Su vida no iba conforme lo planeado. Llegó a un punto en que tenerlo todo no era suficiente. Nunca era suficiente.
La constante presión a la que se sometía pesaba sobre su cuerpo. Su mente siempre estaba en una nebulosa de confusión, causada por el cansancio de las interminables juntas y tareas diarias. A veces no parecía reconocer lo que estaba a su alrededor. Seguía adelante como un autómata.
La primera vez sucedió de forma inminente.
¿Qué estaba pasando? ¿Por qué su cuerpo no estaba reaccionando? Empezó a temblar.
Le estaba costando trabajo… res-pi-rar.
No
No podía.
Sentía ahogarse.
Comenzó a llorar de impotencia. No sentía su cuerpo.
Auxilio
Necesitaba ayuda
Sin embargo, lo dejó pasar.
Había logrado tener un día libre para ver a su novio. Estaba encantando, hacía mucho que no lo veía y estaba ansioso por volverlo a abrazar. Lo echaba mucho de menos.
Fue a recogerlo a la estación de trenes, hubiese preferido verlo en su casa, pero era más cómodo evitar hacer todo el traslado.
Todo estaba planeado: saldrían a pasear un rato, visitarían algunas tiendas y comprarían recuerdos para sus amigos, irían a cenar y pasarían un rato agradable viendo una película en el cuarto del pelirrojo.
Lamentablemente no cumplieron su itinerario por... distraerse con otros asuntos.
La sensación de calidez que emanaba del cuerpo de Kouki lo hacía sentir protegido. Tranquilo. Sin preocupación alguna. Tenerlo debajo de él, sucumbiendo ante sus caricias y palabras le hacían sentir placer.
Lo extrañaba tanto.
Su mente dejó de pensar en su pareja y comenzó a sumergirse en sí mismo, en la autosatisfacción que le proporcionaba controlar el cuerpo de su amante.
Estaba a punto de alcanzar el clímax, iba más rápido, con movimientos toscos y fuertes… pero no alcanzó a sentir nada.
Estaba teniendo un ataque de pánico.
Kouki se había limitado a parar en el momento en que sintió que el comportamiento de Akashi era inusual. Lo abrazó tan fuerte como pudo para hacerle saber que todo iba a estar bien, escuchó como trataba de respirar, sofocándose.
-Sei, debemos parar. No podemos seguir. - trató de alejarse para darle espacio-
-No, no, estoy bien. Yo aún puedo…
-No lo estás ¿Por qué lo niegas?
-Por que puedo manejarlo solo. Sé cómo lidiar con mis deficiencias, no puedes hacer nada por mí. – Akashi inhaló y exhaló unas cuantas veces para calmarse, tenía que recobrar su compostura antes de seguir hablando-
Furihata se quedó sin palabras.
- ¿De qué estás hablando? Apenas puedes sostenerte. Necesitas reposar. Debemos detenernos.
Akashi ignoró lo dicho por su pareja. Forcejeó para volverlo a tomar de la cintura, trastabillando en el momento. Furihata lo empujó, lo estaba lastimando.
- ¡Acabas de tener un ataque de pánico! ¿Desde cuándo has estado sufriendo de esto? ¿Por qué no me lo dijiste?
- ¡Porque no era necesario! Y aunque estuvieras a mi lado no podrías hacer nada. - el pelirrojo respondió a la defensiva, prefería evitar hablar del tema- ¿Acaso eres psiquiatra? ¿Tienes alguna especialización en trastornos mentales? ¿Por qué crees tener derecho a decirme qué debo de hacer? Como si no tuviera suficiente con las demandas de mi padre, de la empresa, de esta relación que no me lleva a ningún lado.
Escuchar eso asustó al castaño, quien ciertamente no esperaba tales reclamos.
-Eres mi pareja y me importa tu salud. Porque claramente me preocupo por ti. Si no puedo ayudarte como pareja y no puedes confiar en mí, no sé qué estoy haciendo aquí.
Eso tomó desprevenido a Akashi, quien a su vez no lograba procesar lo que había dicho.
- Lo que dije… no quería lastimarte. Yo no quiero que mis problemas te afecten también. Fue un reflejo de mi desahogo… lo siento. No volverá a ocurrir.
Y a esa vez le sucedieron otras.
Siguiendo el mismo patrón.
Akashi no dejaba que nadie interviniera en sus asuntos.
La impotencia que sentía Furihata por no hacer nada, por no poder hacer nada lo llevaba a una situación de ansiedad y estrés.
No podía ayudar a Akashi si él no lo deseaba.
Se preguntó cuándo habían cambiado las cosas, en qué momento de su relación empezaron a distanciarse. Cuando habían dejado de ser algo.