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SEXSHOP (taekook) por JUDASHIT

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No fue difícil para Tae acostumbrarse a la presencia del pelinegro en su vida.

A Jihoon le costó un poco más, aun lo miraba con cierta desconfianza.

La primera semana desayunaron juntos.

Se encontraban en algún bar y bebían su café y la chocolatada tomados de las manos; y Tae dejaba que Jungkook lo malcriara comprándole dulces o acariciándolo constantemente mientras se sentaban uno a la par del otro, pegados, sin que la distancia pudiera subsistir entre ellos dos. Jimin solía reírse de ese detalle: "se dan cuenta que se sientan casi uno encima del otro?" 

La segunda semana desayunaban y cenaban juntos, poco a poco se necesitaban con mayor desesperación. Se escribían, se hablaban y les urgía verse, tocarse. Cuando estaban en el departamento se encerraban en el baño o en las piezas para tener sexo siempre que podían y Jimin les aporreaba la puerta para que dejaran de hacer tanto ruido. "O dejas de cogerlo a todas horas en mis narices o me lo prestas para que yo también me lo coja" gritaba Jimin y Jungkook quería matarlo.

La tercera semana desayunaban, cenaban y Tae dormía varias noches en el departamento de Jungkook y no había mayor gloria para el crío que despertar abrazado. El pelinegro poco a poco fue mostrándole el cepillo de dientes rojo, las pantuflas, el peine y Tae fue asimilando que su vida había dejado de ser solitaria y que su monstruo podía dormir tranquilo en una esquina cálida de su recuerdo.

Los almuerzos siempre fueron entre Tae y Jihoon, sabía que si la relación con su príncipe fracasaba iba a necesitar de su amigo para que recogiera los pedazos e intentara armar a Tae de nuevo, de manera que no lo descuidaba y su rubio, lo agradecía.

Tae se había rendido al amor, Tae estaba enamorado. Las rectangularidades eran más profundas, más constantes.

Tae sentía que todo en su vida se había encaminado y eso... eso le daba miedo, estaba acostumbrado a la soledad y la apatía. Ser feliz le daba miedo. Perder ese lugar cálido que había encontrado junto a Jungkook y su hermano, lo aterrorizaba.

Tal vez porque había estado viviendo en una nube de brillos, nunca se dio cuenta de que lo seguían.

***

Jungkook intentó evitar lo más que pudo a Minjae, la primera semana fue difícil pero la segunda trajo alivio. No lo vio más y la secretaria le comunicó que el castaño había pedido el traslado hacia otra sucursal.

Se sintió más tranquilo.

Resintió un poco perderlo, durante muchos años había sido su compañero de oficina y habían llegado a tener cierta amistad. 

Las primeras semanas con Tae en una relación seria... sintió culpa. Había actuado a sus espaldas y realizado todo lo posible para conquistar al pelirrojo sabiendo lo que su compañero sentía, pero era imposible negar la atracción que su pequeño pelirrojo despertaba en él y cuando Tae le correspondió, olvidó al mundo, ya nada importó, ni siquiera la amistad que supo tener con Minjae, por eso ahora agradecía no tener que cruzárselo en los pasillos.

Jungkook nunca llegó a comprender que Minjae no se había dado por vencido.

Jungkook nunca llegó a saber que Minjae pidió el traslado pero jamas se presentó a trabajar y que ya no pertenecía a la empresa.

Jungkook ignoraba el nivel de odio y resentimiento que acumulaba el castaño.

Jungkook estaba a punto de presenciar como el mundo que estaba construyendo alrededor de su pelirrojo se destruía, Jungkook no lo sabía o habría dado su vida para protegerlo.

Jungkook estaba por perder a Tae y de la manera más desgarradora.

***

-¿Por qué te tienes que ir? -preguntó acostado en el sofá con la cabeza sobre sus piernas.

-Porque tengo una vida, Tae. Tengo que volver al hospital, ya se me acabaron las vacaciones.

-Podrías buscar un hospital en esta ciudad y vivir aquí.

Jimin le acariciaba el cabello rojo y sonreía. Tae no parecía tener la edad que decía, por ratos creía que el niño quería parecer más grande y por eso mentía tener 19 años, parecía mucho más chico. Tae era la dulzura convertida en pucherito, en sonrisa rectangular, en cejas levantadas mirando todo con asombro.

Jungkook lo levantó de la cintura como si pesara medio kilo y lo acomodó en sus piernas.

-Tae, deja de insistir que se quede porque voy a terminar por prohibirle la entrada a mi departamento a este tipo.

-Soy tu hermano y debes compartir todo, eso nos enseñó nuestra madre desde chicos -le reprochó el platinado mientras tomaba un brazo del pelirrojo y volvía a acomodarlo entre sus piernas. Tae hizo un puchero y le pegó en las manos a Jungkook cuando quiso alejarlo nuevamente.

-Hagamos algo los tres -gritó contento.

-Un trío sexual? -preguntó Jimin sonriendo y con los ojos escondidos en dos ranuras pequeñas... a Jungkook no le hizo gracia.

-Vayamos al cine!!!

-¿Qué están pasando?

-Creo que la monja! -gritó Tae emocionado.

-¿La monja? -preguntó inquieto Jimin -Voto por ver alguna de Marvel.

-Pero no hay! vayamos a ver la Monja!!! quiero ver la Monja! -rogó el pelirrojo sentándose entre los hermanos y mirando a ambos lados, dejando que la melena se trasladara de un lado al otro, tapándole los ojos por ratos.

-Tu Jimin adorado es un cobarde, le dan miedo las películas de terror.

-No es cierto!!! -gritó el platinado y Tae lo miró rectangularizando el momento.

-¿Vamos?

Jimin se acercó y le puso ambas manos en el rostro mientras le acariciaba el lunar que tenía en la punta de la nariz con un dedo.

-Hagamos lo que quiere mi pequeño cuñadito.

y Tae aplaudió.

-Vistanse, yo iré preparando mi moto.

-¿La moto? vamos los tres en mi auto!

-No Jungkook! debo ir a ver a Jihoon esta noche, me escribió diciéndome que le dolía la muela. Le daré apoyo moral porque mañana tiene cita con el dentista y es más el miedo que el dolor.

-¿Dormirás con él?

-Deja al niño tranquilo, neandertal -gritó Jimin pegándole con un almohadón mientras iba a la pieza a vestirse.

Tae esperó a que Jimin desapareciera por el corredor y se tiró sobre él.

-Yo solo duermo contigo -le susurró mientras le metía la lengua en la boca y la mano por debajo del pantalón corto que llevaba puesto el pelinegro.

Jungkook jadeo, atrapándolo. Lo hizo sentar sobre sus piernas y tomando fuertemente las caderas del pelirrojo la frotó por su sexo. Tae se paró, miró en dirección al corredor y se arrodilló con diligencia, sacó la pija que comenzaba a despertar de Jungkook y comenzó a chuparla con fruición.

-Dios -gimió el pelinegro llevándose ambas manos a la cara.

La cabeza de Tae subía y bajaba con emergencia y a él se le iba a ir también el alma con la excitación.

-¿Que hacen? -preguntó Jimin

-TE VAS -gritó Jungkook mientras agarraba un almohadón grande y tapaba a Tae que seguía concentrado en la mamada.

-¿USTEDES SON CONEJOS?

-TE VAAASSS!!!! -quiso decir algo más para reprocharle que siguiera parado en el marco de la puerta, mirando como el almohadón subía y bajaba al ritmo impuesto por el pelirrojo en su pija, pero el orgasmo le pegó duro, puso los ojos en blanco y cerró los puños en los hombros del crío que estaba de rodillas.

-Fuck! -gimió Jimin mientras se tocaba la entrepierna.

-¿Ya estás listo cuñadito? -preguntó Tae con total naturalidad mientras aparecía de donde estaba oculto y terminaba de tragar el semen del pelinegro.

-¿Listo? ¿me toca a mi también? -preguntó Jimin y Jungkook lo miró de tal manera, que el platinado retrocedió y se fue para terminar de vestirse.

Diez minutos después partían.

El auto iba al lado de Tae. Entre los tres conversaban cuando llegaban a algún semáforo en rojo.

Nadie vio el rostro pálido, ojeroso y enfermo de Minjae, nadie imaginó lo que estaba por pasar.

En un cruce, Minjae dobló hacia la derecha y rodeó la cuadra de manera que a la siguiente pudiese encontrar a la moto de frente.

Jungkook fue el primero en ver al auto que no respetó la luz roja del semáforo.

Jimin fue el primero en pegar el alarido cuando Tae fue embestido.

Los hermanos gritaron al unísono en el momento en que la moto quedó incrustada en el parachoques de ese vehículo y el cuerpo del pelirrojo voló a través del capó como si de un ángel se tratara.

Su cuerpo delgado pegó en el asfalto y aunque el casco lo protegió del primer impacto, luego se escapó dejando la cabellera roja en forma de estela alrededor de su rostro perfecto y dormido.

Jungkook y Jimin bajaron histéricos.

Minjae se apeó tranquilo, llevaba en la mano derecha, un arma de fuego.


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