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¡Perdóname George! por ardnas

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Notas del fanfic:

Pareja principal

George x Harry (más tarde en el fic) aunque habrá un leve Ron x Harry (casi al inicio del fic)

Disclaimer: Harry Potter y todo su mundo no me pertenecen, ellos son propiedad de J.K. Rowling, solamente los Occ me pertenecen, yo no gano nada al escribir esta historia, solamente habilidades para escribir, soportar la critica constructiva (algunas veces la destructiva, ya me ha pasado) y que tanto ustedes como yo nos entretengamos un rato.

 

 

Cualquiera diría que con el fin de la guerra todo el mundo estaría más que satisfecho. Ese no era el caso de George.

Habían pasado ya dos meses desde el fin de la guerra, el mundo mágico y sus habitantes se encontraban sumidos en un nuevo periodo de paz, uno lleno de reconocimientos, compensaciones, capturas, recompensas, juicios, reconstrucciones... pero aun así estaban en paz, Voldemort había muerto finalmente y está vez no tendría forma alguna de volver, eso estaba claro.

Y a pesar de todo eso, George Weasley se sentía completamente miserable.

Ciertamente Voldemort no volvería a ser un problema, podía vivir sin temor a que sus amigos y familia fueran asesinados por un loco, pero aun así no era feliz. Había sido muy tarde para Fred.

George siempre había pensado que nada podría separarlo de Fred, no solamente era su hermano o su gemelo, también era su mejor amigo, apoyo y confidente, el simple hecho de pensar en una vida sin Fred era completamente espantoso, y sin embargo esa era su situación: se había topado con la única forma de vivir una vida sin Fred.

Durante algún punto de su vida se preocupó porque fuera posible que él y Fred se separaran, el día antes de que asistieran a Hogwarts, George pensó que le alegraba mucho el hecho de que al ser gemelos iría a Hogwarts junto a Fred, fue entonces que un súbito pensamiento lo abordó: si quedaba en una casa distinta que su gemelo... ellos serían separados.

Para cualquier otra persona eso tal vez resultaría absurdo, él y Fred eran como dos gotas de agua para todo el que no los conociera realmente, ciertamente compartían muchos gustos, costumbres, manías y hasta ambiciones, pero seguían siendo dos individuos diferentes (aun si mucha gente tendía a olvidarlo) y como tal tenían diferencias, puede que fueran lo bastante sutiles como para no notarse inmediatamente, pero George sabía que estaban ahí.

No pudo dejar de pensar en eso el resto del día, incluso perdió el sueño por ello, durante su viaje en el tren estuvo inusualmente callado y pensativo, a pesar de que Fred se dedicó a hablar de las famosas jugadas de quidditch que habían tratado de hacer con sus hermanos durante el verano. Estuvo completamente perdido en sus pensamientos hasta que Fred le dijo que deberían comenzar a vestirse.

Aun un poco ausente se puso su túnica de segunda mano, pocos minutos después una voz retumbó en el tren.

—Llegaremos a Hogwarts dentro de cinco minutos. Por favor, dejen su equipaje en el tren, se lo llevarán por separado al colegio.

El estómago de George se retorcía de nervios, en cambio Fred estaba completamente radiante de anticipación, lo arrastró fuera del compartimiento hasta que se reunieron con el resto del grupo que llenaba los pasillos.

El tren aminoró la marcha, hasta que finalmente se detuvo. Todos se empujaban para salir al pequeño y oscuro andén. George se estremeció, no por el frío aire de la noche, sino porque estaba un paso más cerca de saber si sus sospechas eran ciertas.

Resbalando y a tientas, siguieron a un hombre más grande de lo normal por lo que parecía un estrecho sendero, este se abría súbitamente al borde de un gran lago negro. En la punta de una alta montaña, al otro lado, con sus ventanas brillando bajo el cielo estrellado, había un impresionante castillo con muchas torres y torrecillas. Habría disfrutado de la vista si no hubiera sido por sus preocupaciones.

Recordaba subir a un bote junto con Fred, un chico de cabellos tiesos y una chica de pose altanera. Atravesaron un túnel oscuro que parecía conducirlos justo por debajo del castillo, hasta que llegaron a una especie de muelle subterráneo, donde treparon por entre las rocas y los guijarros.

Una vez que llegaron ante una gran puerta de roble el gigante llamó tres veces antes de que una bruja alta, de cabello negro y túnica verde esmeralda los guiara dentro, recordaba aplaudir fuertemente cuando Fred fue seleccionado a Gryffindor, y sentir como el alma escapaba de su cuerpo al escuchar que lo nombraban:

— ¡Weasley; George!

Su gran temor se vio confirmado cuando la profesora McGonagall le puso el sombrero seleccionador en su pelirroja cabeza:

— Oh, ¿que tenemos aquí? —. Escuchó una voz grave cerca de su oreja — Mucho valor eso está claro, tienes un gran espíritu y osadía, sin ninguna duda eres muy parecido a tu hermano, al igual que él serias un gran y alborotador León.

George sintió que podía respirar tranquilo después de eso, tal vez debió esperar un poco:

— Oh, pero estás lleno de astucia, tu ingenio y determinación si bien eran poseídos por tu hermano no estaban tan presentes como lo están en ti, tienes poco sentido de auto-preservación, pero tu gran inventiva y desdén por las normas... triunfarías en la casa de las serpientes.

— ¡No, por favor! ¡Con mi hermano! ¡Quiero ir a Gryffindor con mi hermano!

— Está todo en tu cabeza joven Weasley, Slytherin te guiará en tu camino a la grandeza.

— ¡No me interesa esa grandeza si no puedo compartirla con mi hermano! ¡Tal vez si Fred no estuviera lo consideraría! ¡Seria fabuloso ver a mi familia y a la misma casa de las serpientes cuando lo supieran! ¡¡¡SE ESCANDALIZARÍAN!!! ¡Pero Fred está aquí y quiero ir con él a Gryffindor!

— Si eso es lo que quieres, entonces se... ¡GRYFFINDOR!

Todavía podía recordar el alivio que sintió cuando el sombrero le hizo caso, felizmente siguió a Fred hacia la mesa de los leones.

Después de eso comenzaron a ir y venir sus preocupaciones, se sentía muy afortunado de que Fred también lo quisiera cerca pues eso facilitó mucho las cosas, al final, no pasó mucho tiempo para que se convenciera de que nada, pero nada, lo iba a separar de Fred.

Claro que, nunca consideró la muerte.

La guerra le había quitado a su hermano, poco le importaban los reconocimientos que el mundo mágico le daba, los miles de agradecimientos, la fama... ¿de qué le servía todo lo que había conseguido si Fred no estaba ahí para compartirlo?

Por eso se encontraba ahora mismo apenas pudiendo pasar la comida, miraba con tristeza una foto en la que aparecía con su hermano después de un partido de Quidditch, su madre había pasado a la tienda esa mañana y le había traído el almuerzo con una expresión triste, llevaba más de una hora tratando de terminar de comer, pero sus recuerdos y emociones no se lo permitían, sabía que se estaba torturando al seguir contemplando esa foto, pero simplemente no estaba dispuesto a dejar ir los recuerdos de su hermano.

— GxH — GxH— GxH — GxH — GxH — GxH — GxH — GxH — GxH — GxH — GxH — GxH —

El Sol ya estaba ocultándose, el pelirrojo se dirigía al baño para lavarse el rostro después de haber llorado por largo rato, hacía rato que había dejado la foto para conseguir calmarse, enjuagarse el rostro era lo último que necesitaba.

El debió evitar mirar al espejo.

Podía verse en él, su rostro cubierto de pecas, su cabellera roja, sus ojos azules (realmente no sé su color de ojos así que los pondré azules y aquí conserva su oreja porque YOLO), todas y cada una de las características que lo hacían George Weasley (físicamente hablando) podían verse en el espejo, pero la realidad volvió a golpear súbitamente al pelirrojo, pues en el espejo no solo estaba su reflejo, sino también el de su hermano, podía ver a Fred en el reflejo de la misma forma que se veía a si mismo.

George se encogió en su sitio conteniendo el llanto, el pelirrojo hacia todo lo posible para que las lágrimas no cayeran, no quería ser débil, sabía que tenía que superarlo pero era simplemente difícil, si seguía en esa situación esa gran herida en su corazón no sería capaz de cerrarse, pero sabía que una parte sí mismo no estaba dispuesta a que esta se cerrara.

George no notó los pasos que se dirigían hacia él, su vista estaba clavada en el espejo, tampoco notó cuando estos se detuvieron, estaba tan inmerso en su pequeña burbuja de tristeza y lamentaciones, que apenas fue capaz de notar la voz masculina que se perdió en un murmullo, llamándole:

— George... — La voz de Harry resultó reconocible para el mayor, este volteó a su lado derecho para observar como el más pequeño se acercaba con una mirada de incertidumbre en su rostro, queriendo responder de forma no verbal, George solamente señaló el espejo donde yacía su reflejo, pero Harry no parecía captar lo que eso significaba así que le habló en un murmullo, diciéndole cuanto extrañaba a Fred.

El pelirrojo observó desconcertado como los orbes esmeralda se llenaban de tantas lagrimas como sus propios zafiros, George no estaba acostumbrado a ver a Harry llorar, el chico Potter era demasiado bueno ocultando su dolor (cosa que se había enterado, aprendió con los Dursley), por eso le resultaba casi irreal, las pocas veces que había visto llorar a Harry no fueron por el mismo, sino por alguien más.

Supuso que el Potter también extrañaba a Fred, George sabía que a Harry le lastimaba demasiado lo que ocurría con otros, muchas veces se preguntó cómo fue que el chico no quedó en Hufflepuff considerando su gran lealtad y preocupación hacia los demás, su poca consideración consigo mismo y la necesidad casi enfermiza de no permitir que los suyos sufran.

Ese canijo con gafas era muy especial.

George sintió el abrazo del más joven y como las lágrimas empapaban su túnica, devolvió el gesto mientras nuevamente le murmuraba al pelinegro lo mucho que extrañaba a su hermano y cuanto lamentaba estar lejos de él, para su desconcierto eso solo aumento el llanto del menor, George miró a Harry, preguntando silenciosamente lo que ocurría.

Obviamente, el lloroso pelirrojo no se esperaba las siguientes palabras:

— Perdóname George. Perdóname por quitarte a Fred.


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