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Las risas y toda la alegría que desbordaron los niños en aquel pequeño jardín de infantes, alegraba a los cuidadores del lugar, sin embargo aún lado de la escalera china estaba el pequeño de lindos ojos amatistas y cabello extravagante, con sus piernas recogidas a su pecho mientras escondía su rostro en ellos soltando a penas unos audibles sollozos.
A unos cuantos pasos estaba cierto niño de ojos rojos observandolo desde que llegó hace unas horas. Decidido se levantó de su lugar con dirección al menor, el niño al llegar con el otro este tomó un palo y lo empezó a picotear suavemente.
-Oye, ¿estás bien?
El niño al sentir los leves piquetes levantó su rostro un poco sonrojado y los ojos muy brillantes por las lágrimas que recorrían por sus mejillas.
El oji-rojo se agachó a su altura dejando a un lado aquel palo y con su mano izquierda la llevó a la cabeza del otro dando leves caricias y con su otra mano la llevó a donde sus lágrimas caían para limpiar las suavemente.
-¿Estás bien?
Volvió a preguntar una vez que el menor calmó su llanto, este último empezó a susurrar algo inentendible para el otro.
Pero en medio de los susurros pudo entender una palabra.
-... por...que?...
-Por qué, que?
-¿Por qué me das tu compasión, tu ayuda...?
-¿Por qué no lo haría?
-Porque...no me conoces...
Habló el menor desviando un poco la mirada, sin embargo el mayor le contestó con una firmeza admirable.
-Aún.....puede que no te conozca pero eso puede cambiar
Se levantó y le extendió una mano al menor sonriente
-Soy Yami, Yami Atemu
El oji-amatistas dudó por un momento pero al final al aceptó la mano del otro y una vez que se levantó le obsequió una pequeña sonrisa.
-Yu-Yugi....Yugi Muto
-Un gusto Yugi, espero que seamos grandes amigos.
-S-sí...
Los niños aún tomados de la mano se dirigían a jugar en la escalera China. Pero un quejido por parte del menor alertó al mayor, Yami se giró rápidamente hacia el menor.
-¿Qué te ocurre?
-M-me duele....
Señaló a su rodilla izquierda la cual mostraba un raspón.
El mayor sacaba un pequeño pañuelo y limpiaba la tierra de la rodilla del pequeño mientras le consolaba con una voz suave.
-Tranquilo, ya no llores Yugi
-M-me duele....mucho...
Yami se agachó más hacía la zona afectada y dio un leve beso sonrojado al menor y deteniendo los sollozos.
-Parece que funcionó
-Q-que...fue eso....
-Mi mamá me hacia así cuando yo me lastimaba y lloraba.
Habló nuevamente el mayor guardando su pañuelo y sacando una curita que la dejó en el raspón para luego tomar otra vez la mano de Yugi y seguir caminando.
-Siempre funcionaba conmigo y contigo también lo haría.
-G-gracias...
-Somos amigos, nos ayudamos mutuamente....
-Si...amigos...
-¿No tenías amigos de la escuela que viniste?
El menor negó con la cabeza mientras se apegaba un poco más al hombro de Yami.
-Pues aquí tendrás amigos, yo seré el primero
Dicho esto ambos fueron a sentarse en los columpios aún sin soltarse de las manos mientras sonreían u reían entre ellos, dando inicio a una linda amistad que al final llegó a algo más...
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