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SEXSHOP (taekook) por JUDASHIT

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Llevaban apenas un par de minutos en el vehículo cuando el celular de Tae comenzó a sonar.

El pelirrojo frunció el ceño y cortó la llamada.

-¿Problemas?

-No, me está llamando alguien que sintió culpa, seguramente volvió a buscarme y no me encontró.

-¿El amigo con el que peleaste?

-Si.

-Contéstale, no hagas que se preocupe.

-Déjalo, haré que crea que me mataron y me tiraron al río por su culpa aunque sea durante media hora, se lo merece por quita-chongos.

Jungkook largó una carcajada.

-¿Te quitaron un chongo?

-Todavía no, y tampoco lo hará! Me conoce, sabe que lo voy a matar y me lo voy a comer con un kimchi. -gimió mordiéndose el labio.

-Es un chico lindo.

Tae giró el rostro y lo observó.

-Tienes novia, Jungkook!

-Eso no me impidió estar contigo.

-¿Te gusta Jihoon? -gruñó.

-Sólo dije que era un chico lindo!!

-Bájame aquí, Jeon!!!

Jungkook volvió a largar otra carcajada.

-Tae, actúas como una criatura ¿porqué te vas a bajar y me vas a impedir invitarte un café? Por favor, déjame comenzar mi mañana con tu sonrisa. Quiero tenerte aunque sea unos minutos sólo para mi, sin Minjae ni nadie más.

El pelirrojo se calmó y lo miró de soslayo.

-Perdón. No fue una de mis mejores noches.

-¿Si? ¿Qué pasó?

-Se armó una pelea en la disco y me golpee en la cabeza, regresaba del hospital con Jihoon cuando peleamos.

El celular, como invocado por el nombre, volvió a sonar y Tae repitió el ritual de cortar la llamada.

-¿En la cabeza? ¿pero estás bien?

-Si, sólo fue un golpe tonto, pero para que Jihoon se quede tranquilo, dejé que me llevara a urgencias.

-Veo que es un buen amigo.

-Si -aceptó el pelirrojo haciendo un puchero y mirando el celular.

-Llámalo, ya lo hiciste sufrir suficiente.

Tae marcó el número y Jungkook desde su lugar en el automóvil escuchó el grito del otro muchacho en la línea.

-TAE, POR DIOS ¿DONDE ESTÁS? ¿por qué no me atendías? Perdóname, dime donde estás? te dejé en una zona horrible, por favor hermano, perdóname!

-Jihoon!

-Dime que no te pasó algo! ¿Estás bien? Por favor Tae, estoy dando vueltas por la zona y no te encuentro, dime donde estás!!!

-JIHOON! Déjame hablar, estoy con Jungkook. Me lo encontré en la zona y voy a tomar un café con él. Nos vemos después.

Jungkook no pudo escuchar más porque los muchachitos comenzaron un dialogo corto y entre susurros.

-¿Todo bien? -preguntó sonriente cuando lo vio acomodar su celular en el bolsillo de su chaqueta.

-Si, ya está todo bien.

Jeon estacionó frente a un bar en pleno centro de la ciudad y Tae se miró la ropa.

-¿Qué pasa?

-Es un bar de chetos.

-No es un bar de chetos!

-Si!

-Mírame como voy vestido... ¿te parece que parezco un cheto?

y Tae recién se dio cuenta de que llevaba un pantalón holgado de gimnasia y una remera varios talles más grandes.

-¿Por qué andas vestido así? Cuando te encontré imaginé que salías de alguna disco de esas donde van los tipos como tu.

-Nop, no podía dormir y salí a dar una vuelta. Y no sé que significa "tipos como yo", pero como no quiero discutir, no preguntaré.

-Te hará frío.

-Tengo mi saco atrás.

Tae giró y vio un bolso negro.

-Yo lo saco ¿está aquí? -preguntó intentando abrir el bolso pero Jungkook casi se tira sobre él.

-No!! ahí sólo hay ropa sucia! Mi sobretodo está del otro lado, deja que lo saque -pidió mientras se estiraba para tomarlo y quedaba su rostro a milímetros del pelirrojo, el crío se dedicó a observar al pelinegro y aspirar disimuladamente el perfume de su piel sintiéndose levemente excitado. Jungkook se dio cuenta y lo observó, sin alejarse.

-¿Por qué tu novia deja que andes solo a estas horas? ¿no tiene miedo que los monstruos te coman?

-¿Crees que haya algún monstruo cerca que tenga intenciones de comerme?

Taehyung le miró los labios y se pasó la lengua por los suyos.

-Siempre hay monstruos rondando, podrías tener a uno en este mismo momento en tu automóvil.

-Me encantaría que me comiese, me pondría chocolate encima para tentarlo.

Tae jadeo mientras bajaba la mano y se apretaba la entrepierna.

-Jungkook, vayamos por ese café, no hagas que me arrepienta.

-¿Del café o de comerme?

Tae le dedicó una rectangularidad y estaba por salir cuando el pelinegro lo detuvo tomándolo por el brazo.

-Tienen café para llevar. Qué te parece si pedimos café, masas y lo llevamos todo a mi departamento? Hace frío. Podríamos desayunar en la cama.

Tae tragó saliva.

-No me acuesto dos veces con un chongo.

-Entonces dejá de verme como un chongo.

El pelirrojo no podía apartar la mirada de la boca de Jungkook y su excitación estaba comenzando a ser dolorosa dentro del boxer.

Se acomodó en el asiento y mientras se pasaba la lengua por los labios, susurró.

-¡No te demores! y para mi que sea una chocolatada... no me gusta el café.

Decir que Jungkook saltó del auto y corrió hacia el bar para que le prepararan cuanto antes el desayuno para llevar, fue poco. Porqué lo hizo todo en velocidad ultrasónica, mirando de soslayo hacia el vehículo, temiendo que su pelirrojo se echara atrás y se escapara de sus garras, porque en ese momento ya no tenía manos... tenía garras! Era un lobo y se lo estaba por comer.

Ver a Jeon balancearse de una pierna a la otra, con nerviosismo, mirando el reloj y con esa sonrisa boba en la cara, era todo un poema. Si alguien lo hubiese visto en ese estado absoluto y estúpido de enamoramiento habría entendido por qué, del otro lado del local, en la calle, en un vehículo, había un crío de cabello rojo sangre, con la misma expresión de estúpido enamoramiento en el rostro. Y es que ellos no lo sabían pero nosotros, que estamos atentos a su historia y podemos ver los recovecos de su mente y su alma, sabemos que algo se está gestando y que por más que el pelirrojo se lo niegue, hay una atracción casi tangible y un estado de gentileza en el alma que siempre precede al temible sentimiento de "querer".

Después de 10 minutos (que a Tae le parecieron horas) apareció Jungkook con los dos vasos térmicos y una bolsa de papel con las masas, se subió de un salto, sin mirarlo arrancó y en 5 minutos más, bajaban en un estacionamiento privado.

El departamento del pelinegro distaba mucho de su departamentito mal pintado y mugriento. El hogar de Jungkook era como él: de traje y corbata!

Las paredes tenían un blanco impoluto, los muebles eran en color negro o plateado.

Tae arrugó un poco la nariz.

-¿Qué? -preguntó el pelinegro mirando alrededor.

-Le falta color a este lugar. ¿No te dan ganas de cortarte las venas con tanta seriedad?

Jungkook largó una carcajada, dejó las cosas sobre la mesa.

-Tengo un televisor de 50 pulgadas en mi pieza, ¿quieres que nos tomemos un baño y vayamos a desayunar en la cama?

Tae dudó. Tener tanta intimidad con alguien le daba miedo, porque luego tendría que volver a su vida, a su departamento, a su soledad rabiosa, a su vida de sabores marihuaneros que aliviaban su sentimiento de soledad y dar un bocado a esa esquina de cuerpos que se acurrucan y dan calor, le daba miedo, le recordaba lo solo que estaba, lo solo que quedaría cuando Jungkook descubriera que él era un chico simple, lleno de grietas, siempre al borde del naufragio.

El pelinegro lo vio dudar y sintió pánico, no quería que se fuera. Sabía que el blanco y negro de su departamento dibujaban un gris monocromático que seguramente aburrirían a ese muchacho rojo fuego y se sintió aterrado. Quería tenerlo con él aunque sea un par de horas, no le pedía mucho a la vida... sólo un par de  horas! (y tal vez un poco de esa boca, y tal vez un par de centímetros de piel para poder besar, y tal vez... si! tal vez le pedía mucho a la vida!)

Extendió la mano.

-Olvidemos el baño de agua caliente, vamos a la cama a ver tele y desayunar.

Tae miró la mano.

-O podríamos sentarnos en la mesa y desayunar! -volvió a pedir Jungkook.

Tae miró la mano y la suya propia también.

-¿No tienes miedo que llegue tu novia?

-Nadie llegará, confía en mi.

El pelirrojo regresó la mirada hacia la mano que lo invitaba a ser valiente y sentir el calor de otro cuerpo para que supiera que el dolor de su soledad luego sería mucho peor, más hondo, más frío, más desesperante.

La tomó.

-Me gustaría una ducha de agua caliente -susurró con el corazón dándole patadas en el centro del pecho y Jungkook sonrió hasta que los ojos casi desaparecieron en una línea de felicidad.


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