que recogía a su vecino para luego dirigirse hacia alguna zona que él desconocía. Le resultaba curioso que sin alguna especie de voluntad extra se hubiera quedado dormido para volver a despertar de nuevo a la media noche, ahora se daba cuenta que necesitaba ordenar sus pensamientos antes de abordar a la suavidad de su cama.

Notas finales:

Gracias por leer.

Supongo que nos leemos hasta el póximo domingo.


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