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Lovers at Midnight [Remake] por carina_mew12

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Ch IX. An Unexpected Day

Ryou despertó temprano como era su costumbre, se dio una ducha y se preparó para ir a la escuela. Hizo el desayuno y, después de comer, regresó a su habitación.

- Bakura, el desayuno- llamó a su yami, pero sólo obtuvo como respuesta un quejido de éste mientras que se cubría completamente con las sábanas- dios, qué perezoso...- se quejó en voz baja antes de cerrar la puerta; si dormía el resto del día no causaría tantos problemas, así que le dejó en paz. Tras asegurar todas las puertas y ventanas de su hogar, se fue al colegio.

*************

Poco después de mediodía, Bakura abrió los ojos al fin. Se sentó sobre la cama y se estiró un poco antes de levantarse. Después de bañarse y vestirse, bajó a desayunar; en la mesa del comedor encontró un desayuno completo, además de un par de chocolates. Sonrió de medio lado y se sentó a comer. Al terminar, fue hacia la puerta principal, cuando intentó abrirla se encontró con que su luz lo volvió a encerrar como el día anterior.

- No puedes engañar a un ladrón dos veces con el mismo truco- dijo burlón. Regresó a la habitación del menor y tomó un clip de su escritorio; el cual deformó hasta hacer una especie de gancho que introdujo en la cerradura. Un rato después logró abrir y escapó de su improvisada prisión. El albino se perdió entre las calles de Ciudad Domino hasta llegar a un parque cercano al museo. Sus extremidades se agarraron de un árbol, y al ver que sus zapatos le impedían subir, se los quitó. Al llegar a una de las ramas más frondosas, Bakura buscó una buena postura y se dispuso a tomar una pequeña siesta.

Los rayos de sol pegándole de lleno en el rostro no sólo le indicaron que ya llevaba varias horas ahí, también era indicio de que Ryou no tardaba en llegar a casa. Se desperezó un poco estirando los brazos y echó un vistazo a su alrededor para saber si era buena idea o no bajar. Sin embargo, hubo algo más que llamó su atención; Kaiba acababa de subir la larga escalinata para entrar al museo. Algo en la postura y facciones del castaño le generaron un mal presentimiento que le incitó a seguirle.

Usó una rama del árbol para impulsarse y subir al techo del museo. Se coló por una ventila y recorrió su estructura hasta que vio una abertura que llevaba a uno de los pasillos. Miró hacia todos lados asegurándose de no ser visto para después recorrer el sitio en busca de los objetos milenarios que resguardaba Ishizu. Pero antes de siquiera encontrar el sitio indicado, se topó de frente con Kaiba.

- Bakura, no esperaba verte en este lugar- la aún más fría mirada del Ceo le recorrió de pies a cabeza mientras le mostraba una sonrisa que reconocería en cualquier lugar y época- ¿Qué haces? ¿Recordando viejos tiempos?

-  Seth...- el ladrón no tuvo problemas en sostenerle la mirada. Es más, podía decir sin temor que era el único en poder hacerlo- ¿Qué es lo que quieres aquí?

- Sólo quiero recuperar lo que me pertenece, el cetro del milenio. En cuanto lo consiga podré apoderarme por completo de "mi otro yo". Gracias a ustedes y a su estupidez, mi alma quedó atrapada entre dos épocas completamente distintas; para asegurarme de no perder lo que poseo, debo proteger el pasado interviniendo en el presente. Pero ustedes son un constante en obstáculo en mi camino- ambos quedaron en silencio un breve momento, mirándose gélidamente- Es curioso, nunca había podido controlar este cuerpo por tanto tiempo; seguramente el cetro está muy cerca...

Antes de que Kaiba pudiera siquiera alejarse, Bakura lo golpeó en la nuca, logrando que perdiera el equilibrio y cayera. Seth perdió el control de aquel cuerpo, dejando a Seto en su lugar. Éste se levantó un poco aturdido y confundido.

- Muy bien inútil, ¿Por qué me trajiste aquí?- le retó el Ceo con enfado al albino, asumiendo que él lo había llevado a ese lugar

- ¡Nadie me dice inútil niño mimado!

- ¡Será mejor que desaparezcas de mi vista si no quieres despertar bajo el agua!- amenazó antes de marcharse, pues a su parecer, no podía darse el lujo de perder más tiempo en ese sitio.

- Lo juro Kaiba, es la última vez que te ayudo- murmuró tratando de contener las enormes ganas que tenía de golpearlo. Siguió buscando la salida hasta que se topó con Yugi y Atem- [[Genial, otro par de molestias]]- pensó. Al ver que ambos estaban tomados de la mano sintió que la rabia lo invadía, pero prefirió seguirlos de cerca sin que notaran su presencia; era algo que, como ladrón, se le daba muy bien.

- Yami, espera aquí- escuchó hablar al enano- Tengo que ver a Ishizu para discutir sobre lo que me contaste de Kaiba... ¿Seguro que no quieres entrar?

- no, ya he tenido suficiente de ese lunático por hoy- el mayor no hizo mas que soltar un suspiro- me quedaré aquí

- Bien. No tardo- el peque siguió su camino a lo que parecían las oficinas de ese lugar mientras Atem tomaba el camino contrario.

- Faraón...- sin poder contenerse más Bakura salió de su escondite para darle alcance al tricolor. Al reconocer la voz, Atem aceleró sus pasos para alejarse, sin embargo, el albino lo tomó por las muñecas y lo acorraló contra una vitrinna

- ¡Suéltame!- sus palabras sonaban naturalmente a una orden

- ¿Esta posición no te trae buenos recuerdos?- Bakura se aproximó poco a poco a su fino rostro, pero desvió su trayectoria en el último momento hacia su cuello; acarició la zona con sus labios para tantear terreno antes de atreverse a besar, por primera vez en mucho tiempo, esa tersa piel.

*****************

En otro sitio de Ciudad Domino

Mientras Ryou se dirigía a su casa, se detuvo un poco a mirar la barra de chocolate que llevaba entre sus manos, sonrió un poco y se sonrojó, estaba seguro que a su yami le encantaría. Al llegar a casa supo que algo estaba mal, ya que la puerta estaba abierta y al parecer forzada. Entró a toda prisa, dejando el chocolate sobre la mesa de centro de la sala junto con su mochila del colegio

- ¡Bakura!- gritó desesperado mientras buscaba a su yami, mas no logró encontrarlo por ningún sitio- ¡¡Carajo Bakura, ¿No sabes quedarte quieto?!!

****************

Cada roce que sentía sobre su cuello le provocaba un escalofrío que recorría todo su ser, no sabía con seguridad si era por repulsión o placer, pero aún así se sentía utilizado y las lágrimas no tardaron en hacerse presentes

- Te odio- murmuró Atem, haciendo que Bakura se detuviese de golpe- no importa cuánto tiempo haya pasado, te seguiré odiando hasta que me muera…

- Escucha...

- No hay nada que puedas decirme que no me hayas dicho antes... estoy harto de tus sarcasmos

- ¿Quieres callarte por una vez en tu vida y escucharme?

- ¿Acaso no me has lastimado lo suficiente?- la impotencia le hacía temblar entre los brazos del albino- Sólo quería tener una vida tranquila... ¡Sólo quiero que me dejes en paz!

- ¡Deja de hacerte la maldita víctima y escúchame por una maldita vez!- soltó una de las muñecas del faraón y levantó su puño, listo para golpearlo. Atem cerró sus ojos esperando a que el golpe llegara, pero en lugar de esto oyó un vidrio romperse y sintió que un líquido caía sobre su hombro. Al abrir sus ojos se dio cuenta de que Bakura, en lugar de golpearlo a él, había descargado su furia en la vitrina detrás de ellos y ahora su puño se desangraba sobre él. La alarma del museo sonó, el peliblanco se apartó deprisa y escapó antes que la seguridad legase

- ¿Yami, qué...?- Yugi e Ishizu habían salido de la oficina, pero al ver al faraón inconsciente al lado de una vitrina rota se alarmaron mucho y se apresuraron a socorrerlo.

****************

Lejos del museo, tiempo después…

Bakura estaba sentado sobre una caja junto a un basurero cubriendo la herida con su otra mano para detener el sangrado. Sintió que alguien se paraba junto a él, y al levantar la vista, notó que se trataba de Ryou

- ¿Cómo me encontraste?- enseguida el joven ladrón volvió a bajar la mirada, restándole importancia al recién llegado

- Intuición, supongo- contestó Ryou con un deje de sarcasmo- O tal vez se deba a esto- sacó de su mochila los tenis del mayor- los dejaste en el parque junto al museo. Me sorprende que siendo un ladrón hayas cometido un error como el de dejar un rastro- al ver que sus regaños no surtían efecto, Ryou dejó salir un suspiro- y espero que no tengas nada que ver con lo que le pasó al faraón, se veía grave- mientras buscaba a su yami había tenido la oportunidad de acercarse al museo y ver cómo los hombres de Ishizu transportaban al faraón inconsciente a otro sitio

- Ya lo herí lo suficiente- susurro más para sí que para el otro, y aunque Ryou logró escucharlo, no entendió lo que quiso decir.

- Vamos a casa a curarte esa herida- no esperó su respuesta, sólo lo tomó del brazo y se lo llevó de ahí hacia su hogar.

Al llegar a casa, Ryou buscó el botiquín de primeros auxilios, se sentó en el sofá de la sala junto con su yami y comenzó a limpiar la herida cuidadosamente

- ¡Duele, demonios!- se quejó Bakura entre dientes. Las personas de esa época parecían obsesionadas con el dolor ajeno

- Es sólo alcohol, quédate quieto- le regañó el menor- Además, te lo mereces por haber huido- tras comprobar que los cortes en la mano del mayor no eran tan profundos, comenzó a envolver su mano con una venda cogió una venda. Mientras lo hacía el teléfono comenzó a sonar. Ryou tomó el auricular y lo sostuvo entre su hombro y su oreja- ¿Diga?... ¡Mamá!- respondió sorprendido, sujetó la venda con un broche y se levantó, esta vez sujetando el teléfono con su mano- ¡Mamá, que bueno que hayas llamado! Sí, el paquete llegó. Estoy bien ¿Y ustedes?- hubo un largo rato en el que Ryou no dijo nada, pero conforme pasaba el tiempo, algo en su expresión iba cambiando-… ¿En serio? ¡Los felicito!... No, no. Lo comprendo, estaré bien...- incluso Bakura pudo notar lo incómodo que su luz se veía con esa ¿Llamada? Todavía no terminaba de comprender esa tecnología- No importa, ya te dije que estoy bien... Sí, lo esperaré. Escucha, tengo que irme, debo hacer muchas cosas... nos vemos- al colgar el teléfono sus ojos se le llenaron de lágrimas

- Ryou...- Bakura se puso de pie también

- Era mi madre- le interrumpió- Mis padres... Ellos acaban de tener una bebé hace algunas semanas, es por eso que no habían venido a verme. Mamá dijo que no podrían venir a visitarme por un tiempo y que el próximo mes me mandarían una foto de mi hermana- conforme hablaba, la voz se le desquebrajaba a tal punto de ser apenas entendible. Por más que talló sus ojos con sus manos, no pudo evitar llorar- Se supone que debería estar contento, pero sé lo que va a pasar... Pronto las llamadas y los paquetes se harán menos frecuentes, hasta que dejen de llegar... Harán una nueva vida con su hija y se van a olvidar de mí...- sin poder aguantarlo más, se abalanzó a Bakura, llorando como nunca lo había hecho, el mayor no hizo ni dijo nada. Cuando Ryou se dio cuenta de lo que acababa de hacer, se apartó de su yami de prisa- lo siento- dijo mientras se limpiaba las lágrimas con sus manos. Al mirar abajo, Ryou detectó que la herida de Bakura seguía sangrando- creo que no lo hice bien- retiró la venda y volvió a limpiar la zona, fue cuando observó algo que sus ojos vidriosos no pudieron creer- [su herida... esta sanando por sí sola]

- ¿Por qué me miras así?

- No es nada- siguió curando la mano de Bakura, aun incrédulo ante lo que acababa de ver. Tal vez su mirada estaba tan borrosa por las lágrimas que ya no distinguía bien

- ¿Qué es eso?- preguntó el mayor señalando un objeto sobre la mesa

- Es chocolate. Lo había traído para ti... pero...- ni siquiera había terminado de hablar cuando su yami estiró su mano sana tratando de alcanzarlo, pero Ryou lo cogió primero-... Pero no pienso dártelo por lo que hiciste

- ¡Dame eso!

- ¡Que no!- Ryou echó a correr por toda la casa, con su yami tras él. Bakura usó un truco que conocía hace milenios, se "barrió" entre los pies de su luz, logrando que ambos terminaran en el suelo. Bakura le arrebató el chocolate y empezó a comérselo- ¡No es justo!- se quejó al principio Ryou, pero al notar que estaba sentado entre las piernas del mayor se puso de todos colores  antes de recargarse en el pecho de Bakura y disfrutar su compañía.

****************

Atem abrió sus ojos cerca de las siete de la tarde, empezaba a oscurecer. Al ver a su luz sentado a su lado sintió un gran alivio. Yugi sonrió notoriamente al verlo consciente y a salvo

- ¡Por fin despiertas! Me tenías tan preocupado- profirió Yugi contento y afligido a la vez- ¿Qué sucedió en el museo?

-... - Atem no supo cómo reaccionar. Prefirió no decir la verdad para no preocupar más al menor- No lo recuerdo bien...

- ¿Fue Bakura?- al ver el rostro pasmado del faraón, Yugi supo en que había acertado- Me lo suponía. Ryou fue al museo buscándolo pero al parecer ya había escapado. ¿Por qué ustedes se odian tanto? ¿Es algo de su pasado?

- ...

- ¿Por qué no me dices nada? ¿No confías en mí? ¡Dime qué pasa! Te lo ruego

- ¿En serio quieres saber?

- ¡Claro que quiero! Deseo ayudarte... por favor Atem...

- Esta bien, te lo diré- el faraón inhaló profundo antes de iniciar su relato- Todo comenzó el día que conocí a Bakura...

Continued...

 

 

 


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