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¡Maldito seas Levi Ackerman! por ZXKILer161

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Notas del capitulo:

Holitaaaaaaaaaaaaas! ¿Me extrañaron? Yo se que sí :v, se que cuando respondi unos de los reviews, diji "y que" iba a actualizar el fin de semana pasado (cosa que nunca paso) y ahora estoy actualizando emmm, no se cuantos días pasaron exactamente, pero el punto es que el cap esta aquí, lo acabo de terminar de escribir n.n por eso lo subo, al principio solo iba a ser las perspectiva de Annie, pero al ver que me tarde demasiado en actualizar dije, no mejor lo hago más largo para compensar el tiempo perdido :3 ustedes saben que los amo! (no me maten xD) Pero de ahora voy a cumplir con mi palabra, el proximo cap estara listo el domingo espero que les guste este capítulo, no soy muy buena en esto del yuri, así que tenganme paciencia ¿si? jejeje no los aburro más, a leer se ha dicho :D

POV Annie.

 

Mi nombre es Leonhard Annie, tengo 16 años, no soy alguien que destaque en el colegio, y no es como si me importase. Les contare como conocí a Mikasa, mi amor platónico.

 

Flash Back.

 

Todo comenzó en la escuela, tenía ocho años cuando todo ocurrió, no tenía muchos amigos, solo a los idiotas de Reiner y Berthodolt, solamente porque se me pegaban como chicle, porque de ser por mí no tengo amigos. Y aparte los dos eran pareja en secreto, ¿cómo lo sabía? Pues un día los encontré besándose, y créanme no fue algo muy emocionante de ver.

 

Un día simplemente llegue temprano, cosa que no era muy común porque siempre acostumbro a llegar tarde a la escuela, me senté en mi pupitre como todos los días, y el aula estaba casi vacía, podía ver a otros niños con sus padres, quienes le hablaban con ternura, y le decía que irían más tarde a recogerlos, yo me limite a suspirar pesadamente, ojala mi padre fuera igual, ya que él es más reservado, siempre trabaja, y cuando se tenía tiempo libre, prefería enseñarme a pelear antes de cualquier cosa, y es extraño, pero así es nuestra relación.

 

Así que yo me tenía que ir sola a la escuela y también volver sola, porque él dice que no es necesario que me acompañe si se defenderme sola, lo veo como algo absurdo, pero supongo que esa es su forma de quererme.

 

Pasaron algunos minutos y comenzaba a aburrirme, luego en el aula aparece ella, una niña de cabello lacio de color azabache, ojos de color grisáceo, tenía puesto el uniforme, parecía estar nerviosa y junto a ella la acompañaba su madre, ella era como una copia de su madre, me quede hipnotizada, creo que me quede como una estúpida mientras la observaba.

 

Su madre la acompaño a sentarse en uno de los pupitres, que quedaba a dos asientos lejos de mí, la mujer comenzó a desearle buena suerte, al mismo tiempo que ella se marchaba dejando a la peli-negra allí. La observe y luego tuve un debate mental entre ir a hablarle o no… hasta que por fin me decidí a ir a hablarle, porque se nota que es nueva, y siendo nueva es difícil socializar… ni yo me creí esa excusa, pero en fin.

 

Me levante de mi asiento, para acercarme a su asiento y saludarla, iba a paso lento y cada paso que daba, era como si el mundo estuviera en cámara lenta, tenía que respirar y relajarme, así me sentía cuando me tenían que dar una inyección contra no se qué. Solo faltaban algunos centímetros para poder llegar a donde se encontraba la peli-negra.

 

-¡ANNIE! –Gritaron los dos idiotas a los cuales llamo “amigos”, claro ellos no saben que les digo así, ambos se me abalanzaron encima, provocando que los tres cayéramos al suelo.

 

-¡Ahrg! ¡Quítense de encima! –Exigí con el ceño fruncido, esos idiotas habían arruinado mi oportunidad para acercarme a ella, levante la mirada y pude ver que ella no estaba sentada allí, suspire pesadamente, ha de haberse ido con otra niña, ¡todo esto es culpa de estos idiotas!

 

Los dos se quitaron de encima de mí, y cuando intente levantarme, una mano apareció en frente de mi, mira hacia arriba para encontrarme con la misma peli-negra, mi corazón latió con fuerza.

-Déjame ayudarte. –Sonrió dulcemente, y yo tome su mano para que me ayudara a levantarme, y lo que sentí en ese momento hoy en día aun no logro explicarlo. Fue como si un hormigueo invadiera mi estomago, fue algo simplemente extraño.

 

-Gracias. –Susurre para levantarme y soltar su mano y desde allí comenzó mi desgraciada historia…

 

Con el pasar del tiempo ambas nos volvimos muy cercanas, y prácticamente los cuatro éramos un grupo inseparable, siempre juntos de aquí para allá, se podría decir que el tiempo en el cual conocí a Mikasa, fue el mejor, ya no me sentía tan sola como antes, y poco a poco un sentimiento cálido nació en mi pecho, y eso no era nada bueno.

 

Entonces ese sentimiento cálido se volvió amargo aquel día, todavía lo recuerdo tan vívidamente, tenía diez años, y me encontraba corriendo en dirección a la casa de la peli-negra, ya que ella se iba a mudar, esa noticia me cayó como un rayo encima, pero trate de hacer como si le estaba viendo el lado positivo, para que ella no se preocupara por mí.

 

Llegue a esa casa, y pude ver al camión de mudanzas estacionado en frente, pase un poco de saliva por mi garganta, tratando de deshacer el nudo que se había creado en esta, camine en dirección a la casa, me encontré con la madre de Mikasa, me dijo que la susodicha se encontraba empacando algunas cosas en su cuarto, como ya había ido anteriormente a ese lugar sabía en donde se encontraba la habitación de la peli-negra.

 

Pude ver que la puerta de su habitación estaba entreabierta, así que me acerque allí a paso sigiloso.

 

-Toc, toc. –Dije mientras asomaba mi cabeza, Mikasa quien se encontraba de espaldas se giro para verme y me regalo una sonrisa.

 

-Annie, me alegra que estés aquí. –Se acerca a mí, y me abraza, logrando robarme el aliento, no quería que se fuera.

 

-Tenía que venir. –Respondí con simpleza, tratando de ocultar el hecho de que mi pecho dolía inmensamente. –Déjame ayudarte con eso. –Dije apuntando a una de las cajas que se encontraban allí.

 

Ella asintió y tardamos alrededor de treinta minutos llevando cajas abajo para que el padre de Mikasa las dejara en el camión de mudanzas, solo faltaban algunas cosas más y se marchaban. Luego de ese arduo trabajo, ambas nos tiramos en la cama mirando al techo, una al lado de la otra, luego recordé que tenía un regalo para Mikasa, menos mal que lo recordé en ese preciso instante en vez de recordarlo justo cuando se iba.

 

-Hey, Mika. –Llame su atención y esta me miro confundida, esperando a que le dijera lo siguiente. –Te tengo una sorpresa, cierra los ojos. –Dije de manera juguetona.

 

-Está bien. –Asiente para cubrirse los ojos con sus manos.

 

-¡Hey tramposa! Estas viendo a través de tus manos. –Le regañe divertida, y ella soltó una carcajada al ser descubierta.

 

-Perdón, perdón, sabes que soy muy curiosa. –Se excusa, para cubrirse bien los ojos. –Muy bien, ahora no veo nada, de nada.

 

-Hay que comprobarlo. –Le saque el dedo del medio y lo puse en frente de ella. –¿Cuántos dedos ves aquí? –Pregunte, sabía que si ella estaba viendo se ofendería por hacerle eso.

 

-Emmm… ¿Cuatro? –

 

-Nop, muy bien te creo. –Luego del bolsillo de mi sudadera saque un par de brazaletes, en el centro de una  había una inscripción que decía “Tu y yo” y en la otra decía “B.F.F” –Puedes abrirlos. –Avise y ella quito sus manos de sus ojos, y cuando vio los brazaletes su sonrisa se expandió.

 

-E-Esto es… -Tartamudea un poco tomando una y acariciándola con los dedos de sus manos. –Me encantan.

 

-Planeaba dártelo en tú cumpleaños, pero como no vas a estar aquí, pues… -Observe como su mirada se entristecía, y no tienen idea de cuánto odio verla en ese estado.

 

-Gracias. –Susurra con su voz hecha un hilo para abrazarme y aferrarse a mí, luego escuche un pequeño sollozo por parte de ella, y le correspondí el abrazo acariciando su espalda con delicadeza.

 

-Mika, no llores, sabes que odio verte así. –Le susurre para separarme y ver como las lágrimas descendían de sus mejillas.

 

Limpie con mi pulgar esas lágrimas, y deleitarme con aquellos lindos labios de color carmín, sin poder evitarlo me acerque a ella peligrosamente uniendo nuestros labios, fue un pequeño roce, pero dejo conmocionada a la peli-negra que me vio con sus pupilas dilatadas y un fuerte sonrojo en sus mejillas, se levanto abruptamente de la cama y se alejo de mí.

 

-Era cierto... –Me mira con el ceño fruncido.

 

-¿Qué?  -Dije para levantarme de la cama y tratar de acercarme a ella, pero me detuvo.

 

-¡Aléjate de mí! –Exclama para empujarme. – ¡Ellas tenían razón! –Trago un poco de saliva. –Eres lesbiana. 

 

-Mikasa, yo lo siento, no quise hacerlo- -Trate de disculparme, pero ella me interrumpió.

 

-¿Cómo pude ser tan ciega? –Se pregunta a sí misma. –No debí acercarme a ti, eres de lo peor. –Me mira con desprecio y eso fue como un montón de cuchillos siendo clavados en mi pecho.

 

-Mika, y-yo.. –

 

-No me digas de esa forma. –Toma el brazalete y lo tira al suelo. –Toma tú estúpida cosa y te vas de mi casa, no quiero volver a verte.

 

-… -No respondí nada, solo me limité a tomar el brazalete y salir de ese lugar, ignorando las preguntas de los padres de Mikasa, solo quería desaparecer.

 

Después de ese momento no volví a verla…

 

Fin del Flash Back.

 

Hasta ahora.

 

Jueves en la mañana.

 

Ese día llegue casi tarde, pero me hubiese gustado llegar unos minutos más tarde para hacer rabiar al profesor, me senté en mi pupitre, con una expresión de aburrimiento, al poco tiempo observe como el aula iban llegando más alumnos, y estos andaban hablando demasiado, de seguro por la chica nueva, rodé los ojos, siempre era lo mismo, no podía llegar nadie nuevo porque hacen un escándalo, pero supongo que deben lamentarse porque le harán una broma los del año superior, sonreí ladinamente, los de la sección B estarán más que felices que hacerle esa broma a la nueva, porque la sección A se volvió más sosa, después de lo ocurrido con Eren un tal cejas, de nombre que no recuerdo decidió no hacer más bromas, sin duda es un aguafiestas.

 

Al poco tiempo el profesor aparece en el aula, dejando sus cosas en su escritorio. Luego volvió a salir del aula, debe de buscar a la nueva. El profesor entro acompañado de… ¡Oh santa mierda! Esto no puede estar pasando, la nueva era Mikasa, en mi rostro se podía ver la impresión, esto debe ser un error, luego todos aquellos recuerdos desagradables volvieron a mi mente como una cachetada, y fruncí el ceño, no puedo soportar el verla.

 

Se presento y el profesor le indico que se sentara en un pupitre, solté un bufido, tan bien que iba este día y ahora se fue a la mierda porque vuelvo a verla a ella. Y aparte de todos los pupitres que había disponibles se sentó justo al lado mío. No la mire, solo mire a la pizarra mientras el profesor de química explicaba algunos ejercicios súper aburridos.

 

-Hola Annie. –No pude evitar sorprenderme al escuchar su voz, aparte de que me reconoció, pero no la mire, solo seguí mirando a la pizarra.

 

-Hola. –Respondí cortante, espero que entienda el mensaje de que no quiero hablar con ella, aun le guardo rencor por lo de hace seis años.

 

-Em, ¿cómo estás? –Pregunta y no pude evitar fruncir un poco los labios, ¿acaso no había entendido que no quiero hablar con ella?

 

-Bien. –Quería dejarlo hasta allí, pero no pude. –¿y tú?

 

-Bien gracias. –Responde con una mini sonrisa, no volvió a preguntar nada, solo se quedo en silencio, jugando con los dedos de sus manos.

 

El silencio reino en ambas, y yo no soy muy conversadora que digamos, la mire y esta al ver que la estaba observando también me miro fijamente, no comprendía que estaba pasando ¿Qué mierda le pasa? Pensé que me odiaba.

 

-Annie... –Me llama algo dudosa, pero sin dejar de mirarme. –Lamento… Lamento lo que nos sucedió hace seis años, perdón por reaccionar de ese modo, yo-

 

-Lo entiendo. –La interrumpí, de seguro a de pensar que estoy dolida, cosa que no se aleja de la realidad, pero de seguro se disculpa por lastima, y odio eso, hablar del tema no vale la pena. –Ya lo supere hace mucho. –Mentira, te sigo odiando por eso. –No te preocupes por eso, ya no tiene importancia. –Te mereces la broma que te van a hacer. Eso fue lo que realmente quise decir.

 

Hubo otro silencio,  y no nos volvimos a dirigir la palabra, sonreí irónicamente para mis adentros, era más que obvio que se disculpo por mera lastima.

 

Fin de POV Annie.

 

POV Mikasa.

 

Hola, soy Mikasa Ackerman, tengo 16 años, y llegue de nueva a un nuevo colegio, ubicado en la ciudad en donde crecí, pero me tuve que mudar a otro lugar por problemas económicos, así que deje todo atrás, incluso a mis amigos, y a Annie…

 

Annie era mi mejor amiga desde los ocho años, nos conocimos el primer día de clases, nos volvimos amigas al instante, pero siempre las otras niñas decían que me alejara de ella, ya que era lesbiana, todas las niñas decían eso, y yo no lo comprendía, hasta que llego el día en el cual me mudaría.

 

Me encontraba empacando cuando ella llego, me ayudo a llevar las cajas abajo para que mi padre las pusiera en el camión de mudanzas. Luego ella me regalo un brazalete, lo toma bastante emocionada, comencé a llorar porque sabía que la iba a extrañar, para cuando me di cuenta, Annie me había robado un beso, fue uno corto, pero eso conto prácticamente como mi primer beso.

 

No sé que me sucedió, pero fueron un montón de emociones mezcladas, pero la más fuerte era la impresión, así que le dije muchas cosas hirientes, que en realidad no quise decirle eso, pero mis emociones fueron más fuertes y me di cuenta de la gravedad de lo que dije cuando ella se fue por la puerta.

 

Y pasaron ya seis años desde lo ocurrido, aun la culpa me carcome por dentro, y desde ese momento he comenzado a preguntarme sobre mi orientación sexual, ya no sé si me gustan los chicos o las chicas, podría decirse que ambos, pero no me decido.

 

Lo que no me esperaba era que Annie estudiara en ese colegio en el cual iba a ingresar, cuando entre al aula, pude verla sentada casi al fondo de la clase, pude reconocerla porque no se ha cambiado ese peinado desde que éramos niñas, me presente ante la clase, y afortunadamente había un lugar libre al lado de Annie, me senté en ese lugar, esperando poder disculparme por lo sucedido hace mucho tiempo.

 

A pesar de que estaba muy cortante, y era más que obvio que no quería hablarme, no pude quedarme tranquila sabiendo que debía disculparme. Y así lo hice, me disculpe con ella, y pareció tomarlo un poco mejor, supongo que lo que esperaba era eso.

 

(……)

 

Mi primer día estuvo genial, conocí a un chico llamado Eren, era muy extraño, pero al mismo tiempo divertido, tenemos mucho en común, y eso fue lo que más me gusto de él, también conocí a su amigo Armin, aunque a él no le gusta el yaoi, si le gusta el anime así que pudimos recomendarnos algunas series.

 

Ya todo el mundo había salido del colegio, excepto yo que estaba arreglando algunas cosas en la coordinación, y me tarde más de lo esperado, así que iba caminando a la salida del colegio cuando sentí como alguien me cubría la boca y ojos al mismo tiempo, luego dos más se acercaron cada uno me tomo una pierna, porque pude sentir dos manos en cada una, forcejee, pero eran más fuertes que yo, pude sentir como me arrastraban a otra dirección, en eso aproveche que por el paso apresurado que llevaban, uno de ellos, no pude especificar cuantos, porque escuchaba más que tres voces, perdió un poco equilibrio, soltando un poco el agarre que ejercían sobre mis piernas, le di una patada a alguien en el rostro, luego quien tenía mi otra pierna agarra la soltó y aproveche la oportunidad para patear a quien me tenía agarrada por debajo de las axilas, este adolorido soltó mi agarre y corrí lejos del lugar.

 

Luego alguien me tomo de la cintura.

 

-¿A dónde crees que vas? –Una voz que no pude reconocer, me susurro al oído provocando que un escalofrió desagradable recorriera mi espina dorsal.

 

Me arrastra nuevamente, pero era más alto y fuerte que yo, me cubría la boca por lo tanto no podía gritar. Me llevaron lo que al parecer era el patio trasero del colegio, mi corazón latía fuertemente, mierda…

 

Forcejeaba del agarre, pero el muy idiota solo se reía de mí, eso provoco que mi mandíbula se tensara.

 

-Deja de pelear, no vas a ir a ningún lado. –Luego en la escena aparece un chico que no había visto antes, pero al parecer era del año superior, tenía una navaja en sus manos, en ese momento mis ojos se abrieron de par en par. –Solo nos divertiremos un rato. –Fruncí el ceño, y cuando estuvo lo suficientemente cerca patee su zona sensible, y este se estremeció del dolor, luego de un movimiento brusco me libere del agarre del más alto. –A-Atrapen a esa perra… -Dice adolorido y todos se vienen en contra de mi, pero me puse en posición de ataque.

 

Comencé una pequeña batalla contra esos grandulones, y era algo injusto, porque son cuatro contra uno, pero aun así me defendía como podía. Mientras golpeaba a uno de ellos, observe como Annie aparecía en la escena con la respiración entrecortada y al ver la escena frunció el ceño.

 

-¿Qué mierda están haciendo? –Pregunta notablemente enojada, pero ella me distrajo de lo que estaba haciendo, y uno de esos idiotas me inmovilizo posicionando cada uno de sus brazos debajo de mis axilas logrando que no pudiera mover mis brazos.

 

-Annie, llegas a tiempo. –Dice otro de ellos, acercándose a la susodicha, esta lo miro con el ceño fruncido.

 

-Sí es verdad. –Otro de ellos rasga mi camisa, haciendo que quedara expuesta. –Te daremos el honor de terminar de desvestirla. –Mi respiración se acelero, no puedo terminar así.

 

Luego cerré los ojos fuertemente, cuando escuche golpes los volví a abrir para darme cuenta de que Annie estaba golpeando a los demás, quien me tenía sujeta me soltó bruscamente, provocando que cayera al suelo, se acerco a Annie para atacarla, pero yo me interpuse en su camino, proporcionándole un fuerte golpe en el estomago, haciendo que cayera al suelo, agonizante.

 

-¿Te encuentras bien? –Me pregunta la rubia, después de acabar con esos sujetos.

 

-Sí, gracias. –Agradecí ella sin expresión alguna asiente, pero cuando intento siquiera dar un paso, soltó un pequeño quejido. –¿Qué pasa? –Pregunte acercándome a ella.

 

-Me lastime el tobillo. –Dice con una pequeña expresión de dolor.

 

-Déjame llevarte a la enfermería, puede que no haya nadie, pero intentare sanarte. –Ella asintió y emprendimos camino a la enfermería del colegio. Y tal como lo sospeche no había nadie en la enfermería, así que ayude a Annie a sentarse en la camilla que se encontraba allí.

 

Para comenzar a buscar algunas vendas y algo de crema, que se usa especialmente para eso. Los encontré en uno de los cajones del escritorio de la enfermera.

 

-Puede que duela un poco. –Advertí para poner algo de crema en mis manos, quitándole cuidadosamente el calzado escolar, al mismo tiempo las medidas, y comenzar a masajearle el tobillo.

 

Ella soltó algunos quejidos, ya que al parecer le dolía mucho, pero trate de ser lo más cuidadosa posible. Cuando termine le coloque la venda.

 

-Gracias. –Dice desviando la mirada.

 

-No te preocupes, fue un placer. –Le respondí con simpleza. En ese momento creí que volveríamos a ser amigas…

 

(……)

 

Después de aquel incidente, seguí sentándome al lado de Annie, deje de prestarle atención a Eren o Armin porque quería recuperar esta amistad. Así que me encontraba sentada leyendo un libro al lado de la rubia, mientras esta miraba a no sé donde, todavía no nos dirigíamos la palabra desde ese entonces, le había comprado algunas cerezas ya que cuando éramos niñas eran sus favoritas, así que esperaba poder dárselas en un buen momento.

 

A pesar de mis intentos fallidos de acercarme a ella, simplemente me ignoraba, pero no me iba a dar por vencida tan fácilmente, ese día estaba muy exhausta por lo de educación física, ese mal nacido enano era muy estricto con respecto a los ejercicios. Iba caminando por los pasillos solitarios a paso lento, como si fuera zombie, cuando observo a lo lejos a Annie, aun cojeaba un poco al caminar, así que me acerque a ella. Dispuesta a darle mi regalo.

 

-Hola Annie, ¿Cómo sigues de tú tobillo? –Dije una vez me había acercado a ella. La rubia me miro un par de segundos sin expresión alguna en su rostro.

 

-Estoy bien. –Responde cortante, sin dejar de caminar.

 

-Annie, te quiero dar un obsequio. –Le avise, y ella suspiro para detenerse y mirarme fijamente. Luego comencé a buscar en mi mochila las cerezas que le había comprado, ya que aun recordaba las que le gustaba, fue una suerte encontrarlas. –Ten. –Se las entregue y ella las tomo y miro atónita, esperaba un gracias junto a una sonrisa, pero en cambio obtuve una cara de pocos amigos.

 

-No quiero nada que venga de ti. –Suelta con veneno en sus palabras para tirar el obsequio a un lado, girarse y seguir su camino.

 

Yo en cambio observe el obsequio con las pupilas levemente dilatadas, al parecer una disculpa no fue suficiente para ella, aun seguía dolida por lo que sucedió hace mucho, y era mi culpa, pero eso no le daba derecho a despreciar mi regalo de esa forma, apreté las manos en forma de puños, luego la mire como se alejaba lentamente, camine hacia ella a paso apresurado, la tome del brazo y la acorrale contra uno de los casilleros cercanos, provocando que un ruido sordo resonara en el pasillo vacio.

 

-¡¿Qué es lo que pasa contigo?! –Exclame perdiendo los estribos.

 

-No es como si te importara, después de todo, ¿por qué sigues atrás de mí si puedes estar con otras personas? –Me responde fulminándome con la mirada.

 

-Porque quiero recuperar nuestra amistad. –Respondí con enojo.

 

-¡Supéralo de una buena vez! –Exclama con el ceño fruncido. –Tú fuiste quien quiso acabar con eso.

 

-¿Tanto te herí? ¿Tanto así para que sigas teniéndome rencor? –Pregunte bajando la intensidad de mi enojo.

 

-Déjame en paz. –Evade el tema para empujarme de tal forma que quede sentada en el suelo, para mirarme con desprecio, e irse por su lado.

 

Me quede algunos cortos segundos allí, con la mirada perdida, sentía como lágrimas querían salir, pero en vez de eso, solo me levante, me volví a acercar a la rubia a paso apresurado, la tome bruscamente del hombro girándola hacia mí.

 

-¿Ahora qué-? –No deje que terminara porque había puesto mis manos atrás de su cuello, y ya me encontraba besando sus labios.

 

Cerré mis ojos fuertemente, no sabía que estaba haciendo o de donde salió ese impulso, pero simplemente lo hice, al poco tiempo fui correspondida, y mi corazón iba a salir de mi pecho por lo fuerte que bombeaba, aun recordaba aquel primer beso, fue un corto segundo, pero en ese entonces pude notar que los labios de Annie eran carnosos y suaves, tan cálidos, de los cuales no quería separarme, ella succiono levemente mi labio inferior logrando sacarme un pequeño jadeo, aprovecho la oportunidad para introducir su lengua en mi boca, era una sensación extraña, pero no desagradable. Es una locura que dos chicas se estén besando en pleno pasillo… ¡Mierda olvide que estábamos en el pasillo! Me separe de ella bruscamente, Annie me miro confundida, pero yo solo salí corriendo de allí haciendo caso omiso a los llamados de la rubia, ¡¿Qué he hecho?!

Notas finales:

¡Qué final tan dramatico! en verdad soy una rareza, odio el drama y soy más dramatica que una novela de 1900 que te importa :v ok nah! pero enserio deberia dejar tanto drama, espero que este capítulo les haya gustado, como siempre, me disculpo por la tardanza n.n pero ya comenzo mis esclavitud, digo ya me comenzaron las clases xD, jajaja los leo pronto :3


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