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Lovers at Midnight [Remake] por carina_mew12

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Ch IV. Memories, Part 4

Atem reunió todo su valor y fuerza para no dejarse vencer por sus emociones, tenía que aparentar tranquilidad absoluta para no levantar sospechas. Fue escoltado hasta la sala del trono donde se hallaba su padre. Éste se encontraba sentado en el vistoso trono real ataviado de piezas de oro y joyas preciosas, mientras que los otros 5 guardianes de los artículos del milenio se hallaban de pie junto a él. Mahado tomó un lugar al lado de ellos. En frente de su padre estaban reunidos los sirvientes y guardianes del palacio, todos en hilera a ambos lados, formando un camino entre ellos que conducía directamente hacia el estrado del faraón.

- Qué bueno que llegas hijo mío- la alegría de su alteza quedaba a la vista por su animado tono de voz- Lamento interrumpir tu descanso, pero esto es importante- Atem sólo asintió y se sentó en un trono menos imponente que el de su padre que estaba justo al lado derecho del mismo- Seth, da la orden

- Sí mi faraón- el sacerdote caminó unos pasos al frente, quedando adelante de su señor- ¡Traigan al ladrón!- ordenó en un grito. Momentos más tarde, entraron al sitio varios guardias con el peliblanco, quien llevaba pesadas esposas de metal sobre sus muñecas y varias heridas en todo su cuerpo. El príncipe se asustó al verlo así, pero no lo demostró, no podía.

- ¡¡Inclínate cuando estés delante del faraón!!- dijo uno de los guardias y golpeó al albino en el estómago, lo que hizo que se torciera del dolor, y aprovechando esto, el mismo guardia lo tiró al suelo y puso su pie sobre su cabeza para que "reverenciara" a su rey.

Bakura alzó su mirada y la dirigió a aquel ser que tanto despreciaba, aquel a quien le guardaba profundo rencor y odio, pero su actitud hizo que Atem se sobrecogiera. Al notar esa asustada mirada en los ojos de su amante, lo único que hizo fue mirar en otra dirección.

- Vaya, ese color de ojos no es muy común en las personas, mucho menos en un ladrón- pronunció el faraón el ver sus penetrantes ojos amatistas- Seguramente eres de Kullelnna- volvió a mirarle con las chispas del odio quemándose en sus pupilas- Karim, di de qué se le acusa

- Sí mi señor- avanzó un poco y desenrolló un pergamino que tenía en la mano- Bakura, se te acusa de múltiples robos no sólo al palacio, también a diferentes pobladores del reino. Homicidios, profanación de tumbas, estafas, destrucción de bienes. Pero tu crimen más grave fue el haberte atrevido a profanar al príncipe de Egipto- todos los presentes comenzaron a murmurar entre ellos, Atem quedó de piedra al escuchar lo último.

- ¡¡Silencio!!- la sala volvió a silenciarse tras la orden del faraón

- ¡Padre, él no...!- trató de oponerse el tricolor, pero una voz lo interrumpió

- No tiene por qué seguir encubriéndolo mi señor- habló Mahado- Él ya no podrá hacerle daño

- ¡¡Pero él no hizo nada!!- replicó poniéndose de pie. Deseaba correr al lado de su amado y protegerlo con su propio cuerpo de ser posible, pero todas esas miradas sobre él lo paralizaron

- Mi señor, es muy noble de su parte que trate de protegerlo, pero esta basura no se lo merece- dijo prepotente el sacerdote- Sabemos que él lo hizo, ¿Quién más podría entrar a su habitación mientras la entrada era vigilada? Bakura, por su puesto. Él puede llegar hasta su balcón sin ningún problema- Atem ya no pudo seguir objetando ante lo dicho

- La sentencia Karim- le alentó el faraón a proseguir

- La sentencia, por supuesto, será la muerte. Bakura será ejecutado delante de todo Egipto en cuanto salga el sol- las personas reunidas comenzaron a gritar en señal de aprobación

"¡Sí, que muera!"

“¡Acaben con el bastardo de Kullelnna!” “¡Muerte a Bakura!”

“¡Que muera, que muera!”

Los gritos venían de todas partes mientras los guardias llevaban al acusado a las celdas del palacio. Y no sólo fue bombardeado con palabras de odio; una lluvia de piedras y otras cosas cayeron sobre el albino, lastimando aún más su cuerpo. Todo el alboroto cesó sólo hasta que Bakura no estuvo presente.

*****************

Después del "juicio", Atem fue llevado a su habitación, y ya estando ahí, éste se soltó a llorar. No soportaba el hecho de que su amado fuera a morir por su culpa. Quería hacer algo para ayudarlo, pero se sentía impotente ante la situación. Pero si algo le había enseñado su padre era determinación; no rendirse por más difícil que fueran las circunstancias.

- No es momento para llorar- se dijo a sí mismo secándose sus lágrimas y saliendo de su habitación con relativa facilidad, pues toda la seguridad estaba puesta en resguardar al ladrón, hecho que comprobó al llegar a los calabozos- [No puedo pasar con tantos guardias... no voy a poder ayudarlo... van a matar a Bakura delante de mis ojos al amanecer... y todo será mi culpa]- las lágrimas comenzaron a resbalar por su rostro. Repentinamente una intensa luz lo cegó por completo. En cuanto parpadeó para librarse del llanto y de esa molesta luz, se vio de pronto en otro sitio.

Era un lugar estrecho, húmedo y con el olor a podredumbre pululando en el ambiente. Atem se abrazó a sí mismo para soportar el frío sin dejar de inspeccionar a su alrededor; había guardias inconscientes esparcidos por el pasillo donde hileras interminables de celdas lo bordeaban. Y entre todos esos barrotes pudo distinguir una figura conocida, Bakura le miraba con una expresión en su rostro que no supo interpretar

- ¡Bakura, eres increíble! ¡Venciste a todos los guardias tú solo!- esquivando a los guardias, el tricolor llegó a donde estaba su amado y le abrazó tanto como los barrotes se lo permitieron

- Claro, ¿qué esperabas del mejor ladrón de todo Egipto?- alardeó el mayor

- ¿Y por qué "el mejor ladrón de todo Egipto" fue capturado tan fácilmente?

- Estaba distraído, no tuve tiempo de reaccionar. Pensaba en cómo sacarte de aquí y...

- Ya veo. Después de todo sí fue mi culpa- los hombros del joven príncipe cayeron apesumbrados, como si no pudiese soportar lo que llevaba a sus espaldas

- No es tu culpa- con una de sus manos, el ladrón lo levantó por el mentón y acarició su barbilla con un par de sus dedos mientras le sonreía - gracias por venir a ayudarme

- Pero no hice nada

- hiciste más de lo que imaginas- le alentó antes de soltarle- alguno de ellos debe tener las llaves- el tricolor supo enseguida qué hacer. Esculcó a los guardias uno a uno hasta encontrar dos juegos de llaves; uno tan voluminoso que apenas cabía en sus manos y otro con apenas dos llaves pequeñas. Suponiendo que eran las llaves de las esposas, entregó el juego pequeño al ladrón mientras él probaba una a una las llaves en la celda hasta que dio con la correcta.

Apenas el ladrón se vio libre, sus brazos rodearon a su amado mientras le besaba. Sus manos se perdían en su abundante cabellera y sus labios chocaban con tal fuerza que provocaban un ligero chasquido, pero no podían quedarse así por más que lo desearan

- Salgamos de aquí- sugirió Atem cuando liberó sus labios. Aunque al hacerlo, la actitud de su amado cambió por completo; de hecho se volvió un tanto distante

- Lo lamento, no puedo llevarte conmigo esta noche

- Pero...

- Los guardias despertarán en cualquier momento y si nos descubrieran te metería en problemas. No me perdonaría si algo malo te pasara mientras estás conmigo. Mañana por la noche regresaré por ti, te lo prometo

- … Está bien…

- Regresa a tu alcoba, yo escaparé por mi cuenta a partir de aquí- salieron de los calabozos y antes de separarse se besaron una última vez al mismo tiempo que se dedicaban unas cuantas palabras de amor.

*********************

Un buen rato después Mahado llamó a su puerta, pero prefirió esperar a contestar para aparentar que estaba dormido. Después de unos minutos abrió y se encontró no sólo con su mentor, también estaban presentes los otros cinco guardianes de los artículos del milenio. Le pareció algo exagerado para sólo dar un aviso, pero siguió con su actuación.

- ¿Pasa algo malo?- preguntó haciéndose el desentendido, incluso se tomó la libertad de bostezar, como si acabara de despertarse

- Terribles noticias mi príncipe- dijo Mahaho y mostró el rompecabezas del milenio que siempre llevaba su padre colgado orgullosamente en su cuello- hace poco Bakura escapó. Se encontró a Seth y al faraón mientras huía. Sostuvieron una pelea donde Seth resultó gravemente herido... y su padre... hizo todo lo que podía, pero con las artimañas de ese ladrón… perdió la vida en esa batalla. Lo lamento mucho su alteza- Atem tomó el rompecabezas, sus manos temblaban. Lo miró unos instantes y comenzó a llorar. Se abrazó a Mahado, y aunque era algo que no le estaba permitido, éste correspondió, acunándole cual niño pequeño en sus brazos.

****************

Durante todo el día siguiente Atem no salió de su cuarto, Isis le informó que al otro día por la mañana se llevaría a cabo la ceremonia para darle sepultura a su padre, y después se haría la ceremonia para nombrarlo el nuevo faraón de Egipto. Atem estaba destrozado, Bakura había roto su promesa, empezaba a pensar que lo sucedido con el ladrón había sido sólo un engaño. Le dio a Bakura hasta el alba del día siguiente para aparecer y darle una explicación.

Fue a su balcón y miró hacia lo lejos, esperando a que el peliblanco llegara. Pronto llegó la noche y luego la mañana, en todo ese tiempo no hubo señales del albino, entonces el tricolor dio cuenta de todo. Bakura nunca había sentido nada por él, nunca lo había amado. Para Bakura, él sólo había sido una forma fácil para entrar al palacio y asesinar a su padre. Todo lo que había vivido con él... había sido sólo un truco para poder llevar a cabo su venganza.

- Mentiroso- el joven príncipe cayó de rodillas al suelo. Sus ojos estaban hinchados, y aun así, la rabia y la impotencia alcanzaban a distinguirse en sus facciones- ¡¡Mentiroso!!... Prometiste que no ibas a matar a mi padre, prometiste que ibas a venir por mí, prometiste que me harías feliz. ¡Ja! soy un estúpido por haberte creído- sus labios se curvearon en una sonrisa amarga y sus puños se cerraron con fuerza- Sí, sólo soy un estúpido por haberte dejado jugar conmigo... por haberme enamorado de ti... Bakura, te... ¡¡ TE ODIO!! ¡¡TE ODIO Y SIEMPRE LO HARÉ!!!- gritó a todo el volumen que le dejaban sus pulmones- ¡¡Voy a hacer tu vida miserable aunque me tarde toda la mía en ello!! ¡¡Convertiré todo este amor que siento por ti en odio y te mataré con mis propias manos!!

- Su alteza- le llamó Isis desde afuera de la habitación- ya es hora

 

continued...

 


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