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El amigo de papá por Big Rabbit

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Notas del capitulo:

Hola

CAPÍTULO 10: VUELVE EL AMIGO DE PAPÁ

La atmósfera estaba tensa en el departamento de literatura de Publicaciones Onodera. El jefe, Asahina, no estaba. Se encontraba en una reunión con el escritor Sumi Ryouichi, un hombre ya mayor que había escrito gran cantidad de obras y ganado varios premios.

Aikawa se tiraba de los pelos de pura frustración.

-¡El plazo se cumple en dos días y aún no hemos conseguido nada! ¡¡NADA!!

Fujikawa, el editor que la acompañaba, le tenía miedo a Usami. No tenía el carácter que se necesitaba para enfrentarlo y por eso, entre otras cosas, estaban en esa situación.

Ryuichiro estaba observando la escena, era mucho más interesante que el aburrido papeleo que estaba haciendo.

-Oye, Aikawa, ¿y si te acompaño yo? Yo conozco a Usami y sé como molestarlo para que reaccione...

Eso era cierto. Durante el último año de instituto, Ryuichiro conoció a los hermanos Usami: Haruhiko y Akihiko. Se volvió buen amigo de Haruhiko ya que eran de la misma edad, pero Akihiko le caía bien, y para ser tan joven tenía un sentido del humor bastante peculiar.

Fujikawa casi agradeció quedarse en la oficina, la perspectiva de entrar en el piso de Usami-sensei otra vez le resultaba aterradora. 
-Pero... ¿Qué dirá Asahina-san? 
-Él lo entenderá, si se lo explicamos.

Ryuichiro sonó tan seguro de sí mismo que los otros dos editores no dudaron en seguirlo. En momentos de crisis había que actuar enseguida. De camino al piso, entablaron una conversación.

-Isaka-kun, ¿por qué odias tanto a nuestro jefe? ¿Es porque él es el jefe... O es que tienes algo personal contra él? -Aikawa era bastante perceptiva cuando no estaba nerviosa, y sin saberlo dio en el clavo. 
-Tal vez sí... O tal vez no y sólo soy un niño mimado que quería el puesto de jefe. -Ryuichiro se encogió de hombros.

Tal vez es que no quiero tener cerca a alguien que se portó tan mal conmigo.

Tal vez porque lo odio... Pero... 

***

Cuando Asahina llegó de su reunión, se sorprendió al ver que ni Aikawa ni Isaka estaban en sus mesas.

-Fujikawa, ¿por qué no has ido al piso de Usami-sensei? ¿Dónde están Aikawa e Isaka? -El tímido Fujikawa dio un respingo en la silla. 
-S-se fueron ellos dos... Isaka-kun dijo que lo conocía y sabía tratar con él... -Asahina decidió dejarlo en paz, era demasiado tímido y nervioso. 
-Bueno, vuelve al trabajo. Hablaré después con ellos. Asahina volvió a salir. A ver si localizaba al señor Onodera y le preguntaba varias cosas sobre Isaka. Ese Isaka que no le dejaba hacer su trabajo en paz...

***

Unas horas después, unos cansados pero felices Aikawa e Isaka entraban en la oficina.

-¡Lo conseguimos! -Decía Aikawa sosteniendo un manuscrito. 
-Me alegro. -Dijo Asahina en tono cortante y extendiendo la mano. -Ahora, vuelvan al trabajo... Por cierto, Isaka, no sabía que tú eras el otro candidato a editor en jefe de esta sección y me disculpo por ello, pero ahora el jefe soy yo, y como tal tienes que obedecerme. ¿Te ha quedado claro? 

-Sí. -Isaka nunca le diría sí, jefe sí, señor. 
-Entonces, vuelve al trabajo. Por cierto, tienes el papeleo que dejaste pendiente. -Eso era un golpe bajo. Isaka miró a Asahina con rabia y volvió a su mesa. Se mordía los labios compulsivamente para acallar todo el torrente de insultos que acudían a sus labios.

Traidor, traidor. Estúpido trepa.

Asahina sospechaba que algo no iba bien. Con la edad y la experiencia, se había vuelto más perceptivo. En el despacho del señor Onodera no descubrió gran cosa, sólo que Isaka había sido un trabajador ejemplar, que normalmente era encantador y que antes de su llegada el mismo señor Onodera quería proponerlo para editor en jefe de literatura.

Claro, ahora todo parecía cobrar sentido. Isaka debía sentirse molesto por no conseguir el puesto deseado. Pero para un hombre de 27 años no era muy lógico. Es decir, un hombre maduro, y tan encantador como decían, no se comportaba así. Por eso, Asahina sospechaba que había un motivo oculto y decidió hablar con Isaka al final de la jornada.

Realmente, sólo había oído hablar de los Isaka, de su trabajo como abogados en los asuntos del grupo Usami, pero no de que fueran accionistas de varios negocios, y mucho menos de que tuvieran un nieto. Si ni siquiera se les conocían hijos... Su mente divagó hasta encontrarse pensando en las habladurías de las recepcionistas de Publicaciones Onodera. Contaban que hacía unos años, había aparecido un joven que decía ser nieto de una familia destacada...

-Lo habrán adoptado, ya se están haciendo mayores y no tienen descendencia. 
-Pero sabe trabajar... Aunque quién sabe de dónde salió.

Pobre persona. Asahina desvió su mente hacia el trabajo hasta el final de la jornada laboral.

-Está bien, pueden marcharse. Buen trabajo. -Aikawa y los demás integrantes del departamento de literatura fueron abandonando la oficina. -Isaka, quédate un momento.

No creo que vaya a aguantar estar más tiempo contigo.

-Dígame. -Se obligó a ser educado. 
-Isaka... Me resulta incómodo decirte esto, pero creo que tu hostilidad hacia mí no se debe simplemente a que yo sea el jefe de esta sección. Creo que hay algo que te inquieta, y si es que tienes algo personal contra mí, agradecería que me lo dijeras ahora para poder llegar a un acuerdo. 
-Qué bonitas palabras, Asahina-san. Si no fuera porque para mí valen menos que nada... 
-Isaka, esto no te lo permito...  
-Demasiado tarde. Tú no puedes permitirme nada.-Isaka esbozó una sonrisa. -Los años te han sentado bien, Asahina-senpai. Por lo menos, ahora pareces un hombre comprensivo... Aunque dudo que lo seas.

Asahina-senpai. Sólo una persona me llamó así...

Kaoru pensó que había oído mal. De todas maneras, no pensaba tolerar desplantes de ningún empleado.  
-Sabes que esto ha ido demasiado lejos, ¿no?  Mereces una suspensión de empleo y sueldo... 
-Hazlo. -Isaka seguía sonriendo, pero había algo siniestro en su sonrisa. -Por cierto, Asahina-senpai... Dale recuerdos al profesor Sudou.

¿De qué conoce a Sudou? ¿Es que me ha investigado? O es que...

Una terrible sospecha cruzó por la mente de Asahina. Esa manera de hablar, y esas referencias a su pasado sólo podían venir de una persona... Pero estaba muerta.

¿O no?

-¿Sudou? 
-Sí... Sudou-sensei... Dime, ¿Aún seguís juntos? ¿O ahora te has hecho amigo del catedrático Okogi? 
-¿Sudou? ¿Okogi? 
-Ah, disculpa. Mientras estuve fuera los diarios japoneses llegaban con retraso... Esos dos dieron con sus huesos en la cárcel, ¿no? ¡Era lo que se merecían! -Isaka seguía hablando en tono irónico, casi jocoso, pero rugió las últimas palabras.

Asahina no podía creerlo. Sólo le quedaba una única pregunta...

-¿Quién eres tú? 
-Ah, es cierto. No me presenté correctamente. Me llamo Isaka Ryuichiro... Pero tú no puedes llamarme Ryu.

Lo tenía claro. Era Ryu, ¡Ryu! El chico enfadado con el mundo al que un padre tóxico y un joven tonto destrozaron... Ryuichiro siguió hablando.

-Como ves, no me fue nada mal. Por fin encontré una familia de verdad, que me quiso y me procuró un buen ambiente y una buena educación... Como comprenderás, debo ser agradecido... Pero no es fácil cuando el hombre que te traicionó es tu jefe directo. -Ryuichiro volvió a su tono divertido, como si estuviera hablando con un amigo. 
-Dime, Asahina, ¿cómo te sentirías si yo les digo a mis abuelos el nombre de la otra persona que me destruyó? 
-Así que es verdad, tú eres el nieto de los Isaka... -Asahina sólo alcanzo a preguntar eso, aunque ya sabía la respuesta. 
-Sí. Mi madre se llamaba Isaka Chiyuki, era su hija... Seguro que pensabas que me habría muerto debajo de un puente, o me habría tirado a las drogas, ¿no? Todo apuntaba a eso. Pero tuve suerte, y la aproveché...

CONTINUARÁ

Notas finales:

Pingüinos para todos 


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