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El amigo de papá por Big Rabbit

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Notas del capitulo:

Prometo que en este fic no voy a poner a Kaoru diciendo... ESTO NO ES AMOR. 

CAPÍTULO 9: EL RECUERDO DE UNOS OJOS AZUL REY

El recuerdo de unos ojos azul rey nunca lo abandonó.

Sentado en la cama, leyendo una novela de Stephen King, Asahina Kaoru pensó por un momento en cómo habrían sido de diferentes las cosas si él no hubiese hecho caso de las primeras impresiones y hubiese seguido su instinto...

Asahina Kaoru era una buena persona. Tal vez demasiado ingenuo, pero era lo que había vivido.

Fue el hijo único, pero muy deseado, de una pareja ya algo mayor que había tenido algunos problemas para concebir. Por eso, fue criado entre algodones, y si bien le faltó algo material, fue suplido con creces por el cariño de sus padres.

Kaoru había vivido en una burbuja, pero fue un niño adorable y un joven encantador que llevaba de cabeza a varias chicas, pero nunca se dio cuenta.

Los padres de Kaoru habían trabajado toda su vida para poderle dar una buena educación, y vieron cumplidos todos sus sueños cuando éste ingresó cono estudiante de Economía en una prestigiosa universidad.

Destacó en sus estudios, tenía el mejor promedio de su clase y a los dieciocho años había madurado, tenía una estatura de 1,85m y un cuerpo fuerte, acompañado de una cara inexpresiva pero de bonitos ojos castaños, al igual que su cabello.

Al poco tiempo de empezar su primer curso, sin quererlo, se volvió el objeto de la atención de uno de sus profesores. Sudou Kenji era joven y tenía fama de enrollado, como pudo comprobar Kaoru.

Se sorprendió cuando lo invitó a su casa. Vivía en un piso en una zona modesta, nada que objetar a esto, pero aún se sorprendió más cuando entró y vio a un joven casi de su misma edad sentado en el sofá...

Ryu tenía dieciséis años, era pequeño, delgado, con el pelo teñido de negro, piercings, tatuajes y utilizaba gafas para leer, pero no escondían sus bonitos ojos azules. Azul rey.

Ryu casi siempre tenía el ceño fruncido, no solía mirar a la gente y vivía enfadado con el mundo... O con su padre.

Kaoru, en aquel entonces, no sabía nada de la vida. No conocía la maldad ni los enredos que había en algunas familias. Por eso se sintió inclinado a creer en las palabras del profesor Sudou. Tan joven, con un hijo adolescente y lo que había logrado... Y consideró a Ryu como un chico mimado, un desagradecido que no sabía valorar lo que su padre había hecho por él.

Mentira. Fui yo quien no supo valorar a Ryu.

Tarde, comprendió lo que había hecho. Ryu había huido de su casa (mejor dicho, su padre lo había echado) y a Sudou no parecía afectarle en lo más mínimo. Kaoru se había quedado en shock en aquel momento y no fue capaz de detenerlo, ni de pronunciar palabra alguna. Pero, en ocasiones, un recuerdo acudía a su mente. Azul rey.

Kaoru, inocente como era, intentó autoconvencerse de que Ryu estaría bien y de que las palabras de su padre no eran en serio. Se dio de baja en la optativa que impartía Sudou e intentó evitarlo por todos los medios posibles, pero la ansiedad y la curiosidad lo ganaron.

Semanas después de que Sudou echase de casa a su hijo, se presentó una tarde en el edificio donde vivían y se extrañó al ver el cartel de SE ALQUILA en su piso. Lo encontró una mujer de mediana edad, que resultó ser la típica vecina chismosa.

-¿Necesitas algo? 
-Buscaba a los Sudou... 
-Ah, ya sé. Eres el joven que solía venir este invierno, ¿verdad? -Kaoru asintió. -Pues permíteme que te explique... Es un gran alivio que se hayan ido. Verás, sabes que aquí vivían un padre y su hijo, ¿no? Pues el padre daba una imagen, pero la realidad era que descuidaba totalmente al chico. Ese niño era un cielo, pero de un día para otro empezó a cambiar... Con aquella ropa negra y el pelo de colores. Pero la culpa era de su padre, ¿sabes que se traía gente a casa? Los vecinos estuvimos a punto de ir al administrador del edificio, pero no lo hicimos por el chico... Estaba solo en el mundo. Pero cuando ese chico desapareció, muy bien hecho por su parte, por fin logramos sacarlo...

Suficiente para Kaoru. Había actuado como un tonto. No sabía cómo localizar a Ryu, pero podía cambiar... Intentó evitar aún más encontrarse con Sudou en la universidad, y consiguió un trabajo de medio tiempo en un 24 horas. Por esa clase de tiendas pasaba mucha gente... Pero nunca vio a Ryu.

Cuando calculó que Ryu podía haber entrado a la universidad, buscó en todos los periódicos, en todos los registros posibles. No encontró nada.

Se tuvo que resignar. Probablemente Ryu estaría muerto, o se habría vuelto un vagabundo. Y todo por culpa de su padre... Y suya. Pero si tan sólo hubiera hecho las cosas de manera diferente...

Unos años después, Kaoru estaba a punto de graduarse en Economía como el primero de su promoción. En su vida personal no había nada destacable, algunas relaciones fugaces y un apodo que le daba totalmente igual, Poker face. En aquella época hubo un escándalo de grandes proporciones que apareció en todos los periódicos del país.

"El profesor Sudou Kenji y el catedrático de Economía Okogi Yuuta, acusados de un delito grave de pederastia."

"Cazados un profesor y un catedrático intentando abusar de menores de edad"

"Escándalo máximo en la Universidad X"

Después de leer aquellos horribles titulares, Kaoru se sintió mal por mucho tiempo, y cuando le llegó la hora de buscar trabajo, se decantó por el mundo editorial. Le daba vergüenza ajena haber estudiado Economía con aquellos dos horribles personajes.

No quería saber nada del mundo y escogió una editorial pequeña orientada a obras de autores extranjeros y/o desconocidos. A partir de ahí empezó su nueva vida. Demostró tener grandes aptitudes para la edición literaria, y en muy poco tiempo se convirtió en un editor destacado. De esa forma, era lógico prepararse para un ascenso. Intentaría entrar en Onodera, la más importante de las editoriales japonesas.

Debió causar muy buena impresión en las entrevistas, ya que entró casi directamente como editor jefe en el departamento de literatura. Más tarde se enteró de que había una plaza vacante, que el editor jefe anterior se había jubilado y que había otro tipo que optaba al puesto.

Isaka. ¿Cuál sería su primer nombre? Empezaba por la R... El niño mimado de la editorial. Ese tipo que sonreía con todos, menos con él. Ese tipo de cabello castaño un poco largo, que vestía de morado, con vaqueros y bufandas de colores. Ese tipo que tenía una inquietante mirada azul rey...

CONTINUARÁ

Notas finales:

¡Suzukis, Twinkles y pingüinos para todos!


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