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Mascota por anonimo0219

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— Oye, ¿Estás bien? — pregunto un joven de cabello castaño rizado, al igual que sus ojos, piel blanca con pecas en el puente de nariz, vestido con su uniforme y unos anteojos, su apariencia física pertenecía a un doncel.

— No pasa nada solo... recordé algo — limpio sus lágrimas con un pañuelo, que siempre llevaba con él, ante la mirada del otro.

— ¿Quieres un abrazo? — se acercó con la intención de rodearlo con sus brazos, pero el azulino lo detuvo.

— Estoy bien, no te preocupes — bajo la cabeza aun recordando las palabras del rubio, prometido de su amo, de repente otra persona se les unió.

— Macmillan, aquí estás — un doncel rubio de ojos rosa, su cabello largo liso con un corte recto cubría uno de sus ojos, vestía el uniforme del colegio, se veía agitado — Al fin te encuentro — le decía al castaño.

— ¿Que sucede Joanne? — pregunto el castaño de anteojos, al rubio.

— Ya van a iniciar las clases y se supone, que debías recoger el material de la clase — el chico se golpeó la cara, al recordar que el profesor se lo había pedido antes de salir a almorzar.

— Es verdad — volteó a ver a Ciel — Me disculpó por no haberme presentado, mi nombre es Macmillan, encantado de conocerte — termino la frase, esperando que el azulino respondiera.

— Encantado Macmillan, mi nombre es Ciel — el doncel castaño asintió y luego de disculparse, se alejó para realizar la petición del profesor.

— Encantado de conocerte Ciel, mi nombre es Joanne; debo irme, voy a acompañar a Macmillan a recoger el material, si quieres después podemos reunirnos y así charlar un poco — el azulino asintió y se despidió del rubio, sentía que eran buenos chicos y podrían ser amigos; sin más, regreso a su clase, ya se había calmado un poco, pero aquellas palabras aún dolían.

En otro lugar, Sebastián llegaba a su primer día de clase, no conocía a nadie en el lugar, pero eso no le importó; el solo podía pensar en su azulino y en cuanto quería verlo, sintió las miradas de varios donceles y mujeres del salón, pero decidió ignorarlos; de repente, llegó el docente y pidió a varios alumnos presentarse, hasta que llegó a Sebastián.

— Mucho gusto, mi nombre es Sebastián Michaelis, tengo 18 años y elegí esta carrera, por mi interés en dirigir una empresa, espero aprender acerca de la administración y el montaje de una empresa — finalizó para proceder a sentarse en su lugar, escuchando como el resto continuaba presentándose.

Al finalizar la clase, varias chicas y chicos se le acercaron, para conocer más de él, pero en realidad iban detrás de su apellido y su físico.

— Sebastián, ¿tienes pareja? — fue la pregunta directa, de una chica muy interesada en el azabache.

— Tengo un prometido — mintió para alejar a todos aquellos que quisieran algo más, a parte de una amistad.

— Supongo que es un compromiso obligado por tus padres, pero si quieres desahogarte cuentas conmigo, después de todo no estás prometido con amor — decía insinuante, acercándose al azabache quien la miro indignado, al igual que muchos de los que escuchaban la conversación.

— Porque Sebastián debería conformarse contigo, cuando me tiene a mi — contratacó otra chica, intentando acariciar una de las manos del azabache y este solo la apartaba.

— lo siento, pero están equivocados, yo vine a la universidad a aprender y no a conseguir una pareja para engañar a mi muy amado prometido, así que exijo respeto para el de parte de ustedes señoritas y les pido que no se acerquen a mí de nuevo, no me interesan — finalizó levantándose para ir a su siguiente clase, ante la estupefacta mirada de sus compañeros, algunos con admiración y otros con enojo.

Continuaron tranquilamente las clases, dando por finalizada la jornada las mujeres y donceles compañeros de Sebastián, creían que era un engreído solo por el apellido de su familia, por lo que no volvieron a acercarse a él, a diferencia de los varones quienes le hablaban con normalidad.

Al salir fue directo a la empresa, para encontrarse con su padre, quien lo presentaría a sus compañeros de trabajo, después ellos le explicarían las funciones que desempeñaría ellos lo acogieron con una sonrisa y le brindaron una cálida bienvenida, varias mujeres se interesaron en él, pero cuando se enteraron que se encuentra comprometido, no quisieron entrometerse entre ellos.

Sebastián corría de un lado a otro, ayudando en lo que pudiera, debía llevar documentos de un piso a otro, informar sobre cualquier problema, llevar el correo a las oficinas; desempeñándose de manera óptima, aunque era pesado y nunca había realizado ese tipo de trabajo, entendía su importancia, ya que si los tiempos son muy lentos podrían presentarse problemas, debía ser muy rápido.

Al terminar su trabajo, regreso a casa donde recibió una llamada, se sorprendió al escuchar su voz, no pensó que volviera a buscarlo, quiso colgar, pero sintió curiosidad sobre sus razones.

— ¿Qué quieres? — pregunto cortante, sin saludar como la otra persona, esperando que el respondiera.

— Vi a Ciel — contesto sin prestarle interés, al saludo del azabache.

— En serio Alois, ¿Dónde está? — pregunto desesperado, sorprendiendo al rubio por su actitud.

— Está en mi colegio — el silencio al otro lado le indico que prosiguiera - Aún no sé porque estudia ahí, él, es el... - un silencio incómodo, se presentó en la línea.

— ¿El que, Alois? — pregunto desesperado por tener noticias de su amado azulino.

— Él, es el... El... Hermano de mi exnovio — finalizó y el azabache analizo su respuesta, sin creérselo.

— Ciel, es el hermano del tipo con el que me engañaste... ¿Él lo sabe? — pregunto desesperado, si su azulino lo sabía, eso significaría que se burló de él.

— No lo sabe, parece que él tampoco le ha dicho nada — Sebastián suspiro de alivio, ante la respuesta del rubio — Él ni siquiera sabía que yo salí con su hermano, pero sucedió algo... Le dije que aún estábamos juntos — el azabache soltó un gruñido de desaprobación.

— ¡Fui muy claro contigo, Alois! — el rubio se sintió estúpido, al pensar que el azabache tendría una reacción más agradable.

— Solo quería molestarlo un poco, ya sabes... por todo lo que sucedió cuando era tu mascota, no es que quiera volver contigo Sebastián, te llamé fue para informarte, porque pensé que tal vez lo estás buscando — el azabache lo sorprendió la actitud de Alois, él nunca hubiera hecho algo por alguien que no sea él, se notaba que había cambiado desde la última vez que lo vio.

— Gracias Alois — finalizó la llamada, al escuchar la respuesta del otro, su corazón palpitaba al pensar en lo cerca que estaba su azulino de él, decidido fue a hablar con su padre.

En la oficina, se encontraba un azabache firmando y revisando documentos con total atención, hasta que se percató del sonido de la puerta, dando el visto bueno para ingresar, observó a su hijo entrar a paso agitado.

— ¿Que sucede Sebastián? — pregunto ante la apariencia de su hijo.

— Quiero ver a Ciel, ya sé dónde está — su padre se sorprendió de lo rápido que su hijo localizo al azulino.

— Pero Sebastián, ¿Cómo estás tan seguro de haberlo encontrado? — pregunto aun impactando. 

— Está en el colegio de Alois, el me llamo para contarme, por lo que quisiera que me permitieras llegar un poco tarde al trabajo, prometo reponer el tiempo que llegue tarde a la compañía, pero en verdad me urge hablar con él, por favor padre concédeme esa oportunidad — el azabache mayor no creía en las palabras de Alois, pero al ver la esperanza en los ojos de su hijo no podía negarse.

— Está bien, pero debes reponer el tiempo, saliendo más tarde del trabajo — su hijo asintió y se retiró del lugar.

— Por fin te encontré, mañana te secuestrare por un corto tiempo — susurraba pensando en cómo se llevaría al azulino sin que nadie lo reconociera, pues en ese colegio aún creen que se encuentra comprometido con Alois y no quisiera causarle problemas a su adorado azulino, por lo que lo raptaría a la hora de la salida.

Notas finales:

Espero disfruten de esta parte y me disculpo por los errores de ortografía que pudieron encontrar.


Gracias


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