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Ese algo llamado Amor (Riren/Ereri) por Tesschan

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Notas del capitulo:

Descargo: Shingeki no Kyojin y sus personajes le pertenecen a Hajime Isayama, yo solo los he tomado prestados para esta historia.

Encuentro LIII:

Regalo Perfecto

 

 

 

Noviembre inicia con una mañana tempestuosa de cielos oscuros y un frío helado que cala los huesos. Un anuncio del invierno próximo que ya solo está a un paso.

Resguardados en la cálida y confortable seguridad de la librería, Levi prepara té mientras a hurtadillas observa al chico que, con el ceño fruncido y murmurando para sí, revolotea de una sección de libros a otra y saca ejemplares de diversos estantes sin acabar por decidirse aun.

Tras preparar las tazas y dejarlas sobre el mostrador, el mocoso va a su lado y se deja caer sentado en uno de los taburetes, teniendo cuidado de no golpear su pierna lastimada. Sus ojos de mar de verano lucen las frías trazas del invierno debido al desánimo que lo embarga, casi como si estos estuvieran resguardando la misma tormenta que amenaza con desatarse en el exterior.

—¿Cómo se supone que elija un libro para Armin si ni siquiera estoy seguro de lo que le gustaría? —protesta su novio agarrando una de las magdalenas de chocolate y mordiéndola con despecho—. Sería más fácil regalarle un videojuego.

Levi chasquea la lengua y da un sorbo a su té. Quiere regañarlo, pero al ver la expresión ofuscada del chico su corazón se ablanda y acaba posando su mano en aquella morena mejilla con una delicadeza impropia de él. De inmediato, como si de un gato se tratase, los verdes ojos de Eren se iluminan y atrapa esta bajo la suya, acurrucándose encantado contra su calor. Una suave sonrisa aflora a sus labios, desterrando el malhumor reinante como por arte de magia.

A pesar de que la idea de comprar un libro a Armin por su cumpleaños nació del mocoso, la sugerencia de que buscara algo en su tienda fue completamente suya. Lo que Levi jamás esperó, fue que aquella tarea resultara ser tan difícil para el chico; incluso él, que apenas conoce al mejor amigo de Eren, solo necesitaría de unos cuantos minutos para realizar una acertada elección.

—Tch, videojuegos. Que poco original —le dice, despectivo, logrando que aquella mirada verdeazulada vuelva a tornarse turbulenta y su corazón lata con la anticipación de la batalla—. ¿Quieres que te ayude, mocoso?

Durante una fracción de segundo los enormes ojos de Eren lo observan, atentos; de seguro debatiéndose entre aceptar o no su propuesta. Si no fuera porque desde un principio este quiso hacer aquello sin ayuda alguna, él ya habría resuelto su problema en un pestañeo; pero no. Si por algo se caracteriza aquel mocoso, es por la terquedad y determinación que tiene cuando se propone algo.

Luego de un instante de profunda meditación, Eren vuelve a negar con un gesto y, con cierta reticencia, este permite que su mano se aparte finalmente de su rostro en el momento justo en que las campanillas de la puerta resuenan y un par de clientes entran en la tienda.

Una vez acaba de atender y completar la venta, Levi se bebe de un par de sorbos su té, ya frío, y va en busca de su novio que ha desaparecido de su vista.

Lo haya sentado en el suelo del pasillo de Literatura Clásica, con la lastimada pierna estirada para descansarla y montón de libros separados en dos pilas frente a él. Su rostro, tan conocido, tan amado, luce lleno de aquella determinación característica que Levi ha llegado a respetar.

Durante un breve instante, su jodido TOC le grita angustiado que sus preciados libros están en el suelo y que aquella atrocidad no tiene límites, pero decide callarse y se traga lo mejor posible su ansiedad, contemplando al risueño mocoso que se ha ganado su corazón como nadie antes y que ha vuelto su vida del revés sin que a él realmente le importe.

Siendo repentinamente consciente de su escrutinio, Eren levanta el rostro en su dirección y le sonríe al notarlo. Primero una pequeña sonrisa llena de disculpas por el desastre que ha provocado, para tornarse luego en una abierta y sincera, llena de aquella dicha fácil que Levi jamás creyó existiera hasta que lo conoció y sin la cual ya no cree ser capaz de vivir.

—Que sepas que voy a patearte el culo si no dejas todo en su sitio una vez acabes, mocoso. No pongas a prueba mi paciencia —le advierte con seriedad, una que seguramente se contrapone con la expresión de su rostro ya que Eren sonríe aún más, como si este fuese consciente de su debilidad pero de todos modos fingiera no notarla.

—Lo haré, lo haré —le asegura—. Ya estoy acabando, Levi; aunque luego te pediré que me eches una mano para corroborar mi elección final, ¿puedes?

Él asiente y lleva una mano hacia la cabeza del chico, arreglando el desastre que es su cabello castaño. Antes de que pueda apartarse de su lado, Eren, que lo observa con fuego verde en los ojos y un sutil rubor en sus mejillas que no estaba allí segundos atrás, lo retiene una vez más, impidiéndole huir.

—El mes que viene es tu cumpleaños, Levi, ¿deseas algo en especial?

Él, quien ha pasado los últimos años de su vida ignorando aquel día porque no le importa en absoluto, pestañea confundido un par de veces, sin saber que decir. Piensa y piensa en una respuesta, pero su cerebro no procesa adecuadamente. Decide ser sincero con este y confesarle que no hay nada que quiera en realidad, sin embargo, al ver como la ansiedad y la vergüenza del chico crecen a cada segundo, con cada respiración, él acaba cediendo, como siempre, y abre la boca una vez más.

—Te tengo a ti, ¿qué más puedo desear?

Aquellas palabras, que meses atrás le habrían resultado vergonzosas, escapan de sus labios sabiéndole completamente a verdad. Tiene a Eren a su lado, y eso es mucho más de lo que siquiera pudo soñar en algún momento. Si aquel mocoso no es el regalo más perfecto que haya recibido en su vida, no sabe que más podría serlo.


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