Capítulo 3
No habló de ese incidente con Otabek, tampoco le dijo sobre lo conversado con ese cadete estúpido.
Pero Otabek lo notó extraño en esa semana. Yuri generalmente era el alma de la casa, quien ponía la música alta y quién llenaba esa estancia de risas y gritos. Pero se estaba volviendo día a día más callado y retraído.
"No ha funcionado" pensaba para sí.
Quiso preguntar pero el rubio le cambiaba de tema cada vez que se le acercaba con esas intenciones, siempre alegando cosas como la boda, los trajes y el estrés.
Por su parte Yuri empezaba a ponerse paranoico en su propia casa. Tenía muchas ganas de hablar con su mamá, de acariciar a Potya sin que ella salga corriendo de sus manos o simplemente de pasar el tiempo con su novio como antes. Pero todo su ser se lo impedía ¿ Cómo tocar algo que no era suyo?
Sin poder aguantar más llamó a su madre una mañana, después de despedir a su futuro esposo en la puerta del departamento.
— Hola mami — habló y la mujer casi se volvió loca de emoción. Yuri no era de llamar y menos un día cualquiera. Aunque eso también la preocupó, después de todo Otabek le había informado ya que algo pasaba con Yuri.
— Mi niño, ¿Cómo has estado? ¿Te estás abrigando? ¿Beka está bien?
— Sí mamá, sólo ... estoy algo nervioso por la boda. Beka pidió vacaciones por dos meses y está ocupado resolviendo asuntos antes de salir para que pasemos tiempo juntos sin ningún asunto militar que se interponga. Iremos a comer hoy como siempre.
— Oh me alegro hijo, Otabek es tan buen muchacho. No sé qué haría sin él. Te cuida tanto mi vida, estoy feliz de que se casen — el rubio rodó los ojos, es cierto que ese maldito moreno hermoso era casi casi perfecto y siempre estaba pendiente de que nada le falte, su vida sea cómoda y se podría decir que algo lujosa; pero no por eso no podría valerse por sí mismo, aunque fuera torpe, no supiera cocinar, no limpie bien el departamento y esté de paro por su lesión (que por cierto como ya estaba curado empezaría con los ensayos luego del matrimonio) podía ganar su propio dinero y dejar de depender al 100% de su novio.
— Sobre eso mamá... ¿Sabes si vendrá el abuelo? Quiero que esté presente en la ceremonia...
— Yuri — la voz de su progenitora sonó dura, no como un regaño, fue un tono pesado, como esos que cargan una dura noticia — Yuri ...tu no — la escuchó balbucear un poco — tu abuelo está algo enfermo, no podrá ir. Pero te enviará su regalo y muchos deseos.
—¿Puedo llamarlo? Quiero escuc...
—¡NO! — se sobresaltó al escuchar a su madre gritarle por el aparato — no puedes Yuri, es algo difícil de explicar... sólo mantente enfocado en la boda — su madre se oía muy angustiada, nerviosa y con un toque de tristeza que Yuri de inmediato pudo identificar.
— ¿Estará bien? — el ambiente a su alrededor se tornó pesado con cada segundo que pasaba sin que su madre respondiera a su pregunta; sus nervios se crisparon, su respiración se hizo entrecortada y sintió su garganta seca. Todo gritaba "Malas noticias". Por un momento creyó que la llamada se había cortado, mas cuando estuvo a punto de comprobarlo la suave risa despreocupada de su madre le hizo soltar todo el aire que no supo que estaba conteniendo hasta ese momento.
— Claro que sí mi niño — un calorcito suave de seguridad invadió su pecho reconfortándolo después de eso le breve periodo de angustia — pero su bronquitis no lo dejará viajar, no puede tolerar un viaje en avión desde allá, ya es muy mayor mi vida — Yuri quiso llorar de alivio al escucharla, de hecho ya unas cuantas lágrimas resbalaban por sus blanquecinas mejillas. Carraspeó para que su voz no se notará rota.
— Mamá, no le digas a Beka ¿Si? No trataré de hablar con abuelito, Beka me dijo que eso le cuesta y lo agita mucho — Yuri se puso nervioso, su mamá tenía en un pedestal a su prometido, no estaba mal porque él también lo amaba. Pero tenía miedo de que ella le comentara sobre su llamada, sobre todo porque Otabek se había esforzado mucho en no hablar de Nikolai y evadir el tema. Ya le haría un berrinche a su novio para hacer un viaje de emergencia para verlo después del matrimonio, eso era lo más importante ahora.
— Está bien Yuri, tengo que ir con Amyra a ver las últimas cosas del local y el catering. Hablamos luego.
Su madre cortó la llamada sin sus mensajes de protección extrema que siempre le dedicaba, algo muy extraño, que jamás había pasado. Pero en ese momento le restó importancia, se sentía mejor ahora.
Pero eso se terminó cuando escuchó otro móvil sonar en casa, lo buscó por el sofá hasta dar con el celular de Beka, al parecer lo había olvidado y llamaba para asegurarse que Yura se lo llevara. Estuvo a punto de contestar cuando vio que el nombre del remitente: "Yelena P."... Su madre.
Su ceño se frunció de inmediato hasta que el celular dejó de sonar, segundos después tuvo que respirar profundamente y contar hasta 10 para no lanzarlo por la ventana con la esperanza de que cayera sobre la cabeza de su madre cuando un mensaje apareció en la pantalla:
"Yuri llamó, preguntó por su abuelo".
Por un momento le había creído, casi olvidaba que su madre había sido en su tiempo una de las actrices más cotizadas en el mundo del teatro... Por su facilidad de interpretar emociones y empatizar con su público.
Suficiente, no iba a confiar nunca más en ella.
El móvil volvió a sonar poco después, esta vez contestó, esperando tres timbres para que no sospechara que tenía el aparato en la mano, al reconocer el número de la oficina de Beka.
— ¿Hola? ¿Beka? — se dejó caer sobre el sofá.
— Yura... ¿Puedes traerme el móvil cuando vengas? Acabo de llegar a la oficina y me di cuenta que lo dejé.
— Estás algo distraído últimamente mi amor — "sí, mira quien habla" se dijo mentalmente, pero era cierto aunque su prometido tenía sus razones, después de todo liderar una división entera no era nada fácil — estaré ahí un poco antes del almuerzo, seguro necesitas tu móvil.
— Gracias, Gatito. Te esperaré.
Y colgó.
Estuvo a punto de iniciar su rutina diaria, hace poco había empezado a hacer yoga debido a que su flexibilidad estaba disminuida, probablemente por la falta de práctica. Pero otra notificación llegó al móvil del moreno.
"Aún no cuadra las cuentas, nos falta justificar gastos"
Era de JJ, y el mensaje carecía de sentido completo, pero podría inferir que eran sobre la contabilidad del presupuesto, pero ¿Por qué? O más importante ¿Dónde estaba ese dinero o en qué fue invertido? ¿Sería poco o mucho?
Cerró los ojos por un momento, sintiéndose confundido, Otabek no era corrupto, pondría las manos al fuego por él, entonces ¿Por qué habría un desvío de fondos?
El X-27 se encuentra consciente
Se sobresaltó al escuchar claramente esa voz otra vez, pero se encontraba en casa y solo habían pasado 15 minutos desde que había dormitado como un gato perezoso en el sofá.
Pasó el día como cualquier otro para tratar de olvidar ese pesado momento con su madre y el extraño mensaje del idiota hasta que dio la hora de ir a ver a su prometido.
Compuso su mejor máscara de Yuri, borró el mensaje que su madre había dejado a Beka y se dispuso a salir de casa.
*
Otra noche, como cualquier otra de fin de semana, ambos se permitieron flojear un momento, dejando atrás los pendientes de la boda y el trabajo, se acomodaron en su mullido sofá junto con mucho popcorn, dos cervezas frías y Potya que estaba extrañamente muy pegada Otabek.
— Beka, estoy nervioso... ¿y si sale algo mal? ¿Y si no es genial mezclar el carnaval de máscaras con Alice in Wonderland y animal print? ¿Y si la torta...? — el moreno rodó los ojos y lo besó para callarlo, no le dejaba terminar de ver MadMax.
— Yura, quedará genial ya verás. Luego iniciaremos con el proceso de adopción... todo será como lo hemos planeado — lo atrajo a su cuerpo y una vez que Yuri dejó de ponerse ansioso siguió viendo la película.
Pero no por mucho.
— ¿Crees que nos darán al bebé pronto? ¿Y si no somos buenos padres? Beka — lloriqueó tratando de llamar la atención de su prometido.
— Yura, vamos a ser buenos padr... ¡Mierda! ¿Yuri, te estás arrepintiendo? ¿Es eso? ¿Ya no me amas? — lo separó de su cuerpo unos centímetros para poder observar los ojos verdes.
Yuri pocas veces había podido ver aquellos ojos llenos de temor, espectantes ante cualquier gesto del contrario.
—¡No idiota! Claro que me quiero casar y nos vamos a casar. Y claro que te amo, estúpido — se acercó a él nuevamente hasta ponerse sobre su regazo — como que soy Yuri Plisetsky.
Y fue como activar un interruptor. Lejos de sentirse más confortado. Yuri se sintió fuera de lugar aunque no dejó que esos sentimientos se notaran en sus facciones pues siguió sonriente.
Compartieron unos mimos y palabras azucaradas antes de seguir con la película que tanto había atrapado al mayor.
Por otra parte, Yuri estaba viviendo una crisis de pánico sin decírselo. Estaba confundido y no dejaba de ver a su prometido de reojo de vez en cuando, mordía su labio y se removía incómodo.
Una duda, probablemente la más grande de todas, asaltaba su mente en ese instante. ¿Y si realmente "él" no amaba a Beka?
Y es que con cada pequeña falla que encontraba, se sentía menos Yuri y más un "algo" hasta el punto de tener la certeza, que había dolido como el demonio aceptarla, de no ser realmente quien creía que era.
Y podía sonar estúpido, loco, raro y todo lo demás. Pero algo en él simplemente se lo decía, un fuerte sentimiento de ser ajeno a esa vida que llevaba ya meses viviendo y disfrutando lo embargaba cuando su futuro esposo lo hacía suyo, cuando reían, cuando simplemente se acurrucaban uno al lado del otro en esa posición tan cómoda y familiar que le hacía revivir recuerdos que sentía no eran suyos.
Con esos antecedentes, Yuri se puso a pensar si realmente amaba a Otabek, o si solo recordaba que lo amaba. Y aún si lo amara ¿Eso estaba bien? Porque Otabek no era suyo, era de Yuri, del verdadero Yuri. Ese que tenía una cicatriz en la rodilla por andar con una patineta hasta la escuela, el mismo que tenía dos lunares en el cuello justo al lado del esternocleidomastoideo izquierdo que Otabek amaba lamer y el mismo Yuri que había tenido un accidente hace un año que lo habían imposibilitado seguir con sus prácticas de ballet al menos por un tiempo.
Todo eso que él no tenía y aún así estaba tomando el lugar de ese joven.
Volvió a mirar a Beka, quien lo descubrió y lo envolvió en un cálido abrazo que hizo saltar su corazón con ánimo. Sus mejillas se encendieron y luego sus labios fueron besados con absoluto amor.
"Esto...todo esto es de Yuri", pensó.
Pero estaba a mes y medio de casarse, siendo o no el verdadero, tenía que usurpar ese lugar que le pertenecía al rubio principal dancer para cumplir con el sueño que se había implantado en su mente desde ese día ya lejano en el que despertó por primera vez en ese departamento.
"Lo siento Yuri" dijo mentalmente, rogando por ser perdonado, "pero creo que sí lo amo".
Pero, ¿Otabek lo amaba a "él"?
*
Después de esa noche, el rubio se abocó al 70% en la boda. Arregló los últimos detalles junto a Beka y su familia, visitó el salón de belleza para probar algunos peinados ya que por insistencia de su suegra y su madre aprovecharía su larga cabellera para un bonito diseño que lo haga lucir andrógino.
El otro 30% lo dedicó a recabar información sobre lo que estaba pasando. Y para ello se valió de JJ para que saque a su futuro esposo de casa y lo lleve a su despedida de soltero mientras él se perdía entre archivos de las investigaciones que tenía Otabek en su computadora. Horas después no tenía absolutamente nada. Ni siquiera una pequeña referencia a algo extraño o un proyecto ultra secreto como sería la clonación humana.
O eso pensó hasta que, cuando se iba a rendir, encontró un correo en la bandeja de spam, de la psiquiatra que lo atendió en los laboratorios que decía:
" Informe caso 27"
Y nada más. Quiso abrirlo pero en vez de encontrar un archivo, era un mensaje para una reunión que se llevaría a cabo en persona. Además de una nueva cita para el rubio poco antes del matrimonio.
Eso le dio una pista: 27, ese era el número con el que lo llamaban en sus pesadillas.
Con eso en mente se dedicó a buscar con más ahínco. Pero, nuevamente, no tuvo suerte.
Ya cansado, miró su móvil, en instagram, JJ había subido una foto de su novio en la fiesta, que era una mezcla de discoteca al aire libre en un campo de motocross. Beka se veía feliz sobre un motocicleta ¿cuánto tiempo llevaba sin subirse a una? pobre de su novio, con lo que amaba esas máquinas.
Entonces algo vino a su mente otra vez "Harley Davidson", esas eran sus favoritas. De inmediato cerró sesión en la portátil y volvió a abrirla, en vez de no poner contraseña introdujo el nombre de la marca de motocicletas. Apretó enter y se mostró un perfil diferente. En este, no estaba su fotografía favorita de pareja como fondo, sino el escudo de las fuerzas armadas y había un montón de carpetas ancladas al inicio ¿Por qué Beka le ocultaría eso? Buscó entre ellas hasta dar con una que solo decía X-27. "Lo que busco" , pensó y arrastró el cursor hasta el icono, mas Yuri se puso nervioso ante ello. No sabía qué era lo que estaba ahí y esa información, de ser lo que él creía que era, podría cambiar su vida para siempre.
¿Qué es más fuerte? ¿conocer la verdad o vivir feliz?
Se encontró en una encrucijada. Abrirla o vivir por siempre como Yuri Plisetsky, con un esposo, dos hijos y Potya.
Dejó el cursor sobre la carpeta unos segundos y luego lo arrastró lejos de ella, asustado, para después volver a colocarlo sobre el icono. Así una y otra vez mientras las dudas se arremolinaban en su mente y una balanza imaginaria sopesaba entre saber más sobre sí mismo o dejar que las cosas tomen su curso como hasta ahora.
Sus ojos se desviaron hacia otra carpeta "XFail" y decidió abrirla. Era realmente un compilado de otras carpetas pero para su sorpresa, cada una de ellas tenía un número distinto "X-1, X-2, X-3" y así sucesivamente hasta el 26. Todos proyectos fallidos, según intuía. Cual gato curioso quiso abrir el primero, pero escuchó la puerta abrirse y las características llaves de su Beka tintinear. Cerró de inmediato la portátil y lo metió bajo el sofá, justo a tiempo para ver pasar a Otabek un poco mareado que le abrazó inmediatamente.
— Yura... estás aquí... mi Yura está aquí. Nunca más te voy a perder mi amor ¿Me oíste? jamás te irás de mi lado — Yuri no podía decir nada entre el impacto de las palabras que su novio pronunciaba, el fuerte olor a vodka y los besos que este repartía por su rostro como desesperado.
— ¡Ups! creo que se nos fue la mano con el trago — JJ entró luego dejando el abrigo de su novio sobre el sofá. Había guardado la portátil, pero el cable del cargador seguía conectado y Leroy no fue indiferente ante eso. Alzó una ceja mirando a Yuri quien pudo quitarse a su novio mandándolo a la ducha entre promesas que no se iría jamás de su lado — ¿ese no es el cargador de la computadora de Beks? ¿Crees que él te está engañando? porque Yura, no lo hace te lo puedo asegurar. Sé que puedes estar un poco inseguro con lo que pasó con Sala hace años, pero solo fue un beso y fue culpa de ella que...
Yuri a regañadientes la recogió y la puso a un lado del sofá.
— Cállate imbécil, solo estaba viendo porno ¿ok? No me menciones a esa estúpida ahora, estoy a poco más de un mes de mi boda, no arruines mi humor y mejor vete, hay cosas que quisiera practicar con Beka y estoy seguro que no querrás verlas.
Jean fue sacado a la fuerza cuando Otabek salió completamente desnudo del baño dispuesto a no dejar dormir a su futuro esposo. Yuri agradeció que su estado etílico lo mantuviera con la cabeza caliente, de esa forma, en algún momento buscaría la computadora para apagarla correctamente y dejarla en su sitio.