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Imbécil sin corazón por Kumagoro2093

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Notas del capitulo:

Recordar que en esta historia Takao no juega Basketball. Esa es la principal razón de su cuerpo delgado. Disfruten ^^

Si no fuera por la magia de un celular con internet no sé qué hubiésemos hecho con Tetsuya para arreglarme. Gracias al GPS primeramente fuimos a un salón de belleza que quedaba a algunas cuadras de donde estábamos. Tetsuya se ofreció a pagar los servicios a pesar de que yo lo negara tantas veces, y dijo una vez llegamos a ese lugar: “Hagan de todo para que este hombre se vea femenino. Desde piel, cabello y rostro hasta sus uñas”.

 

Fue la peor pesadilla que pudo haber existido. Gracias a que soy lampiño los vellos de mis piernas no tuvieron que ser cortados, pero desde mis cejas hasta mis brazos sufrieron terribles tirones de cera. Mi cabello parece quemado de tantos aceites que dejé que me aplicaran, y mi piel blanca se ve más tersa. Una joven se acercó a mi y me pasó una pinza junto a un espejo. “Sácate los vellos que estorben el delineado de tus cejas cada tres días”. 

 

Salí de ese salón completamente traumado ante tanta cosa que me habían hecho en 3 horas. Las tres horas que se volvieron un infierno para mi. 

 

—Bien, compraré algunas prendas de ropa para ti solo para que tengas que cambiarte e ir para allá, pues te darán el traje que deberás usar día a día. Tu cabello deberás mantenerlo con los aceites que te dieron, y peinarlo tal como te lo dejaron ahora. Recuerda que en ese trabajo serás una mujer, así que compórtate. 

 

Suspiré. ¿De verdad tenía que hacerlo? Claro que si, todo sea por mejorar el ambiente económico de mi pequeña familia. De mejorar la salud de mi padre. 

 

Finalmente ese día había llegado. Tetsuya me había dado ciertos tips para mantener una buena compostura. Iba con un molesto vestido floreado y tanto mis ojos como mis labios maquillados. Había tenido que hacerme unos dolorosos aros en mis orejas para lograr verme aún más femenino. Tenía mi bolso y mis papeles. Con ayuda de unos amigos había logrado cambiar algunas cosas de mis documentos y falsificarlos. (Como mi sexo). 

Una vez llegue a esa mansión, realmente era mucho más grande de lo que esperaba. Eran hectáreas y hectáreas de una mansión lúgubre y gótica. Realmente no esperaba nada de mis próximos jefes. 

Toque la puerta y abrió una linda joven de ojos cansados. Con mi voz más aguda de lo normal comencé a hablar. 

 

—Buenos días, vengo por la entrevista de trabajo. Mi nombre es Kazunari Takao. 

 

—Pase. Segundo piso. 

 

—Muchísimas gracias. —Sonreí, pero ella no respondió con otra de vuelta. Para no volver incómoda la situación, subí rápidamente con unos sonoros tacos, –Los cuales había aprendido a usar–, la gran escalera que había frente de mi. Al llegar curiosamente solo vi a dos jóvenes más. La paga era alta, ¿Por que no habían decenas de ellas? 

Vi a un chico rubio de ojos largos del mismo tono observarme. De él recibí la primera sonrisa en este lúgubre lugar. — ¡Bienvenida! Ya comenzaremos la entrevista. Mi nombre es Ryota Kise, y soy el contratador de la familia Midorima. 

 

—Un gusto, mi nombre es Kazunari Takao y vengo por la entrevista de trabajo de sirvienta. 

 

—¿Kazunari? ¿No es un nombre masculino?

 

—Mi padre siempre quiso tener un hijo llamado Kazunari. Así que a pesar de ser mujer, me llamó de esa manera. —Sonreí por mi mentira. 

 

—Oh... ¡Bien! —Pareció creerme. —Toma asiento, Kazu. 

 

Me intimidó un poco que tuviera la confianza de llamarme de esa manera. Sin embargo me senté rápidamente. 

Unos minutos después Kise nos hizo guardar silencio a las tres personas que estábamos ahí, pues pronto llegaría el amo del hogar. En unos segundos se abrió la puerta y se dejó ver un hombre de unos 49 o 50 años de cabello verde, un poco canoso y muy alto. Su mirada esmeralda era tan penetrante que no permitía mantener la vista sobre él por muchos segundos. Se acercó con lentitud y arregló sus lentes. Debía admitir que era bastante atractivo para alguien de su edad. 

Nos miró a todos con grandes aires de superioridad. —Tú. —Observó desde arriba a una joven de cabello rubio y rostro tímido. —Fuera. 

 

Ryota con rapidez ayudó a levantarse a la chica que estaba temblando y la acompañó a la puerta. Escuché que Susurró un “Lo siento” y cerro el acceso. 

Ese gran hombre nos siguió observando a nosotros dos. Intentaba mantenerme rígido, no quería mostrar debilidad ante un hombre como el. —Veamos cuanto pueden durar ustedes dos. —Se alejó de nosotros y se fue por donde entró. Que hombre más temible, ¿Debería trabajar con el? 

 

—Lamento la situación, Iwao Midorima de por sí es un hombre frío y de hierro. Sin embargo, el no está constantemente en su hogar por trabajo, claramente. Aunque su hijo tiene un carácter demasiado similar a él. Les recomiendo que ahora mismo cambien sus ropas y vayan con las otras sirvientas para que comiencen a aprender lo básico que deberán hacer aquí. — La otra chica y yo, –Que finalmente descubrí que su nombre era Aida Riko- fuimos rápidamente a cambiarnos a algún baño que nos había señalado Ryota.  Por suerte el lugar era separado, así que no me vio en lo absoluto cuando debí sacarme el vestido para ponerme el otro junto con el delantal. Me puse aquellos doloroso zapatos una vez más y arreglé mi cabello. 

 

—Dios... que miedo. ¡Que miedo! —Dijo Aida cuando terminó de vestirse también e íbamos donde Ryota para que nos enseñara nuestro quehacer. —No se cuanto tiempo logre soportar aquí. 

 

—Es cierto. —Dije y volví a suspirar. No quería decir mucho más por miedo a mi voz. Una vez estuvimos con Ryota nos dirigió hacia donde estaban las otras sirvientas. 

 

—Ellas son quienes les ayudarán en los primeros quehaceres. Tengan cuidado, el más mínimo error provoca que se vayan. Les deseo suerte, con permiso. — Nos sonrió, y se fue. 

 

Desde ese día han pasado 5. Una semana, y siento que ha sido una demasiado larga, complicada y agotadora. Las chicas no tienen gracia para enseñarnos, así que tuve que usar mi ingenio para hacer las cosas bien junto con Aida. Limpiábamos pisos y baños. Encerábamos muebles y repisas. Aunque curiosamente, no vi en esos cinco días a alguien de la familia Midorima. 

 

Estaba terminando de encerar el piso de la habitación principal cuando la misma joven de ojos cansados entró rápidamente. —Apúrate. Ha llegado el heredero de la familia Midorima. Tienes un minuto para terminar de encerar, guardar y arreglarte. No puede verte desordenada. 

 

Estaba asustado. ¿Heredero? ¿Aquel que era igual a su padre? Cumplí con la orden y bajé con demasiada rapidez. Me dolían los pies pero lo ignoraba. Las 10  jóvenes que éramos nos pusimos frente a la puerta en una fila una frente a la otra, y observamos la puerta abrirse con lentitud. 

Aquel hombre que entraba, esos largos ojos esmeraldas llenos de frialdad, ese cabello verde vivo, sus anteojos cuadrados y esa estatura que era mayor al 1.90, había cautivado mis ojos por completo. Decir que era guapo era poco, apuesto muchísimo menos. Parecía una escultura. Sus hombros anchos al igual que su espalda, su cintura contorneada por el traje negro que llevaba, piernas perfectamente delineadas, sus dedos delgados y largos envueltos en cintas, sus brazos gruesos, esa nariz griega y esos labios... labios pálidos y delgados. 

 

Ese hombre era aquel que me hizo sufrir durante tantos años, él, Shintarou Midorima. Heredero de la familia Midorima, el hombre del que me enamoré.

Notas finales:

¿Qué tal? ¡Recuerden comentar qué tal les parece que va la historia!


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