Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Ópalo por Momino

[Reviews - 109]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Hola chicxs! He vuelto, espero que hayan tenido una grandiosa Navidad.

Este capítulo va dedicado a las personitas que me enviaron sus comentarios. 

Lean.

Capítulo 5

Tenía que estar soñando, porque esto no podía ser real. De ninguna manera. Por supuesto que no. Pain no estaría paseándose en el salón de clases como si fuera cualquier otro día. Tampoco Kakashi dejaría caer su bloc de notas como lo había hecho hace unos segundos. Eché un vistazo a Itachi antes de darme cuenta de que no conocería nada mejor. Nunca había visto a Pain.

—¿Estás bien, Naruto? Te ves un poco agitado —dijo Karin.

Mis ojos se clavaron en ella salvajemente. —Yo...

Un segundo más tarde, Pain tomaba su asiento—su asiento a mi lado. El resto de la clase borrosa. Estúpidamente atrapado por su reaparición.

Puso el libro sobre la mesa y se reclinó en la silla, cruzando los brazos.

Dándome una mirada de soslayo, me guiñó un ojo.

¿Qué demonios...?

Renunciando a esperar que yo terminara lo que estaba diciendo, Karin dio la vuelta, sacudiendo la cabeza. —Tengo amigos extraños —murmuró.

Pain no dijo nada mientras Kakashi recogió sus papeles dispersos en el suelo.

Mi corazón corría tan rápido que estaba seguro de que iba a tener un colapso en cualquier momento.

La gente miraba, pero no pude sacar mis ojos del pelinaranja. Finalmente, encontré mi voz. —¿Qué... qué haces dattebayou?

Me miró, yo sé que habían mil secretos entre los círculos grises de su mirada. —Ir a clase.

—Tú... —No había palabras. Y luego el shock desapareció, reemplazado con un pico de ira tan poderoso y caliente que sentí prisa estática sobre mi piel.

—Tus ojos —murmuró Pain, con una sonrisa burlona en sus labios—, están empezando a brillar rojo.

Cerré los ojos y me esforcé por controlar mis emociones arremolinadas. Cuando estaba alrededor del 40% seguro de que no iba a saltar sobre él como un mono y romperle el cuello, volví a abrir los ojos. —No deberías estar aquí, de veras.

—Pero lo estoy.

Este no era el momento para comentarios evasivos. Miré hacia el frente del salón y vi a Kakashi escribir en la pizarra, con el rostro pálido. Él hablaba, pero no escuché nada.

Pase mi mano por mi cabello y mantuve la mano allí. Cualquier cosa que me detuviera de golpear a Pain, porque era una posibilidad real que lo haría. —Te dimos una oportunidad. —Mantuve mi voz baja—. No vamos a hacerlo de nuevo, ttebayou.

—Pero creo que lo harán. —Se inclinó sobre el pequeño espacio, acercándose demasiado y haciendo que mis músculos se bloquearan—. Una vez que escuchen lo que tengo que ofrecer.

Una risa loca brotó de mi garganta mientras mantuve los ojos fijos en Kakashi. —Estás tan, tan muerto.

Karin miró por encima del hombro interrogante. Forcé una sonrisa.

—Hablando de muertos —murmuró, una vez que Karin se había vuelto hacia al frente—. Veo que el hermano mayor perdido hace mucho tiempo ha regresado. —Tomó su pluma y comenzó a escribir—. Apuesto que Uchiha Sasuke está tan emocionado. Ah, lo que me recuerda, estoy bastante seguro de que es él quien te mutó, Naruto.

Mi mano más cercana a él se curvó. Una luz blanca tenue bailó sobre los nudillos, agitando como el núcleo de una llama. El conocimiento de quien me había mutado era peligroso. Además las ramificaciones que Sasuke tendría que enfrentar si salía de la comunidad Luxen, el DOD podría utilizarlo contra nosotros. Como habían hecho con Itachi y Deidara.

—Cuidado —dijo—, veo que todavía tenemos que trabajar sobre tu enojo.

Le lancé una mirada oscura y muy prometedora. —¿Por qué estás aquí, Pain? En serio.

Puso su dedo sobre sus labios. —Shh. Tengo que aprender acerca de... —Miró el tablero, entornando los ojos para concentrarse—. Los diferentes tipos de organismos. — Bostezó.

Tomó hasta la última gota de mi autocontrol para sentarme a través de esa clase. Incluso Kakashi parecía que tenía problemas, olvidando a dónde iba con su charla cada dos minutos. Capté la mirada de Itachi una vez y deseé poder comunicarme con él...

Espera. ¿No podría comunicarme con el Uchiha más bastardo? Lo habíamos hecho antes, pero siempre había estado en su forma Luxen cuando sucedió.

Tomando una respiración profunda, bajé la mirada a las líneas borrosas en mi cuaderno y me concentré lo más fuerte que pude.

¿Sasuke?

El espacio entre mis oídos zumbaba como un televisor en silencio. No había sonido perceptible, sino un zumbido de alta frecuencia. ¿Sasuke?

Esperé, pero no hubo respuesta.

Frustrado, dejé escapar un suspiro. Tenía que encontrar una manera de hacerle saber que Pain regresó  de verdad y de nuevo en la escuela. Pensé que podría conseguir que Itachi hablara con él, pero no se sabía cómo actuaría Itachi si me levantaba para ir al baño y le decía que el idiota a mi lado era el surfista.

Miré a dicho imbécil. Sin lugar a dudas, Pain era bien parecido.

Sacudió todo el cabello desordenado y luciendo una piel de surfista. Pero debajo de esa sonrisa fácil, se ocultaba un asesino.

En el momento en que sonó la campana, recogí mis cosas y me dirigí hacia la puerta, lanzando una mirada al peliplateado. De alguna manera parecía saberlo, porque salió al paso de Itachi —y esperaba— mantendría al Uchiha de lanzar al pelinaranja a través de una ventana en frente de todo el mundo una vez que el Hatake compartiera quien era él.

Seguía el período de almuerzo, pero saqué mi celular de mi bolsillo del pantalón.              

Di unos tres pasos antes de que Pain acechara detrás de mí en la sala y me tomara el codo. —Tenemos que hablar —dijo.

Traté de tirar de mi brazo libre. —Y tienes que dejarme ir, idiota.

—¿O qué? ¿Vas a hacer algo al respecto? —Tenía la cabeza inclinada hacia mí y cogí el olor familiar de su loción de después de afeitar—. No. Porque sabes lo que es el riesgo de exposición.

Apreté los dientes. —¿Qué quieres?

—Sólo hablar. —Me condujo a un aula vacía. Una vez dentro, rompí libre  mi brazo mientras cerraba la puerta—. Mira...

Actuando por instinto, dejé caer mi mochila en el suelo y dejé que la Fuente se disparara a través de mí. Blanco y rojo claro repartidos en mis brazos, crepitando en el aire. Una bola de luz blanca azulina del tamaño de una pelota de béisbol construida encima de mi palma.

El pelinaranja cerró los ojos. —Naruto, sólo quiero hablar. No es necesario...

Solté la energía. La luz se disparó a través de la habitación en un perno. Él se lanzó fuera del camino y la luz se estrelló contra la pizarra.

La intensidad fundió el medio de la pizarra verde y el olor de ozono quemado llenó el aire.

La fuente se construyó en mí otra vez, y esta vez no iba a fallar. Corrió por mis brazos a mi alcance. En ese momento, realmente no sabía si era lo suficientemente potente como para matar a Pain o simplemente hacer algo de daño grave. O tal vez lo era y no quería admitirlo.

Corriendo detrás de un escritorio de roble enorme, el mayor levantó la mano. Todas las sillas a la izquierda volaron a la derecha, golpeando mis piernas haciéndome caer. Mi objetivo estaba perdido y la bola de energía se disparó en su cabeza, estrellándose contra el reloj circular por encima de la mesa. Explotó en un centenar de piezas deslumbrantes de plástico y vidrio que llovieron... Y luego las piezas se detuvieron en el aire, colgando allí como si estuvieran colgados por hilos invisibles. Debajo de ellos, él se enderezó, sus ojos luminosos.

—Mierda —dije en voz baja, lanzando mi mirada hacia la puerta. No había forma de que lo lograra allí y si había congelado las piezas, todo muy probablemente se encontraba congelado. La puerta y la gente fuera de la habitación.

—¿Has terminado ya? —Era la voz de Pain más dura en mis oídos—. Porque te vas a cansar aquí en unos segundos.

Él tenía razón. Los seres humanos mutados no tenían las reservas de energía, como los Luxen. Así que cuando utilizaban sus habilidades, se acababan con bastante rapidez. También estaba el hecho de que a pesar de que golpeé a Pain la noche en que todo se fue abajo, Sasuke había estado allí y nos alimentábamos mutuamente.

Pero eso no significaba que iba a quedarme allí y dejar que Pain hiciera lo que había planeado.

Di un paso hacia adelante y las sillas reaccionaron en defensa. Todas se lanzaron al aire, obligándolas de nuevo a apilarse unas encima de otras, formando un círculo a mí alrededor que llegaba hasta el techo.

Extendí mis manos, imaginando las sillas conectando en áreas pequeñas como el escritorio volándolo pedazos. Mover cosas era fácil para mí ahora, así que en teoría, esos bebés deberían haberse disparado contra Pain como balas. Comenzaron a temblar y se deslizaron fuera de mí.

Él empujó hacia atrás y sacudió la pared de sillas, pero no se movió. Me quedé con la imagen de ellas alejándose, aprovechando la energía estática dentro de mí hasta que un latido feroz atravesó las sienes.

El dolor aumentó hasta que bajé los brazos. Mi corazón se disparó cuando me di la vuelta. Atrapado—encerrado en una tumba maldita de sillas.

—¿Y apuesto a que no has estado practicando en absoluto? —A través de los huecos en las sillas, lo vi llegar alrededor de la mesa—. No quiero hacerte daño, Naruto.

Caminé en un pequeño círculo, arrastrando en respiraciones profundas como un zorro enojado y enjaulado. Mis piernas se sentían como gelatina, la piel seca y quebradiza.

—Mataste a Gaara, dattebayou.

—No fue mi intención. Tienes que creer que lo último que quería era que nadie saliera herido.

Mi boca se abrió. —¡Me ibas a entregar! Y alguien si se lastimó, Pain.

—Lo sé. Y no tienes ni idea de lo mal que me siento por eso. —Me siguió al otro lado de la pared—. Gaara era un tipo agradable...

—¡No hables de él! —Lo detuve, con las manos en puños débiles e inútiles—. No debiste volver, de veras.

El mayor inclinó la cabeza hacia un lado. —¿Por qué? ¿Debido a que Sasuke me va a matar?

Reflejé sus movimientos. —Porque yo te voy a matar, ttebayou.

Una ceja arqueada y la curiosidad marcaron sus facciones. —Tú ya tuviste tu oportunidad, Naruto. Matar no está en tu naturaleza.

—Pero está en la tuya, ¿no? —Di un paso atrás, revisando las sillas. Se estrecharon un poco. El pelinaranja podía tener más experiencia con estas cosas, pero se había cansado, también—. ¿Lo que sea para proteger a tu amigo, dattebayou?

Dejó escapar un largo suspiro. —Sí.

—Bueno, haré cualquier cosa para proteger a los míos, ¡de veras!

Hubo una pausa. Durante esos segundos, los pedazos del reloj se cayeron. Hice un poco de baile en el interior de victoria. —Has cambiado—dijo finalmente.

Una parte de mí quería reír, pero la acción quedó atascada en la garganta. —No tienes ni idea, idiota.

Volviendo a las sillas, pasó una mano por el pelo desordenado. — Esto es bueno, porque a lo mejor vas a entender la importancia de lo que voy a ofrecer.

Mis ojos se estrecharon. —No hay nada que me puedas ofrecer, en serio.

Una sonrisa irónica apareció en sus labios, labios que yo había besado una vez. La bilis picó la parte posterior de mi garganta. —He estado observándolos a todos por días. Al principio no era el único, pero ya lo sabes. O por lo menos la ventana de tu dormitorio lo hace.

Se cruzó de brazos cuando se dio cuenta de que tenía toda mi atención. —Sé que Itachi ha estado tratando de encontrar a Deidara, pero no sabe dónde buscar. Yo sí. Está siendo mantenido con Nagato.

Dejé de pasear. —¿Dónde está eso?

Pain se echó a reír. —Como si te fuera a decir cuando es lo único que podría mantenerme con vida. Estén de acuerdo en ayudarme a liberar a Nagato, y me aseguraré de que Itachi llegue Deidara. Eso es todo lo que quiero.

Sin palabras, parpadeé. ¿Pedía ayuda después de todo? Esa risa loca se construyó de nuevo y salió esta vez, gutural y baja. —Estás malditamente loco, ttebayou.

Su expresión se convirtió en una mueca. —El DOD cree que soy su pequeño híbrido perfecto. Pedí quedarme aquí por la comunidad de Luxen y la probabilidad de otro ser mutado. Soy su implante. Y puedo entrar en el centro en el que están recluidos. Sé dónde están, en qué piso están, y qué celda. Y lo más importante, conozco sus debilidades.

No podía estar hablando en serio. Las sillas en la parte superior se tambalearon, y sabía que estaba a segundos de ser enterrado bajo las malditas cosas.

—Sin mí, nunca lo encontrarían y lo único que harían sería caminar justo a las manos de Jinchuriki. —Dio otro paso atrás. Por encima de su hombro, y el aire estaba distorsionada por oleadas. El tipo de poder que arrojaba...—Ustedes me necesitan —dijo—. Y sí, yo los necesito. No puedo conseguir a Nagato solo.

Bueno, él hablaba de verdad. —¿Por qué en el mundo confiaríamos en ti?

—No es una opción. —Se aclaró la garganta y sacudió las sillas. Mi mirada cayó. Las patas de las de abajo se inclinaron hacia él—. Nunca lo van a encontrar, e Itachi va a terminar haciendo algo loco.

—Correremos nuestros riesgos, dattebayou.

—Tenía miedo de que dijeras eso. —Pain cogió la mochila y lo puso sobre la mesa del profesor—. O bien pueden ayudarme o iré con Senju Tsunade y le diré lo poderoso que eres. —Al oír su nombre, respiré fuerte.

Tsunade trabajaba para el DOD y lo más probable Jinchuriki—. Nunca me presenté de nuevo ante ella y desde que Kabuto trabajaba con Jiraiya, tampoco ante él —continuó—. Ella piensa que tu mutación desapareció. Y entregar este tipo de información podría salvar mi culo. Puede que no, pero de cualquier manera, vendrán  por ti ahora. Y antes de pensar que deshacerse de mí arreglaría esto, te equivocas. Tengo un mensaje que se enviará a ella si me pasa algo, que le dice de lo que eres capaz y expone a Sasuke como el que te mutó. Sí, he pensado en todo.

La ira hizo estragos en mi interior y las sillas realmente comenzaron a temblar. En cuestión de segundos, se había despojado cualquier poder que realmente había ganado, dejándome indefenso. —Rata bastarda...

—Lo siento. —Fue a la puerta ahora, y maldición, era un idiota, porque se veía y sonaba sincero—. No quería llegar a esto, pero entiendes, ¿verdad? Incluso tú lo has dicho. Harías cualquier cosa para proteger a tus amigos. En realidad no eres tan diferente, Naruto.

Luego abrió la puerta y salió. La pila de sillas se derrumbó, derramándose por el suelo. Algo irónico cómo cayeron sobre sí mismas, al igual que lo hacía toda mi vida.

 

 

En mi aturdimiento, di un paso fuera del salón de clases y atravesé la mitad de la sala antes de que la puerta se abriera de golpe y Sasuke pasara por ella.

Sus ojos eran de un rojo muy brillante cuando su mirada se posó en mí, le llevó cerca de cuatros pasos llegar a mí y sujetar mis hombros. Tras él, estaban Kakashi y un confundido Itachi, pero Sasuke... yo nunca lo había visto tan furioso, y eso era decir algo.

—Hemos estado buscándote por todos lados, dobe —dijo con la mandíbula apretada.

Kakashi apareció junto a nosotros.

—¿Lograste ver hacia dónde se fue? ¿Pain?

Cómo si necesitara que me lo aclarara. Entonces me di cuenta, que ellos no sabían que había estado con él. ¿Cuánto tiempo pasé en esa habitación? Lo sentí como horas pero pudieron haber sido solo minutos. Y si el pelinaranja había congelado a todo el mundo fuera de la habitación, los otros luxen lo habrían sabido, porque no los habría afectado. Por lo que Pain no debió haber afectado nada fuera de la habitación.

Trague saliva, sabiendo que la reacción de Sasuke sería épica.

—Sí, él... quería hablar, ttebayou.

El Uchiha menor se puso rígido.

—¿Qué?

Lancé una mirada nerviosa al mayor peliplateado. Su expresión era serena comparada con la feroz expresión de Sasuke.

—Nos ha estado observando. No creo que alguna vez se fuera, de veras.

El azabache menor dejó caer sus manos y dio un paso atrás pasando las manos por su cabello.

—No puedo creer que él esté aquí. Tiene muchas ganas de morir.

La confusión se deslizó del rostro de Itachi dándole paso a la curiosidad, caminando hasta situarse al lado de su hermano menor.

—¿Por qué nos está observando?

Y aquí viene el golpe, pensé. —Quiere que lo ayudemos a conseguir a Nagato, dattebayou.

Sasuke se volvió tan rápido que de haber sido humano se habría desgarrado un músculo.

—¿Qué?

Tan rápido como pude, les dije lo que Pain me había dicho, dejando fuera la parte acerca de Sasuke y yo con Tsunade. Imaginé que eso era algo que mejor le contaba en privado. Buena decisión, porque el bastardo estaba casi en modo luxen ahí mismo.

Kakashi sacudió su cabeza.

—No... no puede pensar que vamos a confiar en él.

—No creo que le importe si lo hacemos, ttebayou —dije, moviendo mi cabello hacia atrás. Todo lo que yo quería hacer era sentarme a comer unas galletas de azúcar, mis manos comenzaron a temblar por el cansancio.

—Pero, ¿él realmente sabe dónde mantienen a Deidara? —Los ojos del pelilargo eran febriles.

—No lo sé, en serio —Me apoyé en un casillero—. No hay forma de saberlo con él...

De repente el Uchiha Itachi estaba justo frente a mi rostro.

—¿Dijo algo, lo que sea que podamos usar para encontrarlo?

Parpadeé, sorprendido por su imprevista reacción.

—No, no realmente. Yo...

—¡Piensa! —ordenó Itachi, cabizbajo—. Él tiene que haber dicho algo Naruto.

Sasuke apretó el hombro de su hermano mayor, empujándolo lejos.

—Atrás, Itachi. Hablo en serio.

Se alejó de la mano de Sasuke, su cuerpo rígido.

—Si él sabe...

—No vayas ahí —Su hermano lo interrumpió—. Él fue enviado aquí por el DOD para determinar si Naruto era un objetivo viable. Para hacer con él lo que hacen con Deidara. Mató a Gaara, no estamos trabajando con...

Mis piernas habían empezado a tambalearse, me deslicé un poco a la izquierda. Realmente no puedo imaginar cómo Sasuke lo sabía, pero se volvió hacia mí antes de que pudiera enderezarme. Brazos fuertes rodearon mi cintura, sosteniéndome a su lado.

—¿Qué está mal, dobe?

Mis mejillas enrojecieron.

—Estoy bien. En serio, teme. Lo estoy, dattebayou.

—Mientes —Su voz se tornó más baja, más peligrosa—. ¿Trató de hacerte daño? Porque juro que ahora mismo voy a desgarrar a través de este estado...

—Estoy bien, Sasuke —Traté de soltarme, pero sus brazos eran como unas tenazas—. Yo ataqué primero, y pregunté después, ttebayou. Estoy cansado, pero no me hizo daño.

Él no parecía convencido, pero llevó su atención de vuelta a su hermano mayor.

—Sé que quieres creer que Pain nos puede ayudar de alguna manera, pero no podemos confiar en él.

El pelilargo miró hacia otro lado, un músculo de su mandíbula temblando. Las oleadas de frustración presente en sus ojos.

—Sasuke tiene razón —Kakashi colocó sus manos en su cadera. Al final del pasillo, la puerta fue abierta y dos profesores entraron, cargando consigo papeles y tazas humeantes—. Pero éste no es lugar para discutir nada de esto. Después de la escuela, en tu casa.

Y con eso, giró en otra dirección y se alejó.

—Entiendo lo que quieres decir —dijo Itachi bruscamente—. No voy a hacer nada imprudente, hermano. Se los prometí a los dos, voy a mantener mi parte del trato. Será mejor que mantengas la tuya.

El menor no se sintió mejor al ver la cabeza de Itachi en dirección opuesta.

—Esto no es bueno, dobe —dijo él.

—No tienes idea, ttebayou —Eché un vistazo y esperé a que los profesores desaparecieran en sus aulas—. Confiar en Pain quizás sea un punto discutible.

Entrecerró sus ojos cuando me miró, inclinando su cuerpo como si me estuviera protegiendo.

—¿Qué estás diciendo, usuratonkachi?

Recé por no enloquecerlo.

—Pain confirmó lo que dijo Jiraiya, teme. El DOD y Jinchuriki creen que mi mutación desapareció. Buenas noticias, ¿verdad? Pero él está desesperado, más de lo que comprendemos. Si no estamos de acuerdo en ayudarlo, planea entregarnos, dattebayou.

La reacción del pelinegro fue como esperaba. Ahora había un puño marcado en el casillero justo a nosotros, agarré su brazo y lo arrastré a las escaleras cercanas antes de que los profesores comenzaran a buscar el origen del ruido.

La ira y la impotencia cayeron sobre él como una manta. Él sabía que yo no estaba dispuesto a decir nada todavía. Igual que Jiraiya, nos habían engañado, chantajeado otra vez, ¿Qué deberíamos hacer? ¿Negarnos y ser entregados? O, ¿Confiar en alguien que ya había demostrado no era digno de tal cosa?

Kami, estábamos jodidos hasta la décima potencia.

Podría decirle al azabache que quería abandonar la escuela y buscar en todo el condado, pero él tampoco quería dejarme solo... no importa cuán duro yo me esfuerce para ser convincente, de todos los lugares, yo estaba a salvo en la escuela. Porque aparentemente yo no estaba seguro, no con Pain devuelta, actuando como un estudiante normal. Y el pelinaranja sabía que mientras el permaneciera alrededor de la gente no había nada que pudiéramos hacer.

Durante el resto del día, esperé ver a Yahiko de nuevo, pero no lo hice. Al final del día yo no estaba sorprendido de encontrar al Uchiha en mi casillero.

—Me voy a casa contigo, dobe—dijo.

—Claro, teme —No tenía sentido discutir sobre esto—. Pero, ¿cómo Sharingan se irá a casa?

Esbozó una sonrisa, amando cuándo llamo a su auto por su estúpido nombre.

—Lo remolqué con Sai ésta mañana. Sasori e Ino van con él a casa.

Dejé que esto se hundiera en mí, preguntándome cuando Sai se había vuelto tan cercano a ellos. Nunca había sido un gran fan de ellos por sus ideas y odio hacia los humanos. Tantas cosas habían cambiado, y yo sabía que no había visto el espectro completo todavía.

—¿Crees que realmente nos entregará, ttebayou? —pregunté una vez que estábamos en el interior de mi pequeño Sedan. Fuera, los árboles desnudos que rodeaban el estacionamiento traqueteaban como un millar de huesos secos.

—Él está obviamente desesperado —Sasuke trató de estirar sus largas piernas, gruñendo—. Pain ya mató para proteger a su amigo, y la única forma que tiene para mantenerse a salvo es volviéndose contra ti, como fue enviado originalmente a hacer, o para que le ayudemos. Por lo que sí, creo que lo haría.

Me aferré al volante, acogiendo la ira como lava que inundaba mi piel. Nosotros dejamos ir al ojigris, dándole la oportunidad de irse tan lejos como pudiera, y él vino de vuelta para manipularnos ¿Cuán desagradecido era eso?

Le eché un vistazo a mi acompañante.

—¿Qué vamos a hacer, teme?

Su mandíbula se apretó.

—Tenemos dos opciones: Trabajar con él o matarlo, dobe.

Mis ojos saltaron.

—¿Y tú eres quien lo haría? No es correcto. No deberías ser siempre tú, de veras. No eres el único Luxen que puede pelear por aquí, ttebayou.

—Lo sé, pero no puedo esperar que alguien más lleve esa carga — me miró—. Y no estoy tratando de iniciar otra discusión sobre si eres o no Superman, pero nunca esperaría que tú o mis hermanos hagan eso, tampoco, dobe. Sé que tú puedes hacerlo... defenderte a ti mismo y a nosotros, Naruto, pero no quiero ese tipo de culpa en tus hombros, ¿de acuerdo?

Asentí. Imaginando lo que yo sentía, sólo que amplificado, retorció mis entrañas.

—Yo podría manejarlo... si tuviera que hacerlo, de veras.

Un latido, y sentí su mano en mi mejilla. Sacó mis ojos de la carretera por un segundo. Sonrió un poco.

—Tú brillas, al menos para mí, y sé que podrías manejarlo, pero la última cosa que quiero es que tú luz sea manchada por algo tan oscuro.

Estúpidas lágrimas de chico adolescente empezaron a derramarse de mis ojos, haciendo que mi visión se volviera algo borrosa. No podía dejarme caer, pero llorar cuándo él estaba diciendo algo realmente dulce no ayudaba con el caso de

―Soy un tipo duro, de veras. ―Pero le di una sonrisa llorosa, y creo que lo entendió.

Llegué a mi casa antes que el resto. Lleno de energía, nervioso, seguí a Sasuke al interior de su casa, tomó una botella de agua y luego regresó a la sala. Antes de que yo pudiera desgastar la alfombra, el azabache atrapó mi mano y me jaló para que me sentara en su regazo.

Sus brazos me apretaron y enterró su cara en mi cuello.

—¿Sabes lo que tenemos que hacer, dobe? —dijo en voz baja.

Dejando caer la botella al lado de nosotros, envolví mis brazos alrededor de su cuello.

—Matar a Pain, teme.

Se ahogó en su risa.

—No, Kitsune. No vamos a matarlo.

Yo estaba sorprendido.

—¿No?

Se retiró, encontrándose con mi interrogante mirada.

—Vamos a hacer lo que quiere.

Vale, estaba más que sorprendido. Más como atónito.

—Pero... pero... pero...

Una sonrisa jugó en sus labios.

—Usa tus palabras Kitsune.

Me sacó de mi estupor.

—Pero no podemos confiar en él, dattebayou. ¡Esto probablemente sea una trampa!

—Estamos atrapados si lo hacemos, cómo si no, dobe —dijo, deslizando sus manos por mi

Se encogió de hombros.

—No voy a dejar que te entreguen, dobe.

Fruncí el ceño.

—Él va a entregarte, también, teme, y ¿qué pasa con tu familia?

Doblegarse ante Pain es peligroso... y estúpido.

—El riesgo es mayor que las posibles consecuencias, usuratonkachi.

—Estoy sorprendido, ttebayou —admití, desenredando mis brazos—. Tú no querías que entrenara con él porque no confiabas en su persona y eso fue antes de saber que era un asesino, de veras.

—Pero ahora ambos sabemos de qué es capaz. Nuestros ojos están abiertos, dobe.

—Eso no tiene sentido, teme—escuché el sonido de unas puertas cerrándose, lancé una mirada a la ventana—. La única razón por la que vamos a trabajar con él es por Itachi y por mí, dattebayou, Esa es probablemente la decisión menos sensata que hemos hecho.

—Tal vez no —Se movió rápidamente, apretando mis mejillas, me besó y me tendió en el puesto junto a él sin ceremonia—. Pero mi mente está preparada. Ésta reunión no va a ir bien, dobe.

Tendido en el sofá, me dejó con la boca abierta. Saqué la botella de agua debajo de mi muslo y me incorporé cuando el equipo de alienígenas hizo su camino al interior de la casa.

Sai inmediatamente tomó asiento frente a la TV. Su corto y lacio cabello reposaba hasta su frente y brillaba como siempre. Un familiar y febril brillo cubrió sus ojos negros.

—Entonces, ¿Pain está de vuelta?

—Sí —Sasuke asintió con la cabeza, apoyando sus codos en sus rodillas, mirando a su hermano menor.

Él me miró y luego apartó la mirada rápidamente.

—Por supuesto que iba a hablar con Naruto como si nada hubiera pasado. Eran mejores amigos.

¿De qué demonios iba Sai con lo de mejores amigos? La ira se agitó en mi interior, pero la empujé lejos.

—Esa no fue una conversación particularmente amistosa, dattebayou.

—Por lo tanto, ¿qué haremos? —preguntó Ino. Una gorra cubría su cabello rubio que caía en su espalda en una cola de caballo. En cualquier otra persona se vería mal, pero ella lo llevaba como si fuera la última moda.

—Matarlo —dijo Sai, deteniéndose frente a la mesa de café.

Al principio, pensé que era una broma, porque se trataba de Uchiha más pequeño.

Durante el verano, una vez lo había visto recoger un montón de tierra llena de hormigas y sacarlas para que no fueran asfixiadas. Pero mientras lo miraba, todos en la sala se quedaron en silencio, me di cuenta que él hablaba en serio.

Mi boca cayó abierta.

—¿Sai...?

Sus hombros se cuadraron.

—No me digas. ¿Tú estás en contra de matarlo? Lo sabía. Convenciste a mi idiota hermano para que lo dejara vivir.

—No me convenció, Sai—dijo Sasuke, sus dedos se encerraron bajo su barbilla.

Salté antes de que continuara. No era su trabajo correr siempre en mi defensa.

—No lo convencí de nada, Sai, ttebayou. Nosotros acordamos que ya habían muerto suficientes personas esa noche, de veras. No pensamos que volvería.

—Es más que eso —dijo Kakashi—. Él está conectado a otro luxen. Si él muere, su amigo muere. No podemos sólo matarlo. Estamos matando a una persona inocente.

—¿Cómo Naruto y Sasuke? —preguntó Ino, su voz carecía de su usual veneno. Su antipatía se había transferido al pelinegro más chico en algún momento.

La culpa cavó un lugar en mi interior, me retorcí tocando una zona gastada de mis pantalones vaqueros. Eso no era justo. Sai y Gaara tenían una historia, una larga historia en donde probablemente habían ignorado lo que siempre existió entre ellos. Amor y afecto. Y ellos sólo habían llegado a conocerse a ese nivel, poco tiempo antes de que fuera arrebatado lejos de Sai.

La rubia miró a Itachi.

—¿Y cómo tú y Deidara? —Cuándo los dos chicos asintieron, Ino se echó hacia atrás y miró a un silencioso Kakashi—. No podemos matarlo sabiendo que podríamos matar a un luxen inocente. Eso es como matar a Naruto y sacar a Sasuke.

Arqueé una de mis cejas, lo que me hizo ganar un rodillazo del segundo Uchiha.

—No estoy sugiriendo que matemos a Naruto o a Deidara —Nos recordó Sai a todos—. No sabemos quién es ese otro Luxen. Por lo que sabemos, podría estar trabajando con el DOD o cualquier otro grupo. Pain... mató a Gaara, Ino.

—Lo sé —replicó ella, sus ojos de un brillante azul—. Era su hermana.

La columna vertebral del pelinegro se enderezó cuando habló.

—Y yo era su novio.

Maldición... esto era como días opuestos o algo. Negué con mi cabeza, aturdido.

—El grupo es llamado Jinchuriki.

Si, a Sai podría importarle menos como el grupo se llamaba. Él se volvió a Kakashi.

—Tenemos que hacer algo antes de que alguien salga herido.

El peliplateado se veía sorprendido.

—Sai, no podemos...

—¿Matarlo? —Su rostro enrojeció y luego palideció—. ¡Hemos matado antes para protegernos! Matamos Arums todo el tiempo. ¡Sasuke mató a un oficial del DOD!

El nombrado se estremeció, y yo inmediatamente me molesté por esto. Él no demostraba que la cantidad de asesinatos le molestaba, pero yo sabía que lo hacían.

—Sai —dije, y sorprendentemente,  me miró—. Sé que estás sufriendo ahora mismo, dattebayou, pero éste... éste no eres tú.

Respiró fuerte y detrás de él el televisor parpadeaba.

—Tú no me conoces. No sabes una mierda. Ese... ese fenómeno, o lo que sea que es él, estaba aquí debido a lo que mi estúpido hermano te hizo. En teoría si nunca hubieras venido aquí, nada de esto habría pasado. Gaara... —Su voz se quebró—. Gaara seguiría vivo.

Sasuke se tensó a mi lado.

—Ya está bien, Sai. No es su culpa.

—Está bien, teme —Me recosté contra la almohada, sintiendo como si las paredes se hubieran desplazado más cerca. Sasori había dicho la misma cosa antes, a pesar de que me había herido no importó, pero saliendo de la boca del Uchiha que tanto considere mi mejor amigo, era como la picadura de una avispa. Parte de mí no podía creer lo que Sai había dicho. No era el histérico y lindo doncel Sai. No es el chico que cambió mi vida en el verano, sintiéndose tan solo como yo. Éste no era mi mejor amigo.

Y luego el pensamiento me golpeó.

Uchiha Sai ya no era mi mejor amigo.

Kami, me di cuenta que esto parecía más importante que cualquier otra cosa que estaba pasando. Sí, eso era estúpido comparado con el panorama de las cosas, pero el pelinegro era importante para mí, y yo le había fallado.

A mi lado, Itachi se desplazó hacia adelante.

—Si Naruto no hubiera venido aquí, yo nunca habría sido liberado. El mundo funciona de esta forma, hermano.

El menor parecía que no había considerado eso. Giró alrededor, jugando con la parte de atrás de su cuello, un hábito nervioso. Su brazo se desvaneció por unos segundos, y luego se sentó en la mesa de café de espalda a nosotros.

Desde el brazo del sillón, Sasori suspiró. Cada vez que lo miraba, él tenía la mirada fija en Sai.

—Chicos, si no nos gusta la idea de matar a alguien o no, tenemos que hacer algo.

—Lo haremos —acordó Sasuke. Me miró rápidamente antes de enfrentar al grupo.

—Discutir acerca de lo que tenemos que hacer con Pain es una pérdida de tiempo. Si no lo ayudamos a liberar a Nagato y a su vez traer a Deidara de vuelta, él nos entregará, a Naruto y a mí.

—Vaya —murmuró Kakashi, pasando los dedos por su cabello. Y luego hizo algo inaudito, por lo menos para él. Maldijo.

Sai saltó de nuevo, sus movimientos bruscos y espasmódicos.

—¿Él dijo eso?

—No dudo que vaya en serio, ttebayou—dije, odiando que todos estuvieran en esa posición por mi culpa. Si yo hubiera escuchado a Sasuke desde un principio... tantas cosas que pude haber evitado—. Está increíblemente desesperado por liberar a Nagato, de veras.

—Entonces está hecho —dijo Itachi, pareciendo aliviado—. Nosotros le ayudaremos, y él nos ayudara.

Su hermano más pequeño se volvió.

—¡Ustedes hermanos enloquecieron! No podemos ayudar al asesino de Gaara.

—Entonces, ¿qué es lo que sugieres? —Preguntó Kakashi—. ¿Dejar que entregue a tu otro hermano y a Naruto?

Él rodó los ojos negros.

—No. Como dije, vamos a matarlo. Eso detendría cualquier cosa que esté haciendo.

Negué con la cabeza, sorprendido por la ferocidad de su voz. Yo también creía que Pain debía morir. ¿Por qué el seguía viviendo cuando Gaara no?, pero escucharlo del ojinegro menor era como ser cortado por un cuchillo sin filo.

Sasuke se puso de pie tomando un largo respiro.

—No vamos a matar a Pain.

Su hermano menor cerró las manos en un puño.

—Tú decisión. No mía.

—Vamos a ayudarlo y a mantener un ojo sobre él —continuó Sasuke severamente—. Y no vamos a matar a nadie.

—Basura —susurró él.

De pie, Sasori dio un paso adelante.

—Sai, creo que necesitas sentarte y pensar sobre esto. Tú nunca has matado antes. Ni siquiera a un Arum.

Se cruzó de brazos y alzó la barbilla.

—Siempre hay una primera vez.

Los ojos de Ino se abrieron como platos mientras me daba una miraba que decía: Santa mierda. Me hubiera gustado saber qué hacer o que decir, pero no había nada.

Rápidamente perdiendo la paciencia, el segundo Uchiha reflejó la postura de su hermano menor.

—Esto no está en discusión, Sai.

Un débil rayo de luz blanca rodeó su tembloroso cuerpo.

—Tienes razón. No hay nada que puedas decir que me vaya a convencer de que su vida debe ser salvada, idiota.

—No tenemos opción. Pain ha establecido que si algo le sucede, Tsunade será notificada acerca de Naruto y de mí. No podemos matarlo, Sai.

Él no se dejó intimidar.

—Entonces podemos encontrar con quién habla o trabaja y acabar con ellos.

La mandíbula de Sasuke cayó.

—¿Hablas en serio?

—¡Si!

El azabache de en medio se dio la vuelta, perdido. Mi estómago se contrajo. Toda ésta situación estaba mal.

A mi lado, el Uchiha mayor, Itachi, se inclinó hacia adelante, asumiendo la misma posición que tenía antes Sasuke.

—¿Es tu necesidad de venganza más importante que lo que ellos le están haciendo a Deidara?

El menor no apartó la mirada, pero sus labios se apretaron en una línea sombría.

Todos los ojos estaban puestos en el pelilargo.

—Porque, hermanito, déjame decirte que lo que le ocurrió a Gaara palidece en comparación. Las cosas que vi... —Se interrumpió y bajó su mirada—. Si dudas de lo que digo, entonces pregúntale a Naruto. Él conoce algunos de sus métodos y todavía apenas puede hablar de tanto gritar.

Sai palideció. No habíamos hablado, no realmente, desde la víspera de Año Nuevo. No tenía ni idea de lo que sabía acerca de mi breve secuestro o los métodos que Jiraiya había utilizado para someterme. Su mirada parpadeó en mi dirección, y miró hacia otro lado con demasiada rapidez.

—Pides demasiado —dijo el ojinegro menor con voz ronca, su labio inferior temblaba. Con sus hombros caídos se dirigió a la puerta principal y sin una palabra más se fue.

Sasori ya estaba detrás de él, disparando a Sasuke una mirada.

—Voy a mantener un ojo en él.

—Gracias —respondió el azabache, frotando la palma de su mano a lo largo de su mandíbula—. Bueno, eso estuvo fantástico.

—¿En serio esperas que él o alguno de nosotros esté bien con esto? —preguntó Ino.

Sasuke resopló.

—No, pero tengo un problema con que mi “hermanito” esté tan dispuesto a matar.

—No puedo... —No pude terminar. Al entrar en esto sabía que no sería bueno, pero yo esperaba que la actitud de asesino serial viniera de los hermanos Sabaku No, nunca de él.

Kakashi dirigió la conversación hacia el presente.

—¿Cómo podemos contactar con Pain? No es algo que pueda o desee hablar con él en clases.

Todo el mundo me miraba, todos excepto Sasuke.

—¿Qué?

—Tienes su número ¿no? —dijo Ino, mirando su uñas—. Escríbele, llámalo. Lo que sea. Y dile que somos ridículamente estúpidos y que lo ayudaremos.

Hice una mueca pero tomé mi mochila y saqué mi celular. Le envié un mensaje rápido al surfista, suspiré. Un segundo más tarde el respondió, nudos formándose en mi estómago.

—Mañana, sábado por la noche, ttebayou —Mi voz sonó débil—. Quiere reunirse mañana por la noche en un lugar público, el Ichiraku.

El azabache que más loco me tenía, dio un rápido movimiento con su barbilla.

Mis dedos querían rebelarse, pero escribí un rápido bien y luego guardé mi teléfono de nuevo en mi mochila como si fuera una bomba a punto de estallar en mis manos.

—Está hecho, dattebayou.

Nadie parecía aliviado. Incluso  Uchiha Itachi. Había una gran posibilidad de que esto estallara en nuestras caras. Sin embargo, nuestras opciones eran limitadas. Como Sasuke había dicho, Itachi de cualquier modo iría a Pain si no lo hacíamos. Y era mejor trabajar con un enemigo que conocíamos.

Pero algo frío y repulsivo se abrió en mi pecho.

No porque íbamos por este camino con Pain y tampoco porque Sai lo  quería muerto. Sino porque en el fondo, debajo de las capas de piel, músculos y huesos, escondido de todos, incluso más profundo que Sasuke, yo también quería al pelinaranja muerto.

Luxen inocente o no... mi código moral no estaba en absoluto ofendido por eso. Y había algo muy malo, realmente malo con eso.

Continuará...

Notas finales:

Por cierto, creo que nunca se los comenté, pero para las personas que están al tanto de Wattpad, también ahí subo esta historia, al igual que las dos temporadas anteriores.

Esperaré sus comentarios y lo que piensan al respecto, ¿confían en Pain? 

¿Nos leemos pronto?


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).