La cara de Arthur está tan quieta que pareciera que estuviera hecha de piedra, no hay ninguna señal o movimiento visible.
Merlín sabe que los caballeros solo están esperando las órdenes de su rey, así que espera, su corazón palpita y apenas puede escuchar algo más.
"Las esposas". Dice Arthur con voz tensa.
Merlín no puede soportar mirar más a su rey. Aunque no puede ver el dolor en los ojos de Arthur, sabe que está allí porque siente lo mismo.
Mirar a Arthur a los ojos solo le llevaría a más problemas...
Él quiere usar su magia para arrojar a los caballeros y mostrarle a su señor que es un buen hombre.
Quiere gritarle a su rey por engañarlo para que renunciara a su identidad y se entregara cuando todo lo que ha hecho por este reino fue protegerlo.
Sin embargo su último sentido de auto conservación le impide hacer todo esto.
En vez de eso, ve a uno de los caballeros mayores, un caballero del reinado de Uther, acercándose a él con una caja con extrañas tallas. El caballero se para a unos pies de distancia, casi como si tuviera miedo.
Merlín sabe qué tipo de poder tiene, sabe que con un movimiento de su muñeca y un brillo de sus ojos, el caballero ya no estaría allí, pero él es Merlín. La idea de hacer algo así lo enferma.
El caballero procede a destapar la caja y dos puños de hierro entrelazados por cadenas miran a Merlín.
Sus ojos casi se sobresaltan e inconscientemente retrocede un paso hasta que siente una espada de caballero a su espalda.
¿Arthur estaba tratando de vengarse de él?
Arthur había sido traicionado muchas veces y parece que el universo quiere que Merlín sienta la traición también porque no solo Arthur lo había engañado para que se revelara a sí mismo, sino que ahora esperaba que Merlín se pusiera dos esposas de hierro que restringirían su magia. Él ha leído los cuentos de sufrimiento de aquellos que se los ponen.
Merlín flexiona sus manos y dedos.
¿Puede él hacer esto?
¿Puede él voluntariamente ponérselos?
Él sabe en el fondo que haría cualquier cosa por Arthur, lo prometió hace tiempo, pero esto estaba más allá de sus fantasías salvajes.
Él gira la cabeza por un momento para mirar a su rey. Su expresión no parece haber cambiado. Una pequeña lágrima escapa al ojo de Merlín antes de que aparezca una expresión de resolución.
Endereza su espalda, levanta la cabeza en alto, y finalmente pone sus manos frente a él, todo mientras mira a Arthur.
Cuando ve al caballero poniéndole las esposas, se muerde los labios para aguantar el que está por venir.
El dolor sube por su espina dorsal directamente a su cabeza y suelta un grito de agonía olvidando mantener la boca cerrada mientras se concentra en no dejar que el dolor lo haga caer al suelo.
Los cuentos mintieron. Eso iba más allá de un simple sufrimiento o tortura.
No puede alcanzar su magia, en su pecho hay un profundo vacío negro que le devuelve la mirada. A medida que recupera el control de su cuerpo, vuelve a levantarse, con las piernas todavía temblando. Su voz quiere gritar pero no puede.
No debe.
Él tiene que ser fuerte, por Arthur, incluso si Arthur es quien le está haciendo esto.