Minho suspiró, pegando la frente contra la ahora cerrada puerta. En realidad, no sabía en qué había estado pensando. Simplemente se le había escapado de la mente. Esa mañana, estaba feliz de poder salir con los niños por primera vez, pero en cuanto le llamaron de la oficina, sus prioridades cambiaron. Si, sonaba horrible, pero en realidad tenía una razón. Si lograba la plaza fija, tendría un sueldo superior al de un empleado temporal, con eso podría mudarse de departamento, a uno donde de hecho tuviese espacio para poder adecuar una habitación para que los niños jugarán, incluso tal vez otra habitación para que dejarán sus cosas y se quedarán a dormir. Poder ser también un proveedor para sus hijos. No lo había discutido mucho con Taemin, pero claro que sabía que no era nada justo el hecho de que aunque ya supiera acerca de los mellizos y se estuviera acercando a ellos, no estuviera proporcionando una manutención.
Definitivamente le molestaba eso, quería ser un buen padre, con responsabilidades que atender. Y lo que le molestaba más, era lo muy comprensible que Taemin había sido en ese punto. Usualmente gruñón y receloso, dejó esa cara de lado para ser atento. Había escuchado los problemas para encontrar trabajo de Minho, dándole una ligera palmada en la mano diciendo que no se preocupara mucho por eso, que encontraría un buen trabajo eventualmente. Y que los niños estaban bien, que podía cuidar de sus necesidades él solo.
No quería eso, quería mantener tan bien a sus hijos, como Taemin lo había estado haciendo por sí mismos durante cuatro años, y retribuir en todo lo que faltó durante ese tiempo. Además, no estaría demás confesar que si pudiera demostrarle a Taemin que era un buen partido, quizás tal vez obtendría la esperanza de ganar puntos a su favor. Después de todo, cada cosa que hacía, no le alejaba precisamente de Taemin, pero tampoco le acercaba. Taemin era alguien totalmente ajeno de él ya, que no encontraba punto por dónde poder empezar a encaminar su meta de volver a enamorarle.
Exhaló lentamente, alejándose de la puerta. No tenía sentido seguir ahí, al menos algo todavía podía decir de Taemin, una vez que tuviera la cabeza caliente y molesta, había que dejarlo enfriarse antes de poder intentar arreglar las cosas. Y eso haría.
Salió del edificio donde Taemin y los mellizos vivían, deteniendo un taxi y dirigiéndose a su propio departamento. Durante el trayecto ideo cientos de planes de cómo tratar de hablar con Taemin una vez estuviera menos enojado. Sabía que llamarle por teléfono no estaba dentro de la cuestión, Taemin al ver su nombre simplemente le daría vuelta al celular para no responder. Y escribir un mensaje de texto sonaba tan horrible. Pero, quizás esa era su mejor apuesta, el mandarle un mensaje, cuando le llegará la notificación leería parte de lo que le escribió, y tal vez eso le causaría suficiente curiosidad, o molestia, como para abrir el mensaje y responder.
Llegando a casa, se puso a dar vueltas por todo el lugar, imaginando todo un libreto de cómo diría las cosas, y que diría. Porque fácilmente podría derramar sus entrañas en mensajes de texto, pero sabía que si no decía bien las cosas, se encontraría exactamente en el mismo lugar donde ya se encontraba parado.
No fue hasta más tarde que al fin se atrevió a tomar su celular y abrir la aplicación de mensajes.
Mordiendo su labio inferior con algo de ansiedad, comenzó su mensaje.
“Lo siento, y sé que decirlo por texto no es lo mejor pero…
Sólo quiero explicarte cómo pasaron las cosas.”
Apenas mandó ese mensaje, se sorprendió al ver la burbuja de texto por parte de Taemin aparecer. Él había leído su mensaje al momento, y estaba respondiendo. No supo que pensar, excepto que eso le estaba poniendo demasiado nervioso. ¿Taemin había estado esperando su mensaje? ¿O acaso él estaba escribiendo uno al mismo tiempo? Aguantó la respiración, esperando a que esa burbuja desapareciera y en cambio llegara el mensaje que Taemin estaba escribiendo.
“No, yo debería ser el que se disculpa.
Sobre reaccioné, y supongo que siempre lo hago un poco cuando se trata de los mellizos…
Pero soy consciente que está vez no estuvo bien.”
Minho exhaló tembloroso, sin saber realmente cómo reaccionar a eso. ¿Estaba sucediendo de verdad? Taemin se disculpaba por su reacción, y estaba respondiendo a sus mensajes. Se apresuró a escribir su explicación, antes de que Taemin dejara de leer los mensajes.
“No me olvidé de los mellizos, pero si prioricé el ir a mi entrevista final. Quería obtener el puesto con tantas ganas, para poder ser el ideal perfecto a quien puedan admirar. A quién tú también puedas admirar.
Tener un trabajo fijo me permitirá poder contribuir a su manutención, es algo que realmente quiero hacer. Cuidar de ellos en todos los sentidos.
No fui al único que llamaron, fue la entrevista final de otros cuatro contendientes además de mí, así que sabía debía dar lo mejor de mi. Fueron varias fases, y al final dijeron que llamarán dentro de dos días a quienes van a contratar. Dudo que sean más de dos…
Ahora no sé si valió la pena el arriesgarme a tanto”
Masticó el interior de su mejilla, mirando con ansiedad como la burbuja de texto escribiéndose por parte de Taemin aparecía y desaparecía continuamente. Lo que sea que Taemin quería decir, no encontraba palabras adecuadas.
“Obtendrás el trabajo, Minho. Si todavía eres tan competitivo y bueno en lo que haces, como solías serlo, no me queda duda alguna que lo obtendrás.
Sé que quieres ser buen padre. Estoy demasiado consciente de eso”
Y entonces Taemin dejó de escribir. Dos minutos, tres, Minho empezó a creer que la conversación había terminado justo ahí. Hasta que otro mensaje apareció con su típico sonido de pop al brotar en la ventana.
“Estoy aterrado Minho.
Accedí a qué salieras a pasear con los niños, y eso me tenía al borde de un ataque de pánico.
¿Por qué accedí a eso? No dejaba de pensarlo. Estaba ansioso, y con cada hora que pasaba, esa ansiedad me ponía más molesto.
Fui malo al decir que no estabas actuando como un padre, cuando ciertamente ya estás listo para llamarte a ti mismo como eso. Eres el padre de Eunkyung y Sangkyung.
Pero yo no me siento listo para compartirlos. Y sé lo horrible de persona que eso me convierte.”
Minho sostuvo el aliento, sin saber exactamente cuánto tiempo lo hizo. Releyó varias veces los mensajes, pensando que tal vez estaba alucinando. Después de todo, Taemin estaba mostrándole sus sentimientos por primera vez desde que se reencontraron, y a través de mensaje de texto. Eso le hizo pensar que, tal vez, de todas las maneras en qué lo había intentado, siempre había sido demasiado directo, demasiado agresivo en su intento de volver a conectar con Taemin.
“No eres una persona horrible.
Supongo que entiendo el predicamento en el que te encuentras. Sólo has sido tú y los niños por todo este tiempo. Es natural que me veas como un intruso.”
“Eso es lo peor, sé que no lo eres. Sé que es tu derecho, y el de los niños…”
“Taemin, si queremos que funciones, podemos ir tan lento como sea necesario.”
“Tampoco quiero robarte tu tiempo con ellos, no cuando sé que quieres recuperar los años que han estado separados.”
“No me molestaría que nos acompañes, compartir mi tiempo con los niños, contigo, de hecho suena muy bien. Estás aterrado de dejarlos ir, yo estoy aterrado de no saber que hacer. Sabes que necesito aprender tantas cosas de ti.”
“¿Por qué haces esto?”
Minho dejo de escribir, sin saber exactamente cómo responder a eso. ¿Por qué lo hacía? Porque quería aprender del mejor acerca de cómo hacer bien las cosas, pero también porque si tenía una oportunidad para acercarse a Taemin la tomaría. Y porque la imagen de una familia feliz saliendo a pasear empezaba a remolonear en la parte de atrás de sus pensamientos.
“Quiero que los niños estén cómodos, que tú lo estés también.”
“Minho, lamento haberte dicho lo que te dije hoy.
Los niños, ellos realmente quieren hablar contigo.
¿Podrías hablar por teléfono con ellos?”
Abrió la boca, pasando su pulgar por encima de la oración, sin poder explicar o entender del todo cómo se sentía. Asintió, sin darse cuenta que no había forma alguna de que Taemin viera que le estaba respondiendo. Y soltó el teléfono al ver que le entraba una llamada. No, no era una llamada. Una videollamada resonaba en su pantalla. Recogió el celular aceptando la videollamada de inmediato.
El bonito rostro de su hija apareció en primer plano, haciéndole sonreír automáticamente. Detrás de ella brotó el rostro de Sangkyung, mirando con curiosidad y ojos muy abiertos el aparato que probablemente Taemin sostenía para que ambos pudieran salir en la toma.
-Hola.- Saludó Eunkyung, alegre y risueña. Había pasado de ser tan recelosa, a ser la primera en salir corriendo a saludarle siempre que les visitaba. Minho no podía negar, que ella era demasiado parecida a Taemin. -Mamá dijo que no viniste porque…porque…
Estaba trabajando, cariño. Se escuchó por detrás, haciendo notar a Minho que Taemin en efecto era quien sostenía el celular.
-Eso.- Eunkyung asintió.
-¿Vas a venir mañana?- Sangkyung interrumpió a su hermana, atravesándose en la toma para mirar más de cerca a Minho.
-No puede, mañana iremos al parque.- Ella volvió a interrumpir, frunciendo el ceño ante su hermano por no tener idea de algo que Taemin claramente sólo le había dicho a ella.
-¿Ir al parque?- Sangkyung dejó de mirar la pantalla para mirar más allá del teléfono, probablemente mirando a Taemin. Minho rio, los ojos de su hijo ahora brillaban ante la expectación de poder ir al parque.
El celular se movió, agitándose un poco. Minho pudo ver como Taemin aparecía en la toma, entonces, sentando a ambos de sus hijos en su regazo.
-Si, iremos al parque, cariño.- Comentó, murmullando una risita. -De hecho, creo que seria divertido si invitan a Minho, ¿les parece?
Eunkyung asintió, abriendo la boca ante la emoción. Ambos niños se giraron de nuevo a mirar al celular, preguntando ambos en voz alta si iría al parque con ellos una y otra vez.
Minho sonrió, mirando a sus hijos y luego a Taemin. Sabía que esta era la manera en que Taemin estaba tratando de arreglar las cosas, de pedirle disculpas y ofrecerle un tratado de paz, un punto medio. Definitivamente, Taemin había cambiado tanto en estos cuatro años, pero no podía evitar enamorarse de todos estos nuevos cambios que veía.
-Si niños, mañana iré con ustedes al parque.