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SEXSHOP (taekook) por JUDASHIT

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Notas del capitulo:

UmeTea 005,

éste capítulo va dedicado para vos que querías un Yoonmin!!

y porque el Yoonmin también es vida... aquí lo tienes!

 

I PURPLE YOU

El platinado tenía que regresar a la ciudad para reincorporarse al hospital. La cena con su hermano y su novio lo había dejado con un dejo de sentimiento a soledad incrustado en el lado izquierdo del tórax.

Sacó el pasaje y fue a tomar un café. Estaba leyendo un libro cuando sintió la mirada insistente de alguien, levantó los ojos y lo encontró, estaba sentado en la mesa contigua y lo observaba.

Las miradas se encontraron y el hombre le sonrió, cuando Jimin devolvió la sonrisa, el otro sintió que podía acercarse.

-¿Puedo sentarme con mi propio café en tu mesa? –preguntó y el platinado volvió a sonreír mientras asentía.

-¿Cómo has estado? –cuestionó el platinado cuando lo tuvo a su lado.

-Bien, intentando construir la familia que quedó destruida por el imbécil de Minjae.

Jimin asintió y bajó el rostro.

-No me animé a pedirte tu número de celular por miedo a que me rechazaras por ser quien era. –le dijo el peliverde de improvisto y el platinado levantó los ojos y lo observó curioso.

-¿Por ser quien eras?

-El hermano de un psicótico.

-Hermanastro.

-Hermanastro o hermano es lo mismo cuando se trata de un puto monstruo.

Se miraron.

Jimin notó que Suga se había puesto nervioso y jugaba con la cucharita de su café, revolviendo la infusión cuando ya casi no quedaba nada en la taza… y eso le pareció dulce.

-Si me pedías mi número te lo hubiese dado encantado –murmuró y Suga levantó los ojos abiertos de manera desmesurada.

-¿Quieres que hagamos algo ahora? –se apresuró a decir.

-¿Algo como qué?

-No sé, podemos ir al cine, caminar por ahí, salir a cenar. Estamos terminando el café y no me gustaría que esto terminara tan pronto!

Jimin pensó en el pasaje que tenía en su bolsillo, el ómnibus salía en una hora. Lo observó un instante, el peliverde parecía ansioso por una especie de cita.

-Estoy por viajar, no soy de aquí, vivo en la ciudad vecina y ya saqué el pasaje.

-Oh! –dijo bajando el rostro, con los ojos entristecidos y Jimin no pudo soportar tanta dulzura, le hacía falta eso en su vida!!! Le hacía falta un hombre que necesitara tenerlo a su lado y que se sintiera mal por saberlo lejos.

-Puedo cambiar el pasaje para mañana y nos vamos al cine.

-¿En serio? –preguntó sonriendo. Tenía unos dientes pequeños y cuando sonreía se le veían las encías, se le cruzó por la cabeza que parecía un gatito y tuvo unas inusitadas ganas de besarlo.

El peliverde estaba llegando justo en el momento exacto en que necesitaba con urgencia de alguien al lado. Pero no de un simple polvo. Se sentía cansado, quería alguien que lo sostuviera cada vez que quería caer. Quería alguien que lo cuidara y a quien cuidar. Podría ser que en un bar hubiese encontrado lo que su vida necesitaba?

Suga pagó los cafés y salieron caminando lentamente hasta el cine que estaba a unas 5 cuadras de distancia.

-Gracias por aceptar salir conmigo.

-Oh por favor! –gimió deteniéndose –para con eso, tú no tienes nada que ver con tu hermanastro.

Suga también se detuvo y se miraron. Jimin tenía los ojos más hermosos que había visto en su vida y esos labios carnosos no podían ser reales.

Bajó la cabeza y se miró las manos sintiéndose inesperadamente cohibido.

-¿Qué? –preguntó el platinado. –¿Quieres decirme algo?

-Sería muy atrevido si te beso –cuestionó mirándolo con profundidad, el rostro con una seriedad que a Jimin le erizaba los vellos de la nuca.

El peliverde era un hombre serio y se notaba en su semblante que todo debía ser correcto.

El platinado contuvo el aire y asintió.

-Si a qué? –gimió suga despacito acercándose –si a que soy atrevido o si a que puedo besarte?

-Puedes –susurró ya casi sobre sus labios y Suga hizo el paso que faltaba. Puso su boca sobre la de él, moviéndola en un beso dulce, calmo.

A Jimin le temblaron las piernas, no quería un beso tan pequeño, ansiaba más, mucho más.

Abrió la boca y sacó la lengua para pasarla tímidamente por los labios del peliverde y Suga aspiró aire con profundidad para pegarse a su cuerpo, tomando con un brazo la cintura del platinado y con la otra mano su nuca. El beso pasó de ser tranquilo a tan desesperado en tan poco tiempo que Jimin se sobresaltó por un segundo.

Se pegó a él con tanta premura que hizo que el platinado trastabillara y retrocedieran con los cuerpos unidos hasta que quedaron apoyados sobre una pared.

Cuando Jimin sintió la pija dura de Suga sobre su cadera y jadeó se dio cuenta de que estaban en plena calle, se contuvo, puso las manos en el pecho del peliverde y lo alejó.

-Perdón, perdón –gimió Suga con el rostro aún más blanco de lo acostumbrado y los ojos brillantes.

-No, no! Yo también quiero, pero no en medio de la calle!! –sostuvo con una risita nerviosa.

Suga miró hacia ambos lados y luego hacia el edificio donde habían quedado apoyados. Le tomó la mano y lo hizo seguirlo.

Jimin lo siguió sin siquiera saber a dónde entraban.

Suga llegó hacia el mostrador y al conserje le pidió una habitación.

El platinado giró la cabeza hacia la entrada y vio el letrero luminoso: era un hotel, y sonrió con picardía. El peliverde en ningún momento le había soltado la mano y el hombre que los estaba atendiendo se dio cuenta del detalle. Jimin quiso soltarse pero Suga la sujetó aún más fuerte aproximándolo a su cuerpo.

Les dio la llave y les indicó la habitación.

Subieron al séptimo piso en total silencio, cuando el ascensor se abrió y entraron al cuarto, sin decir ninguna palabra retornaron al beso.

Suga lo abrazaba con urgencia mientras le pasaba las manos por la espalda y lo desvestía.

-Dios! Eres tan perfecto! –gimió cuando lo vio desnudo y el platinado se sintió avergonzado. Suga se desvistió y se acostó sobre él, frotando su sexo por sobre el del muchacho.

Lo acarició hasta hacerlo sentir especial en todo sentido. Sin dejar de besarlo lo dilató y con toda la suavidad del mundo, se puso sobre él y lo penetró.

Jimin era un hombre explosivo y estaba acostumbrado al sexo salvaje, no había tenido nunca sexo con alguien que lo tratara como si fuese porcelana.

Cada embestida era acompañada por una mirada profunda y una caricia.

Entraba y salía de su cuerpo mientras le pasaba las manos por el cabello, el rostro y no le sacaba los ojos de encima.

Jimin llegó al orgasmo con una serie de potentes estocadas que lo dejaron mareado por varios segundos, el peliverde siguió durante unos minutos más penetrándolo con fuerza sin dejar de mirarlo hasta que consiguió su propio orgasmo. Tan potente como demoledor.

Cayó sobre su cuerpo, sintiendo que había invertido toda la fuerza que sus brazos, piernas y caderas tenían. Se quedó sobre el platinado intentando normalizar la respiración.

-Dios! Vives muy lejos? –preguntó de pronto y Jimin sonrió.

-A unas 4 horas de aquí.

-Ok, deberé comprarme un auto entonces.

-Oh yo puedo buscar trabajo en el hospital de aquí –sostuvo el platinado con la respiración agitada.

Suga levantó el rostro y le sonrió.

Jimin lo observó enajenado y lo acercó para besarlo como él lo había hecho todo el rato, con la dulzura más extraordinaria del universo.

Notas finales:

Si les gusta el taekook, tengo varias historias en mi perfil que les pueden interesar.


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