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El amigo de papá por Big Rabbit

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Notas del capitulo:

Buenas. 

Decidí escribir un capítulo más. Iba a ser como un extra, pero al final tiene mil y pico palabras, casi tanto como otro capítulo cualquiera. Disfrutad... o no. 

 

Advertencia: todos los trabajos son dignos. Cuando me refiero a que alguien va a terminar de cajera o de oficinista, son sólo comparativas y frases hechas. 

CAPÍTULO 15: LA MALDAD SE PAGA

Víbora, desgraciada...

Ojalá la vida os lo devuelva...

Eres un hijo de puta.

¡Me voy!

La historia volvía a repetirse. Se sentía como aquel niño que destroza todo lo que toca. Le había vuelto a fallar a Ryu... No tuvo mucho tiempo para pensar ya que minutos después de la marcha de Ryu, entró en la oficina el señor de la imprenta.

-Hola, habíamos quedado hoy a esta hora... ¿Tienen el manuscrito? 
-Yamazaki-san. Sí, aquí tiene. -Kaoru le tendió el manuscrito de Usami Akihiko. 
-De acuerdo. Pasen por la imprenta a partir de mañana por la tarde. 
-Iré yo mismo. -Kaoru despidió a los de la imprenta. Y después, levantó la mirada y habló en tono frío y cortante, muy diferente de su amabilidad habitual.

-Iros todos a vuestras casas. Excepto tú, Takeda. -Izanami se extrañó un poco, pero era normal que el jefe la llamara por su apellido. Lo que no era tan normal era su frialdad, y cómo parecía estar envuelto en un aura oscura. -Mañana hablaremos. -El resto de la plantilla salió del departamento en silencio. Sabían que no habían obrado bien, y que probablemente habría consecuencias. Tampoco podían justificar sus actos, ellos habían elegido seguir a Izanami y a sus malas artes, cuando la realidad era que Ryuichiro había sido siempre encantador y se había llevado bien con todo el mundo.

Kaoru llevó a Izanami a una sala de juntas vacía. Cerró con llave y se aseguró de que no hubiese nadie cerca, lo que tenía que hacer no era agradable y no quería darle más publicidad de la que acabaría teniendo.

-Necesito una explicación. -Dijo simplemente. Izanami jugó su última carta. Se acercó a él y murmuró en tono meloso: 
-Asahina-san... Kaoru... Desde que llegué aquí nunca le fui simpática a Isaka-kun, siempre me trató mal e intentó ponerme en ridículo ante todos en la editorial. Y hoy escondió el manuscrito en mi bolso... Para hacer ver que lo había robado... 
-¿De verdad? Porque a mí me parece más bien lo contrario. Estaba a punto de comunicarlo a mis superiores, porque he observado que llevas tiempo desprestigiándolo, lo has aislado del resto de la plantilla y aprovechas cualquier ocasión para ponerlo en ridículo. ¿Me equivoco? 
-Kaoru, no tienes que actuar así. Sé que lo haces por sus contactos dentro de la empresa. Ni siquiera os lleváis bien... -Ella seguía queriendo desviar la conversación y llevarlo a su terreno. 
-Aunque no me lleve bien con él, y aunque no tuviera contactos, sería un trabajador igual de competente. Él ha llevado a lo más alto obras que en manos de otros hubieran sido auténticos fracasos. Además conozco lo fuerte que puede llegar a ser. Así que ahora quiero que me digas la verdad... 
-Kaoru... Yo simplemente le dije que no quería molestias, porque nos íbamos a casar... 
-Yo no voy a casarme contigo. -Kaoru habló alto y claro, separándose de ella. 
-Pero... 
-No sé qué habrás entendido. Yo no quiero casarme (y menos contigo). Y no me llames por mi nombre. No tenemos tanta confianza. - Al mirar a Kaoru y ver su expresión, Izanami comprendió que ya no tenía nada que perder, así que dejó al descubierto toda su maldad.
-¡Lo sabía! Estás enamorado de ese tipo flacucho, ¿crees que no lo sé? Vi cómo lo mirabas en el bar, he visto cómo lo miras cuando crees que nadie te ve, por eso me dediqué a sembrar el caos en la oficina y a hacerle acoso laboral hasta que se fuera... Y sí, es verdad, ¡yo robé el maldito manuscrito! Ese tipo y la editora tonta se fueron a la cafetería y lo dejaron ahí... ¡Pero me descubrió! ¡El maldito Isaka Ryuichiro me descubrió! -Izanami sonrió. -No conseguí el premio gordo... Pero tampoco te quedarás con él, porque se fue, así que puedo sentirme orgullosa de haberos separado... Seguro que ese chico es de esa especie rara que pueden quedar embarazados y todo... 
-Ryu tenía razón en todo, eres una víbora. Estás despedida. No quiero verte más por aquí. -Esa mujer estaba desquiciada. Mejor tenerla lejos. 
-Has perdido a tus mejores editores en un día, Asahina Kaoru-san. ¿Cómo ha quedado tu departamento después de tu llegada? -Parecía que la maldad de Izanami nunca se agotaría. 
-Eso no es asunto tuyo. Es más... O presentas tu renuncia inmediatamente o hablo con mis superiores para que te sea imposible encontrar trabajo de nuevo. -Kaoru jugó su mejor carta. Ahora era un hombre seguro de sí mismo, sin miedo a nada. 
-¡No serás capaz! 
-Puedo, y lo haré. -Cogió su móvil y llamó a alguien. -Vengan a recogerla. -Abrió la puerta de la sala y se encontró a dos vigilantes de seguridad que se llevaron a Izanami quién sabe donde...

Una molestia menos.

Ahora, quedaba ir a hablar con el señor Onodera... Sería difícil, pero Kaoru había perdido el miedo en las últimas horas. Posiblemente nunca recuperaría a Ryu, pero por lo menos dejaría de hacer el papel de tonto. Tampoco quería ser jefe. Ese cargo siempre le vino grande, odiaba destacar y sabía que había tomado malas decisiones. Le explicaría todo eso al señor Onodera, y después, el tiempo lo diría.

***

En cuanto a Izanami, fue el perfecto ejemplo de cómo perderlo todo por una tontería. Una mujer capaz, inteligente y segura de sí misma, echando su futuro y su seguridad por la borda... Sólo por un hombre.

Le resultó imposible volver a encontrar trabajo de lo suyo. Aunque Asahina se mantuvo callado, las noticias volaban y más entre las editoriales. El hasta ahora impecable currículo de Izanami quedó manchado por su experiencia en Onodera, y nadie la contrató. Se quedó pronto sin dinero y tuvo que regresar a casa de sus padres, que no dudaron en prepararle reuniones de emparejamiento. Tendría que acabar aceptando a uno de esos tipos que con más de cuarenta aún vivían con su madre, o algo así. O resignarse y trabajar como cajera de supermercado u oficinista. O abandonar el país de noche, como una rata, para irse al extranjero a reunirse con una de sus hermanas. La maldad se paga.

El escritorio de Ryuichiro quedó vacío. Vino un chico, posiblemente enviado por los Isaka, a recoger sus pertenencias personales, pero su puesto no fue ocupado por nadie más.

Kaoru, manifestó su intención de dejar de ser el editor en jefe y quedarse como un empleado más, así que el mismo señor Onodera tuvo que desempeñar provisionalmente esas funciones, mientras se abría el proceso de selección.

Por fin Kaoru parecía estar entrando en razón. Sólo quedaba una última cosa pendiente.

CONTINUARÁ

Notas finales:

Ahora sí que sí, sólo quedan dos capítulos en los que voy a defraudar a mis lectores. Aviso de antemano... Suzukis y Twinkles para todos. 


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