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Lovers at Midnight [Remake] por carina_mew12

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Ch X. Revelations

Al terminar de narrar su pasado a su luz, el faraón se refugió en los brazos de éste, buscando algo de alivio. Yugi lo abrazaba cariñosamente, intentando que dejara de llorar; lo que le había contado su yami lo tenía tan impactado que incluso se sintió tan triste como él y unas cuantas lágrimas rodaron por sus mejillas mientras escuchaba su historia.

- No tenía idea de que recordar fuera tan doloroso para ti- el menor quería ser empático con su yami, pero éste ni siquiera respondía- Bakura es un tonto...- con esas palabras logró por fin captar la atención del otro. Atem se irguió sobre la cama, mirándolo- Si yo estuviera en su lugar nunca te habría lastimado ni te hubiera dejado ir. Preferiría quedarme contigo porque eres tan especial para mí y de verdad me gust...- pero en ese momento se cubrió la boca con las manos, sin darse cuenta había insinuado algo que no debía. Su yami lo veía sorprendido y confundido a la vez; en ese momento, aumentando su sonrojo

- Yugi...

- Me...- las orbes del peque se humedecieron y pronto algunas lágrimas recorrieron su sonrojado rostro- Me tengo que ir...- dijo entre sollozos antes de salir de la habitación.

El faraón se quedó pensando toda la noche en las palabras de Yugi y en lo que estuvo a punto de decirle,... por primera vez en cinco mil años sus pensamientos no se enfocaron sólo en Bakura; le intrigaba saber cómo se sentía ser legítimamente querido por alguien, y también se preocupaba por como estaría Yugi; siempre se preocupaba por él y ahora, sin quererlo, lo había herido.

***************

Por la mañana, Atem se levantó temprano y esperó en la cocina para reunirse con Yugi y poder hablar, mas éste no aparecía y empezaba a hacerse tarde. Solomon llegó e hizo el desayuno, transcurrió un buen rato antes de que Yugi saliera de su alcoba

- ¡Ya me voy!- gritó el menor sin siquiera entrar a la cocina o ver a los que le esperaban dentro

- Espera hijo, ¿No vas a desayunar?- Solomon corrió con su nieto a la entrada

- No. Es muy tarde para la escuela- antes de que su abuelo o su yami pudieran decirle algo más, Yugi salió corriendo de la casa sin siquiera despedirse. El faraón quedó perplejo ante la actitud de Yugi, de pronto la soledad le albergaba de nuevo… No, era incluso un sentimiento más pesado.

- Atem, ¿te gustaría ver a Yugi cuando era pequeño?- ante la sugerencia tan repentina, el tricolor lo miró intrigado- Espera en la sala- el anciano fue a su habitación y en poco tiempo regresó con algunos libros; se sentó en el sofá junto con el faraón y abrió uno de ellos: era un álbum fotográfico. En él había toda clase de fotografías, todas ellas de Yugi; mientras jugaba, mientras dormía, incluso había una en donde lloraba en su primer día de escuela, pero había una que despertó más su curiosidad, una fotografía de Yugi cuando bebé siendo cargado por un hombre alto, muy parecido a él. A su lado, una mujer muy bella junto al abuelo, que en ese entonces se veía más joven.

- ¿Quiénes son ellos?- preguntó el tricolor sin dejar de mirar aquella imagen

- Son los padres de Yugi, murieron él era aún muy pequeño, así que no los recuerda. Desde ese día, yo he cuidado de Yugi como si fuera mi hijo- el faraón miró la imagen con cierta melancolía, de alguna forma, esa fotografía hizo que se sintiera más culpable- Creo que aún tengo más fotografías de ellos, espera- Solomon se levantó del sofá y regresó a su alcoba.

Atem ya no soportaba más, quería ver a Yugi en ese momento, no quería que ninguno de los dos estuviera solo. Se dirigió a la entrada y puso su mano sobre el pomo de la puerta; por un momento dudó en salir, nunca había recorrido las calles de la ciudad sin la compañía de su luz, pero en ese momento el deseo de ver al mismo le dio el valor para salir de la casa. Sin pensarlo, fue corriendo en busca de Yugi, pero después de unos minutos se dio cuenta de que no sabía dónde estaba el peque ni qué camino tomar. Estaba perdido.

*****************

A las 3:20 pm, en casa de Ryou...

- ¡Bakura, ya regresé!- anunció Ryou entrando a su hogar. Se dirigió a su cuarto buscando a su yami, encontrándolo aún dormido en el futón- ¡Bakura, son las 3 de la tarde, ya levántate!- el mayor se cubrió completamente con las sábanas y se quejó un poco- ¿Cómo te la puedes pasar durmiendo todo el día?

- ¡Sólo déjame dormir!

- ¡Levántate de una vez!- haló las cobijas que cubrían al mayor, haciendo que la luz llegara de lleno a su cara. Bakura giró algunas veces tratando de acomodarse pero ya no encontró las sábanas, por lo que no le quedó otra opción que abrir los ojos- Quiero que me acompañes a comprar los víveres, y si prometes portarte bien, te compraré lo que quieras

- ¿Lo que quiera?

*********************

Bakura acompañó al menor, muy a su pesar, a hacer algunas compras. Al terminar Ryou llevó a su yami a un lugar que le pareció muy extraño; tenía muchos objetos de colores y el aire tenía impregnado un aroma empalagoso.

- ¿En dónde estamos?- Bakura no pudo reprimir su curiosidad

- Una dulcería- explicó Ryou contento- Sé que te gustan mucho los dulces, y como te lo prometí, te compraré lo que tú desees- el mayor vio a su alrededor hasta que halló lo que buscaba, los chocolates. Escogió una caja y se la entregó a Ryou, éste pagó en la caja y luego se encaminaron a su hogar. Mientras iban por la calle se encontraron a Atem sentado sobre la acera, con unos mechones de cabello cubriéndole el rostro. Ryou se acercó a él para saber qué hacía en ese lugar- ¿Faraón, te encuentras bien?- preguntó el peliblanco inclinándose un poco- ¿y Yugi?

- No sé...- respondió por fin el tricolor con voz mustia

- ¿Estás perdido?- el otro movió la cabeza como afirmación- Puedo llevarte con él si quieres- se ofreció el albino, extendiendo su mano para que pudiera levantarse. Atem aceptó la ayuda de Ryou y cogió su mano, después miró desconfiado hacia donde estaba Bakura- Descuida, él no puede hacerte nada si estás conmigo- Ryou notó que el faraón aún no le soltaba la mano y tenía el presentimiento que no lo haría. Trató de ignorar el vergonzoso hecho y le llevó rumbo al hogar de los Motou.

Ya casi a la mitad del camino, Ryou y los yamis dieron con Yugi, al parecer éste había estado buscando apenas supo que había desaparecido. Al ver al faraón, el pequeño Yugi corrió a abrazarlo, Ryou enseguida soltó la mano del faraón

- ¡Yami, estás bien!- la alegría del tricolor era más que obvia- por Ra, me asustaste mucho. Creí que te había pasado algo, no vuelvas a irte así

- Discúlpame- se excusó en tono suave Atem al corresponder su abrazo

- ¿Por qué te fuiste?

- Quería verte. Pensé que estabas enojado conmigo

- Nunca podría molestarme contigo- al decir esto, las mejillas del menor se pintaron de aloque- Yo sólo... necesitaba tiempo para pensar un poco. Pero ya tengo la mente clara y creo que ya me hice a la idea de que tú y yo no...- se quedó callado un momento- Mejor regresemos, mi abuelo también esta preocupado por ti- el faraón sólo asintió y cogió la mano de su luz- gracias por cuidar de él Ryou

- No es nada- Ryou se despidió de ambos tricolores mientras les veía marcharse- También deberíamos regresar…- al girarse a buscar a su yami se dio cuenta que no estaba a su lado- ¿Bakura?- miró a su alrededor, pero no estaba cerca siquiera- [¡No otra vez!]

*******************

Pasó casi toda la tarde buscando a Bakura, y justo cuando el sol empezaba a ocultarse, se le ocurrió buscarlo en el lugar más obvio, su propia casa. Ryou llegó al inmueble, rogando que Bakura estuviera ahí.  Escuchó un fuerte sonido que venía de su alcoba y sin pensarlo corrió hasta allá; dentro encontró a Bakura golpeando con toda su furia la pared con la mano que recientemente se había lastimado. Consiguió herirse de nuevo, su mano estaba cubierta de sangre, al igual que parte de la pared.

- ¡¿Bakura, qué estás haciendo?!- Ryou se apresuró a detenerlo, lo haló del brazo, pero su yami lo empujó y soltó un golpe sin pensarlo, pero pudo detener su puño antes de tocar siquiera al menor- ¿Bakura, qué sucede?- el albino se preocupó mucho al ver que por el rostro de su yami había unas cristalinas lágrimas. Fue una fuerte impresión, nunca se imaginó ver al mayor llorar

- Debes pensar que soy patético- dijo Bakura con una sonrisa forzada

- Claro que no- pasó delicadamente su mano por las mejillas de Bakura, retirando las lágrimas con la yema de sus dedos. Su yami debía estar muy afectado como para que le dejara tocarlo de esa manera- ¿Hay algo que pueda hacer para ayudarte?

- no lo creo...

- …bien- el menor suspiró profundo. Si el mayo no quería hablar de ello, no lo obligaría- por lo menos déjame tratar tu herida- fue por su botiquín y empezó a curar a Bakura de nuevo.

El silencio sólo era interrumpido de vez en cuando por algunos quejidos de dolor por parte de Bakura. Cuando el menor terminó de colocar los vendajes, se detuvo a observar a Bakura, éste se veía muy decaído todavía.

- Deja de mirarme así- le exigió Bakura, aunque él enseguida desvió su mirada

- Lo siento- Ryou todavía sostenía la mano del mayor entre la suya- creí que...

- No pierdas tu tiempo, ya nadie puede ayudarme

- Todo problema tiene una solución. Bakura, tú me ayudaste hace poco, deja que te devuelva el favor

- ¿No vas a dejarme en paz hasta que te lo diga, cierto?- Ryou le sonrió como afirmación. Bakura aspiró hondo y se revolvió sus cabellos- Qué remedio...

- ¿Entonces vas a decirme qué sucede? ¿Por qué te lastimaste de esa forma?

- Porque... lo que perdido para siempre...

- ¿A quién perdiste?

- a Atem

- ¿Qué…quieres decir?

- Supongo que tengo que contarte todo desde el principio...

 

Continued...

 


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