*Aquí hay una continuación*
Erik se ajustaba los gemelos en las mangas cuando sonó su celular con una llamada de Magda. Se preocupó porque ya era tarde, de hecho, se estaba preparando para llevar a Charles a cenar a un restaurante elegante, y que lo llamara implicaba que podía haber problemas con los niños. Contestó apresurado.
-Hola, Magda. ¿Qué ocurre?
-Disculpa la hora, Erik pero, verás, llevaste a Pietro el otro día a un café con un amigo tuyo – comentó. Afortunadamente sonaba tranquila lo que significaba que sus hijos estaban bien.
-Sí, tenía que encontrarme con un amigo en un café y lo llevé conmigo. Tomó una malteada y comió un poco de pastel.
-Sí, él me lo contó – confirmó Magda -. También comentó que ese amigo tuyo es tu novio – Erik soltó un suspiro que se oyó del otro lado del teléfono. Ella rio -. Felicitaciones si es así, querido Erik.
-Gracias – murmuró Erik escueto y se metió la mano libre en el bolsillo del pantalón, un tanto nervioso.
-El tema es que Pietro no deja de hablar del tal Charles y lo hace porque le cayó muy bien y porque quiere darle celos a Wanda.
-¿Celos?
-Ya sabes, él lo conoció primero, ella no, él bebió malteadas y comió pastel, ella estaba haciendo la tarea para la escuela. Ya sabes, celos de niños.
-Ya veo – Erik se frotó la nariz -. ¿Y a qué se debe la llamada?
-A que tengo a Wanda enojada y armando berrinches porque le presentaste tu novio a su hermano primero, bebió malteadas y comió pastel contigo y ella no. Celos de hermanos, ¿comprendes?
No, Erik no comprendía bien porque había sido hijo único.
-A ver si entendí – quiso resumir porque el reloj pulsera le indicaba que se le estaba haciendo tarde -. ¿Quieres que arregle alguna salida con Charles para que Wanda lo conozca?
-Sí, y, ¿podría ser esta noche?
-¿Por qué? – exclamó Erik y luego suavizó el tono -. Digo, es tarde y mañana los niños tienen escuela.
-Mañana es sábado, Erik – rio Magda divertida -. Te pido si puede ser hoy porque Wanda se puso demasiado triste. Está todo el tiempo con un puchero y dice que amas a Pietro más que a ella.
Erik bajó el celular hasta su pecho y suspiró largo y tendido. Había hecho la reservación y quería que fuera una sorpresa para Charles así que solo le había pedido en el mensaje que se vistiera elegantemente. Algo tonto porque Charles siempre se vestía elegante y distinguido.
-¿Tiene que ser esta noche? – quiso confirmar.
-¡Por favor, papi! – oyó el lamento de Wanda -. ¡Quiero conocer a Charles!
-¡Pero yo también quiero ir! – se oyó a Pietro.
-¡Tú ya fuiste y tomaste malteada y comiste pastel! – argumentó la niña.
-¡Me importa un bledo!
-¡Pietro, modales! – regañó su madre.
Erik suspiró otra vez.
-Está bien, Magda. Paso a buscarlos en media hora.
-¿Buscarlos? – protestó Wanda -. ¿Pietro también irá?
-¡Ña! – se burló su hermano sacándole la lengua.
Erik colgó y llamó a Charles para avisarle que se retrasaría un poco porque llevaría a sus hijos a cenar esperando que Xavier lo perdonara. Pero Charles adoraba a los niños y se sintió feliz con la propuesta.
……………………