-Entonces, voy a hacer un pastel, y luego lo comeré yo solo, y…y…
Cómo se había vuelto ya costumbre, regresaban del parque. Los fines de semana, ambos días, Minho les visitaba, usualmente al departamento, pero había veces en que se encontraban en el parque cercano al departamento donde vivían Taemin y los mellizos. Entonces, cuando era momento de regresar, Minho siempre se ofrecía a acompañarles. Era esa breve caminata, del parque a casa, momentos extra que podía disfrutar de la compañía de sus bebés, y por supuesto, de la animosidad de Taemin quién poco a poco dejaba de su defensa bajar.
Se encontraban escuchando los planes de los mellizos acerca de su día ideal, haciendo al par de adultos reír por lo bajo ante las pequeñas imposibilidades que eran mencionadas.
Usualmente tomaban las escaleras, esperando con eso quemar un poco más de toda esa enorme energía en los pequeños. Cosa que terminaba siendo caso perdido, cuando de vez en cuando uno de los dos, o ambos le pedían a Minho que les cargara a mitad de trayecto. Esta vez solo Eunkyung había pedido estar en brazos. Desde su posición no le fue difícil ver, al llegar a su piso, que había alguien esperando frente a la puerta de su departamento.
-¡Tío!- Ella rápidamente bajó de los brazos de Minho, corriendo hacia el nombre que le saludó con una enorme sonrisa y abrazó rápidamente, haciéndole girar como princesa.
A Minho le tomó un segundo procesar de quién se trataba. El padrino de los mellizos. Casi no le había visto desde que empezó a frecuentar sus visitas hacia los niños y Taemin. No le veía, pero sabía que estaba ahí, siempre había rastros de él. Un regalo para los gemelos, una nota recordatorio para Taemin, sobras de comida de una cena anterior dentro del refrigerador. No es que le molestará precisamente su presencia, Taemin después de todo había dicho que no tenía novio y que no le interesaban las relaciones, en varias ocasiones. Pero tampoco le agradaba saberle ahí. Su propia hija le había dejado de lado para ir corriendo hacia él, y seguido de ella fue Sangkyung.
Se aclaró la garganta, recuperando la atención de los niños, aunque ya sintiéndose traicionado por el par de pequeños.
-¡Minho! Vamos a colorear.- Eunkyung le tomó por la mano, tratando de llevarle dentro del departamento.
-Oh princesa, no puedo. Tengo trabajo que hacer.- Minho se disculpó, tratando de buscar ayuda en Taemin con una mirada rápida.
-Cariño, ¿qué tal si tú y Tokki ponen la mesa hoy? ¿Creen que son lo suficientemente grandes para colocar las cucharas y servilletas en su lugar?- Taemin les preguntó, distrayendo la atención de ambos niños.
-¡Sí!- Respondieron en unísono, colgándose de las piernas de Taemin en lo que él abría la puerta del departamento y les dejaba entrar.
Una vez los niños desaparecieron, los adultos se quedaron en silencio muerto. Taemin fue el primero en carraspear la garganta, girándose a mirar a su amigo.
-Llegaste temprano.- Sonrió, apoyándose en la puerta. -No sé si eso sea exactamente bueno para tus asesorados Jihoon.
-Ellos lo están haciendo bien.- Afirmó, riendo con el comentario de Taemin. Miró al chico y luego ha su acompañante, escondiendo una ligera mueca antes de agregar. -Iré a ver si los mellizos no han olvidado su tarea y de nuevo ideado un plan para comer galletas antes de tiempo.- Entró al departamento rápidamente.
Minho miró como Taemin le seguía con la mirada, sólo para que terminara bajándola. Oh no, ¿podría ser?
-Así que…- se aclaró la garganta -¿suele venir a comer con ustedes?
-Sí, en realidad es rutina de todos los domingos.- Taemin se apoyándose en el marco de la puerta. -Es un poco increíble, de hecho, que no se hubiesen encontrado antes. ¿Sigues sin reconocerlo?
-Su rostro se me hace familiar, pero en realidad no.- Se encogió de hombros. -Tampoco parece que le agrade mucho.
-A muchos de mis amigos no les agradas.- Rio, cubriéndose brevemente la boca. -Creo que, sólo estás en la lista buena de Jonghyun, y por ende en la de Onew.- Taemin se encogió de hombros, escondiendo las manos dentro de los bolsillos de su chaqueta. -Pero está bien, si no fuera por ese par, creo que no hubiese tenido el valor jamás de contactarte para que conocieras a nuestros hijos.
Minho sintió un montón de sentimientos a la vez, sin saber cómo empezar a ponerles orden. ¿Taemin hablaba de él con sus amigos? Trató de no emocionarse demasiado, después de todo, era probable que Taemin lo mencionara al hablar de los gemelos. Aun así, la luz en la que Taemin proyectó el escenario, realmente no había sido mala. No estaba dando créditos a esos amigos. Y, sobre todo lo dicho, lo más importante fue la forma en que había descrito a los mellizos. <<Nuestros hijos>> Algo en esa frase fue más que suficiente para hacerle feliz.
-Es una suerte ¿no?- Exhaló, mirando detenidamente a Taemin. No parecía tener mucha prisa por terminar la conversación, y eso le daba luz verde a Minho para seguir hablando. -He de decir que, de mi parte, quienes saben de los niños están ansiosos por ya conocerles.
-Probablemente los adorarán, y mucho.- Afirmó, sonriendo de oreja a oreja. -Se parecen mucho a ti Minho.
-¿Realmente lo crees?- No había ni una gota de ironía en esa pregunta. Minho sólo podía ver a Taemin en los gemelos cuando se trataba de sus acciones y maneras de actuar.
-Absolutamente.- Afirmó.
-Taemin…¿crees que…- respiró hondo -…podríamos decirles ya quien soy?- Titubeó un poco, pero al final logró expresarlo. Quería que los niños no sólo se emocionaran al verlo, sino que supieran que él era su padre. Que no corrieran a brazos de nadie más aceptando como esa figura paterna, porque ahí estaba él. Quería ser especial para ellos.
-No veo por qué no, es tu decisión.- Asintió, sacando brevemente la mano de su bolsillo. Parecía casi como si la hubiese querido extender para ponerla sobre el brazo de Minho, pero se contuvo, dejándola caer rápidamente. -Creo que podría prepararlos en el tema un poco, y la siguiente vez que los veas, haremos las cosas más fáciles.
-Gracias Taemin.
-No es algo que debas agradecerme, es lo justo.
No fue precisamente una despedida, Taemin simplemente asintió una vez más, entrando al apartamento y cerrando la puerta lentamente. Le tomó un par de segundos entender que era señal para que regresara a casa. Entonces lo hizo, pensando durante todo el camino, en cómo ver la reacción de los gemelos ante su padrino había sido el determinante para al fin ponerle fecha definitiva al momento en que les diría que es su padre.
Estaba celoso, genuinamente. Ese hombre ocupaba su lugar, y por más que tratara de no verlo de ese modo, no podía quitarse ese pensamiento de la cabeza. Apoyaba y acompañaba a Taemin, mientras los niños lo miraban con emoción y afecto. Quería eso, tener ese lugar, era su derecho…Un derecho que había perdido al marcharse.
Le parecía absurdo como las cosas cambiaban tanto tan fácilmente. Había dejado atrás un viejo amor, sin ninguna clase de miramientos, para ahora encontrase herido por descubrir que ese amor había seguido desarrollándose, mientras poco a poco se apartaba de su camino natural. Y haría todo por regresarlo al camino que le dirigía a él.
El primer paso, era que los mellizos supieran quién era él. Choi Minho, su padre.