CAPÍTULO 6: CALMADO, REFLEXIVO E INEXPRESIVO
Cuando recibes (y das) tu primer beso, cuando la otra persona es alguien menor que tú y del mismo sexo, y cuando tienes una opinión discutible de esa otra persona, ¿Cuál es el resultado? Desconcierto máximo.
Durante el resto del día, Kaoru fue incapaz de concentrarse en nada. Ni en sus estudios, ni en programas de la tele, ni siquiera recordaba de lo que habló con sus padres.
Le costó mucho conciliar el sueño, a cada momento tenía presente el recuerdo de Ryu... Y sus labios eran tan suaves... Maldición. Nunca se había sentido de esa manera. Él era Asahina Kaoru, calmado, reflexivo e inexpresivo, y nunca se había enamorado ni tenía deseos de ello.
Su sentido común le decía que debía olvidarse de aquella extraña familia (en especial, del hijo) y centrarse en sus estudios y en buscar trabajo, pero una parte de él que ni siquiera conocía lo impulsaba a seguir hablando con ellos. Pero aún no sabía qué pensar. El panorama familiar de los Sudou era muy inestable y sólo había faltado ese beso repentino para acabar de poner nervioso a Kaoru...
¿De verdad ese Ryu será tan promiscuo como dice su padre? No lo parece...
Kaoru cayó en un sueño inquieto y le costó un poco levantarse de la cama al día siguiente. Por suerte, ese día no le tocaba la asignatura optativa que impartía Kenji, por lo que no lo vería a no ser que lo encontrase en la cafetería.
Al levantarse tomó una decisión. Intentaría alejarse de aquella familia, había sido interesante conocerlos, pero no podían traerle nada bueno. De momento, ese día no iría a la cafetería, se iría directamente a casa...
Dos semanas después...
La maniobra de evasión estaba dando resultados. Apenas veía a Kenji fuera de sus clases, cuando éste le preguntó Kaoru le dijo que buscaba un trabajo de media jornada y por eso no tenía tiempo, y Kenji pareció aceptarlo. Pero Kaoru no se sentía tranquilo. Algo le faltaba.
Las clases habían terminado. Kaoru caminaba sin rumbo fijo, pero cuando se quiso dar cuenta estaba delante de un edificio conocido.
-Pensaba que no volverías más. -Ryu no había cambiado nada. El mismo ceño fruncido, la misma ropa negra y el mismo tono de voz cortante. Pero, al ver a Kaoru, sus gestos se habían suavizado... Como si lo hubiera estado esperando. -¿O es que querías verme?
-Yo, esto... -Kaoru no encontraba las palabras exactas. -La verdad, no sé por qué he venido...
-Yo sí. -Ryu atrajo a Kaoru hacia él y volvió a besarlo, esta vez fue diferente a la anterior, había más pasión y otro sentimiento inexplicable.
Kaoru siguió el beso sintiéndose extrañamente feliz. Como si hubiera encontrado lo que buscaba. Ya no existía la inquietud ni el desconcierto, sólo las sensaciones que ese pequeño cuerpo junto al suyo le provocaba...
-Vamos a mi habitación... -Ryu se despegó unos instantes de Kaoru para guiarlo a su cuarto.
-Pero... Tu padre...
-Shhh. Hoy no va a volver hasta tarde... -Ryu se tendió en la cama e instó a Kaoru a que hiciera lo mismo. Kaoru, rápido, volvió a rodearlo con los brazos. Quería besarlo, abrazarlo, protegerlo de todo mal... Pero también quería explorar su cuerpo... Aquel cuerpo tan parecido al suyo, pero que le provocaba tantas emociones...
Quería sentirlo. Y para ello, empezó quitándole la camisa. Lo acarició como nadie lo había hecho, dándole un suave masaje en la espalda y hombros. A Ryu parecía gustarle, y más cuando Kaoru encontró sus botones rosados y los acarició hasta que los sintió endurecerse.
Ryu nunca se había visto sometido a tales atenciones. A pesar de toda su mala fama, nunca había pasado de unos besos o coqueteos. El incidente del cuchillo lo había dejado marcado, intentó tener parejas, pero...
-Ryu, antes de seguir hay algo que tengo que preguntarte... -La voz de Kaoru se había vuelto ronca. -¿Alguna vez, tú...?
-Yo... Nunca había llegado hasta aquí. Tú eres el primero... -Kaoru asintió satisfecho y bajó su mano hasta el miembro de Ryu. Empezó a acariciarlo, debía estar haciéndolo bien ya que Ryu empezó a gemir y suspirar mientras se retorcía en la cama.
Unos minutos después, se oyó un gemido algo más fuerte por parte de Ryu, y Kaoru notó su mano mojada por los fluidos del primero. Le hizo darse la vuelta, y con cuidado, insertó un dedo en su interior.
Al principio Ryu gritó, se molestó, siguió retorciéndose en la pequeña cama. Pero pronto disminuyó el dolor y Kaoru pudo introducir otro dedo, para meterlos, sacarlos y girarlos en aquel pequeño agujero. Ryu se dejaba hacer, aunque le dolía, había algo en las acciones de Kaoru que le impedía detenerlo.
Pronto, Kaoru consideró que ya era hora de retirar sus dedos y sustituirlos por otra parte de su cuerpo. Se aflojó el pantalón y procedió a entrar en Ryu, entre palabras de ánimo y besos apasionados.
-Confía en mí, Ryu... Vas a estar bien.
El dolor que sintió Ryu no era comparable a nada experimentado con anterioridad. Creía que se rompería en dos en cualquier momento. Lo soportó, porque era Kaoru, había deseado tanto verlo de nuevo... Creía que nunca volvería a visitarlo y tenerlo allí tan cerca de él era bastante parecido a la felicidad... Aunque fuera haciéndole eso.
El dolor disminuía y otra sensación se hacía más presente. ¿Placer? Sí, una sensación abrumadora que hacía que Ryu tuviese ganas de gritar, gemir, aferrarse a Kaoru para no soltarlo. Estaba próximo al climax otra vez. Y Kaoru también, abrazó a Ryu fuertemente en el momento en que liberó sus fluidos dentro de él.
Se habían quedado medio dormidos en la cama. Kaoru aún abrazaba a Ryu, que estaba despierto mirándolo.
-Kaoru...
-¿Dime?
-Kaoru, escucha... Yo t... -La puerta de la habitación se abrió y apareció Kenji.
-Así que aquí estábais. Vaya, Kaoru, por eso me estabas evitando... -Kaoru no habló. -Te veías con Ryu a mis espaldas... ¿Él te engatusó, verdad? Igual que a mi colega...
-¡Eso no es cierto! ¡Sabes que no es cierto! Kaoru y yo nos queremos, estamos enamorados... -Ryu se sintió mal al instante, su padre siempre pensaría mal de él.
-¡Ah! ¿Lo estáis? -Kenji sonrió y miró a Kaoru, que siguió sin pronunciar palabra. Ryu lo miraba también, con expresión suplicante.
Por favor, Kaoru, reacciona. Yo te quiero...
-¿Sabes? Haber conocido a Kaoru y que haya venido a visitarnos ha sido para bien... Para demostrar lo que eres, Ryu. Sabía que no tenías escrúpulos y ahora acabo de confirmarlo...
-¡Eres tú el que...! ¡Kaoru...! -Ryu estaba al borde del llanto, pero a su padre no le importó lo más mínimo.
Kaoru, por favor. Kaoru, ayúdame...
Kaoru seguía sin hablar. Estaba prácticamente vestido y se había levantado de la cama. Ryu seguía mirando suplicante a Kaoru, deseando que reaccionara. Y la expresión del rostro de Kenji no auguraba nada bueno. Se preparó para dar el golpe final.
-Vete de mi casa. Te doy una hora para arreglarte y hacer el equipaje. Después de esa hora, no quiero volver a verte... Ryuichiro.
Ryu palideció, pero no dijo nada. No tendría sentido. Kaoru seguía inexpresivo... Como siempre.
CONTINUARÁ