Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Rompiendo Las Reglas por AniBecker

[Reviews - 27]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Capítulo IV

Los días fueron pasando, y la relación de Kagami y Kuroko no pareciera que fuera realidad, el peli celeste siempre era el que lo buscaba, el que le proponía de quedar, el que lo llamaba, incluso el que le tenía que pedirle alguna muestra de afecto o de cariño, porque el pelirrojo, nunca lo hacía de forma que saliera de él mismo.

Lo estaba intentando, confesaba que quizá no con todas sus fuerzas, pero lo estaba intentando, aunque no veía los resultados. Era cierto que sólo llevaba con él un mes, pero en ese tiempo, aunque hubiera sido poco, no le había nacido ese sentimiento amoroso que debería tenerle a su sombra.

Le tenía cariño, lo confesaba, le tenía aprecio, pero él sentía que era por la amistad que tenía con él, al igual de ser compañeros de equipo.

El peor momento para empezar a sentir algo por el menor, era precisamente tener que ir a su casa a cenar. ¿Por qué la vida lo estaba poniendo a prueba de esa manera? Él quería que tanto su cerebro como su corazón, no siguieran pensando en su destinado, por eso quería evitar de cualquier manera a Aomine, pero justo a Kuroko se le ocurría cenar con su padre para formalizar su relación.

Kuroko pensaba en cómo decirle a su padre sobre su nueva pareja, ocurriéndole así una pequeña encerrona para que cenaran todos juntos y presentarle a su novio, aunque ya lo conociera por ser su compañero de equipo y clase.

—¿Te importa si esta noche hacemos una cena aquí y te presento a alguien?

—¿Quién es ese alguien? —cuestionó, aunque ya entendía que se refería a una pareja—. ¿Lo conozco?

—Bueno... sí, es un compañero tanto de clase como de equipo.

—¿Y de quién se trata la persona que tengo que decirle unas cuantas amenazas?

—No empieces, por favor, es un buen chico, de verdad. No quería presentártelo hasta al menos llevar con él un mes —confesó de forma monótona.

—¿Y me puedes decir quién es o voy a tener que esperar a la cena para saberlo? Porque todo eso me parece muy bien, pero no me dices de quién se trata —insistió, con algo de fastidio.

—Es Kagami-kun —casi se atraganta con el café que estaba bebiendo.

—¿Kagami? ¿Te refieres a ese pelirrojo alto? —trató de disimular que no recordaba al susodicho.

—El mismo. ¿Hay algún problema con eso?

—Bueno... no precisamente —carraspeó su garganta—, sólo que no sabía que ambos os gustabais.

Se sentía enojado. ¿Qué se creía el mocoso ese? Le juraba no hace mucho que estaba enamorado de él, que lo quería y estar junto a él, y ahora salía con su propio hijo. ¿Eso era una venganza por haberlo rechazado? Lo que no iba a permitir, es que jugaran con los sentimientos de Tetsuya.

—Fue durante el campamento de entrenamiento —empezó a narrar—, a mí desde el primer momento en que lo vi, me gustó, y quería confesarme, pero no veía indicios que él sintiera lo mismo por mí. Pero... justo la noche que me confesé, Kagami-kun fue rechazo por un omega.

—Eso es muy rastrero de su parte, sale contigo sólo porque alguien lo rechazó —respondió, molesto—. No es una buena persona y no está siendo sincero contigo.

—Te equivocas, él no quería, fui yo quién le insistió. Le dije que podríamos salir para así que así olvide su rechazo, y así me daba una oportunidad de enamorarse de mí —explicó, con ilusión en sus ojos.

—Sigo pensando que es demasiado rastrero —sentenció Aomine—. Si vuestra relación ya empieza así, poco puede durar.

—¿Por qué me dices eso? Pareciera que te molesta que esté saliendo con Kagami-kun.

—No es eso, es que su relación no empezó de las mejores formas, ¿y si Kagami aún está despechado y sigue sin sentir nada por ti?

—¡Pero para eso está el tiempo! ¿No? Cuando empiezas a salir con una persona, la mayoría de las veces no la amas, acabas amándola con el paso del tiempo —se defendió. La actitud de su padre lo estaba empezando a molestar, era como si no se alegrada por él.

—No te quito la razón, pero también, normalmente cuando empiezas con una persona, al menos esa persona te gusta, y Kagami no sentía nada por ti en ese momento.

—Pero sí puede sentir por mí algo ahora, ¿o no?

—Que sí, Tetsu, que sí, lo que tú quieras creer. Quieres que cenemos juntos, ¿no? Pues vale, cenamos, ya está.

—Pareciera que te moleste, hubieras preferido que no tuviera pareja, ¿no? —se cruzó de brazos, delante de él cuando se levantó de su lugar.

—Claro que no es eso, Tetsu, me alegro por ti, y de verdad espero que seas feliz y que él sea digno de ti y no te haga sufrir.

El peli celeste no respondió, sólo se marchó del despacho de su padre. Aomine suspiró, dejándose caer hacia atrás en la silla de escritorio. ¿Por qué Kagami había tenido que elegir salir con Tetsu? ¿Por qué Tetsu se había tenido que fijar precisamente en Kagami? ¿Por qué el pelirrojo tenía que ser su destinado? ¿Lo habría hecho por venganza? ¿Cómo él lo había rechazado ahora quería hacerle daño a Tetsu por su culpa?

No lo iba a permitir, sea quien sea, no iba a permitir que dañara y jugara con su hijo, si eso era lo que quería. Ya estaba deseando que llegara la cena, para dejarle las cosas claras a ese alfa.

—¡Ah! —volvió a aparecer el menor—. También quiero que papá esté presente en la cena.

—¿Qué se supone que pinta él en la cena?

—¿Tal vez porque es mi padre? Así que, si tú no le avisas, lo hago yo —le amenazó. El moreno suspiró con resignación.

—Ya le aviso yo —miró por unos minutos el móvil, como si la pantalla oscura le fuera a decir qué era lo que tenía qué hacer. La voz de Kuroko le indicó que marcara de una vez, y él, rezando para que su ex estuviera lo suficiente ocupado para no poder asistir a la cena.

Para su desgracia, el hombre aceptó, alegando que, aunque tenía unos compromisos, prefería asistir a la cena y conocer a la pareja de su hijo, pero que él invitaba a uno de los restaurantes favoritos del menor.

Por su parte, Tetsuya, completamente feliz por la confirmación de su padre, avisó a Kagami para que esa noche, fueran a cenar al restaurante que su padre indicó.

..

Se sentía nervioso, completamente nervioso. Había preferido que él y Tetsuya fueran por su cuenta al restaurante, y que allí esperaban a su ex marido y a Kagami. Entraron en él, y el camarero los guió hasta su mesa reservada.

No pasó mucho tiempo, cuando un hombre alto, de cabello oscuro y ondulado, enfundado en un costoso traje, entró en el establecimiento. Tragó saliva, y se frotó las manos, porque sus palmas le sudaban.

—Hola papá —saludó el peli celeste sonriendo, levantándose de su asiento. El hombre lo abrazó, y buscó con la mirada a las personas que deberían estar en esa mesa.

—Vaya, ¿tu novio aún no se ha dignado a venir? Qué poco puntual —protestó, pero con una sonrisa.

—Aún es pronto, no llega tarde porque aún no es la hora acordada por quince minutos —habló Aomine, haciendo que los ojos negros se fijaran en él.

—Hola a ti también, Daiki, ¿es que no me vas a saludar? —dijo de forma coqueta. El moreno refunfuñó, y a regañadientes se levantó de su lugar, para aceptar el saludo del recién llegado.

—Oh, Kagami-kun, por aquí —le hizo señas al verlo entrar por la puerta.

Si Aomine se sentía nervioso, él juraría que se sentía el doble. Iba a conocer al padre de Kuroko, y estar en el mismo espacio que Aomine. Iba a ser muy difícil quitarle la mirada de encima, pero lo peor iba a ser cómo sería recibido, ya que seguro que el peli azul, lo iba a matar por salir con su hijo.

Al entrar al restaurante, oyó la suave voz de Kuroko, y no tardó en divisarlo. Tragó saliva, mientras iba acercándose a aquella mesa dónde lo esperaban. El hombre lo miraba de manera seria, mientras que Daiki lo fulminaba con la mirada.

Sus ojos se posaron en el brazo sobre el hombro de ese hombre sobre Aomine, y sintió una pequeña molestia en su interior, que quería disimular de cualquier manera. ¿Es que había vuelto con su ex marido?

—Mira, Kagami-kun, te presento a mi padre —volvió a la realidad cuando el menor se dirigió a él.

—Así que tú eres el novio de mi adorado hijo —le mantuvo la mirada, intentando intimidarlo, a la vez que le extendía la mano—, soy Kuroko Katsunori, encantado.

—Lo... lo mismo digo —después del saludo, se sentaron en la mesa, degustando primero un exquisito vino tinto.

—Y dime, Kagami-kun —empezó a hablar Katsunori—, ¿qué eres compañero de Tetsuya?

—Eh, sí, tanto de clase como de equipo. Ambos nos compenetramos muy bien.

—Ya veo, eso es bueno. ¿Y cómo se hicieron novios?

—Papá, eso no se cuenta —dijo avergonzado el peli celeste. Tampoco es que quisiera contarle a su padre cómo fue precisamente que se hicieron novios, porque entonces, estaba seguro de que iba a tener en el punto de mira al pelirrojo.

—Bueno, bueno, yo sólo quería saber un poco, tampoco te pongas así, ¿verdad, cariño? —posó su mano sobre la de Daiki, quién trató de retirarla sin éxito.

—Quizá quieren mantenerlo en secreto —dijo entre dientes, acercándose con disimulo a su ex pareja para susurrarle sin que los otros se dieran cuenta —. Y no me llames cariño, imbécil.

Katsunori ignoró la protesta del moreno, sonriéndole. Le encantaba molestarlo, pero su propósito siempre fue que esa fiera de hombre volviera a ser suyo, como meses atrás.

—Por lo que veo, aún no has marcado a mi hijo, porque lleva su collar y porque no siento tu aroma sobre él, eso me gusta —siguió hablando—, porque apenas cuánto llevan, ¿un mes? Es demasiado pronto para pensar en esas cosas, ¿verdad? —volvió a dirigirse al de ojos azules, que parecía que el fondo de su copa de vino era lo más llamativo en ese momento—. Porque tú quieres y respetas a mi hijo, ¿no es así?

—No se preocupe, señor, entre Kuroko y yo no ha pasado nada, yo lo respeto ante todo —respondió, nervioso—. Además, todavía nos estamos conociendo.

—¡Kagami-kun! No digas nuestras cosas —se quejó con vergüenza Kuroko.

—Vuestras cosas, ¿es que sí ha pasado algo entre vosotros, Tetsuya? —inquirió el padre, con ojos fijos.

—No ha pasado nada, papá, pero tampoco es que Kagami-kun lo dijera, me siento avergonzado.

—Yo... ¿me disculpan un momento? —se levantó Aomine, directo hacia el baño.

Se refrescó el cuello y el rostro con agua fría. Se sentía nervioso, y algo ¿molesto o celoso? No, no, mejor dicho molesto. Sí, era eso. Se sentía molesto porque su único hijo le estaba presentando de manera oficial a su novio, porque esa pareja, era un alfa, y temía por su hijo, que era omega, porque lo quería y porque no quería que nadie le hiciera daño.

Sí, era por eso, no porque la pareja de su hijo era su alfa destinado, el que de vez en cuando, le echaba unas miradas acusadoras, sobre todo cuando su ex marido se dirigía a él.

Y esa era otra, ¿a qué se suponía que estaba jugando Katsunori? ¿A qué venía esos cariños cuando le decía algo, y esos toques en su mano?

Se sentía acorralado por esos dos malditos alfas posesivos y territoriales. Uno de ellos, era su alfa, por el que fue marcado y con el que tenía un hijo. Y el otro, aunque no había tenido nada con él, era su pareja destinada.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por la puerta del baño abriéndose. Se estremeció, ¿por qué había tenido que seguirlo hasta ahí?

—¿Te encuentras bien? —preguntó, preocupado.

—Estupendamente. ¿Qué es lo que quieres?

—Tardabas en salir y tu... bueno, el padre de Kuroko me pidió que si podía venir a ver si te encontrabas bien. Me imagino que él quería quedarse a solas con él para hablar de algo que yo no estuviera delante.

—Pues puedes volver a la mesa —respondió, volviéndose a mojar el cuello.

—¿Has vuelto con él?

—¿Cómo?

—Que si has vuelto con el padre de Kuroko. Como te llama cariño y te toca, te coge de la mano, de la cintura —su voz sonó molesta.

—No. Y si así fuera, a ti te debería dar igual. ¿Por qué sales tú con Tetsu? ¿Es que quieres hacerle daño y así vengarte de mí, verdad?

—Claro que no. Tú mismo me dijiste que me buscara a alguien de mi edad —se encogió de hombros.

—Y tenía que ser precisamente mi hijo, ¿no?

—No especificaste la persona. De todas formas, ¿por qué te molesta que esté saliendo con Kuroko?

—Tú no le quieres —afirmó, con mirada seria—, y puede que no estés jugando con él o lo que sea, pero no lo quieres. ¿En algún momento llegarás a quererlo? Porque si no es así, aunque no sea tu intención jugar con él, le harás daño igualmente, ¿eres consciente de ello?

—Me gustaría poder quererlo como se merece, y olvidarme de ti —acortó la distancia que había entre ambos, estremeciendo al otro.

—Con sólo querer no vale, tienes que intentarlo primero, y por tu forma, sé que ni lo has intentado. No me gusta la idea de que estés con Tetsu sólo porque dices que quieres olvidarme.

—Pero si no salgo con alguien, nunca me daré la oportunidad de olvidarte, ¿no crees? —terminó de acercarse a él, acorralándolo contra la encimera del lavabo.

—Y tiene que ser precisamente con mi hijo —repitió—, ¿no había más personas que lastimar?

—¿Te molesta que esté con Kuroko porque es tu hijo o porque estoy saliendo con otra persona que no eres tú?

—Si lo que quieres preguntarme es si estoy celoso, no estoy celoso, salieras con quién salieras, sólo me molesta que quieras jugar a los experimentos con mi hijo, porque no quiero que salga lastimado por tu culpa.

Posó sus manos en las caderas ajenas, apretándolo así contra su cuerpo, para después subir una de ellas hasta el rostro moreno, acercando peligrosamente sus labios, hasta juntarlos en un beso que empezó siendo suave, que después pasó a demandante.

A duras penas, pudo separar al pelirrojo de él.

—¿Qué mierdas se supone que haces? No voy a consentir que engañes a Tetsu, y mucho menos conmigo, ¿te queda claro?

—Cómo me gustaría poder estar contigo... —hundió su rostro en el cuello ajeno, dejando pequeños besos—. Sabes que ninguno de los dos podemos olvidarnos, somos destinados, y como el significado de la palabra lo dice, el destino quiere que estemos juntos. Y no sólo el destino, sino nuestros cuerpos también.

Su resistencia estaba empezando a flaquear, hasta que se terminó de ir por el caño, aceptando las caricias que su alfa le estaba otorgando, y esos besos con los labios ajenos que se abrían paso en su boca.

Cuando sintió que la situación se le estaba yendo de las manos, fue cuando su mente hizo click y recobró su lucidez, separó como pudo al pelirrojo.

—¡Quítate ya! Esto está mal, es inmoral que yo esté haciendo que el novio de mi hijo le sea infiel, precisamente conmigo. Ya dejamos claro que tú y yo no podemos estar juntos, y aunque seamos destinados, debemos seguir cada uno su camino. Pensé que lo habías entendido aquella vez.

—Yo quiero que mi corazón lo entienda, pero es imposible, sabes que no se puede luchar contra el destino. Y, cada vez que te veo, no puedo evitar en abrazarte, besarte, tenerte conmigo. Y me siento molesto si otro alfa se te acerca.

—Deja ya la tontería del destino, que pareces un disco rayado, con esa cantinela una y otra vez. Por favor, si no vas a poder querer a Tetsu, por favor te lo pido que lo dejes, antes de que salga lastimado.

—Con el tiempo me darás la razón de que no podemos luchar por lo que el destino nos tiene preparado, tú y yo estamos destinados a estar juntos, e intentaré de todas maneras conseguirlo, aunque sea lo último que haga —dijo con total seguridad en sus palabras—. Sólo con el tiempo verás cómo no podremos mantener la distancia que tú quieres, porque nuestros cuerpos siempre van a querer tener al del otro.

Volvió a acercarse, para nuevamente besarlo con desenfreno. Cuando estuvo satisfecho, se separó, dejando a un Aomine completamente nervioso, sin dejar de estremecerse. Lo peor para el moreno, que era porque necesitaba más de ese alfa.

Interesante... —murmuró con una sonrisa socarrona la persona que se encontraba tras la puerta entreabierta del baño, que había presenciado todo aquello—... Esto va a ser muy interesante. 

Notas finales:

*Kuroko Katsunori es Harasawa Katsunori, el entrenador de Too Gakuen, le puse ese apellido para así poder conpaginar con el de Kuroko, pero son la misma persona, para que no haya así problemas al entender de qué persona se trata. 

Gracias por leer :)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).