Minho miraba con asombro como Sangkyung sacaba de su pequeña mochila una libreta y un crayón. Ahora entendía por qué los niños habían traído sus mochilas, en esta salida, en vez de no traer nada como usualmente era cuando iban al parque. Claro, no estaban en el parque, sino que habían ido al corredor de comercios, y entrado luego a un centro comercial. Taemin le había comentado que los niños necesitaban unas cosas, y Minho había brincado de inmediato a hacer de eso una salida familiar. Ir al corredor de comercios sería lo más práctico, estaba al centro de la ciudad, y casi todas las tiendas estaban ahí. Después de comprado lo necesario, se pasarían al centro comercial más grande que había, para que los niños pudieran disfrutar del aire acondicionado, y tener un paseo más ameno.
Habían ido al área de juegos un rato, hasta que se cansaron de jugar, y después habían brincado de emoción al pasar por una juguetería. Taemin les había permitido entrar con la condición de que no quisieran llevarse exactamente lo primero que vieran, sino que pasearan un rato por los pasillos. Minho les había alentado a pedir dos regalos, quería consentirlos por primera vez, y no se había resistido al ver el asombro en sus caritas.
Había sido un día bastante largo para los mellizos, todavía era una sorpresa que ninguno de los dos se quejara por seguir caminando. Pero, en cuanto Eunkyung quiso entrar a una tienda a la que Sangkyung no quería entrar, empezaron los lloriqueos por parte de ambos. Era bastante inusual que no estuviera de acuerdo en algo, pero lo hacían de vez en cuando. Y esta era la primera vez que Minho lo veía. Taemin había tratado de suplicarle a Sangkyung que fuera condescendiente con su hermana, aunque ese concepto es un poco difícil de explicar a un niño de cuatro años. Sangkyung simplemente no quería ir a la librería, no tenía ganas. Taemin siempre había tenido que lidiar con estos escenarios solo, así que en ningún momento cruzó por su cabeza lo que Minho sugirió.
-Ustedes vayan, Tokki y yo les esperamos en esa banca.
Minho había tomado en brazos al niño, sonriendo automáticamente cuando Sangkyung se acomodó dejando caer su cabeza sobre su hombro. Taemin le había mirado con sorpresa, dejando escapar un cansado gracias, llevando a su hija de la mano a la librería en donde quería ver los libros con dibujos que tanto le gustaban.
Y ahí se encontraban ahora. Sangkyung dibujaba en su libreta, cantando en voz alta una canción de que Minho jamás había escuchado, pero estaba seguro era una rima infantil. Cedió ante la tentación, sacando su celular y grabando el momento para conservarlo por siempre. Incluso, se los mostraría a sus padres, para que vieran lo bonito que era su bebé. Cuando volvieran Taemin y Eunkyung, también le tomaría un video a ella, con su siempre alta energía y ganas de correr por todos lados. Era absolutamente adorable.
-Cariño, ¿qué dibujas?- Guardó su celular, concentrándose en el dibujo de su hijo. En este tiempo, había mejorado bastante para interpretar dibujos, pero no había que ser un genio para saber qué era lo que Sangkyung estaba dibujando ahora.
-A mamá, y a Yunseong, y a mi…- Respondió sin voltearle a ver, ahora agregaba mariposas alrededor de la cabeza de Taemin.
Minho mordió el interior de su mejilla, preguntándose si este sería un buen momento. Había quedado con Taemin de que les dirían a ambos niños este fin de semana que él era su padre. Y eso había sido el fin de semana pasado, aunque había que resaltar que había recibido un mensaje de parte de Taemin diciéndole a mitad de semana que él sería el encargado de hablarlo con Sangkyung personalmente. No era tan seguido que se enviaran mensajes, realmente sólo intercambiaban mensajes para ponerse de acuerdo de dónde verse, así que ese mensaje sorpresa le había causado escalofríos. Era tan serio, que el pequeño emoji riendo que Taemin mandó después le causo auténtico terror. ¿Por qué había quedado solo para platicar de eso con Sangkyung?
Tenía que averiguarlo.
-Tokki, cariño…- Se aclaró la garganta. -Ese es un muy bonito dibujo de tu familia.- Señaló. –¿Por qué hay mariposas alrededor de tu mamá?
-Porque es bonito, y las mariposas son bonitas.- Explicó, sacando otra crayola de su mochila y comenzando a colorear su dibujo. -Y…y…pondré un arcoíris arriba para que nos cubra, y aquí dibujaré una estrella fugaz, y a lado un conejo, y después aquí irá la luna. Pero, pero, aquí de este lado estará el sol, y…
Minho rio, enternecido por la manera en que Sangkyung veía a su familia. Era adorable.
-Cariño, ¿y tu papá? ¿Nunca has pensando en dibujarlo?- Preguntó, para saber qué tanto sabía al respecto. Taemin antes le mencionó que los niños sabían que tenían un papá, sólo que no lo conocían.
-¡No!- Apretó los labios, haciendo un mohín molesto, terminando por agitar la cabeza en negación.
-¿No? ¿Por qué no?- ¿Era esto a lo que Taemin le había advertido en su muy extraña manera?
-No lo quiero.
Minho sintió que su corazón se detuvo un momento, el aire ahora estaba demasiado frío y pesado como para respirar.
-¿No lo quieres? ¿Por qué?- Se atrevió a preguntar, esperando no escuchar que su ausencia había hecho mucho más mal que lo que pensaba.
-Porque, si es mi papá, entonces sería novio de mi mamá. Luego ellos se van a casar, y no quiero. Mamá es mío. A veces de Eunkyung, pero a veces.- Parloteó como si fuera lo más obvio del universo.
Entonces Minho pudo tomar un gran respiro. A eso se había referido Taemin entonces, a los enormes celos que Sangkyung sentía cuando alguien se acercaba a él. Por supuesto, ahora Minho sabía que era algo propio de la edad, y eventualmente lo dejaría ir. Se notaba mucho más en Sangkyung, pero había veces en que Eunkyung tampoco quería soltar en lo absoluto a Taemin.
-Oh cariño…- No pudo evitar reír, revolvió el cabello del pequeño para después continuar. -Pero no siempre papá y mamá están juntos y casados. No siempre son novios. A veces viven en lugares separados, aunque los dos quieran mucho a sus hijos.- Explicó, logrando llamar su atención.
Sangkyung se llevó el dedo a la boca, haciendo una mueca.
-El papá de Juni vive muy lejos, en otro país, o.. o… otro mundo, no me acuerdo.- Agregó, como si Minho supiera quién era ese “Juni” mencionado, o si vivir en otro mundo fuera algo posible. Minho simplemente supuso que era algún niño del jardín de infantes.
-¿Ves? Los papás a veces viven separados. Pero, sé que tu papá te quiere, aunque no esté con tu mamá.
-¿Tú lo conoces?
Estuvo a punto de responder, sin realmente saber qué responder. ¿Debería decírselo? Que sí lo conocía, porque era él. O tal vez sólo decirle que sí, y no agregar nada más hasta que ambos mellizos estuvieran juntos. Se sintió salvado por la campana al ver que Taemin y Eunkyung salían de la librería. Eunkyung brincaba alegremente, mirando los dibujos dentro del libro que sostenía con ambas manos como si se le fuera a escapar en cualquier momento.
-Listo, ¿deberíamos ir a comer algo?- Taemin sonrió, mirando a los niños, y luego a Minho. –¿Minho?
-Oh, si claro. Vayamos a comer algo.
Minho no mencionó nada durante la búsqueda del restaurante adecuado. Una vez que escogieron uno, donde claramente había una pequeña área de juegos, y que ambos niños salieron corriendo sin siquiera acordarse de que debían comer, el par de adultos tuvo un momento para respirar al fin.
-¿Es que acaso nunca se cansan?- Minho les miró desde la mesa, ambos niños estaban escalando la compleja estructura del jungle gym.
-¿No te cansas de hacer esa pregunta?- Taemin rio por lo bajo, observándoles un segundo más antes de pasar su mirada a Minho. -El día que se cansen, probablemente será porque son adultos de nuestra edad.
-Oh…no quiero que sean adultos nunca. Se ven tan adorables así.- Suspiró, al fin dejando de observarlos para regresar su atención a la mesa.
-Yo tampoco quiero que crezcan…- Taemin suspiró, relajando los hombros al fin. -Pero eso hacen los niños, crecer a pasos agigantados.
-¿Crees que crezcan pronto lo suficiente como para que les agrade como su padre?- No lo comentó sintiéndose herido, pero si se divirtió con la cara de sorpresa en Taemin. -Eres horrible, me tiraste a los leones.
Taemin empezó a reír, cubriéndose el rostro un segundo.
-Supongo que ya hablaste con Kyunggie.- Exhaló entre risas. -Lo siento, tenía que dejarte experimentar eso por ti mismo.
-Creí que me ayudarías con el tema, Taemin.- Soltó dramáticamente. -Y entonces, ¡bam! No puedo ser el padre de Sangkyung, porque automáticamente eso significa que debemos de casarnos, y él no lo aprueba.
Taemin soltó una enorme risotada, volviendo a cubrirse el rostro.
-¿Entonces le dijiste que eres su padre?
-No, quería saber qué pensaba de él.- Se encogió de hombros.
-Los niños pequeños tienen pensamientos muy interesantes, en especial los nuestros.- Taemin afirmó.- Hace días estaban llorando porque creían que no habría más playas.
-¿Qué?
-Vieron este programa, en donde hablaban de la luna, y entonces se mencionó la fuerza que ejerce sobre el mar. Ni siquiera logro comprender cómo es que pudieron entender algo, estoy empezando a temerme que estimulé demasiado su inteligencia.- Suspiró dramáticamente. -Entonces se dieron cuenta que no había luna esa noche, y dieron por hecho que eso significaba que no habría marea, y por ende ya no hay playas.
-Ellos…¿de verdad?- La sorpresa en Minho desapareció rápidamente, para abrirse paso una sincera risa. -Son tan adorables, ¿por qué son tan adorables? Ahora realmente no quiero que crezcan.- Lloriqueó entre risas.
-Pero lo harán, eventualmente...y me da tanto miedo eso.- Exhaló, echando la cabeza de lado mientras miraba a Minho. -Y creo que serán más que felices sabiendo que eres su padre. Aunque tendremos que explicarle a Kyunggie que no nos casaremos.
Por un segundo, la liviandad en Minho desapareció, bajo el peso de que realmente tendría las cosas a medias. Sí, estaba formando una familia al fin, pero no a lado de quien quería estar. Se acompañarían en el camino, pero de esa manera cercana y cómplice que tiempo atrás habían tenido en su relación.
-No te preocupes, ya le expliqué que no todos los padres viven juntos, o son novios.- Exhaló, mirando de nuevo hacia el área de juegos. Eunkyung bajaba por la resbaladilla, corriendo de regreso a subir la escalinata, mientras Sangkyung se colgaba de cabeza de un columpio.
-Bien, algo menos de que preocuparnos. Tal vez deba mencionarte que, es probable que Eunkyung crea que eres un príncipe o un rey.- Hizo un ruido con la lengua, probablemente pensando que lo que pediría era algo tonto. -Realmente, me gustaría que mantuviera esa ilusión por un rato más.
-¿Ilusión? ¿De qué estás hablando? Yo soy un príncipe heredero.- Resopló, provocando que Taemin volviera a reír. Era agradable verle reír. Últimamente lo hacía mucho, además su mirada recelosa había desaparecido. Ahora realmente parecían un par de conocidos recordando buenos tiempos al hablar.
A los mellizos no les tomó demasiado tiempo el darse cuenta que estaban demasiado hambrientos. Taemin ya había pedido su comida, así que no tuvieron forma de escaparse a seguir jugando al ver que sus platos habían llegado y dieron el primer bocado. Fue una comida amena, y dejaron que los niños jugaran un rato más antes de retirarse.
Los niños no se cuestionaron por qué Minho les acompañaba de regreso, quizás ni lo notaron, aunque eso era algo exclusivo de cuando iban al parque. Estaban más interesados en llegar a casa y poder abrir los regalos que Minho les había comprado. Tampoco protestaron el subir las escaleras, prácticamente, se encontraban casi rebotando de emoción mientras Taemin abría la puerta y les dejaba entrar.
-No corran.- Taemin les advirtió, ambos dirigiéndose a su sala de juegos. -No es como si nunca les hubiese comprado juguetes.- Murmuró por lo bajo, sonando herido por la emoción en sus hijos.
-Taemin, he visto sus juguetes. ¿Sí sabes que existen juguetes no educativos?- Le molestó, riendo al ver como Taemin rodaba los ojos con molestia.
-Sólo quiero que aprendan al jugar.- Gimoteó, dándose cuenta que estaba empezando a hacer una rabieta. Eso realmente le tomó desprevenido, así que no notó la manera entrañable en que Minho le miraba. Se aclaró la garganta, señalando el camino que los mellizos habían seguido. -Creo que deberíamos ayudarles.
-Por supuesto.
Ambos se dirigieron a la habitación, donde los mellizos luchaban impacientemente con las partes de sus juguetes que no podían abrir. Se las habían ingeniado bastante, pero a decir verdad necesitaban la ayuda de un adulto. Eunkyung no se tardó en ir hacia Minho y arrastrarle hasta donde había estado sentada antes para que le ayudara.
-Yunseong, Tokki, hay algo de lo que Minho y yo queremos decirles.- Taemin se sentó a un lado de Sangkyung, cepillando su flequillo. -¿Recuerdan que les he dicho que los niños tienen mamá y papá?
-Sí.- Ambos respondieron, sin prestarle mucha atención.
-Niños, yo estuvo mucho tiempo fuera del país.- Minho explicó. -Vivía muy lejos de aquí.
-¿En otro mundo?- Sangkyung alzó la vista un momento, luego subiéndose al regazo de Taemin para seguir intentando abrir su juguete.
-Algo así…- Exhaló una risilla. -Por eso no los conocí antes. Pero quiero que sepan que los quiero mucho.
-Yo también te quiero mucho Minho.- Eunkyung se puso de pie, dándole un abrazo.
-Gracias princesa.- Sonrió, sintiéndose alagado por tener el cariño de la niña. -Niños, ustedes no conocieron a su papá antes, porque yo estuve lejos. Yo soy su papá.
Guardó silencio, tratando de adivinar cómo reaccionarían. Eunkyung soltó un grito, antes de colgarse de nuevo en su cuello.
-¿De verdad? ¿Te puedo decir papá? Y, y, ¿podemos ir a pasear? Y luego ir al cine, y, y…
Minho rio, abrazando con fuerza a su bebé. Se sentía tan bien la emoción que su hija demostraba. Alzó la mirada, hacia su hijo. Él tenía esa expresión de estar pensando, característica en él.
-Pero no vives con nosotros.- Señaló.
-Cariño, los papás no siempre viven juntos.- Taemin fue quien le recordó. -Nosotros no lo hacemos, pero Minho y yo los queremos mucho. Son nuestros bebés.- Entonces le picó la nariz, haciéndole reír.
-Está bien.- Remoloneó, hasta zafarse de los brazos de Taemin e ir hacia Minho. Se colgó de su cuello, como su hermana lo hacía, provocando que Minho perdiera el balance por un segundo, antes de abrazarle también y cargarles con cuidado.
-Gracias niños, soy muy feliz sabiendo que soy su papá. ¿Me dirán papá ahora?- Les preguntó, consiguiendo que ambos niños asintieran con la cabeza con fuerza, y sintiéndose más tranquilo de que ahora supieran la verdad.