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Ópalo por Momino

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Notas del capitulo:

Hola todxs, espero que no se hayan olvidado aún de mi. Agradezco mucho a las personitas preciosas que me dejaron sus comentarios, veo que muchos no confían en Pain y que quieren a un Itachi normal de vuelta, recordemos que Itachi está ligado a Deidara, por eso él esta obsecionado con su rescate, porque aparte de que lo ama, su vida literalmente depende de Deidara y viceversa. En cuanto a Pain, el va a estar mucho rato con nosotros porque déjenme les confiezo que será parte clave en esta historia, para bien y para mal, ya no les digo más, jiji.

¡Lean!

Capítulo 7

 

Karin vino a casa después de la escuela el martes para ayudarme a estudiar para nuestro examen de Biología del mañana, lo cual apestaba, porque lo último que yo podía hacer era concentrarme en las tareas escolares. Una parte de mi esperaba que Kakashi lo reprogramara, ya que él sabía lo que yo tenía que hacer mañana por la noche. Incluso se lo sugerí el lunes después de clases, pero no, no aceptó.

Me apoyé con el respaldo de mi silla, apenas había leído mi libro de biología en mi regazo. La pelirroja estaba leyendo sus notas, y se suponía que yo debía estar escuchándola, pero abrí mi ARC de un nuevo libro juvenil para hacer mi entrada de mi Teaser Tuesday.

Escribiendo una rápida entrada, escogí un par de párrafos con una sonrisa maligna.

«Yo era su as bajo la manga. Yo era el principio y él era el final. Y juntos, nosotros éramos todo» Presioné el botón de publicar y luego cerré la bonita cubierta del libro.

—No me estás prestando atención, Naruto —dijo Karin, sentándose mientras reacomodaba sus lentes.

—Sí, lo estoy haciendo, de veras —Me giré, luchando contra una sonrisa—. Decías algo sobre células y organismos, ttebayou.

Arqueó una pelirroja ceja.

—Wow. Le atinaste.

—Voy a reprobar —Dejé caer mi cabeza hacia atrás, cerré los ojos y dejé escapar un largo suspiro de sufrimiento—. Simplemente, no puedo concentrarme, dattebayou. Prefiero leer algo interesante... como esto —Levanté el libro que acababa de postear y luego lo dejé donde sabía que estaban toda la pileta de libros sin leer—. Y hay una cosa que tengo que hacer mañana en la noche.

—¡Oh! ¿Qué cosa? Algo con Sasuke, y si dices que sí, por favor, dime que inicia con una S y termina con O.

Abrí mis ojos y fruncí el ceño.

—¡Demonios, Karin, eres peor que los chicos!

Sus mechones rebotaron mientras ella asentía.

—Lo sé.

Le lancé mi lápiz.

Riendo, cerró su cuaderno.

—Entonces, ¿Qué harás mañana que te tiene tan distraído?

De ninguna manera podría decírselo, pero yo estaba muy nervioso, y la necesidad de hablar serpenteaba por mis labios.

—Sasuke y yo vamos a ir a... un club o algo así en Kirigakure para visitar algunos de sus amigos, dattebayou.

—Bien, eso suena divertido.

Me encogí de hombros. Yo ya le había dicho a mi madre que iría al cine y, dado a que trabajaba mañana por la noche, el toque de queda no sería un problema. Lo que era un problema era que yo no tenía ni idea de que vestir y las cosas con Sai me habían dado una racha de mala suerte.

Me levanté de mi asiento y me acerqué a mi armario.

—Se supone que dedo usar algo sexy, de veras. Yo no tengo nada sexy, ttebayou.

Karin frunció el ceño.

—Estoy segura de que encontraré algo allí.

Había un mar de vaqueros y sudaderas, nada como lo que Pain insinuó. La ira subió por mi garganta. Con el pelinaranja de regreso en la escuela,  esto era un desastre. Él era un asesino... mi compañero de laboratorio era un asesino.

Molesto, empujé una pila de vaqueros a un lado.

—Sí, yo no sé nada de esto, de veras.

La de anteojos me apartó a un lado.

—Déjame echar un vistazo. Yo soy la reina de la sensualidad, Naruto. Al menos, eso es lo que Suigetsu piensa, le doy algo de razón al chico —Me dedicó una sonrisa rápida y descarada, sus lentes le acompañaron con un reflejo de luz—. Él tiene buen gusto.

Me apoyé contra la pared con los brazos detrás de mi nuca.

—Haz tu magia, dattebayou.

Cinco minutos más tarde, Karin y yo mirábamos los objetos colocados sobre la cama como si un prostituto invisible los llevara puesto. Mis mejillas ya sonrojadas.

—Uh...

Karin rió.

—Deberías ver tu cara, Naruto.

Negué con la cabeza sin poder hacer nada.

—¿Has visto lo que yo normalmente uso? Esto... esto no es para mí, ¡de veras!

—Eso es lo divertido de ir a los clubes, especialmente lo que están en la ciudad —Arrugó la nariz—. Bueno, aquí no hay ningún club, así que todo lo bueno está fuera de la ciudad, pero de todos modos, conseguirás verte como alguien más. Sacar tu desnudista interior y dejarlo jugar.

Me eché a reír.

—¿Mi desnudista interior?

Asintió.

—¿Nunca te has colado en un bar o un club?

—Sí, pero estaban en las playas y todo el mundo estaba vestido para el verano. Aquí no es verano, ttebayou.

—¿Y eso qué?

Rodé los ojos cuando me volví a la cama. La pelirroja había encontrado un short de mezclilla que yo compré en línea para el verano, pero que terminó quedándome demasiado corto y apretado para mi gusto. Apenas cubriéndome más arriba de los muslos, y me dio demasiada flojera regresarlo. Un poco arriba del short estaba un suéter negro que yo normalmente usaba sobre una camisa  de tirantes. Era manga larga, así que cubría las cicatrices en mis muñecas, pero apenas nada más. En el suelo estaba un par de botines  estilo militar hasta los tobillos que las compré el invierno pasado.

Y eso era todo. Sí, eso era todo.

—Mi trasero y mi torso estarán al descubierto, ¡de veras!

Karin bufó. —Tu torso estará cubierto.

—¡Pero no todo mi estómago, Karin!

—Tienes un lindo y bronceado abdomen, presúmelo —Cogió el short, sosteniéndolo frente a su cintura—. Cuando termines de usar esto, préstamela.

—Es de doncel... —ella se encogió de hombros mientras seguía asimilando que lo tenía puesto—. ¿Dónde vas a usarla?

—En la escuela —Se rió al ver la expresión en mi rostro—. Voy a ponerme unas mallas debajo, tranquilízate.

Me di la vuelta hacia mi tocador y comencé a hurgar en mis calcetines. Saqué un par de calcetines negros—. ¡Aja! Puedo usar estos también con los botines, dattebayou. —Y una chaqueta... quizás una máscara, también.

Ella me arrebató los calcetines, arrojándolas al otro lado de la  habitación. —No, no puedes usarlos.

Mi rostro se ensombreció.

—¿No?

—No —Miró por encima de mi hombro y luego sonrió mientras me rodeaba y sacaba algo de mi cajón—. Pero si puedes usar estás, Naruto.

Mi boca se abrió de golpe. Un par de calcetines largos y naranjas colgaban de sus dedos.

—Eso era parte de un disfraz de Halloween, de veras.

—Perfecto —Las colocó sobre la cama.

Oh, maldición, madre de Kami...

Me senté con las piernas cruzadas en el suelo.

—Bueno, creo que Sasuke lo aprobará, al menos, ttebayou.

—Maldición —Se sentó en la cama, su sonrisa desvaneciéndose—. ¿Puedo preguntarte algo y contestarme con honestidad? —Sonaron campanas de advertencia, pero asentí. Tomó una respiración profunda—. Seriamente, ¿Cuan buen besador es Sasuke? Porque imagino que tú y él al menos...

—¡Karin!

—¿Qué? Una chica como yo tiene que saber ese tipo de cosas.

Mordí mi labio, sonrojándome.

—Vamos, es tiempo de compartir información, Naruto.

—Él... me besa como si estuviera muriéndose de sed y yo fuera el agua, dattebayou —Golpeé mis manos sobre mi rostro enrojecido—. No puedo creer que dije esto en voz alta, de veras.

La de anteojos rió.

—Suena como uno de esos libros románticos que lees.

—Así es —Comencé a reír—, pero, demonios, es la verdad del teme. Me vuelvo papilla cuando me besa. Es vergonzoso, ttebayou. Estoy tan, como, “Gracias, ¿Me das otro?” Es patético, soy patético.

Ambos reímos. Era extraño, porque mucha de la tensión salía de mi cuerpo. Reírnos de chicos era tan increíblemente normal.

—Lo amas, ¿no? —preguntó cuando recuperó el aliento, ocultando sus ojos rojos detrás de los párpados.

—Sí —Estiré mis piernas con un suspiro—, realmente lo amo, de veras. ¿Qué hay de Suigetsu?

Se deslizó fuera de la cama y se apoyó contra ella.

—Me gusta... mucho. Pero iremos a diferentes universidades. Así que soy realista al respecto.

—Lo siento, ttebayou.

—No lo lamentes. Suigetsu y yo nos divertimos y seriamente, ¿Cuál sería el punto de esto si no me divierto? Es el lema de mi vida —Hizo una pausa, apartando un mechón de su rostro—. Creo que necesito enseñarle a Sai ese lema. ¿Qué diablos pasa con él? Todavía no ha hablado conmigo o con Sakura.

Todo mi humor se desvaneció y me tensé. Yo no puedo arreglar nuestra amistad. Yo había intentado —realmente lo intenté— pero los daños infligidos a nuestra amistad eran irreparables.

Suspiré.

—Él tiene muchas cosas que lidiar: Gaara y con el regreso de Itachi, dattebayou.

Karin saltó en eso.

—Eso es lo más curioso, ¿no?

—¿Qué quieres decir?

—¿No crees que es raro, Naruto? Tú no vivías aquí entonces, pero Deidara e Itachi eran como el Romeo y Julieta de Konohagakure. No puedo creer que él no sepa nada de ese rubio.

La inquietud se deslizó por mi espalda.

—No lo sé, ttebayou. ¿Tú qué piensas?

Ella apartó la mirada, mordiéndose el labio.

—Esto es muy raro. Itachi parece diferente ahora. Él está triste y melancólico.

Luché por decir algo.

—Bueno, probablemente aún se preocupa por él y le molesta que las cosas no funcionaran, y perdió a Gaara, dattebayou. Ya sabes, hay mucho con que lidiar.

—Supongo —Me miró de reojo—. Algunas personas han estado hablando.

Mis instintos se pusieron en alerta.

—¿Hablando de qué?

—Bueno, esto es más sospechoso de lo habitual... Tenten y lo demás. Pero son tantas cosas extrañas las que han ocurrido aquí —Se puso de pie y peinó su melena roja en una coleta desordenada—. Primero, Deidara e Itachi desaparecieron de la faz de la tierra. Luego, Rock Lee muere el verano pasado.

El hielo cubrió mi piel. Rock Lee había estado en el lugar y momento equivocado. La noche que fui atacado por el Arum, Sasuke apareció y me salvó. Fuera de control, el Arum mató a ese doncel.

Karin comenzó a pasearse por el lugar.

—Y luego Inuzuka Kiba desaparece. Nadie ha sabido nada de él. Sabaku No Gaara muere en un accidente de auto, y luego Uchiha Itachi aparece de quien sabe dónde, sin el supuesto amor de su vida.

—Es extraño, de veras —dije lentamente—, pero totalmente una casualidad, ttebayou.

—¿Lo es? —Sus rojos ojos brillaron. Sacudió la cabeza—. Algunos chicos, amigos de Kiba, creen que algo le ocurrió.

Oh, no.

—¿Cómo qué, Karin?

—¡Que fue asesinado, Naruto! —Se sentó junto a mí, su voz fue un grito en susurro como si la gente estuviera escuchando—, y que Gaara tuvo algo que ver con eso.

—¿Qué? De acuerdo, esto no me lo esperaba, en serio.

Asintió.

—No creen que ese pelirrojo este realmente muerto. No hubo un funeral al que alguien pudiera ir. Creen que huyó antes de que la policía se enterara de que le hizo algo a Kiba.

Me le quedé mirando.

—Créeme, Gaara murió. Él está realmente muerto, dattebayou.

Karin frunció los labios.

—Te creo.

No creía que ella lo hiciera.

—¿Por qué creen que Gaara tuvo algo que ver con Kiba?

—Bueno... algunas personas saben que Kiba intento algo contigo. Y Sasuke le dio una paliza. Quizás intentó algo con Sai y Gaara se enteró.

Reí, más por shock.

—Gaara era incapaz de golpear a alguien. Él no era así, de veras, Karin.

—Eso es lo que yo creo, pero los demás... —Se apoyó hacia atrás—, de todas maneras, ya es suficiente de chismes, tienes que verte caliente mañana.

La conversación eventualmente regresó al estudio, pero tenía una sensación helada en la boca de mi estómago, una sensación penetrante.

Como si estuvieras haciendo algo mal y supieres que estabas a punto de ser pillado.

Si las personas comenzaban a prestar atención a todas las cosas raras de por aquí, ¿Cuánto tiempo les tomaría seguir las pistas hasta llegar a la fuente de todo? ¿Llegar a Sasuke, su familia, su naturaleza, y a mí?

 

 

Kirigakure en realidad no era un pueblo, pero tampoco se podría llamar una ciudad, al menos no para los estándares de Tokio. Se encontraba en la cúspide de un crecimiento, a una hora de la capital del país. Ubicada a la derecha de la carretera interestatal, situada entre dos montañas. El lado sur de la ciudad era muy desarrollado—había centros comerciales, restaurantes por los que daría mi libro favorito de Sunagakure para tener, y edificios de oficinas. Incluso había un Starbucks, y maldita sea si no tendría que conducir más allá de eso. Se nos hacía tarde.

El viaje comenzó mal, lo que no habla bien de cómo la noche progresaría.

En primer lugar, Pain y Sasuke habían comenzado antes de que incluso saliéramos de Sunagakure. Algo sobre la manera más rápida de llegar a la península oriental del estado. Pain dijo que fuésemos hacia el sur. Sasuke dijo que hacia el norte. El argumento épico siguió.

El Uchiha terminó ganando, porque él conducía, lo que hizo que Pain hiciera pucheros en el asiento trasero. Luego tuvimos una tormenta de nieve en torno al destino, por lo que tuvimos que aminorar la velocidad, y el pelinaranja había sentido la necesidad de señalar que las carreteras del sur probablemente eran claras.

Además la falta de ropa me ponía todo nervioso. Llevaba la ropa que Karin me había elegido, para gran alegría de Sasuke. Si hacía un comentario más sobre la longitud de mi short, iba a hacerle daño.

Y si Pain lo hacía, el Uchiha iba a mutilarlo.

Me quedé esperando que un Arum llegara flotando de la mitad de la nada y sacara nuestro vehículo fuera de la carretera, pero hasta el momento, el collar de topacio, una pulsera y un cuchillo atado en el interior del botín—por el amor de Kami—seguían fríos.

En el momento en que llegamos a Kirigakure, quería saltar del vehículo en movimiento. Cuando nos acercábamos a la salida, Sasuke preguntó.

—¿Cuál?

Pain apareció delante, dejando caer los codos sobre las espaldas de nuestros asientos.

—Una salida más. Gira a la izquierda de esa salida, como si estuviera regresando.

 Negué con la cabeza. Habíamos ido más lejos en la civilización, pero los nombres de algunos de estos pueblos no concordaban.

Cerca de dos kilómetros de la salida, el surfista dijo:

—¿Ves la vieja gasolinera, delante de las bombas?

Los ojos Sasuke se estrecharon.

—Sí.

—Gira allí.

Me incliné hacia delante para ver mejor. Hierbas altas rodeaban viejas y gastadas bombas. Había un edificio—más que nada una choza— detrás.

—¿El club está en una estación de servicio?

Pain se echó a reír.

—No. Sólo la unidad de todo el edificio. Permanezcan en el camino de tierra.

Murmurando sobre conseguir que Sharingan se ensucie, el Uchiha siguió las indicaciones esquemáticas del otro. El camino de tierra era más como un camino limpio por miles de neumáticos. Esto era tan sombrío que quería exigir que demos la vuelta.

Cuanto más avanzábamos, más temible se volvía el paisaje. Árboles gruesos llenaron el camino, roto por los edificios arruinados con ventanas tapiadas y vacíos espacios en blanco donde las puertas una vez estuvieron.

—No sé acerca de esto, ttebayou —admití—. Creí que lo había visto todo en la película “Masacre de Texas”, de veras.

Sasuke resopló. El SUV golpeaba por el terreno desigual, y luego había coches. En todos lados. Coches estacionados en líneas al azar, al lado de los árboles, acumulados en un campo. Más allá de las interminables filas de vehículos había un edificio alto, de forma cuadrada edificio sin iluminación exterior.

—Está bien. Creo que en realidad vi esto en “Hostel”, la uno y dos, dattebayou.

—Vas a estar bien, Naruto —dijo Pain—. El lugar está escondido para mantenerse fuera de la red, no porque secuestran y matan a los turistas desprevenidos.

Me reservo totalmente el derecho a no estar de acuerdo en eso.

Sasuke estacionó lo más lejos que pudo, obviamente con más miedo de que Sharingan consiga abolladuras en los lados a que nosotros seamos devorado por el Shukaku o ser comidos por un chico gótico.

Un hombre salió tambaleándose de entre una manada de coches.

La luz de luna se reflejaba en su collar de pinchos y Mohawk verde.

Abrí la puerta y salí, apretando más cerca mi abrigo.

—¿Qué clase de lugar es éste, ttebayou?

—Un tipo muy diferente de lugar —Fue la respuesta del surfista. Cerró de golpe su puerta, y Sasuke se presionó la cabeza. Rodando los ojos, Pain dio un paso a mí alrededor—. Vas a tener que dejar la chaqueta, Naruto.

—¿Qué? —Lo fulminé con la mirada—. Está helando. ¿Ves mi respiración?

—No te vas a congelar en los segundos que tardamos en caminar hacia la puerta. Ellos no van a dejarte entrar.

Sentí como si fuera a dar pisotones mientras miraba a Sasuke con impotencia. Al igual que Pain, vestía vaqueros oscuros y una camisa. Sí. Eso es todo. Al parecer, estas personas no se preocupan por el código del vestuario masculino.

—No lo entiendo, dattebayou —me quejé. Mi chaqueta era mi gracia salvadora. Ya era bastante malo que las medias naranjas no hicieran nada para ocultar mis piernas ya que quedaban debajo de la rodilla, como la de los beisbolistas—. No es justo, de veras.

Sasuke caminó hacia mí, colocando sus manos sobre las mías. Un mechón de cabello oscuro caía sobre sus ojos.

—No tienes que hacer esto si no quieres. Lo digo en serio, dobe.

—Si no lo hace, entonces esto era una pérdida de tiempo enorme.

—Cállate —gruñó el Uchiha mirando por encima de su hombro y luego a mí—, lo digo en serio. Dime ahora, y nos vamos a casa. Tiene que haber otra manera.

Pero no había otra manera. El pelinaranja, que Kami me perdone, tenía razón. Perdía el tiempo. Sacudiendo la cabeza, di un paso atrás y empecé a desabrocharse la chaqueta.

—Estoy bien, Sasuke, ttebayou.

Él observaba en silencio mientras me despojaba de lo que se sentía como una armadura. Quité mi chaqueta, él contuvo el aliento cuando la arrojé sobre el asiento del pasajero. Tan frío como estaba, todo mi cuerpo de alguna manera se sentía como si estuviera en llamas.

—Sí —murmuró, dando un paso delante de mí como un escudo—. No estoy tan seguro de esto.

Por encima de su hombro, Pain frunció las cejas.

—Wow.

El pelinegro se dio la vuelta, volando su brazo, pero el surfista se lanzó a la izquierda, evitando la mano del azabache. Saltaron chispas azules y blancas, iluminando la oscuridad como muchos petardos.

Crucé los brazos sobre el abdomen desnudo, expuesto por el jersey  negro recortado y el short de poca altura. Me sentía desnudo, lo que era una estupidez, porque yo llevaba trajes de baño. Sacudiendo la cabeza, rodeé a Sasuke.

—Vamos a llegar allí, teme.

Los ojos de Pain flotaron sobre mí con la suficiente rapidez para evitar una muerte segura debido al alíen irritado detrás de mí. Mi mano se moría de ganas de golpear a sus globos oculares fuera de su cabeza.

Nuestro camino hacia la puerta de acero en la esquina del edificio fue rápido. No había ventanas ni nada, pero a medida que nos acercábamos, el ritmo pesado de la música se podía sentir fuera.

—¿Entonces, podemos llamar...?

De las sombras, un enorme tipo apareció. Brazos como troncos de árboles se mostraban fuera de las ropas de trabajo desgarradas que llevaba. Sin camisa, porque hacía, como, cien grados aquí fuera o algo así. El cabello del chico, estaba parado en tres secciones a través del centro de su cráneo afeitado de otra manera. Eran de color púrpura.

Me gustaba el púrpura.

Tragué saliva con nerviosismo.

Tachas brillaban en todo su rostro, la nariz, los labios y las cejas. Dos tornillos gruesos perforaron sus orejas. No dijo nada cuando se detuvo frente a nosotros, sus oscuros ojos vagando sobre los chicos y luego se detuvieron en mí.

Di un paso atrás, chocando con el Uchiha, que puso una mano en mi hombro.

—¿Ves algo que te gusta? —preguntó Sasuke.

El tipo era grande—un luchador pro grande—y sonrió con satisfacción como si estuviera evaluando al azabache para la cena. Y yo sabía que él probablemente hacía lo mismo. La probabilidad de que nos vayamos de aquí sin una pelea masiva era delgada.

Pain intervino.

—Estamos aquí para la fiesta. Eso es todo.

El luchador Pro no dijo nada durante un segundo y luego alcanzó a la puerta. Los ojos fijos en Sasuke, abrió la puerta y la música resonó. Hizo una reverencia burlona.

—Bienvenidos a Chigiri no Sato. Que se diviertan.

¿Chigiri no Sato? Qué nombre tan oscuro... y poco tranquilizador para un club desalojado.

Pain miró por encima del hombro y dijo:

—Creo que le gustas, Sasuke.

—Cállate —dijo él.

El ojigris soltó una risa baja y entró,  mis piernas me llevaron por un pasillo estrecho que de repente se convirtió en un mundo diferente. Uno lleno de enclaves sombreados y las luces estroboscópicas, el olor era casi abrumador. No malo, pero era una potente mezcla de sudor, perfumes, aromas y otros cuestionables. El sabor amargo del alcohol era espeso en el aire.

Luces azules, rojas, y blancas corrían y deslumbraron por la multitud rebosante de ondulantes cuerpos en intervalos de vértigo. Si yo fuera propenso a convulsiones, estaría en el suelo en un santiamén. Toda la piel desnuda—en su mayoría por mujeres y donceles—brillaba como si los habían sido espolvoreados con purpurina. La pista de baile se hallaba llena, cuerpos moviéndose, algunos en ritmo, otros sólo empujando. Más allá, había un escenario de baile elevado. Una chica con el pelo largo y rubio se giró en el centro del caos, su cuerpo esbelto era corto pero se movía como una bailarina, todos los movimientos gráciles y fluidos mientras giraba.

Yo no podía apartar los ojos de ella. Dejó de dar vueltas, su mitad inferior todavía se balanceaba en sintonía con el ritmo mientras empujaba el pelo húmedo. Su rostro lucía radiante de inocencia, su sonrisa hermosa y amplia. Era joven—demasiado joven para estar en un lugar como este.

Por otra parte, mientras mis ojos recorrían la multitud, muchos de los chicos definitivamente no tenían la edad legal para beber. Algunos sí, pero la gran mayoría parecía que tenían nuestra edad.

Pero la parte más interesante era lo que había por encima del escenario. Las jaulas colgadas del techo, ocupadas por muchachas y donceles escasamente vestidos. Bailarines go-go era como mi madre las hubiera llamado. No estaba seguro de lo que su nombre era ahora, pero los chicos tenían unas botas pateadoras de culo. La parte superior de sus caras se encontraban cubiertas con máscaras brillantes. Todas tenían el pelo con todos los colores del arco iris.

Bajé la mirada a la piel entre mi short vaquero y mi jersey recortado.

Sí, realmente podría haber ido más alocado.

Aún más extraño, no había una mesa o un conjunto de sillas donde yo podía ver. Había sofás asomados al margen de sombra, pero no había manera de que yo me sentara en esas cosas.

La mano de Sasuke estaba firmemente en la espalda mientras se inclinaba, hablándome al oído.

—¿Un poco fuera de tu elemento, Kitsune?

Lo curioso era, que él todavía se destacaba en esta multitud.

Era una buena cabeza más alta que la mayoría, y ninguno de ellos se movía como él o se le parecía.

—Creo que debería haber venido con delineador de ojos.

Sus labios se curvaron hacia arriba.

—Eso nunca va a suceder, dobe.

Pain se puso delante de nosotros mientras lo seguimos por la pista de baile, el rápido tecno disminuyendo y otro empezando, pesado en la batería.

Todo el mundo se detuvo.

De repente los puños se levantaron al aire, seguido de gritos, y mis ojos se ampliaron. ¿Iba a haber un pogo? Una parte de mí como que quería probar eso. El ritmo furioso puede haber tenido algo que ver con eso. Las chicas y los donceles en las jaulas golpearon las manos contra los barrotes. La muchacha bonita en el escenario con todo ese pelo rubio había desaparecido.

La mano del Uchiha se deslizó en la mía y la apretó. Mis oídos se esforzaron por recoger las letras a través de los gritos. A salvo del dolor, de la verdad, la elección y otros demonios venenosos... Los gritos se oían, ahogando todo excepto la batería.

El pelo se elevó al dorso de mi cuello.

Definitivamente había algo con este club. No era bueno... No era bueno en absoluto.

Rodeamos el bar y entramos en un estrecho pasillo. La gente se encontraba en contra de las paredes, tan cerca entre sí que no podía decir dónde un cuerpo empezaba y terminaba otro. Un hombre levantó la mirada y sus ojos fuertemente delineados se encontraron con los míos.

Me guiñó un ojo.

Rápidamente miré hacia otro lado. Nota mental: no hacer contacto visual.

Antes de darme cuenta, habíamos parado en la puerta que decía: “Sólo personal”, pero la parte personal había sido tachada y alguien había escrito: “Fenómeno”, con marcador permanente.

Bonito.

El de perforaciones golpeó con los nudillos en la puerta, pero se resquebrajó primero. No podía ver quién se hallaba detrás de ella. Miré por encima del hombro. Los ojos delineados me seguían mirando. Repugnante.

—Estamos aquí para ver a Yagura —dijo el ojigris.

Cualquiera que sea la persona misteriosa detrás de la puerta, no dijo algo bueno, porque la columna vertebral de Pain se puso rígida.

—Dile que es Pain, y que me debe —Hubo una pausa y su nuca se enrojeció—. No me importa lo que está haciendo, necesito verlo.

—Genial —murmuró Sasuke, su cuerpo tensándose y relajándose en intervalos—. Sin amigos como siempre.

Otra respuesta confusa y la puerta se abrió un poco más. Entonces Pain gruñó:

—Maldita sea, me debe. Esta gente es genial. Confía en mí. No hay bichos aquí.

¿Bichos? Oh, otra palabra para los implantes.

Finalmente el de cabello anaranjado se volvió hacia nosotros, sus cejas se marcaron con fuerza.

—Quiere hablar conmigo primero. Solo.

El azabache se irguió en toda su estatura.

—Sí, no va a suceder.

Pain no dio marcha atrás.

—Entonces nada va a pasar. O haces como él quiere y alguien vendrá por ti, o hicimos este viaje para nada.

Podía decir que Sasuke no estaba bien con esto, y yo no me había sentado en un viaje de coche del infierno ni saqué mi separador interior para nada. Levantándome en mis pies, me presioné contra su espalda.

—Vamos a bailar, teme —el Uchiha dio media vuelta, los ojos brillantes. Tiré de su mano—. Vamos, ttebayou.

Él cedió y cuando se giró del todo, por encima de su hombro, vi la puerta abierta y a Pain deslizándose dentro. Un mal presentimiento se instaló en mi estómago, pero no había nada que pudiéramos hacer, ahora que nos encontrábamos aquí.

Los tambores se desvanecieron, y una canción algo familiar había comenzado. Tomando una respiración profunda, atraje a Sasuke, deslizándonos alrededor de los cuerpos mientras buscaba un lugar.

Encontrando uno, me giré alrededor.

Me miró con curiosidad, casi como si estuviera diciendo: ¿Realmente estamos haciendo esto? Lo hacíamos. Bailar parecía una locura cuando teníamos en cuenta la información que habíamos venido a buscar, pero aparté nuestras razones para venir aquí. Cerré los ojos y tomando valor, me acerqué a él, pasé un brazo alrededor de su cuello, y puse la otra mano en la cintura.

Comencé a moverme contra él, al igual que los otros bailarines hacían, porque en realidad, cuando los chicos bailaban, ellos como que se quedaban allí y dejaban que las chicas y donceles hagan todo el trabajo. Si yo recordaba bien de las pocas veces que me escapé a los clubes con los amigos en Tokio, nosotros hacíamos que los chicos se vean bien.

Tomó unos segundos de rigidez para encontrar el ritmo de la canción y aflojar los músculos que realmente no habían visto ninguna acción recientemente, pero cuando lo hice, el ritmo de la música resonaba en mi cabeza y luego a través de mi cuerpo, mis extremidades. Balanceándome con la música, di vuelta alrededor y mis hombros se movieron con mis caderas. El brazo de Sasuke se arrastró alrededor de mi cintura, y sentí su barbilla rozar mi cuello.

—Está bien. Voy a tener que agradecer a Pain por no tener amigos, usuratonkachi—me dijo al oído.

Sonreí.

Su brazo se apretó al ritmo y mis movimientos lo mismo hicieron.

—Creo que me gusta esto, teme.

Todo a nuestro alrededor, los cuerpos se hallaban resbaladizos y brillantes de sudor, como si hubieran estado bailando durante años. Eso era lo que pasaba con lugares como este, te involucras y pasan las horas, pero sólo se siente como largos minutos.

El Uchiha me hizo girar, y yo estaba en la punta de mis botines, frente a él. Bajó la cabeza, presionando su frente contra la mía, nuestros labios rozándose. Una ráfaga de energía pasó por Sasuke, transfiriéndose a mi piel, y en las luces intermitentes, nos habíamos perdido en este mundo.

Nuestros cuerpos surgieron con el ritmo, encajando de manera fluida, mientras que otros parecían golpear a nuestro lado, sin encontrar la sincronización correcta.

Cuando los labios de azabache se apretaron con más fuerza contra los míos, los abrí, sin perder el ritmo a pesar de que me robaba el aliento.

Nuestros corazones latían, tomados de las manos, amarrándonos, deslizándose sobre la curva de la espalda, y detrás de mis párpados, vi un destello de luz blanca.

Deslizando mis manos por sus mejillas, le devolví el beso. Electricidad fluida, cayendo a torrentes de nuestros cuerpos en corrientes de luz blanca rojiza que se ocultan bajo las luces estroboscópicas parpadeantes, que fluye por el suelo como una ola de electricidad. Y todo lo que nos rodea, la gente bailaba, ya sea ajena a los choques o alimentándose con ellos, pero no me importaba. Las manos del mayor estaban sobre mis caderas, tirando de mí más cerca y nos encontrábamos tan cerca de terminar como una de esas parejas ambiguas en el pasillo.

La música se detuvo o se cambió o lo que sea, pero nosotros seguíamos presionados juntos, prácticamente devorándonos uno al otro. Y tal vez más tarde, mañana o la próxima semana, podría estar avergonzado por esta situación, pero no ahora.

Una mano cayó sobre el hombro del pelinegro, y él se dio vuelta. Con un segundo de sobra, lo agarré del brazo, deteniendo su puño de saludar a la mandíbula de Pain.

El pelinaranja sonrió y gritó sobre la música a todo volumen:

—¿Están teniendo relaciones sexuales o bailando?

Mis mejillas se encendieron. Bueno, quizás ahora estaría avergonzado.

Sasuke gruñó algo y él dio un paso atrás, levantando las manos.

—Lo siento —gritó—. Caray. Él está dispuesto a verlos si han terminado de comerse la cara del otro.

El surfista iba a ser golpeado en algún momento.

Tomando mi mano otra vez, seguí al azabache y a Pain a través de los cuerpos de serpientes y por el pasillo. Mi corazón seguía acelerado, mi pecho subía y bajaba demasiado rápido. Ese baile...

Ojos delineados había desaparecido y esta vez, cuando Pain golpeó la puerta, se abrió del todo. Lo seguí, esperando que mi cara no se quemara.

No estoy seguro de lo que esperaba encontrar detrás de la puerta.

Quizás una habitación llena de humo, oscura, con hombres con gafas de sol, agrietando sus nudillos, u otro tipo grande en pantalones de trabajo, pero no esperaba lo que encontré.

La habitación era grande y el aire limpio, perfumado de vainilla.

Había varios sofás, uno ocupado por un chico con el pelo rubio ceniza y corto escondido detrás de las orejas. Al igual que la chica que había visto bailar antes. Él era joven, tal vez quince, si eso, y tenía agujeros tamaño de Marte en sus vaqueros. Alrededor de su muñeca, llevaba un brazalete de plata que rodeaba una extraña piedra. Era negro y en el centro de la piedra, había una llama de color rojizo-anaranjado y por debajo de ella, motas de azul y verde.

Cualquiera que sea la piedra que era, que era preciosa y se veía cara.

El chico levantó la vista de la DS que jugaba, y quedé un poco estupefacto por su belleza juvenil. Los ojos del color de la amatista, violeta, se encontraron brevemente con los míos y luego regresó al juego. Ese chico iba a ser un galán un día.

Entonces me di cuenta de Sasuke se había puesto rígido y miraba a un hombre en una silla de cuero y que extendía montones de cientos de Yenes sobre la mesa delante del chico rubio.

El tipo del asiento era probablemente de unos treinta años, y rayos, era muy misterioso

El pelinegro se adelantó. El otro Luxen se levantó. Y mi corazón se aceleró.

Mis peores temores se extendieron como reguero de pólvora a través de mí.

—¿Qué está pasando, ttebayou? —le pregunté. Incluso Pain parecía nervioso.

El rubio menor en el sofá tosió una carcajada, cerrando DS.

—Alíens. Tienen este sistema loco interno que les permite olfatear el uno al otro. Supongo que ninguno de los dos esperaba ver al otro.

Me volví hacia el niño poco a poco. Se sentó, balanceando las piernas del sofá. Habría tenido una cara de niño si no fuera por la aguda inteligencia en sus ojos o la experiencia en establecer las líneas duras de su boca.

—Así que, chicos locos ¿quieren entrar en la fortaleza Jinchuriki y quieren mi ayuda?

Me quedé boquiabierto. Yagura era un maldito niño.

Continuará...

Notas finales:

¡Ya hay personajes nuevos, al fin, jiji! Yagura está basado en el personaje original de Naruto, para los que no lo conocen :)

Estaré esperando sus reviews ansiosa para saber qué les pareció este capítulo <3

¿Nos leemos pronto?


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