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El amigo de papá por Big Rabbit

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Notas del capitulo:

Hola

CAPÍTULO 3: NIÑO INOCENTE, NIÑO REPELENTE 

Ryu estaba muy equivocado. Las visitas de Kaoru continuaban, por lo menos dos veces al mes acudía al piso de los Sudou, donde pasaba la tarde con Kenji, merendando y hablando de sus cosas, e insistían en que Ryu estuviese presente.

A Ryu le desagradaban sobremanera aquellas reuniones, donde Kenji jugaba a ser el padre del año, y el ingenuo de Kaoru se lo creía todo. Normal, Ryu estaba incontrolable, y de nuevo llevaba el cabello teñido de colores llamativos (esta vez rojo).

La gota que colmó el vaso fue un viernes de principios de noviembre. Ryu había llegado del instituto, donde había tenido problemas. Exactamente, un profesor lo había llamado a su despacho para hablar seriamente con él.

-Mire, Sudou, hasta ahora hemos hecho la vista gorda porque es uno de los mejores estudiantes de su promoción, pero no podemos tolerar esto más tiempo. Haga algo con su aspecto o voy a tener que llamar a su padre o tomar otras medidas...

Sí, Ryu sabía perfectamente qué medidas tomaría. Su tutor hablaría con su padre y luego éste último pasaría olímpicamente del asunto. Total, si Ryu era buen estudiante, lo demás daba igual... Hasta ahora. Aunque fuese un pequeño instituto público, los chicos como Ryu, a primera vista daban mala imagen, y los profesores querían evitar esto.

Y la reacción de su padre posiblemente no sería la misma desde la aparición de Kaoru en su vida, por lo que Ryu vería restringidos sus privilegios.

Mientras Ryu estaba perdido en sus pensamientos, se oyó la puerta, su padre y Kaoru acababan de llegar a casa.

-Estamos en casa, Ryu. ¿Puedes preparar té, por favor? 
-Buenas tardes.

Se sentaron a la mesa de la cocina y sacaron los dulces que habían comprado para la ocasión. 
-Me han llamado del instituto, Ryu. -Ryu, con cara de pocos amigos, escuchó con atención. -Aunque seas un buen estudiante, no puedes tener ese tipo de actitud ante la vida. Además, debes hacer algo con tu aspecto.

Kenji no tenía tacto alguno y dijo todo eso delante de Kaoru, que afirmó sus creencias de que Ryu era un niño mimado insoportable.

-¿Y me lo dices ahora? ¿La persona que nunca se ocupó de mí viene a decirme lo que debo hacer, a estas alturas? 
-¡Ryu! ¡no te permito que te expreses así...! ¿Qué va a pensar Kaoru? 
-Lo mismo que habrá pensado cuando has hablado tú. 
-Kaoru es como de la familia. De todas maneras, haz algo con ese aspecto tuyo, o tendré que tomar medidas yo también. Siempre has hecho lo que te ha dado la gana... 
-Esto, Sudou-san, ¿me permite? Ryu, deberías hacerle caso a tu padre. Tu aspecto y tu actitud dan una mala impresión, y las primeras impresiones son las más importantes. Piensa en el momento en que dejes el instituto, deberás buscar universidad, ya es algo serio. Y cuando llegue el momento de buscar trabajo, o casarte... Ryu, tu padre sólo quiere lo mejor para ti... -Escuchar aquellas palabras del repelente de Kaoru llevaron a Ryu al límite de sus fuerzas. 
-¡Tú no sabes lo que dices! No tienes derecho a opinar, así que ¡CÁLLATE! 
-¡Ryu! ¡Discúlpate enseguida! 
-¡No lo haré! ¡No se lo merecen! ¡Me voy! -Ryu se fue dando un portazo. 
-¿Volverá, verdad? -Kaoru se había quedado preocupado. 
-Sí. No te preocupes. Y volviendo al tema, ¿te acuerdas de cuando el profesor Endo encontró a aquellos dos hablando por el móvil en clase...?

Una pequeña señal de alerta se activó en el interior de Kaoru. Intentó ignorarla, pero algo le decía que ése no era el comportamiento de un buen padre.

Unos días después, las cosas se habían calmado. Kaoru asistía a la universidad, pero estaba pensando en buscar un trabajo a media jornada o durante los fines de semana, ya que a sus padres no les sobraba el dinero y no quería causarles tantos gastos. Pero mientras tanto, los estudios eran lo primero.

Lo había intentado de muchas formas, pero no podía dejar de pensar en aquel incidente ocurrido en el piso de los Sudou. En aquel chico extraño, Ryu, hijo del joven y enrollado profesor Sudou, en su huida...

¿Cómo estará? Espero que bien.

Para un hijo de una familia sencilla y unida como Kaoru, no existía la maldad. A pesar de tener ya los 18 años cumplidos, sólo había conocido el amor que le daba su familia, y no veía maldad en las otras personas. Es decir, no existía en su mente la posibilidad de que Kenji no fuese un buen padre, y el aspecto de Ryu no ayudaba, con aquel pelo largo y su ceño fruncido.

Entró en una biblioteca cercana a su casa, sin dejar de pensar en Ryu y en su padre. Debía despejar su mente, y para ello un buen libro o una sesión de estudio le iría muy bien.

En una mesa algo alejada, se hallaba sentada una figura vagamente conocida. Con el cabello negro mucho más corto que la ultima vez, vistiendo el uniforme de su instituto y con unas gafas negras de pasta, estaba Ryu estudiando...

Tal vez sea el momento de aclarar las cosas.

Ryu estaba enfrascado en sus libros. Kaoru se acercó en silencio hasta su mesa.

-¿Puedo sentarme? -Ryu levantó la mirada. 
-Sí, supongo. No hay más sitios libres. 
-¿Qué haces? 
-Estudiando. Pronto tendremos exámenes. 
-Yo también vengo a estudiar un rato. Dime, ¿has pensado en alguna universidad? Tienes muy buen promedio y podrías lograr muchas cosas. 
-He pensado en algunas... En la primera que me acepte. Además, yo lo que quiero es independizarme rápido. 
-Pero, tendrás que buscar un trabajo... 
-Sé lo que conlleva independizarse. -Ryu dijo esas palabras de forma cortante y desvió la vista a sus libros. Kaoru sacó los suyos y también se puso a estudiar, pero no podía concentrarse y de vez en cuando desviaba la mirada hacia el joven sentado frente a él, que parecía no darse cuenta.

Cuando Ryu estaba concentrado, su expresión cambiaba radicalmente. De ser un joven macarra con el ceño fruncido y la mirada baja, pasaba a ser un joven de dieciséis años con expresión inocente. Kaoru pudo ver el color de sus ojos, detrás de sus gafas de pasta. Eran de un bonito tono de azul, azul rey lo llamaban en las revistas que leía su madre a veces. Ese color era atractivo, extraño, pero le atraía aún más su expresión. No podían ser los ojos de una mala persona.

Cuando se quiso dar cuenta, llevaba un buen rato mirando fijamente a Ryu, que acabó por darse cuenta.

-¿Tengo algo en la cara? ¿O te parezco guapo?

Vaya, me pilló mirándolo. Concéntrate, Kaoru, concéntrate... Has venido aquí a estudiar.

Unos minutos más de silencio, y Kaoru volvió a hablar.

-¿Todo bien con tu padre? 
-Sí. -Kaoru notó que Ryu volvió a ponerse a la defensiva. Optó por callarse, esta vez, y seguir estudiando. Ahora sí logró concentrarse.

-Ya me voy, van a cerrar pronto. Deberías hacer lo mismo. -Kaoru recogió sus cosas. Era cierto, ya había anochecido. Al salir de la biblioteca, se despidieron y se fueron en direcciones opuestas.

 

CONTINUARÁ

 

Notas finales:

Pobre Ryu, lo va a pasar muy mal :'v


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