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Konoha Zombie por SayaStark

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Su corazón comenzó a latir con fuerza en el instante que se escucharon los gruñidos y los pasos arrastrándose. Miró a Sasuke, este había retrocedió instintivamente con cara de terror y Suigetsu estaba enmudecido y conteniendo la respiración.

Los pasos siguieron caminando lento, pero seguro... Muy seguro de que querían devorar carne fresca y definitivamente no quería ser él.

Unos minutos después se escucharon pocos pasos, cada vez más lejanos y sintió que su corazón regresaba a latir a un ritmo normal.

Se sentaron en el piso, bueno, Sasuke en el asiento del Director.

Después de unas horas, su ánimo estaba hasta por el subsuelo, ya casi llegando al núcleo de la tierra y sumamente devastado con la situación. Ya se estaba lamentando no haber ido a la Facultad de Enfermería, siquiera allí estaría rodeado de sexys enfermeras; miró de reojo a Sasuke, quien mantenía la mirada fija a la tan interesante puerta, probablemente perdido en sus pensamientos.

Suigetsu estaba sentado y con la cabeza agachada ocultándolo entre sus brazos. Tal vez estaba llorando en silencio y no lo culpaba, él también tenía deseos de llorar como madrecita de telenovela mexicana.

– La vida vale verga – dijo sin entusiasmo.

Ninguno se movió, ninguno emitió algún sonido, ni siquiera Sasuke le reclamo por decir groserías, así que fue cruelmente ignorado. Por último, ni lo dejaron en visto.

Tiro su cabeza hacia atrás hasta chocar con un cajón y también miró el tan interesante techo de color blanco.

Quería sacar un tema de conversación, si esto seguía así, moriría de aburrimiento…

– ¿Y si nos suicidamos?– ¡Oh! Genial, Naruto! Que gran tema y para variar hay unas filosas katanas aun sin estrenar.

– Pues, empieza por ti – respondió Sasuke. Bueno, por lo menos alguien respondió, pensó alegre. Mientras Suigetsu que estaba a su costado no emitió sonido alguno.

Le empezó a doler el trasero de tanto tiempo estar sentado en el piso. Si seguía en esa posición le iba salir hemorroides así que se puso de pie. Su estómago le exigía llevarse algo a la boca y agarro una galleta que Suigetsu le había invitado antes de estar en modo emo, y empezó a masticarla sin ganas.

 

Después de minutos de silencio Sasuke dijo – Tenemos que salir de aquí, antes de anochecer – este había sacado su celular – Son las tres de la tarde – se puso de pie y señaló por la ventana; donde se veía el estacionamiento, específicamente su auto– tenemos que llegar allí, e irnos.

 

Y le interrumpió con la galleta en la boca– ¿Y a dónde irf? No sabemos si hay algún lugarg seguro. De repente vienen los militares a salvarnos o... a ti.

–Es verdad. Tal vez aquí estamos bien. Y eres el hijo del Ministro te van a buscar – añadió Suigetsu, dándole la razón.

–Si no salimos, vamos a morir de inanición. Además esas cosas entraran tarde o temprano. No podemos esperar a que nos rescaten. El mundo está hecho un caos como para que nos salven– respondió Sasuke muy seguro, para después mirarlo con el ceño fruncido – Y no hables con la boca llena, puerco... – puso un rostro serio y continuo– Mi hermano me envió mensajes antes de perder señal.

Él y Suigetsu lo miraron con los ojos abiertos.

– ¿Que? ¡¿Que te escribió?! – le corto.

–Son indicaciones de que hacer– y leyó en voz alta– No busques confrontación, mantente alejado del centro de la ciudad o lugares poblados y para exterminar a los infectados perfora su cráneo; y que existe un lugar resguardado por la milicia: El aeropuerto.

–Está al otro lado de la ciudad– masculló Suigetsu con fastidio por estar tan lejos.

Ya había devorado la galleta; paso a buscar algo de utilidad, sino encontraba ALGO tendría que usar el palo de madera que se trajo consigo del anterior salón.

– ¡No encuentro nada! – gritó desesperado. Y desde ahora ya no le caía bien el director.

– Tranquilo, rubiales. Aun con ese pata cercenada puedes matar zombies – lo animó el peli blanco con un semblante más optimista.

Tenía miedo, ellos tenían armas, ARMAS de verdad; mientras que él solo tenía un objeto improvisado, término por resignarse – Ni modo. Estoy listo – dijo mientras sostenía su única arma de madera.

– Tenemos que llegar a las escaleras de emergencia, es la única manera de llegar rápido al estacionamiento– añadió el pelinegro.

El camino solo era ir a por las escaleras de emergencia, llegar al auto y salir al lugar "seguro", el aeropuerto. Parecía sencillo. Pero esos podridos, como él lo llamaba, además de ser repulsivos, le causaban temor y asquito, además eran peligrosos en grupos.

– ¡¿Qué esperamos?! Abran la puerta – exclamo eufórico el cara de tiburón.

– Bien, vamos– dijo Sasuke sosteniendo su katana.

¿Y ahora quien abría la puerta? El pelinegro y el albino se miraron, después lo miraron y les grito– ¡Ni lo piensen!

– ¡Pues, yo no voy a salir primero! – se defendió el albino

– Decidamos ahora. ¡Se pasa el tiempo!– dijo el gruñón de Sasuke.

– ¡Rigamosla, piedra, papel o tijera! – Sasuke le miro como si le hubiera salido un tercer ojo y la cara de Suigetsu era todo un poema – Ok. Ok. Lo admito no es la mejor idea, pero este juego es al azar, dependerá de nuestra suerte – dijo sonriente. Él estaba seguro que ganaría, siempre salía victorioso y esta no iba a ser la excepción.

5 minutos después

Tragó saliva y abrió la puerta. ¡Si¡ ¡Había perdido! Y lo primero que percibió fue un olor a rancio y desagradable. Lo siguiente fue ver el pasillo desierto y susurró – Despejado.

Dieron los primeros pasos con miedo hasta que salieron completamente de la dirección. Todo estaba en absoluto silencio, y eso solo causaba más tensión y miedo de lo que pueda aparecer. Había trozos de cristal y puertas tiradas en el piso. Además de sangre, muchísima sangre, por todas partes, hasta en las paredes, ni mencionar órganos y otros partes de cuerpos. Pero ni un alma ¿Dónde estaban los zombies?...

Caminaron y el primero en romper el silencio fue Sasuke– Al parecer los zombies se desplazaron para seguir a los pocos que sobrevivieron.

– ¡Obvio! ¡Ni que se fueran a fumarse un porrito o irse de putas! ¿No? – le respondió con sorna.

*

Sasuke frunció el ceño ante el comentario medio pendejo que se lanzó el rubio.  Además, sabía que el rubio se estaba divirtiendo verlo molesto y se sereno, no le daría su gusto.

Hasta que escuchó una risa ahogada y volteo la cabeza como búho, y miró a Suigetsu asesinamente, causando que este se atragante.  

– No quiero escuchar otro comentario estúpido – dijo entre dientes - El punto es que esos seres horribles no están.

Siguieron caminando.

Todo estaba yendo bien, no había rastro de zombie cerca, es decir, no gruñidos, no pasos arrastrados o lentos ¡Nada! Aunque estaban yendo despacio y mirando hacia todo lado, asegurándose de que no hubiese zombies.

Ya estaban cerca de las escaleras de emergencia.

Resonó un ¡Clack! en medio de todo el silencio. El albino había pisado un pedazo de vidrio.

– ¡Dios! ¡Suigetsu, tienes que tener más cuidado! ¿Es que acaso no ves por dónde caminas? – le susurro furioso.

– ¡Oye, bastardo! ¡Fue un accidente! – le increpo el rubio.

– ¡Tú no te metas! – Y le dirigió de nuevo la vista al albino, que estaba nervioso– ¡No toques, ni pises nada!

– ¡Sasuke! Ya tanto, mejor pídele que esquive hasta la caca de mosca.

– Lo siento – Suigetsu susurró apenado viéndolos, y se quedó allí mirando fijamente atrás de ellos con el rostro pálido.

Vio al rubio voltear su rostro con temor. Mientras que él no sabía que cara había puesto, pero no debió ser diferente.

Era un zombie con piel grisácea, masticando algún pedazo de carne, apestando a mierda y comenzó a correr a por ellos.

– Y-yo me encargo– dijo tembloroso. Blandió la espada con saña y le perforo la cabeza de un movimiento.

Una vez que cayó el cuerpo inmóvil al piso y ver el charco de sangre, huyeron del escenario con pavor y con el corazón en la mano.

Se detuvo al llegar a las escaleras de emergencia. Ya no podía ser imprudente, puso su dedo índice en sus labios y fue el primero en ingresar, regreso a ellos y les llamó con la mano. Bajaron con sumo cuidado mirando a todo lado. 

Llegaron a un punto donde el auto se hacía más cerca. Estaban parados en un callejón pegados a la pared.

*

Naruto saco su cabeza sigilosamente y los otros dos lo imitaron. Se veía a pequeños grupos de alumnos corriendo en el estacionamiento, tratando de sobrevivir a lo igual que a zombies persiguiendo y devorando.

– Están por todos lados – exclamó con horror.

Suigetsu fue el primero en volver a ocultarse casi paralizado del miedo haciéndose bolita en el piso – N-no vamos a salir vivos.

–Levántate, pececito. No estamos tan lejos de llegar al auto – lo animó el rubio – Tenemos que correr. Bien, corremos en tres.

– Espera… hay que idear un plan– dijo Sasuke

– ¿Qué plan, Sasuke? Estamos en el puto fin del mundo, no hay tiempo.

Sasuke rodo los ojos y señalo su propio oído – escucha, rubio. Es el fin del mundo y con más razón hay que trazar un plan para tener más probabilidades para sobrevivir, ni siquiera sabemos dónde vamos a ir una vez que estemos afuera de este puto lugar, el aeropuerto está lejos como para llegar hoy– alzo la voz– además a ti nadie te eligió como líder como para que tomes decisiones por nosotros.

– No te me pongas engreído Sasuke. Estamos perdiendo el tiempo, solo deberíamos de correr, ya en el auto podemos pensar donde ir primero– dijo tratando de controlar su respiración, esta conversación le estaba haciendo enfadar– Y no me autoproclame líder, pero en vista de que nadie decía algo, tome la iniciativa.

El ambiente se volvió tenso.

– ¿Qué solo tienes aire en el cerebro? Tu improvisación solo nos va a llevar a ser comida de esos apestosos zombies – Sasuke le respondió desafiante para después decir en tono burlón – ¿Iniciativa? Por favor, Naruto. Tienes la mente de un niño de ocho años.

En ese instante deseó borrar esa sonrisa tan orgullosa y altanera a base de puños.

Escuchó un – Chicos – que susurro el cara de pez. Pero le importo un rábano lo que intentaba decir, lo único que quería era responderle al engreído de Sasuke.

Y gritó – Noticias de último minuto, bastardo: ¡Tengo alma de niño, y lo disfruto! ¡Tan solo observa! – lo miró con desafió en los ojos y lo imito burlonamente – ¡Ay mírenme! Soy el creído de Sasuke UCHIHA, soy un hijito de papi y mami, yo tengo mi súper auto, tengo un súper apellido, tengo mi súper orgullo, mi súper mansión, ¡Oh! ¡Y no olvidemos de mi ego! Que ya está por sobre las nubes, tannnnto que ya casi llega al planeta Krypton. Y ¿ya mencione que soy el más papacito de toda la galaxia? Hasta una marciana se enamora de – sintió un golpe en la cara que lo tiro al piso dejándolo medio noqueado, además de un increíble dolor. El desgraciado golpeaba fuerte.

 

– ¡Puto oxigenado, no sabes nada de mí! Por ese comportamiento infantil es que te ven como payaso. Nadie te va a tomar enserio. Ni Sakura– ¡Auch! eso le dolió más que el golpe en la mejilla, apretó sus manos con fuerzas y con deseos de saltar encima de Sasuke y romperle su perfecta nariz – Abre los ojos, esa chiquilla solo te utiliza, aceptó esa “cita” solo por conveniencia, porque sabe que tal vez no logre volver a tener una oportunidad como esa. ¿Y sabes que es lo peor?– Sasuke le hablo rápido y fluido, y escupiendo cada palabra – Lo peor es que tú lo sabes.

Se levantó como resorte al escuchar lo último, y lo peor es que el pelinegro tenía razón, lo sabía, sabía que Sakura solo aceptó por eso. Pero lo que más le fastidio, fue que Sasuke se lo dijera con una sonrisa engreída y petulante.

– Te voy a bajar de tu nube, imbécil– le lanzo un golpe directo a su nariz, pero se sorprendió que el pelinegro le esquivara con una sonrisa altanera.

– Esa chiquita superficial no te va a mirar ni aunque te reencarnes mil veces.

Y le dio un golpe en la mejilla, el otro también se lo devolvió hasta que sintió el frio piso. Estaban repartiéndose puñetes, escuchaban a Suigetsu hablando en voz baja queriendo calmarlos. Hasta que…

 – ¡PAREN! ¡PAREN PAR DE ESTUPIDOS! – gritó Suigetsu casi rabioso y agitado. ¡Gracias a ustedes llamamos la atención! ¡Muevan sus putos culos!

Se estremeció hasta los huesos al darse cuenta que varios zombies se dirigían a ellos. Se levantaron y echaron a correr hacia el auto, atrayendo en el camino a más podridos.

Mientras corría visualizaba al AUDI A8 de color escarlata de Sasuke. Sintió unas manos delgadas y pálidas tratando de alcanzarlo. Giró a ver a Suigetsu, sus ojos estaban abiertos y llenos de pánico.

Al frente había zombies, yendo en dirección a ellos.

Vio a Suigetsu blandiendo su espada, quien poco a poco se le fue curveando su boca hasta formarse una sonrisa sádica en su rostro, parecía que estaba disfrutando cortar en pedazos las extremidades de los zombies antes de decapitarlos… eso lo asustó más que los podridos. ¿Quién tendría placer al asesinar zombies?

Por otro lado, él no se quedaba atrás, asestaba golpes directos en el cráneo con su arma de madera.

*

Sasuke mantenía un porte elegante y con una sonrisa altanera, algo pequeña, bueno, una muy diminuta sonrisa. A pesar de que causaban asco, repulsión y nauseas de solo ver a los zombies, estaba orgulloso por desenvainar su espada de manera fluida y hábil.

Faltaba solo unos cuantos pasos para llegar al auto, cuando cayó al piso por resbalarse con un charco de sangre. El zombie más cercano se lanzó a él, haciendo que su espada cayera lejos.

Con su mano derecha sostuvo el pecho del zombie, mientras con la otra mano estiraba su mano para alcanzar su espada. El zombie no dejaba de gruñir y, de abrir y cerrar la boca, se asustó al sentir como los huesos del pecho se estaban quebrajando y si eso llegaba a suceder iba a ser mordido. Se llevó un susto de muerte al ver de reojo a un zombie yendo en su dirección. Se desesperó tratando de llegar a su arma.

“Muerto por resbalarse”, eso saldría en su lapida ¡Era inaceptable! y obvio no quedaría bien para las siguientes generaciones, además de ser la muerte más estúpida que haya tenido un Uchiha.

Despertó de sus fatalistas pensamientos al ver volar la cabeza del zombie por los cielos, vio a su salvador: Naruto, quien había propinado una patada que mando al cráneo podrido desaparecer al mismo estilo que el equipo Rocket. Sintió un jalón en el brazo que lo levanto de un tirón, y vio que acabó con el otro podrido de un porrazo.

– ¿Te mordieron? ¡Habla!– gritó el rubio sosteniéndolo de los hombros.

Aun no salía de la impresión. Jamás pensaría que el rubio le ayudaría y tembló en sus palabras al responder – N–no… Tu… tu me sal–

– Te salve. Sí, sí. Ahora correr – le contestó como si hubiera leído su mente.

Respiraba dificultosamente, aún no podía salir del shock. Estuvo cerca de ser mordido y si no fuera por Naruto no la hubiera contado, volvió a sentir un zarandeo hasta que logro reaccionar y agarro su espada.

Faltaban pocos pasos para llegar al auto, así que corrieron mientras sacaba de su pantalón la llave del auto.

Iba a rodear al coche para subir al volante cuando un zombie salió debajo, haciendo que griten del susto. Naruto lo golpeó fuertemente en el cráneo, quedando muerto al instante.

El podrido quedo en el piso y vio que el rubio le dio otro golpe en la cabeza con el palo.

– ¡Ya basta, imbécil, está muerto! – le dijo jaloneando del brazo para después entrar al auto y abrirle la puerta al albino.

 El rubio de nuevo volvió a golpear al zombie.

– ¡¿Y eso por qué?! – gritó el pelinegro enojado.

– ¡Vi que se movió!– le respondió.

Si claro, la cabeza del zombie parecía una calabaza estrellada ¿y se movió? – ¡Estás loco! ¡Sube o te dejo!

El rubio subió rápidamente diciendo – ¡Ya voy, ya voy! – Encendió el auto rápidamente al ver a más zombies acercándose en diferentes direcciones.

– ¡Arranca esta mierda! – gritó el albino, quien estaba de copiloto y escuchaba los gritos del rubio – ¡Ya vienen!– le pusieron aún más nervioso; hasta que pisó el acelerador saliendo embalados de ese lugar y pisando a unos zombies.

Dentro del auto. El peliblanco limpio la hoja de su katana con un trapo que encontró.

Luego, le daba besitos a su espada como si se tratara de su novia.

– ¡Ahg! Con eso descerebraste zombies – dijo totalmente asqueado.

– Me salvo la vida – le respondió con ternura.

– ¡Teme! Fíjate en el camino – le gritó el rubio desde atrás al pelinegro.

*

Salieron de la facultad y lo que vieron fue espeluznante, dejando un paisaje desolador.

– ¿Que cojones paso?– dijo Suigetsu.

Las calles estaban embarradas de sangre, había edificios en llamas, vidrios rotos, zombies, autos a huyendo a toda velocidad, sobrevivientes corriendo por su vida, el escenario era tétrico y terrorífico.

Naruto visualizo a un gordito muy parecido a Yayirobe, solo que este si tenía pantalones, se encontraba agitado, y casi sin aire. Más adelante un grupo de personas. Lo habían dejado atrás.

Se le estrujo su corazón, porque también le recordaba a su entrenador.

– ¡Para! ¡Para! ¡Tenemos que ayudarlo!– le gritó a Sasuke señalando al gordito.

– ¡Es riesgoso! ¡Piensa, dobe!– le respondió.

– Es verdad, rubio. ¡No es momento de ser samaritano!– Tenía razón, si se acercaban podrían ser presa fácil de los zombies. – No podemos hacer nada.

– ¡Insensibles! De Sasuke me lo espero pero... ¿De ti, Suigetsu? – El albino miro a un costado con el rostro abatido y culpable –¿No les gustaría que alguien les ayudara si estuvieran en su lugar?– mientras hablaba, los zombies habían capturado a su víctima– ¡necesita nuestra ayuda, es un ser humano, y…– calló al ver que ya se estaban banqueteando al gordito– olvídenlo.

*

Se quedaron callados. Algunos zombies trataban de alcanzarlos al ver el auto, sin lograrlo.

Después vieron que el pequeño grupo que estaba adelante del gordis, quedaron rodeados y presenciaron una masacre repugnante.

Todo camino estaba repleto de zombies.

Al parecer el rubio reconoció el lugar y habló – Entra por allí. ¡Vas a llegar a un vecindario!– le indico por dónde ir a Sasuke.

Suigetsu extrañado le pregunto al blondo – Espera, ¿vives cerca de la universidad? – preguntó, el rubio asintió – ¿Y aun así llegas tarde a clases? – dijo con la cara contrariada. Y después estallo en risas– Eres todo un caso, rubiales.

– Jejejeje No es que quiera llegar tarde, es que no pude registrarme a tiempo y por eso llevo cursos en turno mañana en este semestre.

–Y... Ustedes se conocen ¿eh?– dijo al recordar que el rubio llamo por su nombre al Uchiha cuando estaban en el salón de Lenguaje y había cierta familiaridad. Aunque pensándolo bien ¿Quién no conocía a Sasuke?.. Al menos todas las chicas de la universidad sí.

– Sí, desde el Kínder, desgraciadamente– le contestó el rubio con desdén.

– Desgracia la mía, no la tuya, dobe.

El albino se dio cuenta de que el vecindario estaba sin zombies. Uno que otro rastro de sangre y órganos por la pista o vereda.

De pronto sintió miradas. No sabiendo de dónde, pero le causo cierto escalofrió.  Mientras aun escuchaba un "Usurantokachi", "Teme" o cosas como "No te mereces a Sakura" , "Tampoco es que me interese", después escucho algo sobre "los encantos de Sakura" y por respuesta un "¿Que encantos?". ¡Exacto! ¿Qué encantos? La chica parecía una tabla de surf, y ni que decir de su personalidad, por momentos era agresiva y cuando estaba cerca de Sasuke se hacia la delicadita, y de eso no tenía nada; por el contrario tenía una fuerza brutal y le parecía una chica superficial. Sinceramente, ni borracho se fijaría en esa mujer. Además, él ya tenía a una persona en su corazoncito.

Salió de sus pensamientos al ver el movimiento de una cortina de un segundo piso de una casa. Agradecía que el auto no avanzara tan rápido, porque diviso una mujer viéndolos queriendo pasar desapercibida, casi oculta entre las cortinas. –Nos observan – pensó en voz alta ganándose las miradas de los otros dos.

–Sobrevivientes, sí que tuvieron suerte al estar en sus casas en el apocalipsis. – comentó Sasuke.

–Están tan asustados como nosotros al ver esas criaturas– dijo Naruto mirando el pavimento, en el que se podía observar algunos restos de sangre, poco, pero aseguraba que habría sido igual de traumatizante como el que pasaron en la universidad.

–Oye, dobe ¿Por dónde?

– A la derecha y dos cuadras más– le guío el rubio.

Estaban yendo tranquilos.

– ¡¡¡Espera!!!– Sasuke frenó el auto en seco y se sacudieron en sus asientos.

– ¡¿Que mierda, Naruto?! ¡Espero des una buena justificación para que me hagas frenar así! – exclamó Sasuke echando humo por los oídos.

– ¡Oye, pendejo, casi salgo volando! – le gritó al rubio mientras se ponía el cinturón de seguridad, por si acaso.

– Lo siento. Al frente de mi casa hay un parque y a menos que no quieran ver zombiecitos entremos por el patio trasero de mi casa.

La conversación quedo zanjada al ver el asentimiento de Sasuke.

Naruto índico donde estacionarse y se había planificado que hacer una vez que entraran, se detuvo precisamente atrás de la casa del rubio. Bajaron y ante ellos se encontraba una valla de tela metálica de 2 metros y medio de altura.

Suigetsu vio que ellos pasaron al otro lado como si fueran ninjas. Mientras que él, bueno, subió a duras penas. Una vez que cayó al área verde del patio trasero, se levantó adolorido por la caída.

El blondo abrió una puerta– Vamos.

Entraron con confianza, después de todo Naruto antes de bajar del auto dijo que no se encontraba nadie en casa, así que el lugar era seguro.

– ¡Wowww! Rubiales, eres de todo menos pobretón – dijo al ver que por dentro era lujoso.

– jejeje.– El rubio solo sonrió nervioso.

– ¡Hey! A por lo que vinimos.

– ¡Si, Señor!– le respondió como un soldado a Sasuke, mientras este regresaba al patio por unos artefactos.

*

Naruto al entrar a su casa sintió nostalgia, se suponía que a esta hora debería estar cenando, y preparándose para su cita.

–Iré por la comida – dijo

– ¿Qué? Pensé que yo iba a hacer eso – exclamó el albino.

– No, no. De eso me encargo yo– le respondió – tu busca los útiles de aseo.

– Rubio, la neta, tengo hambre.

– Bien, bien – aceptó, solo porque le dio ganas hacer piss – agarra todo el ramen que puedas, tú come los vegetales – y se fue corriendo al baño del segundo piso. Dejando a Suigetsu en la cocina con bolsas de plástico.

Una vez que llego, satisfacio sus necesidades. Soltó un respiro. Empezó a llenar todo lo necesario: toallas, papel, pasta dental, su cepillo personal. Fue a su cuarto a buscar algo de utilidad, estaba rebuscando entre sus cosas... hasta que escucho un grito aterrador proveniente del primer piso que le hizo palidecer.

¡Suigetsu!, pensó asustado.

Bajo corriendo por las escaleras.

Suigetsu estaba en el piso agitado y a unos escasos pasos estaba un zombie: un hombre gordo, viejo y alto levantándose de espalda, al parecer el albino le propino un buen golpe que hizo que perdiera la estabilidad. Sasuke apareció en la escena.

– ¡¿Que no dijiste que tu casa era seguro?! ¡Casi me da un infarto!– gritaba Suigetsu alterado levantándose, sosteniéndose de la mesita de cocina.

Volvió a dirigir su mirada al zombie – ¡NNo puede ser!.. ¿Padrino?

– Por más que sea tu padrino debemos matarlo – escuchó decir a Sasuke desde atrás.

No, no lo era. Estaba seguro. Si fuera su padrino estaría yendo a morder una nalga a la sexy vecina.

Sasuke le rebano la cabeza de un zarpazo al zombie y cogió unas bolsas corriendo con Suigetsu.

Naruto se quedó en shock, la persona que estaba tendida en el piso era un amigo de la familia. De hecho era el editor de su padrino, sí, el gran Ero–sennin, además de ser pervertido también era un reconocido escritor.

Reaccionó al escuchar los golpes fuertes de la entrada de la casa. Entendió que el grito de Suigetsu fue tan fuerte que llamo la atención de los zombis de toda la cuadra.

Así que corrió hacia su patio trasero, vio a Sasuke subiendo y lanzar con fuerza las bolsas que contenían alimentos hacia afuera de las vallas.

– ¡Sasuke! – gritó angustiado el rubio causando que Sasuke cayera – ¡Por un carajo! ¡Ten más cuidado con el ramen!– este se levantó rápidamente molesto y adolorido, y lo mando la mierda.

Aun en un apocalipsis zombie, el rubio seguía pensando en pequeñeces como el Ramen; aunque para el rubio no era ninguna pequeñez, era su fuente de vida, su pan de cada día, su alimento de todos los días, su sustento, su éxtasis. Ok, no tanto.

Sasuke volvió a subir y pasó la valla con facilidad y procedió a cargar las bolsas al auto.

 

Naruto y Suigetsu tiraban otras dos bolsas más de reservas, El rubio se dio cuenta que los zombies ya estaban pasando por la ventana del patio trasero y otros empujaban la puerta. Subió a la valla y al estar en medio de la valla, vio que Suigetsu apenas y podía subir. Lo sostuvo del brazo para impulsarlo. Y lo estaba logrando. Pero los zombies le sostuvieron del pie.

– ¡No me sueltes! ¡No me sueltes! – hablaba con los ojos llorosos.

– ¡Suigetsu! ¡Impúlsate! – le gritó mientras lo sostenía fuerte.

Por los gruñidos y ruidos que hacían dentro de la casa, suponía que eran varios.

– ¡Idiota! ¡Tienes que subir ya!– exclamó un angustiado Sasuke al ver que se acercaban zombies por la pista.

–N–No Puedo – y rompió en llanto.

No sabía que decirle a Suigetsu, ¿Que haría para que no se rinda? Si había algo que a él le daba fuerzas era que había la posibilidad que alguien estuviera esperando por su llegada; sus padres, su abuela, su padrino, tal vez su sensei o sus amigos. – ¡No te rindas! ¡No puedes morir de esta manera! ¡Estoy seguro que alguien espera por ti!

*

Suigetsu abrió sus ojos llorosos. Inmediatamente hizo más fuerza en los brazos. Pateo fuertemente. Insistió en patear a los zombies logrando zafarse. Se aferró al brazo derecho del rubio y de la valla, logrando pasarlo.

El rubio cayó a su costado, y subieron agitados. Otra vez el auto se embalaba por la pista esquivando los zombies.

–Ve a la calle Marriot – El agitado cara de pez giro su cabeza mirando a Sasuke – Necesito hacer algo importante – como respuesta el pelinegro le miro confuso conduciendo– Y-Yo Voy a buscar a una persona.

– ¡Oye! Pececito. ¿Estás bien? Sé que has pasado una experienc..

– Tengo que buscarla– Le interrumpió con seriedad.

– Ya está anocheciendo, es peligroso – le dijo el pelinegro señalando el cielo.

– Ella... Ella es mi vida – respondió Suigetsu desde el corazón – El tan solo pensar en verla me da motivos para seguir adelante.

–Ella es súper jodida, en realidad, yo también, siempre le molesto que tiene barba, pero la realidad es que no es así, solo me gusta ver como se ruboriza, aunque después me caiga un golpe – dio un suspiro hondo – Me gusta su personalidad, sin pelos en la lengua, te habla directo, es una bruja hermosa ¡Oh! Su sonrisa…– sonrió bobamente – sus labios, sus ojos, su aroma, su fuerza, todo me enamora. Y–yo no quiero morir sin antes decirle lo que siento.

Naruto ya se odiaba por ser tan sensible, estaba al borde del llanto. Se quejaba mentalmente "estúpido sensible, me odio a mí mismo".

– Teme, déjalo ir – le miro al pelinegro, después a Suigetsu. – Ve por tu chica. Podemos acompañarte si quieres...

– Nos vendría bien caminar– dijo Sasuke mirando a otro lado.

– ¡Eh! ¿Harían eso?– Preguntó el albino entre sorprendió y feliz –...Aunque ella tiene auto, pero... – puso su rostro pensativo – Regresare con ella a más tardar una hora.

Naruto sintió una opresión en su corazón, tuvo un mal presentimiento, pero lo ignoro. Miro a Sasuke y luego asintieron con la cabeza.

–Bueno, pececito… ¡Suerte con tu chica!– dirigió su vista al pelinegro– ¡Vamos, teme! Si quiera dale ánimos a tu amigo.

– Suerte – dijo sin ganas.

Suigetsu agarro su espada – En serio, nunca pensé escucharte dar ánimos, Sasuke. Tenía que pasar un apocalipsis para que ocurriera. ¿En serio?

Naruto se rio.

–No tientes mi paciencia, Suigetsu.

Llegaron a su destino y este salió del auto, y avanzo cuidadosamente por la acera, pasando las rejas que impedían el ingreso de coches. Llevando su espada en su mano. Volteo a verlos sonriendo para después girar la esquina y desaparecer del escenario.

Se quedaron allí, esperando. Ya había anochecido, aún quedaba batería y miró la hora.

–Ya paso más de una hora, y el cara de pez no regresa– dijo molesto consigo mismo al no haberlo acompañado. Ya estaba pensando lo peor. Por momentos quería pensar que se fue en el auto con la chica que le gustaba, pero se martirizaba al recordar que él le animo a buscarla, prácticamente le expuso al peligro.

– Va a regresar, siempre supo cómo arreglarse de todos sus problemas.

No sabía cuánto tiempo había pasado, su celular estaba sin batería.  Ya había anochecido, lo único que iluminaba eran los faroles públicos.

Y allí estaba. Maldiciendo su día. Se suponía que hoy iba a tener una cita con la chica que le gustaba desde el kínder.

Se suponía que ese era SU DIA, por fin había conseguido UNA cita, SU primera cita, a sus 20 años.. ¡Que horror! ¿Y justo ese DIA empieza un apocalipsis zombie?… ¿En serio?

Se empezó a golpear su cabeza con el asiento, lamentando su maldita suerte.

Idiota, no hagas bulla– y para rematar, estaba en un auto con su archí rival en el AMOR.

Estaba al lado de su némesis.

¡Si! ¡Némesis! .. Como Lionel Messi a Cristiano Ronaldo, como Superman y Lex Luthor, como Luke Skywalker y Darth Vader. Pues, él, Naruto Namikase y su némesis Sasuke Uchiha.

Desde que tiene uso de razón compite con Sasuke. Todas las chicas lo rodean y entre ellas Sakura ¿qué le veían? Si era un chico egocéntrico, altanero, engreído y orgulloso.

Una vez más bostezó, tal vez no sabía qué hora era, pero sí que le estaba dando sueño, en parte porque estuvo jugando Play Station con sus amigos hasta la madrugada. Volvió a bostezar y pensó en el cara de pez, esperaba verlo con su chica para la mañana diciéndole que todo le fue bien...y se durmió con esos pensamientos.

Sintió que cerró y abrió los ojos. Tuvo un sueño horrible, donde aparecieron zombies, se perdió su primera cita, se salvó de morir en la universidad, peleo con el engreído de Sasuke, después fueron atacados en su casa y por último que Suigetsu se fue a buscar a su amada como todo un héroe. Termino de recordar su sueño y al abrir sus ojos vio los rayos del sol pasar por la ventana del auto ..¿Auto? ¡Auto! Se dio cuenta que no era un sueño, e inmediatamente buscó con la mirada al albino y no lo encontró.

Suigetsu no regresó.


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