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Segunda Oportunidad (Cherik - Wolversilver) por midhiel

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Segunda Oportunidad

 

Capítulo Cuatro

 

El polaco es una lengua de origen eslavo, diferente al alemán y al inglés, y al castellano y al francés, pero Erik ya se había familiarizado con ella en Auschwitz y no tuvo problemas en comunicarse cuando llegó al pueblito de Paczków, buscando refugio. Llevaba tres semanas viviendo allí como un extranjero con poco dinero, taciturno y educado. Afortunadamente los lugareños no sabían quién era y se sentía a salvo.

 

Esa noche quiso beber algo en una de las pocas pero surtidas tabernas que había en Paczków. A excepción del trago que le convidara Charles en el avión, no había probado el alcohol en diez años y le apetecía una cerveza fresca y espesa. Eligió una taberna ubicada en las afueras del pueblo y llegó en su coche. Entró discreto y estudió el lugar con la mirada, no advirtió peligro, y se dirigió a la barra. Se sentó en un taburete y le sonrió a la joven que atendía. Era de contextura pequeña, cabello oscuro recogido en una coleta, sonrisa franca y ojos azules. Erik sintió que le recordaba demasiado a Charles y se arrepintió de haberle sonreído. Pidió una pinta y se corrigió rápidamente al darse cuenta que en Polonia se utiliza el sistema métrico para las medidas.

 

-Te entiendo – le sonrió ella comprensivamente y con un inglés perfecto. Su tono templado y el acento británico otra vez le hicieron pensar en el telépata -. Viví en Londres cuatro años cuando era niña.

 

Erik le asintió y volteó hacia las mesas para distraerse. Había salido para pasar un buen rato y tenía que pensar en Charles.

 

La joven le acercó el vaso lleno y lo apoyó en un portavasos.

 

-Gracias – murmuró Erik y bebió un sorbo corto.

 

-De nada – hizo silencio. No había confianza para preguntar pero se atrevió -. ¿Te recordé a alguien?

 

-¿Por qué lo dices? – indagó Erik intrigado. A Charles se parecía físicamente pero no podía ser telépata también, ¿o sí?

 

-Por lo incómodo que te sentiste – rio -. Perdón – se cubrió la boca -. Tiendo a bromear, se nota que eres nuevo. Bueno, el pueblo es tan pequeño que nos conocemos todos.

 

-Sí, es muy pequeño – concordó Erik y sonrió. Bebió un sorbo más largo -. ¿Cómo te llamas?

 

-Magda.

 

-Yo soy Magnus – usó un alias -. Es un pueblo pequeño pero encantador.

 

-No si vives aquí – suspiró Magda y se puso serio -. Como buen pueblo, los chismes están a la orden del día.

 

-Imagino que sí – contestó Erik y bebió más.

 

Magda le asintió y se alejó para atender a un par de hombres que se habían sentado en el otro extremo de la barra. Erik siguió los movimientos de la joven con interés. Por dentro sentía ganas de invitarla a salir, quizás acompañarla cuando cerrara la taberna y llevarla en coche hasta su casa, pero enseguida reflexionó que era una idea estúpida, bien estúpida porque se daba cuenta de que el único motivo por el que Magda llamaba su atención era por su parecido con Charles. Tenía que olvidarlo pero era difícil, especialmente si razonaba que la última década que pasó encerrado en esa celda microscópica no había hecho más que pensar en él.

 

-Él te abandonó – murmuró y bebió otro trago -. Supéralo, Lehnsherr.

 

Después de un rato, Erik volteó hacia la ventanita y vio que dos coches estacionaban cerca del suyo y atrás, a cierta distancia, una camioneta oscura. Algo no estaba bien, su instinto de supervivencia se lo decía. Miró a Magda, que acercaba amablemente cerveza y un plato de estofado caliente a un joven sentado en una esquina. ¿Debía advertirle? ¿Cómo convencerla de que se fuera con él? O, tal vez, sabiendo que era él el buscado, lo más conveniente fuera que se retirara tranquilo y en silencio. Puso un billete debajo del portavasos, escondió las manos en los bolsillos de su saco ya que en el derecho escondía una pistola, y salió discretamente.

 

Magda notó que se retiraba pero justo una pareja le pidió la cuenta y tuvo que regresar al mostrador.

 

Erik cerró la puerta de la taberna a sus espaldas. Afuera hacía frío a pesar de que ya estaban en primavera. Se frotó las manos y enfocó la mirada fría e inquisidora en la camioneta, que ahora había apagado las luces. Los otros dos vehículos las mantenían encendidas. La puerta del acompañante de uno se abrió y salió William Stryker vestido de civil. Del asiento de atrás del otro coche, salieron un par de hombres, también con ropas informales, pero que tenían el porte de soldados. Los tres se acercaron a Erik, que no se movió, ni siquiera pestañó. No iba a amedrentarse.

 

-Erik Lehnsherr – lo llamó Stryker con calma y autoridad -. Acompáñenos.

 

Erik se concentró para sentir todo el metal que había en el espacio: además de los coches y las armas, había carteles, tubos, alambres y el cobre de los cables entre otros objetos, pero increíblemente no percibió nada. Parpadeó varias veces y ni siquiera percibía a los vehículos. Trató de sentir su propia arma, mas tampoco pudo. Parecía que hubiese perdido su mutación y pensó que, tal vez, los soldados estaban usando un inhibidor, pero no le habían inyectado ni colocado ningún artefacto. ¿Qué le estaba pasando?

 

-Lehnsherr – alzó el mayor el tono -. Por última vez, acompáñenos o tendremos que recurrir a la violencia.

 

¿Violencia? ¿Qué sabía ese soldado de hojalata de violencia? ¿Su padre, el agente Stryker, nunca le explicó cuando él puso en vilo al mundo manipulando todos los misiles hacia los barcos estadounidenses y soviéticos? En un segundo, abofeteó al oficial de la derecha y descargó una patada en el de la izquierda. El de la bofetada esquivó el golpe pero el de la pierna, cayó al piso y se levantó como  resorte. Erik sacó la pistola del bolsillo y les apuntó. Los miraba con una furia que apenas podía controlar.

 

Stryker habló hacia un micrófono que tenía escondido en la solapa.

 

-Congélalo ahora.

 

Erik sintió que no podía moverse. Quedó rígido y una orden mental lo obligó a soltar el arma, que Stryker pateó bien lejos. El oficial acercó sus labios al oído de Erik y le susurró.

 

-Ustedes no son los únicos mutantes en la Tierra, hay más y algunos trabajan para nosotros por lealtad – bajó el arma, que tenía silenciador, y le disparó en la pierna. Erik ni siquiera pudo gemir de dolor. Stryker volvió a hablar por el micrófono -. Descongélalo pero que no pueda usar su mutación.

 

Magneto cayó al suelo con un gemido y se agarró la pierna herida. Por el solo sádico placer, Stryker le disparó el hombro y se inclinó para darle un puñetazo en el rostro. Erik perdió la conciencia. El militar se irguió y ordenó a sus hombres que lo cargaran.

 

-Llévenlo a la camioneta para que le atiendan las heridas. No quiero que se le infecten, lo necesitamos vivo.

 

Los soldados se aprestaron a cumplir con la orden. El más fornido acomodó a Magneto contra su hombro y se dirigió con el otro a la camioneta. Mientras actuaban, tres hombres abandonaron la taberna pero una extraña ilusión hizo que no vieran lo que sucedía. Stryker era consciente de esto y enfiló hacia el vehículo tranquilamente. Entró en el asiento del acompañante y ordenó al conductor que se largaran de allí. En el asiento trasero, un niño con el rostro alargado y la mirada triste, lo observaba con ojos asustados.

 

-¿Estuve bien, padre?

 

-Cumpliste con tu deber, soldado – contestó Stryker fríamente.

 

El niño, que no era otro que Jason, su hijo telépata de diez años, se arrellanó en el asiento y viendo que había terminado su misión, se quitó el auricular y micrófono con los que se había comunicado con su padre para ponerse unos audífonos que le cubrían las orejas y aislarse escuchando música. Su vida con su mutación y la incomprensión de sus padres era un verdadero tormento.

 

Sin embargo, se detuvo antes de poner en marcha el casete. Había leído a su progenitor y tenía una pregunta que lo carcomía.

 

-¿Quién es Peter Maximoff?

 

-Es el nuevo objetivo – contestó Stryker como si le hablase a un soldado -. Me leíste, Jason, y sabes que eso está mal.

 

-¿Me castigarás?

 

-No esta vez si cuando lleguemos y estemos solos, me dices qué más sabes de él.

 

Jason asintió y su padre lo observó por el espejo del coche. No sabía mucho más, solo que Peter era un fenómeno como él y que necesitaban capturarlo para poner en marcha el proyecto X-23.

 

………….

 

Un par de días más tarde, Charles se quitó el casco que lo conectaba con Cerebro, angustiado. Era la tercera vez seguida que intentaba comunicarse con Erik y lo había buscado en cada rincón del planeta infructuosamente. Ya estaba comenzando a desesperarse. Hank estaba de pie a su lado, controlando el tablero, mientras que los demás, Logan, Raven y Peter, los esperaban afuera de la cámara.

 

-Si Magneto no quiere hacerse ver, no hay Cerebro que ayude – comentó Hank a modo de consuelo, aunque él también se preocupaba: Erik había dejado su casco y la mente de Charles era poderosa, tenía que encontrarlo.

 

-Quisiera creerte, Hank – contestó Charles, desanimado -. Pero es un fugitivo rastreado por distintos gobiernos y estaba herido cuando partió – suspiró y se pasó la mano por el rostro, tanta tensión y búsqueda lo habían dejado exhausto.

 

-¿Quieres desconectarte un rato y lo rastreamos luego?

 

A Charles le pareció una sugerencia sensata y se alejó del tablero con la silla. Hank apagó el sistema. El telépata activó la puerta y se encontró afuera con sus amigos.

 

-Hay que seguir intentándolo más tarde – propuso Logan, después de estudiarles las caras -. Conviene que descanses un poco, Charles.

 

Raven se le acercó a su hermano y le masajeó el hombro. Peter no hizo nada, solo observó a los otros en respetuoso silencio.

 

Charles dirigió su silla hacia el ascensor. Quería subir a la cocina para beber y comer algo. Había pasado más de dos horas encerrado en la cámara con Hank. Raven y Hank lo siguieron. Logan y Peter quedaron alejados.

 

-Logan esto no está bien, ¿verdad? – preguntó el joven en voz baja -. Digo, la máquina es potente y Charles es el mejor telépata que existe. Además, Magneto no tiene su casco para aislarse.

 

-Por eso nos preocupa, Pete – le contestó con calma -. Pero tenemos que ser fuertes para Charles, ¿entiendes?

 

-Sí. ¿Crees que si pongo música se relajaría?

 

-Música clásica sí, niño, o de los cincuenta, que a él le encanta, pero no tu música.

 

Peter rio.

 

-Eres un viejo, Logan.

 

-Tú eres demasiado mocoso – replicó Wolverine con una sonrisa y se dirigieron para abordar el ascensor. Desde adentro, Hank les hizo una seña para que se apuraran y llegaran antes de que se cerraran las puertas. Peter estuvo con ellos en una milésima y su movimiento despeinó a todos, Logan tardó pero llegó a tiempo.

 

…………..

 

 

Definitivamente no había señales de Erik. Charles lo intentó dos veces más: un poco más tarde y después de la cena sin resultados y se preocupó enormemente. No era para menos: el proyecto de los centinelas se había cancelado, Trask estaba siendo juzgado, su laboratorio estaba custodiado y clausurado, pero Raven había conseguido los proyectos que seguían en marcha y la situación era alarmante. Magneto había sido espiado por una década y lo estaban persiguiendo. Charles era consciente del peligro y estaba al borde de la desesperación. Cuando todos se retiraron a dormir, prefirió encerrarse en su despacho en soledad. Abrió una botella de whisky y se sirvió un trago generoso. No tardaron en golpear a la puerta.

 

-Adelante, Logan – autorizó, leyendo de quién se trataba.

 

Logan entró y se sorprendió de no encontrar a Charles detrás de su escritorio. Había dejado su silla a un lado para sentarse en un extremo del sofá frente a un tablero de ajedrez de cristal, indudablemente el sitio le traía recuerdos de Erik. Logan se sentó en el otro extremo y cruzó las manos.

 

Charles bloqueó su mente para no sentirlo. Quería estar solo, sin sentir lo que los demás pensaban, pero también necesitaba la compañía de alguien.

 

Wolverine se levantó para buscar otro vaso y se sirvió de la misma botella.

 

-Habrás perdido muchos seres queridos – habló Charles, finalmente, mientras jugaba con su vaso y observaba el líquido ámbar en su interior -. Me lo dijiste cuando me pediste ayuda para detener a Raven.

 

-Sí, a muchos – contestó Logan y volvió a sentarse en el mismo espacio.

 

-Peter fue uno de ellos.

 

-Peter fue la peor pérdida, amigo.

 

Charles lo miró compasivamente.

 

-Siento habértelo hecho recodar – se arrepintió y es que estaba tan ensimismado en su consternación por Erik que no se había dado cuenta.

 

-Necesitas mi empatía, por eso me lo preguntaste – advirtió Logan comprensivo -. Saber que alguna vez sentí lo mismo que estás sintiendo ahora tú, te hace saberte menos solo. Pero junto con Peter perdí a mi hija y ellos son los seres por los que más he sufrido. Sin embargo, no quiero que te compadezcas de mí, Charles, solo quiero que entiendas que no hay nada peor que encerrarse en uno mismo cuando pasas por algo así.

 

-¿Por qué?

 

Logan suspiró.

 

-Porque si no me hubiera encerrado, no los habría perdido – se pasó la mano por la frente. Era doloroso, demasiado doloroso -. Mira, Charles, encerrarme fue mi peor error.

 

-Yo no me estoy encerrando, pero no puedo estar tranquilo tampoco – reconoció Charles con suavidad. A pesar de su propia angustia, el dolor de su amigo le provocaba compasión.

 

-No, pero temo que si sigues sin encontrarlo lo hagas – confesó Logan y lo miró con firmeza -. Escucha, vine a verte porque quiero hacerte compañía y también quiero prestarte mi mente. Estás pensando lo mismo que yo, que es muy probable que lo hayan capturado.

 

Charles simplemente asintió.

 

Logan se tocó la sien con los dedos.

 

-Aquí tengo guardados los recuerdos de cuando me capturaron y convirtieron en el arma que leíste, Charles. Fueron terribles y los tengo reprimidos. Pienso que esos hijos de puta debieron haberme torturado en algún lugar secreto, laboratorio, que sé yo. Quizás ese lugar ya exista y ahora ya esté preparado. Puede ser que hayan llevado a Erik hasta allá.

 

Charles pasó saliva. Era una teoría aterradora pero tenía sentido.

 

-¿Me propones que entre en tus recuerdos para encontrar datos de ese lugar?

 

-Suena descabellado.

 

-Pero posible – acotó el telépata y lo pensó -. Logan esto puede traerte repercusiones porque escarbaría en un sector de tu psiquis donde guardas recuerdos demasiado traumáticos, no puedo asegurar tu estabilidad mental después de esto. ¿Estás seguro de lo que me propones?

 

-Charles, esta gente fue por Erik, luego vendrán por mí y no quiero que se metan ni con Peter ni con mi hija – adujo Logan severo y convencido -. Si puedo evitar esto, sacrificaría mi salud mental para conseguirlo.

 

-De acuerdo – congenió Charles seriamente -. Pero para hacerte esto, entrar en el sector más oscuro y reprimido de tu mente, tengo que prepararme yo y prepararte a ti. Acércame la silla, Logan, iremos a despertar a Hank porque necesitamos que te examine.

 

Logan le aproximó la silla pero cuando quiso ayudarlo a sentarse, Charles le hizo un gesto para que lo dejara moverse solo. Era demasiado autosuficiente para permitir que lo ayudaran cuando él mismo podía hacerlo. Logan admiraba esa tenacidad tanto como su inteligencia. Una vez que estuvo acomodado en la silla de ruedas, los dos dejaron el despacho para ir a buscar a Hank, que todavía no se había dormido.

 

 

Hank bajó con Logan para revisarlo de manera general en el laboratorio y al encontrarlo en buen estado, dispuso que tanto Charles como él descansaran tranquilos y se prepararan para el día siguiente. Le dio a Wolverine una pastilla para inducirlo al sueño y que no despertara con pesadillas y cada uno volvió a su cuarto.

 

Por la mañana, Charles se levantó temprano y bajó con las carpetas de los proyectos a desayunar. No había nadie en el comedor y dejó los folios sobre la mesa para poner la cafetera en marcha e ir a la cocina a buscar alimentos del refrigerador. Logan llegó más tarde bostezando y aliviado de haber tenido un sueño tranquilo después de décadas. Vio las carpetas y las alzó con curiosidad.

 

-Son los proyectos de los que te hablé – explicó Charles, mientras entraba cargando queso, mermelada, jamón y algunos frascos en el regazo -. Quiero releer la información que tienen de ti para entender los recuerdos que me muestres.

 

Wolverine le entregó las carpetas, había dormido demasiado bien para arruinarse el día leyendo lo que el bastardo de Stryker le había hecho.

 

Charles las acomodó y notó que faltaban hojas, justamente las referidas a Peter y al proyecto X-23. Desesperado, movió la silla hacia atrás para salir del comedor.

 

-¡Peter! – lo llamó, mientras lo rastreaba mentalmente -. ¡Peter! ¿Dónde estás? – miró a Logan -. Peter estuvo aquí y leyó esto.

 

Logan corrió escaleras arriba hacia la habitación del joven. Golpeó la puerta y no recibió respuesta alguna. Abrió despacio y se encontró con Peter hecho un ovillo en una esquina, con la cara escondida entre las rodillas y las manos enlazadas en las piernas. Tenía puestos los auriculares y la música sonaba tan fuerte que se oía el murmullo de baterías y guitarras. Alrededor estaban desparramadas las hojas que había quitado de la carpeta.

 

Wolverine se le acercó y se sentó en el suelo a su lado. Extendió las piernas y recargó la cabeza contra la pared. Peter alzó la cabeza para mirarlo.

 

-¿Por qué me ocultaron esto? – reclamó el joven y se quitó las auriculares para escuchar su respuesta -. No me digas que fue para protegerme. Con esa excusa ya me mintió mi mamá y sabes cómo terminó el asunto.

 

Logan observó las hojas.

 

-Tienes razón, Peter – reconoció -. Te escondimos esto para protegerte y todavía pienso que eres joven para conocer la verdad.

 

Peter se inclinó para levantar los papeles.

 

-Parece que no soy muy joven para que el mismísimo ejército me esté espiando – contestó con bronca -. ¿Qué es eso del proyecto X no sé cuánto? – leyó el nombre -. X-23. Me unen contigo y no sé qué quieren. ¿Qué significa esto, Logan? – le saltaron las lágrimas -. ¿Qué hice? ¿Qué voy a hacer para que se ensañen así conmigo?

 

Logan se conmovió hasta el alma y lo abrazó. Peter se recargó contra su pecho y siguió llorando.

 

-¡Quiero la verdad! – chilló -. ¿Qué hice, Logan? ¿Qué quiere decir todo esto?

 

-Mereces la verdad – reconoció Logan y le masajeó la espalda para calmarlo. Peter siguió llorando y cuando su llanto se convirtió en hipidos, lo apartó apenas -. Sigo pensando que no estás preparado todavía, pero tienes que saberlo. ¿Me prometes que no te asustarás? – Peter asintió y se secó los ojos con el puño -. No vas a salir corriendo con tu velocidad y dejarnos a todos aquí preocupados, ¿cierto?

 

-¿Por qué piensas que actuaría como un niño? – cuestionó el joven ofendido.

 

Logan enarcó una ceja.

 

-Tal vez porque tu inocencia sea lo que me da paz.

 

-¡Logan, no digas estupideces que necesito saber la verdad!

 

Wolverine le masajeó la espalda y se levantó. Fue hasta una silla y se echó en ella. Peter permaneció en el piso, con las rodillas alzadas y aguardando ansioso.

 

-En el futuro, años más tarde, tú y yo seremos pareja – Logan lanzó la información y aguardó para ver cómo reaccionaba.

 

Peter parpadeó.

 

-¿Pareja de novios?

 

-Sí – asintió Logan y buscó por instinto un habano en el bolsillo, pero los había dejado en su habitación y no era el momento de ir a buscarlos -. Pareja de novios como dices.

 

-¿Nos amaremos? – preguntó Peter. Era joven y el romance lo valía todo, igual para Logan que tenía casi dos centurias encima -. ¿Vamos a estar enamorados?

 

-En el futuro sí – Wolverine se inclinó hacia adelante, tratando de manejar los nervios -. Mira, Peter. No se suponía que tuviéramos que conocernos ahora, teníamos que hacerlo años más tarde, ahora no era el momento y todo cambió, por eso no sé si estás preparado.  .  .

 

-Nos enamoramos y. ¿qué pasó? – insistió Peter ansioso.

 

-¿No te sorprende ni asusta? – se asombró Logan.

 

El joven se encogió de hombros.

 

-Sigo aquí y no me escapé porque te lo prometí, Logan. ¿Por qué no puedes confiar en mí?

 

Logan sonrió. Cada día entendía más por qué se había enamorado de Peter tan locamente, el muchacho era, simplemente, el ser más maravilloso que hubiera conocido.

 

-Nos enamoramos y nos amábamos, nunca dudé de tu amor hacia mí, Pete, y yo te amé con locura, eso dalo por hecho ahora y siempre. ¿Sabes qué significa la segunda mutación?

 

-¿Nos van a aparecer más mutaciones? – preguntó Peter, sorprendido.

 

Logan rio con su inocencia.

 

-No quiero que esto que vaya a decirte te asuste pero – Peter rodó los ojos cansado -. Sí, soy un viejo pesado con lo de asustarte, pero en el futuro tu cuerpo va a adaptarse y podrás gestar un bebé.

 

-¿Qué? – ahora Peter brincó del suelo y lo miraba con los ojos y la boca abiertos como tres platos.

 

-Asustarte, sorprenderte, es casi lo mismo – advirtió Logan con calma y volvió a palparse los bolsillos. ¿Cómo podía haberse olvidado los cigarros justo ahora? -. Tranquilízate un poco, respira, Pete, y te sigo explicando.

 

-¡Soy un hombre! – aseveró el joven con énfasis.

 

-Sí, por supuesto – respondió Wolverine rápidamente y le hizo un gesto para que se sentara -. Eres un hombre pero tu evolución te permitirá gestar aun dentro de tu cuerpo masculino. Deja que más tarde Charles te lo explique, que la biología y la genética son lo suyo.

 

-¿Charles sabe que los mutantes varones hacemos eso? – Peter no dejaba de gritar y ni se daba cuenta de tan atónito que estaba.

 

-¿Hablaremos de Charles, o de qué es ese proyecto X-23?

 

Peter se recargó en la pared y con un bufido, se deslizó hasta quedar sentado nuevamente en el suelo.

 

-En un futuro voy a tener un bebé – no podía hacerse la idea y se palpó la barriga -. ¿Qué sigue?

 

Logan admiraba con la tranquilidad que digería la información. Por un instante se arrepintió de haberle ocultado la verdad todo ese tiempo con lo maduro que se comportaba.

 

-El ejército, con un coronel, William Stryker al mando, se enteró y se entusiasmó con el niño que habíamos engendrado.

 

Peter pasó saliva.

 

-¿Qué le hicieron a nuestro bebé?

 

Logan se detuvo, paralizado con sus palabras: ¿“nuestro bebé”? ¿El joven Peter que tenía enfrente ya sentía afecto por la hija que tendrían y perderían más tarde? Tragó profundo porque notaba un nudo grueso en la garganta.

 

-¿Qué pasó, Logan? – reclamó el joven.

 

Logan se levantó con ganas de largarse de allí.

 

-No puedo decírtelo, Peter.

 

-¡Qué! – volvió a erguirse como resorte.

 

-Eres muy joven, Peter – Logan juntó aire y los ojos se le nublaron -. Eres inocente, puro, lleno de vida, contagias a todos con tu entusiasmo. No puedo hacerte esto.

 

-Si no me lo dices, voy a atormentarte – amenazó el joven con los ojos encendidos.

 

Logan quiso reír pero la situación no invitaba.

 

-¡Hablo en serio! – insistió Peter, alzando la voz -. Voy a perseguirte, no voy a dejarte en paz ni un segundo y soy muy veloz para que te me escapes.

 

-Me cuesta hablar de esto – confesó Logan y su semblante se apagó.

 

-¡No me importa! – Peter no se iba a dejar vencer -. A pesar de todas tus advertencias, te hice caso y no me asusté ni escapé, ahora es tiempo de que tú te comportes igual conmigo y no te escapes y me cuentes todo de una maldita vez.

 

Al notar su tono y determinación, Logan se dio cuenta de que efectivamente Peter tenía que ser el hijo de Magneto. El muchacho tenía razón, él había cumplido con su parte al escucharlo y él tenía que cumplir con la suya contándole la verdad cruda y completa.

 

-Una vez más estás en lo cierto, mocoso.

 

-No me llames mocoso, supongo que así no me llamarás cuando seamos novios.

 

Logan tomó asiento y le indicó que lo imitara. Peter se sentó en el piso una vez más con las piernas cruzadas y las manos apoyadas en las rodillas.

 

Wolverine se reclinó contra el respaldo de la silla.

 

-Stryker se empecinó con nuestra criatura porque estaba fascinado con nuestras mutaciones y quería convertirla en un arma – Peter pasó saliva e hizo un esfuerzo enorme por mantenerse calmado. Logan seguía observándolo con pesadumbre por los recuerdos y admiración por la fortaleza que el joven mostraba al escucharlo -. Cuando atravesabas el sexto mes, nuestros amigos lo descubrieron y nos avisaron. Por eso decidimos escondernos. Charles compró con un nombre falso un departamento en Queens y allí nos refugiamos.

 

-¿Vivíamos felices a pesar de estar escondidos?

 

Logan le sonrió levemente.

 

-Muy felices, Peter.

 

Esto alivió al muchacho, que bajó las piernas más relajado.

 

-¿Qué pasó después?

 

-Stryker decidió tendernos una trampa. Hizo esparcir la información para que llegara a mis oídos de que habían atacado Westchester y se habían llevado a Charles. Nos desesperamos. Charles se convertirá en un padre para ti, Pete, y en el mejor amigo que yo haya tenido. No podíamos quedarnos de brazos cruzados. No había medios para comunicarnos con esta casa porque no teníamos teléfono y utilizar uno público sería entregarnos al Gobierno para que nos escuchara. Entonces, yo decidí viajar hasta aquí. Tú me prometiste que te quedarías en el departamento pasara lo que pasase y con la seguridad de que estarías a salvo, vine a Westchester.

 

-Pero aquí no había pasado nada.

 

-Sin embargo, al llegar sufrí visiones de esta mansión hecha cenizas, de Charles llevado por los soldados, de nuestros amigos malheridos o asesinados. Eran visiones tan poderosas que me hicieron perder el conocimiento. Colapsé en los jardines y Hank me trajo adentro para examinarme.

 

-¿Qué te había pasado? – cuestionó Peter con intriga.

 

-Jason Stryker – contestó Logan -. El hijo de ese coronel. Es telépata como Charles y su padre lo usará para perseguirnos alterándonos la mente.

 

-¿Perseguirnos a nosotros? ¿A los mutantes? Pero si ese Jason tiene una mutación también.

 

-Stryker nunca quiso a su hijo y para él fue el peor castigo haber engendrado a uno como nosotros. Tratará de redimirse utilizándolo como un arma en contra nuestra – guardó silencio -. Quizás ya lo esté usando.

 

-¡Qué feo! – se lamentó el joven y se mordió el labio.

 

Logan asintió.

 

-Usó a su hijo muchas veces para combatirnos. La historia de Jason creo que es una de las más trágicas de nuestra gente pero no es esa la que nos importa ahora – Peter sacudió la cabeza -. Bien, conmigo en Westchester fuera de combate, Stryker te engañó a ti. Ah – recordó con un suspiro -. Estábamos esperando una niña y ya la habíamos llamado Laura.

 

-¿Cómo podíamos saber que sería una niña, si aún no había nacido? ¿O los mutantes podemos saberlo?

 

-La tecnología. En el futuro existirá una máquina que te la pasarán por la barrig, olvídalo, la cosa es que ya podíamos saber que era una niña. Stryker también lo sabía.

 

-¿Qué me hizo ese militar? – preguntó Peter con mucho miedo.

 

-Por medio de espías, te hizo saber de que yo estaba en peligro y capturado junto con Charles. Te asustaste demasiado y saliste del departamento desesperado hacia Westchester. A esta altura ya habías entrado en el octavo mes y no podías usar tu mutación, así que tuviste que hacerlo por medio del transporte público. Stryker te rastreó y cuando dio contigo, te tendió una emboscada y te capturó. Te llevaron hasta un laboratorio secreto y allí te indujeron el parto. Te trataron demasiado mal, fue mucha la tensión para ti y Laura murió antes de que la dieras a luz.

 

Peter comenzó a llorar, pero sintió que tenía que ser fuerte y se pasó una y otra vez los puños por los ojos para secarse.

 

Logan guardó silencio. El nudo en la garganta le crecía más y más, y ya sentía las lágrimas en las mejillas, pero hizo un esfuerzo y continuó.

 

-Te obligaron a parirla ya muerta y se llevaron el cadáver. Yo, mientras tanto, desperté en Westchester y prácticamente volé hasta el departamento sospechando que había sido una trampa para ti. Entretanto, Charles te rastreó con Cerebro y te encontró. Fuimos al laboratorio, yo y el resto de los X-Men, así nos llamaremos en el futuro y seremos un equipo mucho más numeroso. Stryker ya se había escapado y yo me topé con un científico, Richard Haller, que era el que te había atendido y torturado siguiendo las instrucciones del coronel. Por el solo placer de lastimarme, Haller me dijo que la niña había muerto y que tú habías salido del refugio porque pensabas que Charles seguía en peligro. Ya te dije que Charles será como tu padre para ti en el futuro, Pete, y yo me llené de celos y de bronca. ¿Cómo habías podido poner a Charles por encima de Laura y de mí? ¿Cómo te habías arriesgado cuando tenías que cuidar de nuestra hija?

 

A esta altura, Logan lloraba a mares, cargado de culpa y angustia. Dejó caer la cabeza contra el pecho y se la cubrió entre gemidos y sollozos.

 

Peter estaba igual pero se levantó y lo abrazó. No le importaba cuán mal pudiera sentirse él mismo, si había otra persona sufriendo, él quería ayudarla. Además, Logan le caía cada vez mejor y aunque ahora entendiera el motivo, lejos de escandalizarse, sentía la necesidad de consolarlo.

 

Logan le devolvió el abrazo y apoyó la cabeza contra su cadera. No podía dejar de llorar y quiso seguir desahogándose en medio de las lágrimas.

 

-Loco de furia y dolor, arremetí contra todo el laboratorio, asesiné a Haller y sin que nuestros compañeros pudieran detenerme, comencé a repartir golpes y sablazos. Los demás buscaban oficiales y personal médico para capturarlos, yo solo destruía y asesinaba. Finalmente te encontré en la sala de partos, aun encadenado a la camilla. Me dijiste llorando que Laura había muerto, no hacías más que gritar y llorar su nombre. Yo no podía abrazarte, no podía sufrir, solo podía pensar que la habíamos perdido porque  saliste del refugio y.  .  . yo .  .  . yo te culpé.  .  .  ¡Oh, Peter! ¡Te culpé de haberla descuidado! Te grité: “¡Fue tu culpa, Peter! La sacrificaste para salvarlo a él.” Me refería a Charles y tú me contestaste: “¡La sacrifiqué para salvarte a ti!”

 

Peter posó sus labios en la cabeza de Logan. Los dos seguían llorando desconsoladamente. El joven había escuchado historias penosas, había visto tragedias en la televisión, pero la angustia que sentía ahora era tan inmensa que no podía asemejarse a ninguna de ellas. Estaba desconsolado.

 

-¿Qué pasó entre nosotros, Logan? ¿Cómo nos consolamos?

 

-No pudimos seguir juntos – recordó Logan y recién se apartó para que se miraran a los ojos -. Tú estabas demasiado triste, caíste en una depresión profunda de la que ni Charles entrando en tu mente, podía aliviarte. Yo te culpaba porque en el fondo me culpaba a mí y no podía perdonarme el haberme creído la trampa de ese hijo de puta y abandonarte para viajar a Westchester. ¡Los había dejado solos y desprotegidos! ¡A ti y a ella!

 

-Pero fuiste a Westchester porque tenías que hacerlo – trató de entender el joven y se fregó la nariz con la mano -. No podíamos estar tranquilos sabiendo que habían secuestrado a Charles.

 

-No pude soportarme más a mí mismo, Peter – siguió confesando Logan -. Tuve que abandonarte a ti, a mis amigos, a todos, y me interné en una sed de venganza y destrucción.

 

-¿Nunca más volvimos a estar juntos?

 

-No – murmuró. Peter lloró más fuerte -. No pude hacerlo después de lo que descubrí más tarde.

 

Logan guardó silencio para contárselo pero no tuvo valor. Ese era el meollo del asunto, la pena más grande que llevaba dentro.

 

-No estoy preparado para hablar todavía de lo que sigue, Peter. Necesito valor y soy un cobarde. Tú, en cambio, eres valiente por haberme escuchado.

 

Peter se puso de cuclillas para estar a su altura. Le tomó los extremos del rostro entre las manos y lo observó con tristeza y afecto. Logan simplemente lo miraba, recordando cuánto había amado esa mirada antes, en su futuro pasado, y cuánto la amaría siempre. Peter le besó la mejilla, cerca de la comisura de los labios.

 

-No estuvimos juntos cuando más teníamos que haber estado, Logan – reconoció con sabiduría -. Pero te prometo que a partir de ahora, voy a estar contigo hasta el final – sonrió en medio de la tristeza -. Eso es lo bueno del futuro, ¿sabes? Se puede cambiar.

 

-Tuve que haber hecho algo demasiado bueno en el pasado para que me recompensen contigo, Peter – trató de sonreír pero no pudo.

 

Peter rio, fresco e inocente como era.

 

-Tú eres bueno, Logan. Eres uno de los sujetos más buenos que conozco.

 

Logan recuperó su ánimo y le revolvió el pelo con fuerza.

 

-No trates de adularme, mocoso.

 

Peter rio con más ganas y lo tomó de las manos para que se levantara con él. Logan se dejó erguir enternecido.

 

El joven miró los papeles, que permanecían en el suelo, y se mordió el labio.

 

-A este futuro lo podemos cambiar, Logan – suspiró y volteó hacia él -. Solo hay que tener fe como dice Charles.

 

Logan asintió y por primera vez, con la convicción de Peter y su sonrisa, sintió esperanza. Se abrazaron con fuerza y permanecieron así un tiempo, mientras los minutos los iban sosegando.

 

………..

 

Charles y Hank ya se estaban preocupando porque Logan tardaba demasiado. No sabían cómo podía haber reaccionado Peter y Charles solo esperaba que Wolverine le pidiera ayuda para entrar en la mente del joven y apaciguarlo. Únicamente Raven parecía tranquila porque sabía que ese par necesitaba hablar largo y tendido. Cuando después de más de una hora, Logan bajó lentamente, con los ojos enrojecidos pero la mirada calmada, y, detrás, un tranquilo Peter aun limpiándose las lágrimas con los puños, los tres sonrieron aliviados.

 

………………

 

¡Hola! Me quedó largo, lo sé. Espero que no les haya cansado. ¿Qué les parece la historia hasta aquí?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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