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Te odio, te amo por lizergchan

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Disclaimer: Los personajes de Marvel no me pertenecen, sino a Marvel Estudios, Disney y a Stan Lee. Este fanfic lo hice solo y únicamente como diversión.

Personajes: Dr. Strange/Tony Stark.

Aclaraciones y advertencia: Romance, algo de Ooc, omegaverse y lo que se me vaya ocurriendo, kesesesese.

 

Beta Reader:

 

Resumen: Tony se ofrece a casarse para que el reino Místico se una a la alianza conocida como los Vengadores, siendo un omega mayor, sus oportunidades de tener una familia son casi nulas, está podría ser su última oportunidad   de ser feliz, aunque viva en un matrimonio sin amor, pero tal vez su nueva vida le dé más libertad de la que soñó jamás.

 

—f

 

 OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO

 

 

Te odio, te amo

 

 

Capítulo 5.- Enlace

 

 

Stephen bajaba por el pecho y vientre de Tony, hasta llegar al miembro del omega, que, a diferencia de la virilidad de un alfa o beta; era pequeño, como el de un adolescente. El príncipe le practicó una felación, al tiempo que sus dedos se hundían en el ano de Stark provocado sonidos lúdicos con la humedad que comenzaba a mojar las sábanas.

 

 

—Alfa… —gimió Tony. Como respuesta, Stephen lo hizo girar violentamente; levantó el redondo y precioso trasero. Le dio dos palmadas antes de penetrarlo.

 

Fue una mutua sensación de voluptuosidad que se transformó en una serie de salvajes golpeteos que obligaron a Tony a enterrar su rostro contra el colchón. Gritaba de placer. Se aferraba a las sábanas con fuerza.

Stephen no se detuvo, tampoco intentó masturbar a su omega para darle más placer, solo continuó con las embestidas que ya por si solas eran suficientes para enloquecer al menor.

 

El nudo comenzaba a formarse. Stephen se al tiempo que Tony hacía a un lado su cabeza, para darle acceso a su glándula omega. Siguió con sus embates. Sus dientes se hundieron en la suave piel, desgarrándola; la sangre inundó los sentidos del alfa que aumentó la velocidad de sus embestidas hasta provocar el orgasmo de su omega y segundos después, el suyo, anudándolos.

 

La unión impidió que cada chorro y gota de seme se quedara dentro de Tony, llenándolo y haciéndolo sentir satisfecho.

 

Stephen rodó suavemente, para quedar recostado uno, junto al otro. El omega ronroneaba, satisfecho. Aun faltaban tres días para que el celo terminara y debían disfrutar.

 

 

 

 

La mayoría de los invitados ya se habían retirado; era más de media noche y ya sin los novios, no tenían razón de permanecer ahí. En la habitación solo se quedaron Ancestral, sus Generales y los reyes extranjeros, estos últimos, parecían esperar algo.

 

Loki estaba incomodo, ¿Cómo no estarlo? Thor no se despegó de su lado durante toda la celebración y no parecía que se pudiese librar de él en un futuro cercano.

 

—Majestades, si lo desean, puedo solicitar que los escolten a sus aposentos —dijo Wanda ocultando su molestia tras diplomacia.

—Se lo agradecemos, Lady Wanda —dijo T’challa. El monarca de Wakanda se había pasado gran parte de la velada observando a Mordo, quien, al igual que Loki se encontraba incómodo.

—Pero aguardamos la prueba de la sábana —agregó Thor. Los Generales de Otoño e Invierno se tensaron.

—Aunque no comprendo por qué los demás se fueron sin esperar por ello —comentó Natasha mientras jugaba con el contenido de su copa.

—¿Prueba de la sábana? —cuestionó Hope confundida, al igual que Wanda, por el contrario, Loki y Mordo lucían ofendidos.

—Es una costumbre de pueblos barbaros e incivilizados —los reyes extranjeros fruncieron el ceño por el comentario —. Un grupo de betas varones o vejetes alfas permanecen dentro de la alcoba nupcial para asegurarse que el matrimonio sea consumado y obtener la sábana manchada con la sangre que comprueba que el omega o mujer beta era virgen —explicó Loki.

—¡Que vulgar! —exclamó Hope —Sin ofender.

—Hacer algo así es denigrante —agregó Wanda, a ella no le importaba si insultaba a los lideres de la dichosa alianza. Detestaba a los extranjeros y no perdía oportunidad para dejarlo saber.

—¿Es decir que ustedes no piden la prueba de la pureza? —cuestionó Steve, que parecía ser el único que no se había ofendido con los comentarios.

—Usualmente nuestros matrimonios son por amor —dijo Ancestral que, hasta ese momento se había mantenido al margen de la conversación —. Si alguna de las dos partes no es “pura”, es algo que solo les compete a ellos. Mientras la magia acepte su unión, nada más importa.

—¿A qué se refiere? —cuestionó Rogers.

—Soulmate —respondió Hope sonriendo, por otro lado, Mordo gruñó —, es difícil explicar, pero se refiere mas que nada a la compatibilidad que existe entre dos personas que se miran por primera vez.

—Es como si por tu cuerpo corriera una corriente eléctrica —agregó Wanda con simpleza.

—La magia en tu ser vibra, tus dedos cosquillean, ansiosos por unirse a esa persona —dijo Hope, quien parecía estar ya muy emocionada —. Cuando dos almas se unen, ¡sus auras se entremezclan! Como sucedió con los príncipes Stephen y Anthony —suspiró con ensoñación —¡Fue tan romántico!

—¿Cómo está tan segura? —preguntó Steve frunciendo el ceño —Tony no tiene magia, ni nosotros.

—Todo ser vivo posee magia —dijo Ancestral —. Está en cada respiración, cada latido, en la más pequeña brisa, en el crecer de la hierba…

—Aunque eso no significa que todos pueden hacer uso de ella —Mordo se apresuró a decir. —Incluso entre nosotros, hay personas que no pueden aspirar a ser hechiceros, brujos; solo personas muy especiales pueden serlo —agregó con superioridad —, la gente común solo puede aspirar a ser alquimista o quizás magos.

 

 

 

Al segundo día, T’challa y Natasha retornaron a sus reinos en compañía de Wanda y un batallón de guerreros y dragones para ayudar en el campo de batalla, por otro lado, Steve y Thor decidieron quedarse.

El celo terminaría pronto, algo que tenía con los pelos de punta al rey de Brooklyn; el saber que otro alfa era dueño del omega que debió ser suyo, lo hacia enfurecer.

 

Si tan solo no hubiera sido tan cobarde…

 

El tren de sus pensamientos se vio interrumpido por la entrada abrupta de un cachorro de cabellera castaña; el chico no sobrepasaba los trece años, muy joven para presentar casta, pero no demasiado para imaginar cuál sería: omega, aunque Steve no estaba del todo seguro con los habitantes de ese reino que no siempre eran lo que parecen, bastaba con ver a su reina; Ancestral lucia como una omega pero todo indicaba que era beta, lo mismo con los Generales Loki y Mordo.

 

—¡Abuelita! —Exclamó el niño antes de lanzarse a los brazos de Ancestral, quién inmediatamente lo acomodó en su regazo. Detrás de él venía un hombre alto de piel oscura, usaba pantalón y camisa de manga larga bajo una túnica color gris.

—Mil disculpas majestad —dijo el hombre haciendo una reverencia.

—Primer Caballero de Hierro Rhodes, no se preocupe —dijo Ancestral —, por favor, siéntese con nosotros. Altezas, permítanme presentarle a uno de los mejores guerreros alquimistas del reino; el Caballero James Rhodes.

—Es un placer y honor estar frente a sus majestades —dijo el hombre solemne, mientras hacia una reverencia.

—Es un gusto, soy Steve Rogers, rey de Brooklyn, y él es Thor soberano de Asgard —habló el rubio.

—Arañita —dijo Loki mirando al niño con una mezcla de diversión y cariño —. ¿No piensas presentarte?

—Creímos haberle enseñado mejor, alteza —agregó Mordo. Gracias a los comentarios de ambos Generales, la atención se centró en el cachorro quien, puso una expresión seria y se bajó del regazo de Ancestral; hizo una leve inclinación con la cabeza.

—Es un placer estar en presencia de sus ilustrísimas majestades —habló el niño —. Soy Peter, hijo de Stephen Strange, el Señor del Tiempo.

 

Steve frunció el ceño; ese maldito alfa tenía ya un omega o mujer beta con la que había tenido hijos, lo que significaba que Tony era simplemente un concubino sin ningún poder.

 

—¿Cuándo conoceremos a la princesa heredera?, ¿o es acaso tu madre un omega varón? —Thor hizo la pregunta que Steve deseaba hacer, pero que no se atrevía.

 

Peter negó con la cabeza.

 

—Aún no conozco a mi nueva mamá o papá —respondió el niño —. Quería venir a la boda, pero la maestra Janet no me dejó salir hasta que no lograra completar mis deberes.

—Está bien Peter —dijo Ancestral —, tu educación es importante; ya tendrás oportunidad de conocer al nuevo miembro de la familia.

 

 

Tony se despertó solo en la cama; su cuerpo se sentía relajado, muy diferente a lo que usualmente experimentaba luego de su celo, ¿tendrá que ver con el hecho de haberlo pasado con un alfa, su alfa? No lo creía, después de todo había tenido oportunidad de hablar con algunos sirvientes omegas que se habían enlazado y todos ellos concordaban que el cansancio que sufrían era mayor en su primer encuentro con sus alfas.

 

—Ya has despertado —Tony dio un ligero salto en su lugar. Stephen estaba sentado en un sofá a unos metros de la cama, mueble que el omega no había visto con anterioridad; probablemente por estar demasiado nervioso para curiosear en la habitación.

Observó detenidamente al alfa; llevaba un pantalón cómodo, una larga bata de seda azul completamente abierta, frente a él había una mesita donde había una tetera, dos tazas y una pila de papeles.

 

—Usé magia para asearte y ayudar a tu cuerpo a recuperarse —dijo el príncipe sin mirarlo, toda su atención estaba centrada en su lectura —, aún así deberías tomar un baño, pero antes debes beber el té.

—Gracias, pero no me gusta el té —Stephen levantó la mirada, frunció el ceño.

¿No se suponía que los omegas fuera de su reino eran sumisos y obedientes? Por lo visto, una vez más Tony demostraba ser todo lo contrario.

 

Si no lo hubiese engañado, aquello que comenzaba a sentir por él, tal vez pudo haberse convertido en amor, pero ahora era imposible, Tony se había encargado de destruir cualquier posibilidad.

 

—No te estoy preguntando, solo haz lo que te digo —siseó Strange. Tony lo miró confundido; el alfa había tenido un cambio radical de personalidad desde que el enlace. Quizás estaba estresado a causa de los documentos que leía. Decidió hacerle caso (por esta ocasión), y bebió el té. La bebida tenía un agradable sabor a lavanda, jengibre y algo que no podía descifrar pero que ayudaba a crear un perfecto equilibrio. —El baño está detrás de esa puerta —dijo complacido —. Los sirvientes te ayudarán a cambiarte para la ceremonia de presentación.

—¿Tu hijo estará ahí? —Stephen le había hablado de su cachorro durante el viaje y en cada oportunidad que tenían a solas antes de la llegada de los otros gobernantes. Antes de que cambiara tan radicalmente.

 

Peter no era el hijo biológico de Stephen, lo había rescatado del destruido país de Parker, un pequeño reino al este de Brooklyn. El niño tenía tan solo 3 años cuando Strange lo adoptó (cosa rara en un alfa), por desgracia el cachorro no podía aspirar a convertirse en rey, no por no compartir lazos sanguíneos con la familia real, más bien por el hecho de no ser capaz de usar la magia.

Por lo que sabía, el reino Ancestral había estado visitando los otros reinos y rescatando a omegas o cualquiera que lo necesite; Loki y Mordo, además de muchos otros, eran la mejor prueba.

 

 

 

 

La ceremonia de presentación fue aburrida. Representantes de todas las regiones y poblados llegaron para dar sus respetos y buenos deseos a la pareja real recién vinculada. La mayoría había traído regalos para Tony; libros, equipo alquímico, todo lo necesario para ayudarle a comprender el reino que en algún momento ayudaría a gobernar.

 

—¡Majestad!, espero esto sea de su agrado —Thor le presentó a Stephen un hermoso collar para omega, estaba adornad con preciosas gemas y tenía inscrito el nombre de Strange.

 

La algarabía y buen humor se vio abruptamente rota cuando los presentes se dieron cuenta del “regalo”, que el extranjero les había hecho a sus príncipes.

 

—Se lo agradezco alteza, pero aquí, los alfas no tratamos a las otras castas como animales —dijo Strange con el ceño fruncido. Quizás odiaba a Tony por engañarlo, pero jamás lo humillaría al obligarlo a usar un collar como si fuese una mascota.

 

El collar hizo que Tony callera en cuenta de una verdad inherente: los omegas, fuera de las fronteras de Ancestral, eran vistos como simples monedas de cambio o simples fábricas de bebés.

Sin darse cuenta, su cuerpo comenzó a temblar. Era tan afortunado de haber sido protegido, primero por sus padres, después por Steve y ahora…

 

—No voy a dejar esa abominación en nuestro reino —dijo Stephen sobresaltándolo. El alfa, en algún momento lo había atraído en un abrazo, obligándolo a ocultar el rostro en su pecho. —Nunca dejes que esos humanos de mente cerrada quieran doblegarte. Eres mi esposo, el futuro rey consorte. Jamás lo olvides.

 

Tony asintió sonrojado, Strange lo soltó para saludar a una hermosa alfa de largos cabellos platinados, su nombre era Clea Maderick, líder de los caballeros dragones, un grupo elite a las ordenes exclusivas de Stephen, tan leales que se cortarían la mano si su señor se los ordenaba. Ella obsequió a Stark un metal cuyas propiedades rivalizaban con el vibranium de Wakanda.

 

—Espero que mi humilde regalo le sirva a su majestad para crear una armadura digna de ustedes —dijo Clea haciendo una reverencia —, después de todo, los humanos tienen una piel demasiado sensible y delicada.

 

Humanos… no era la primera vez que escuchaba a Stephen o a los generales (principalmente a Mordo y Loki), referirse de esa forma tan… despectiva a los extranjeros, pero ¿por qué?

 

—Ella será tu escolta hasta que se te asigne a alguien de la guardia del Acero —Clea sonrió, tal parecía que le agradaba la idea de proteger al nuevo príncipe.

 

La guardia de acero eran los caballeros a las ordenes de la reina o rey consorte; estaban integrados por betas mujeres y omegas, tan feroces en la batalla que fácilmente rivalizaban con los generales.

 

 

—¡Mi turno! —gritó Peter. Tony le observó; el niño era simplemente encantador, con sus cabellos castaños y su rostro redondo, además de esa alegría avasalladora (se notaba que era amado por Stephen). El cachorro le sonrió; le entregó un anillo de oro con el emblema de un ojo y un jade en su interior, estaba envuelto en una tela que tenía un escudo de un dragón al vuelo, sostenía entre sus patas delanteras, el mismo símbolo del ojo. —Es el emblema de la familia real y de padre.

 

Tony le agradeció; se acercó al niño y lo abrazó.

 

—Cuándo esos señores se vayan, te daré tu verdadero regalo —le susurró Peter al oído. Tony sonrió feliz.

—Gracias.

 

Su vida tal vez sería mejor de lo que había pensado.

 

Continuará…

 

 

 

 

Bueno, gracias por leer. Me he quedado sin beta, ya que mi adorable Sam esta ocupada con su Universidad, así que estoy buscando un nuevo beta que me latiguee.

 

Gracias por leer.

 

 


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