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Vinsmoke before flowers por Akashi_Male

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―¿Ya estás aquí?― Sabo trató de sonreír naturalmente, pero aun no se sacaba de la cabeza lo que sucedió rato antes.

―Si―. Luffy, por su parte, tenía una expresión de mucho enojo, causándole intriga. Enojar a su hermanito no era fácil, menos al punto que tuviera esa cara.

―¿Qué ha pasado?― Inquirió, el pelinegro solo desvió los labios y sus ojos.

―Nada―. Río levemente, realmente no sabia mentir, pero si no quería decirle no lo forzaría―. ¿Podemos ir a casa? ¡Tengo hambre!

―Claro, vamos.

 

Ambos subieron al auto, el rubio arrancó de inmediato mientras Luffy miraba por ultima vez hacia la escuela. ¿Qué rayos les pasaba a esos hermanos? ¿Qué necesidad tenían de humillar así a una persona?

 

―El lunes empezarás, ya arreglé todo el papeleo―. Informó Sabo con una pequeña sonrisa, el pelinegro solo asintió. Era jueves, por lo que tenía cuatro días para prepararse mentalmente y no llegar a romperle la cara a esos dos imbéciles si volvía a verlos.

 

•_•_•_•_•

 

Ace salió de la universidad con una sonrisa, estaba contento que por fin logró anotarlos y ya no perderían mas clases. Ya tenían un mes de atraso, por lo que tendrían que ponerse al corriente como fuera, pero por lo menos ya no tendrían que esperar más.

Iba tan distraído que no se dio cuenta de las dos personas que caminaban hacia su dirección, siendo el choque casi inevitable. Él cayó al suelo, sintiendo que el otro también.

 

―Lo siento―. Fue lo único que salió de sus labios antes de mirar hacia el frente, encontrándose con un chico rubio, que tenia un peinado extraño parecido a una piña, sus ojos eran azules y su mirada bastante profunda.

 

Se levantó como pudo, dado que se golpeo el trasero en la caída, fijándose en el acompañante del hombre. Un tipo castaño, que poseía un peinado con tupe, y sonreía divertido.

 

―Puedo levantarme solo, no hay problema―. Escuchó desde el suelo, por lo que bajo su mirada y notó que el rubio lo observaba fijamente. Segundos después, y viendo que él no lo ayudaría, se puso de pie solo.

 

Ahora pudo divisarlo mejor: vestía una chaqueta púrpura abierta y una faja azul clara adornada con un cinturón de color dorado, pantalones largos de color gris oscuro y sandalias negras. Le sorprendió ver un gran tatuaje en su pecho desnudo, el cual era una cruz con el símbolo de un bigote.

 

Ese símbolo… lo he visto en algún lado―. Pensó sin dejar de admirarlo, cosa que el extraño notó ya que se puso ligeramente colorado, pero no dijo nada―. Lo siento de nuevo, nos vemos―. Comenzó a caminar nuevamente, sintiendo los ojos de ambos sobre su espalda.

―Fíjate por donde vas la próxima, niño bonito―. Esa voz no pertenecía al rubio, así que supuso que era del castaño. Igualmente lo ignoró, se sentía extraño y quería alejarse lo más rápido posible de ahí.

 

Luego de diez minutos llegó a la parada de autobús, ahora solo era cuestión de esperar que llegará el transporte.

 

•_•_•_•_•

 

Cuando llegaron a la casa, Sabo comenzó a hacer el almuerzo y Luffy jugaba en la sala mientras olía los deliciosos olores que salían de la cocina. Su hermano cocinaba de lo mejor, y para agregar un punto a su favor, siempre los dejaba satisfechos.

Fueron cuestión de minutos para escuchar la puerta de entrada siendo abierta, claro indicio que Ace había llegado. Corrió hacia él y se tiró encima suyo, abrazándolo mientras reía.

 

―Ya estoy en casa―. Trató de hablar el castaño, cosa que se le dificultaba porque el menor lo estaba apretujando demasiado―. Me dejas sin aire, Luffy―. Río para sus adentros, el pelinegro era como un niño pequeño en la mayoría del tiempo.

―TE EXTRAÑEEEEE―. Gritó con una sonrisa―. SABO ESTA COCINANDO COMIDA DELICIOSA―. En ese momento, el mencionado salió de la cocina mientras veía divertido la escena.

―Ya volviste. ¿Cómo te fue?― Preguntó, Luffy se bajo de encima de su hermano, quien solo le mostro el dedo pulgar.

―Bien, ya el lunes podemos empezar sin problemas―. El rubio asintió―. ¿Y ustedes?

―Todo esta en orden, también podrá comenzar el lunes―. Sonrió ante su respuesta―. Mañana a la mañana iremos a comprarle el uniforme, ¿quieres venir con nosotros?

―¡Claro!, nunca he visto a Luffy con uniforme, será divertido―. Ambos comenzaron a reír fuertemente, el menor ladeo la cabeza hacia un costado, juraría que sus hermanos se estaban burlando de él.

 

•_•_•_•_•

 

Al otro día, luego de desayunar, se dirigieron a la tienda donde comprarían el uniforme. Los alumnos tenías dos clases de los mismos: uno regular, que era el mismo que Luffy vio el día anterior, y otro para la clase de Educación Física.

Decidieron que le comprarían dos pares de cada cosa, ya que no querían correr riegos después.

 

―¡Luffy, quédate quieto!― Pidió Ace tratando de sacarle las medidas frente a la mujer que los atendía, el pelinegro solo reía como niño pequeño―. ¡Si no te quedas como estatua no comerás!― Y fue cuando logró su cometido, el menor se quedo quieto sin mover ni un solo musculo.

 

Amenazarlo con comida siempre funcionaba, al menos la mayoría de las veces.

 

―Vale, esas son―. Dijo después de algunos minutos, la dependienta asintió con una sonrisa, yéndose hacia la parte trasera del lugar.

―Te obedecí, si comeré hoy ¿verdad?― Pregunto el pequeño mientras hacia cara de cachorro abandonado, el castaño le acarició la cabeza con ternura.

―Claro, te has portado bien―. Se le iluminó el rostro al oírlo, comenzando a reír con felicidad.

―Aún falta para el almuerzo, podríamos ir a tomar algo cuando salgamos de acá―. Sugirió Sabo, quien se había mantenido callado todo ese rato.

―¡SI! ¡COMIDAAAA!

 

Minutos después, la mujer apareció con el par de uniformes. Se fijaron que todo estuviera en orden, y luego pagaron. Acto seguido, se marcharon con emoción. No solo Luffy, los otros dos también tenían un apetito voraz y un gran estómago, por lo que nunca negaban la oportunidad de comer.

 

•_•_•_•_•

 

Llegaron a una gran cafetería ubicada en el centro de Sabaody, sentándose en una mesa cerca de la ventana, teniendo plena vista de lo que pasaba en la calle.

 

―Por suerte nos veremos seguido en los pasillos y en el receso―. Comentó Sabo luego de pedir el extraordinariamente grande pedido de comida.

―Si, pero me preocupa que Luffy tenga que ir en transporte sólo hacia el instituto―. Respondió Ace con una mueca, señalando al menor que realmente no estaba prestando atención a la conversación.

 

Parecía mas entretenido en mirar hacia afuera, viendo a las personas pasar por la vereda.

 

―Me pregunto que estará pasando por su cabeza―. Ambos lo miraban con extrañeza, era raro en él que se quedará callado sin razón aparente―. Ayer cuando salimos de la escuela, también lo noté como ido…

―¿Se separaron en algún momento?― Inquirió el castaño, su hermano asintió―. ¿Habrá pasado algo en ese lapso de tiempo?― Levantó los hombros dándole a entender que tampoco tenia respuesta.

 

Por su parte, Luffy no podía sacarse de la cabeza lo sucedido el día anterior en el instituto. Sin embargo, más que pensar en patearle el trasero a esos hermanos, no dejaba de visualizar al pelirrojo en su mente. Jamás había sentido aquello, su corazón bombeaba con fuerza, ese chico era realmente atractivo. ¡Demonios que lo era!

Se preguntaba por qué era así, por qué no mostraba remordimiento al hacer aquello, por qué no sentía culpa cuando le estampo la tarta a esa chica.

De forma muy extraña, quería volver a verlo, quería conocerlo, entender por qué actuó de esa manera.

 

•_•_•_•_•

 

Los días pasaron sin mayores noticias, hasta que llegó la mañana del lunes. Los tres hermanos se preparaban en sus respectivas habitaciones, para suerte de los mayores ellos podían ponerse lo que quisieran.

Luffy se miraba al espejo cada dos por tres, se sentía demasiado extraño usando ese uniforme, ya que jamás tuvo que usar uno.

Suspiró.

¿Por qué estaba tan nervioso? Después de todo, realmente no tenia motivos para estarlo. Todos los demás alumnos estarían vestidos de la misma forma, ¿a qué le temía?

 

―Creo que esto no va así…― Hizo una mueca al ver la corbata, algo le decía que se la había puesto mal―. Le pediré a Sabo que la arregle―. Se alzó de hombros, restándole importancia.

 

Guardó el uniforme de educación física en la mochila, ya que su hermano le comentó que debía guardarla en el casillero asignado para esa clase, que cada alumno tenia uno propio.  

Se miró por ultima vez al espejo, visualizando su sombrero de paja sobre la cama, el cual no podría llevar por reglamento. Eso si había sido un golpe duro, ya que era muy apegado a él.

 

―¡Bien, tú puedes!― Sonrió abiertamente mientras se daba ánimos, luego bajo al comedor para desayunar.

 

Sus hermanos comían como si no hubiera un mañana, siendo cuestión de segundos para que se les uniera.

 

•_•_•_•_•

 

―¡Buena suerte, Luffy!

―No estés nervioso, harás amigos más rápido de lo que puedes decir ¨yo¨.

 

Ace y Sabo le daban ánimos cuando salió de la casa, quedándose en el umbral de la puerta. Él hizo una señal de victoria con el pulgar y sonrió de lado a lado.

 

―Enserio me preocupa que vaya solo, ¿y si le pasa algo?― Susurró el castaño con una mueca, realmente le costaba ver que su hermanito estaba creciendo y debía aprender a manejarse por su cuenta.

 

Se dirigió a paso normal hacia la parada del autobús, sus hermanos le explicaron detalladamente cual debía tomar, así mismo le dijeron que lo dejaría a solo una calle del instituto.

Espero diez minutos en lo que llegaba, subiéndose y pagando el boleto. Después se sentó en un asiento al lado de la ventana, mirando el paisaje.

La brisa era fresca, el invierno se acercaba a pasos agigantados y las calles aún estaban un poco oscuras. Tenia, por lo menos, una hora de viaje.

Sacó su celular de la mochila, así como sus auriculares, los cuales se colocó y prendió la música.

 

•_•_•_•_•

 

Finalmente llegó, quedándose quieto en la entrada del instituto. Algo lo estaba inquietando, tenia un presentimiento extraño.

Veía a todos los alumnos adentrándose al gran edificio, todo parecía normal y sin complicaciones. Quizás se estaba haciendo la cabeza, no tenía nada porque preocuparse.

 

―Es la hora…― Dejo escapar el aire que mantenía en sus pulmones, ya era hora de afrontar su nueva escuela.

 

 

 

Continuará…


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