CAPÍTULO 12: LA MUJER QUE INVITA
Izanami había vivido una vida satisfactoria. La mayor de tres hermanas, siempre se había destacado en todo lo que había hecho.
Vivió durante su infancia en un barrio donde habitaban familias trabajadoras y con hijos. Asistió a una escuela pública, y de allí a un instituto, siendo de las primeras de la clase. Estudió en la universidad y se especializó en edición y traducción de mangas del género shojo y josei.
Siempre le había gustado leer ese tipo de mangas, además de toda clase de novelas románticas, así que disfrutaba haciendo su trabajo... Pero había un pequeño problema. Izanami, a los 29 años, con 1,75m, una larga cabellera negra y unos bonitos ojos oscuros (vamos, toda una belleza) no se había casado ni tenía pareja estable.
El trabajo ya no la llenaba como antes, se consideraba una triunfadora, por lo que debía dar un paso más en su carrera... Y en su vida. Se planteó trasladarse a una nueva editorial, y empezó a mirar distintas ofertas de trabajo. Tuvo suerte. Había una plaza vacante en el departamento de literatura de, nada más y nada menos que Publicaciones Onodera. Y el jefe de dicho departamento no era otro que Asahina Kaoru.
Asahina Kaoru, su vecino y amigo de la infancia. Habían jugado juntos de pequeños y asistido a la misma escuela e instituto, donde competían por el primer puesto, aunque siempre ganaba Kaoru y ella quedaba la segunda. Pero eso no les hizo llevarse peor, al contrario, pues Izanami fue una de tantas chicas que estuvieron locas por Kaoru durante sus años de adolescencia.
Y ahora, confiada, pensaba que había llegado su momento. Madura, atractiva, refinada y con talento, era la mujer perfecta para él, y lo demostraría. Cumpliría sus dos más grandes sueños: Traducir y editar exitosas novelas románticas, y conseguir marido... Y si era Asahina Kaoru, mejor.
En los procesos de selección, intentó causar la mejor impresión posible. Se puso sus mejores trajes de trabajo, enumeró todos sus trabajos y dio la imagen más profesional posible, pero sin perder su feminidad.
***
Ser el editor en jefe era duro. Era quien tenía contacto directo con los superiores de la empresa y quien supervisaba los trabajos de sus empleados, eso sí, sin descuidar su propio trabajo con sus autores. Y si dentro de la plantilla hay, entre otros, un escritor rebelde cuya máxima es Hago lo que quiero, cuando quiero, una autora incapaz de escribir correctamente, una editora sobreexcitada y un editor que te odia con motivos... Asahina Kaoru suspiró. Llevaba unas semanas en aquel departamento y estaba tentado a renunciar. No lo hacía por dos motivos: estaría mal visto... Y porque quería ver a Ryu, y saber que estaba bien aunque lo odiase.
No podía hacer nada... Hubiera podido surgir una bonita relación entre ellos, pero las cosas se torcieron demasiado, pasaron diez años y Ryu... No, Isaka Ryuichiro, lo odiaba con toda el alma... Aunque últimamente sólo le mostraba indiferencia.
Mejor así, pero Kaoru seguía con la duda. ¿Por qué Ryuichiro nunca les mencionó su nombre a sus abuelos? Por su familia, pero si lo odiaba tanto como decía... Basta ya de pensar en esas cosas. Mejor vuelvo a mis papeles.
***
-Buenos días.
-Buenos días, Isaka-kun. Hoy llega una nueva, me han dicho que es una mujer, ya no seré la única... -Aikawa siempre se había llevado bien con Ryuichiro, quería darle conversación pues éste llevaba un tiempo decaído, pero no pareció importarle.
-Pues vale.
-Oye... ¿Qué te ocurre? Llevas varias semanas de mal humor, y tú antes no eras así... Puedes considerarme tu amiga.
-Es sólo una mala temporada. Vamos esta tarde a ver a Akihiko, y se me pasa. -Ryuichiro le dirigió una sonrisa falsa a Aikawa, que no insistió más. Pero por dentro, los malos pensamientos comenzaban a asaltarlo.
No, no me pasa nada, es sólo que no soporto a nuestro amable jefe ya que me hace recordar cosas que creí olvidadas... Maldito seas, Asahina Kaoru.
-Buenos días, ¿es este el departamento de literatura? -Preguntó una mujer morena, alta y atractiva.
-Sí, ¿qué desea?
-Mi nombre es Takeda Izanami... Soy la nueva editora. -Entró y se encontró de frente con Kaoru.
-¡Kaoru-kun! Esto... Asahina-san, ¿Podría indicarme cuál es mi mesa?
-Sí, siéntate ahí. -Le señaló un escritorio próximo al suyo. -Cuánto tiempo sin vernos, Iza... Takeda, aquí debo llamarte por el apellido.
-Lo sé, jefe. Está muy cambiado... Pero, ¿por qué no salimos una noche y me cuenta cómo le ha ido en estos años?
-Bueno. Te llamaré.
Alguien estaba atento a la conversación de esos dos. Aikawa no perdía detalle, y lo que era peor, seguía hablando con Ryuichiro, que tenía ganas de asesinar a alguien.
-Vaya con la nueva, donde pone el ojo pone la bala. ¿Ya conocía al jefe?
-Que lo conozca o no, es algo que no te interesa. Y por cierto, entré por mis méritos, algo que no todos pueden decir.
Aikawa se quedó muda. Había metido la pata, pero esas palabras habían sido un golpe bajo para Ryuichiro, que no había abierto la boca, pero miraba a Izanami y a Kaoru con una expresión de odio que no podía presagiar nada bueno.
-Dejad de hablar y poneos a trabajar.
-Sí, jefe.
Izanami, mujer que invita. Eres una invitadora, una víbora...
***
Esa noche, al llegar a su casa, Ryuichiro encendió su portátil y se conectó a Skype. Había recibido un escueto mensaje de Willy, su amigo y ex novio, diciendo que quería hablar con él.
-¿Willy? -Un rostro sonriente, de piel bronceada y ojos verdes apareció en la pantalla.
-Hi, Ryuichiro! How are you!
-Estoy bien, no hace falta preguntarte a ti, te veo tan alegre como siempre...
-¡Aún más, amigo mío! Tengo la propuesta ideal para ti...
-¿Y cuál es esa propuesta?
-¡Voy a montar mi propio negocio!
En resumidas cuentas, Willy quería montar una editorial enfocada a cómics y manga, y necesitaba a alguien como Ryuichiro, que dominaba el inglés y el japonés, sabía lo que más vendía y lo que tenía posibilidad de venderse, y tenía buenos contactos...
Siguieron hablando durante un rato, de sus amigos e intereses en común, y Willy se despidió diciendo:
-Piénsalo, ¿ok?
-Vale... Nos vemos.
-Bye bye!
Volver a América... No sería mala idea.
CONTINUARÁ