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Te odio, te amo por lizergchan

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Disclaimer: Los personajes de Marvel no me pertenecen, sino a Marvel Estudios, Disney y a Stan Lee. Este fanfic lo hice solo y únicamente como diversión.

Personajes: Dr. Strange/Tony Stark.

Aclaraciones y advertencia: Romance, algo de Ooc, omegaverse y lo que se me vaya ocurriendo, kesesesese.

 

Beta Reader:

 

Resumen: Tony se ofrece a casarse para que el reino Místico se una a la alianza conocida como los Vengadores, siendo un omega mayor, sus oportunidades de tener una familia son casi nulas, está podría ser su última oportunidad de ser feliz, aunque viva en un matrimonio sin amor, pero tal vez su nueva vida le dé más libertad de la que soñó jamás.

 

—f

 

 OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO

 

 

Te odio, te amo

 

 

Capítulo 14.- Noticias inesperadas

 

 

Los miembros del a alianza Avengers ‹‹a excepción de Steve››, estaban molestos con la presencia de la “ramera del rey extranjero”, como llamaban a Tony a sus espaldas. Su esposo, ese ridículo intento que no era más que una vergüenza para los alfas, lo había dejado a cargo antes de huir a la primera oportunidad; por desgracia no lo dejó solo. Tenía a su disposición soldados, hombres y mujeres betas y omegas.

 

El sequito de Tony molestaba sobremanera a los reyes pues habían logrado derrotar a sus guerreros en algunos altercados. Ninguno era un hechicero. Por si fuera poco, una simple mujer beta era la consejera y mano derecha del monarca extranjero.

Virginia Potts ‹‹Pepper como le decía su rey››, había llamado la atención de Natasha. Era brillante, con un fuerte temperamento que a la reina guerrera le recordaba a una yegua salvaje que tuvo en su adolescencia y que disfrutó domar y moldear a su gusto hasta hacerla obediente y leal. Eso era lo que deseaba hacer con ese pequeño bocadillo.

 

Natasha quería a Virginia para ella y la iba a obtener.

 

Se dirigió al ala que Steve destinó para la ramera omega y a su sequito. Se detuvo frente a una puerta custodiada por dos mujeres pequeñas, ambas omegas. No usaban armaduras, solo una clase de vestido cuya falda llegaba poco más arriba del muslo y con aberturas a cada lado, pero sus piernas no estaban del todo descubiertas pues usaban botas largas que le llegaban arriba de la rodilla. Usaban una especie de tiara em sus frentes con una joya redonda de color verde.

 

Natasha frunció el ceño al notar la indecencia de esas omegas que, además, usaban unas pesadas lanzas del doble de su tamaño.

Era terriblemente escandaloso ver tan asquerosa escena; no era el hecho de las vestimentas, al contrario, eso facilitaría poseerlas, el problema era que esas omegas no debían tener permitido tener armas en sus manos.

 

—A un lado —ordenó con su voz alfa, sin embargo, ninguna se movió un ápice —. Les di una orden, omegas —nada. Ninguna reacción.

—Lady Potts ha ordenado que nadie la moleste —respondió una de ellas sin siquiera mirar a la guerrera, algo que por supuesto no le gustó.

—Díganle que la reina Natasha, una alfa de alto rango solicita una audiencia con ella —era indignante, era una orgullosa y fiera guerrera, no debía estar parada esperando a que una beta se digne a recibirla.

—Usted no tiene poder aquí —dijo la segunda —. Retírese ahora o nos veremos obligadas a usar la fuerza.

 

Natasha frunció el ceño, cerró la mano alrededor de la empuñadura de su espada. Esas pequeñas perras necesitaban que alguien les enseñara su lugar y ella se iba a encargar de hacerlo.

 

—Les di… —una ráfaga de viento la hizo retroceder unos pasos. Miró al responsable, una alfa de largo cabello platinado y más alta que ella era la responsable; usaba una armadura morada con el vientre descubierto y un prominente escote, pero su piel no estaba expuesta pues estaba cubierta con una tela delgada de color violeta que no dejaba mucho a la imaginación. Sus piernas desnudas hasta casi llegar a la entrepierna y poco más arriba de los glúteos, unas botas hasta las rodillas.

 

—Ups, lo siento —dijo Clea sin lamentarlo realmente. Natasha frunció el ceño y encaró a su agresora.

—Como te atreves a atacarme, a mí, un miembro de la realeza —la hechicera levantó una ceja, su expresión era de burla absoluta.

—Lo siento su.ma.jes.tad. como usted tiene tan poco súbditos y ningún territorio creí que usted era solo una líder tribal —dijo con sorna. Natasha frunció el ceño, lista para atacar.

 

Ese remedo de alfa insignificante se atrevió a insultarla ¡a ella!, una de las mejores guerreras de la alianza y aún peor, se burló de su gente, su pueblo que derramaba sangre y sudor en cada combate. Soldados valientes que significaron la diferencia entre la victoria y la derrota.

 

—¿Qué es ese escandalo? —la puerta se había abierto. Virginia las miraba con el ceño fruncido y los brazos cruzados. Clea le dedicó una sonrisa antes de acercarse a ella y besarla.

—Lo siento mi amor —dijo la hechicera haciendo énfasis en el mote cariñoso —. La líder de la tribu de las arañitas aquí presente quería molestarte con sus insignificantes asuntos mientras que tú y su alteza real, discuten asuntos importantes para salvar sus pomposos traseros.

 

Pepper suspiró con cierto cansancio. Clea no era su pareja al menos no desde hace unos días, pero incluso cuando eran amigas actuaba muy cariñosa y algo posesiva, eso le agradaba y disgustaba en partes iguales.

 

—Alteza. ¿qué es lo que necesita de mí? —cuestionó Pepper ignorando el puchero de su pareja.

—Deseaba invitarla a dar un paseo —dijo Natasha al tiempo que tomaba su mano y la besaba.

—Es… muy amable de su parte —Virginia se separó de la alfa con brusquedad —. Sin embargo, debo declinar. Según las costumbres de ustedes, no es apropiado que una mujer u omega estén a solas con un alfa.

—Sobre todo si ya se tiene pareja, que sobra decir, no dudaría en dar un pase directo al Mar vacío a cualquiera que intente algo —agregó Clea tomando a Pepper por la cintura. Natasha iba a atacar a la otra alfa a un duelo por la beta, no le importaba que sus acciones afectaran la alianza, total, era la palabra de una reina contra la de una simple plebeya extranjera.

—Oh, no esperaba encontrar a “Su Alteza” frente a mi puerta haciendo un espectáculo con dos de mis súbditos de más confianza —Natasha frunció el ceño al mirar a Tony parado en el umbral de la habitación. Esa pequeña puta estaba interfiriendo en sus asuntos.

—No es nada, majestad —el tono usado por la pelirroja era tan falso que causó asco en los tres, en especial en el omega.

 

No era la primera vez que Tony escuchaba esa condescendencia hipócrita, todos los lideres de la alianza la habían utilizado incontables veces con él o su gente, como aquella ocasión en la que un grupo de alfas wakandianos atacaron a dos alquimistas omegas; por supuesto, ellos los pusieron en su lugar pero T’Challa no estuvo contento, en especial cuando “sus pobres” hombres se defendieron argumentando que fueron provocados, pues el par de extranjeros usaban ropas demasiado reveladoras y según ellos les confundieron con prostitutas.

Stark admitía que muchos de sus súbditos usaban ropas muy escasas en combate pues les resultaba más fácil moverse.

 

—Solo quería invitar a mi novia a una cita —se quejó Clea. Natasha la miró confundida, pues esas dos palabras no existían en ninguno de los idiomas que se hablaban en Egos, aunque por la expresión del omega, él sí llegaba a comprenderlas.

 

Tony miró condescendiente a la alfa pelirroja. Cuando recién llegó al reino Místico, muchas cosas le resultaron extrañas. Palabras raras cuyo significado de alguna manera llenaron un vacío que no sabía que existía. Términos tan ínfimos como paridad de género que no era otra cosa más que igualdad entre las castas.

Noviazgo era otra palabra desconocida; aun recordaba la primera vez que la escuchó de labios de Stephen; fue el mismo día que partieron, se disculpó por saltarse ese paso ‹‹es distinto al cortejo, más significativo››, aunque lo compensó en las últimas semanas.

 

Stephen, en verdad extrañaba a ese tonto alfa, ¿qué estará haciendo? Sentía una extraña necesidad de estar con él, quería verle, necesitaba sentir sus fuertes brazos rodeando su cuerpo, embriagarse con su aroma.

 

De pronto comenzó a sentirse mal. Quería vomitar.

 

—¡Alteza! —¿por qué Clea estaba gritando? Aún más importante, ¿por qué es que el suelo se mueve y todo se está volviendo oscuro?

 

De repente se sintió tan cansado, quizás debería dormir un poco…

 

 

No esperó despertar en su cama y mucho menos encontrar a Stephen sosteniendo su mano. Le miraba con tanta preocupación… también con devoción, además de alivio. No estaban solos, Pepper y Clea se encontraban con ellos y también de mujer de ropajes extraños ‹‹una sanadora››, ¿qué había pasado?

 

—Tony… gracias a los Vishanti que estás bien —suspiró el alfa antes de juntar su frente con la del omega.

—¿Qué pasó? —preguntó confundido, aunque no por eso rechazó los mimos que su esposo le brindó.

—Se desmayó, Majestad —respondió la sanadora. Se acercó a la pareja, pidió permiso a ambos para examinar a Tony.

 

La mujer realizó unos cuantos hechizos que hicieron brillar el cuerpo del omega, finalmente el resplandor se concentró en el vientre de Stark. Ella sonrió.

 

—Felicidades mis señores. El rey consorte está embarazado…

 

 

Continuará…

 

 

….

 

 

Bueno, aquí termina el capítulo, espero les gustara. Bye, bye.

 

Por cierto, voy a subir historias originales a una nueva plataforma, cuando tenga el primer capítulo, pondré el link en mi página de face y también lo comentaré por Wattap. Gracias.

 


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