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Mascota por anonimo0219

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El notario llegó a casa de los Phantomhive con la documentación requerida, para llevar a cabo el cambio de apellido de los mellizos, el proceso duro aproximadamente una hora y media, en el que se diligencio y leyó cada una de las clausulas legales a cabalidad, con el fin de no cometer errores.

Ya con los nuevos Phantomhive inicio el proceso de matrícula en el mejor colegio de la ciudad, para que los jóvenes pudieran terminar sus estudios y seguir con la universidad, realizaron todos los trámites la compra del uniforme y para Ciel un nuevo parche, debido a que él no quería que otros vieran su ojo derecho, siendo aceptado por todos.

Todo el día, se les fue realizando trámites y comprando útiles e implementos; del mismo modo, sucedía algo parecido en la mansión Michaelis, donde Sebastián, fue inscrito a una universidad prestigiosa, para que estudiara administración en el horario de la mañana, pero también deberá llevar a cabo su trabajo en la compañía impecablemente durante las tardes.

Sebastián y Ciel pensaban, mientras miraban el cielo nocturno con una gran luna llena, imaginándose como estaría el otro sin su compañía o que estará haciendo, piensa en mí o solo decidió olvidarme, eran estos y muchos más lo que rondaban por sus cabezas, mientras suspiraban esperando reunirse una vez más, quedándose dormidos con los recuerdos recientes de su convivencia.

En otro lugar, una mujer observaba el cielo, mientras acariciaba un arma, se había enterado por un compañero de clase de su hijo Astre, que este se estaba quedando en casa de su novio, el cual ella nunca conoció y aprobó, por lo que pensaba hacerle una visita para evaluarlo y ver si es digno de la familia Phantomhive, después de todo ella lo único que quería era apoderarse del dinero y el hombre que siempre le perteneció.

Ella nunca olvida y el amor que siempre sintió por Vincent aún late y es lo que la lleva a la locura y obsesión, para ella Angelina fue la culpable de todo, de su separación e indiferencia, al igual que la hija de esta, por ellas su amado la había dejado, pero pensaba que si acababa con estas, él sería suyo, completamente suyo y junto a Astre, formarían la maravillosa familia que siempre soñó.

Ciel no entraba en sus planes, ya que para ella él nunca fue su hijo, solo un error que no logro abortar por miedo a que le pasará algo a su adorado Astre, por eso prefirió deshacerse de él, ya que no servía para nada en especial, por esa malformación en su ojo derecho que le quitaba el parecido a su amado.

Esa mujer había perdido la cabeza, últimamente escuchaba voces y tenía alucinaciones visuales, a causa de la perdida de sus dos hijos; ya que desde el día en el que entrego a Ciel y desapareció Astre, todo había empeorado, tenía insomnio y problemas para mantener sus ciclos del sueño adecuados, su apetito disminuyó, su apariencia había cambiado, su cuerpo deteriorado por el medicamento para dormir, quedando solo la sombra de lo que alguna vez fue aquella mujer, que hechizaba a todos los hombres; quedó atrás, ahora se veía vieja, llena de arrugas y con bolsas bajo los ojos, su ropa harapienta dándole una aspecto desagradable.

Había vendido la casa donde antes vivía y consumía drogas, esperando calmar su soledad y tener aunque sea un momento de felicidad, ahora vivía en una pequeña habitación desordenada, con todo tirado; las voces constantemente le susurraban, que debía acabar con Angelina cuanto antes, para detener su sufrimiento, causando un sonrisa de extremo a extremo en su rostro, con sus ojos perdidos el viento se estremecía, anunciando un mal presagio.

Al otro día, dos jóvenes eran despertados por los sirvientes del lugar, para que se alistaran debido a que iniciaban clases ese mismo día, rápidamente se bañaron y cambiaron, para bajar a desayunar con los demás, encontrándose con su padre.

— Buenos días chicos, cómo durmieron — ambos se sentaron juntos y observaron el desayuno, mientras escuchaban lo dicho por su padre.

— Muy bien, señor — contesto tranquilamente, para seguir comiendo mientras los otros dos lo miraban horrorizados.

— Ciel llámame papá o padre, no me digas así, me hace sentir solitario — el azulino mayor estaba triste, ya que su pequeño hijo doncel, no lo reconocía aún.

— Dile padre sin pena Ciel, yo le comencé a decir así desde el principio — decía un sonriente azulino a su hermano menor, mientras el padre solo estaba enojado por su comentario.

—...P.Padre — susurro por lo bajo, pero aun así fue escuchado por todos, causando una sonrisa a los dos varones.

— Muchachos, creo que deben apurarse o llegarán tarde en su primer día de clase — los dos jóvenes se levantaron y fueron corriendo a terminar de arreglarse, para luego salir y subirse a un auto que los llevaría a su nuevo colegio.

En la mañana con los Michaelis, todos estaban corriendo, Scarlett por su viaje en crucero, Leónidas porque la iba a acompañar al muelle y después iría a la compañía y Sebastián, porque iniciaban clases en la universidad y ya iba un poco tarde.

Leónidas no se olvidaba de decirle a su hijo, que el día de hoy iniciaba su nueva vida, tendría únicamente dinero por el primer mes, el resto tendría que trabajarlo como cualquier persona normal.

Ciel y Astre por fin habían llegado al nuevo colegio, al cual asistirían a partir de ese momento, como los hijos del patriarca de la familia Phantomhive, los estudiantes los observaban con curiosidad, otros con deseo, en especial al doncel.

Astre observaba a cada una de las caras que dirigía miradas lascivas a su hermano furioso, esperaba poder controlarse para no matar a esos mocosos, porque eso eran para él.

Ciel por el contrario, los ignoraba, no quería problemas; además, él sabía defenderse muy bien, así que no se preocupaba mucho, lo único que le afectaba era el comportamiento sobreprotector de su hermano, él sabía que Astre era la persona más celosa y posesiva con él, mostrando una gran fuerza de voluntad, para no atacar a Sebastián cuando mantenían relaciones, pero entendía que solo lo hizo para lograr sacarlo de esa casa.

Esperaba que ningún varón fuera tan tonto de provocar la ira de su hermano, quién podría ser capaz de cualquier cosa, con el fin de hacerlo respetar; de repente, distinguió una cabellera rubia entre los múltiples alumnos que le hizo dar media vuelta y alejarse del lugar, esperando no ser reconocido, mientras su hermano estaba distraído espantando a los demás estudiantes a su alrededor.

Astre estaba enfadado con todos, notaba las miradas que le estaban mandando a su hermano y eso no lo hacía feliz, sentía que su pequeño Ciel se alejaba cada vez más, después de presenciar la relación de él y Sebastián, se juró no permitir que nadie le volviera a poner un solo dedo encima sin su autorización.

Sin darse cuenta, un rubio se abalanzó sobre él, abrazándolo fuertemente para que no pudiera soltarse tan fácilmente, sintió el cuerpo más pequeño temblar, pero aún no se había percatado de quien era, hasta que poco después, lo reconoció, alejando su pequeño cuerpo rápidamente sin hacerle daño alguno.

— Tú...tu qué haces aquí — pregunto furioso, ante la mirada interesada de los otros, al percatarse de la situación agarró del brazo al joven y empezó a alejarlo de las miradas curiosas — ven — susurro para continuar con su camino, mientras el otro se dejaba llevar.

Ya en un lugar apartado, ninguno de los dos decía nada, solo se observaban de arriba a abajo, esperando que alguno de los dos se atreviera a decir algo, el momento tensionante duró unos minutos, hasta que el azulino se cansó.

— Alois, ¿Qué haces aquí? - pregunto en un tono gélido y frío, preocupando al otro.

— Yo estudio aquí... Lamento no habértelo dicho — bajo la cabeza en señal de disculpa, esperando que el otro no lo regañara.

— Lo que más deberías lamentar, son todas las mentiras que me dijiste y todo lo que me ocultaste, porque aparte de esto, toda tu vida solo fue una mentira, el Alois que yo conocí hace cuatro años nunca existió — el corazón del rubio se apretujaba, al ver las palabras frías del hombre que amaba, pero era completamente su culpa, cuando lo vio caminando por los pasillos no pudo evitar abrazarlo, lo había extrañado todo este tiempo.

— Yo también lamento eso, yo en verdad te amo Astre — intento acercarse, pero el azulino se alejó lleno de decepción.

— Es tan triste, ver como las mentiras fluyen de tu boca con tanta facilidad y no te sientes ni un poco culpable — bajo la cabeza ocultando su tristeza, el en realidad amo a Alois con locura, al ser su primer amor le entrego todo de él, siendo el dueño de sus primeras veces, pero ahora al verlo de nuevo se da cuenta que toda su relación se basó en una mentira.

— No es mentira, yo en verdad te amo — no sabía cómo conseguir que su amado le creyera, pensaba que si le decía como se sentía, podrían volver, después de todo conocía muy bien al azulino.

— Alois... Yo —

Notas finales:

Espero disfruten de esta parte y me disculpo por los errores de ortografía que pudieron encontrar.


Gracias


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