Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mascota por anonimo0219

[Reviews - 12]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Ciel terminaba sus clases del primer día y al salir junto a su hermano, fue recogido por un auto de su nueva familia y llevado a la mansión Phantomhive.

Durante las últimas clases, Alois había buscado a Ciel para disculparse con él, aunque no le confesó que su matrimonio había sido cancelado por Sebastián, solo le dijo que se arrepentía de haberlo tratado de esa manera y quería ser su amigo, ya que Astre lo era de él, el azulino decidió darle una pequeña oportunidad por su adorado hermano, aunque le hizo prometer que no volvería a mencionar al azabache en su presencia.

Al llegar, ambos azulinos fueron directo a sus cuartos para quitarse el uniforme, Ciel aprovecho para hacer las tareas de la semana y así estar desocupado unos días.

Astre por el contrario salió de la casa para distraerse, después de su ruptura con Alois se encontraba muy solo, pero tenía miedo, mucho miedo a ser engañado de nuevo, no quería sufrir lo mismo que sintió con el rubio.

Mientras caminaba pensaba acerca de lo que había pasado en los últimos días; su hermano convertido en mascota, con el prometido de su novio, con quién lo engañaba por años, algo de lo que no hubiera logrado enterarse si no fuera por su madre, quien decidió deshacerse de su hermano.

Su madre, aquella mujer nunca le inspiró algún sentimiento, desde pequeño ella siempre fue una bruja y Ciel su persona querida, todos los momentos que lo recordaba, siempre sus sentimientos se dirigían al menor, incluso cuando aún estaba con Alois, su prioridad siempre era Ciel.

Pero no era amor de pareja, él lo supo siempre, nunca vio a su hermano con esos ojos, para él siempre debía ser puro y casto; el recordar a Sebastián, quien le quitó la pureza a su hermano, le revolvía el estómago, no le agradaba el azabache; aunque Ciel lo consintiera, era un acto imperdonable y aun así en su nueva escuela tiene miedo de que Ciel consiga pareja, miedo de encontrarlo con un varón en su habitación, para él siempre debía ser el chico débil a quien debe proteger; pero, únicamente él no quiere que otros ocupen su lugar en el corazón del azulino.

Mientras caminaba pensativo, al girar por una esquina, chocó con alguien logrando tumbar a esa persona, al darse cuenta de su error, de inmediato quiso ayudarlo a levantarse.

— ¿Estás bien? — pregunto cuando ya lo había ayudado, revisándolo para saber si se lastimo de alguna manera.

— Sí, estoy bien — se veía nervioso, moviendo sus manos de un lado a otro.

— En verdad lo siento, no estaba prestando atención — realizó una reverencia, mientras se disculpaba.

— No hay problema, también fue mi culpa, así que yo también me disculpó — realizó la misma acción del azulino, quien lo observó con más atención, era más bajo que él, tenía cabellera rubia y ojos de un color rosa, piel blanca y por lo que veía era un doncel muy hermoso en su opinión.

— ¿Quieres tomar algo, como disculpa? — las palabras salieron de su boca, tan tranquilas que lo sorprendió.

— C.c.claro — susurro completamente sonrojado por la petición, así que el mayor le mostró su brazo para que el joven se colgará de él y así ir a una cafetería a conversar.

— ¿Cómo te llamas? — pregunto interesado en aquel joven rubio, ya ubicados en una hermosa cafetería construida con madera y arreglos florales por doquier.

— Mi nombre es Joanne y... ¿cuál es el tuyo? — el pequeño doncel sonrojado, contestaba mientras esperaba por su pedido.

— Joanne es un buen nombre, el mío es Astre encantado de conocerte — su sonrisa felina, hacia que los nervios en el otro crecieran — ¿Que te gusta hacer? — pregunto para hacer más conversación, cuando de repente llegaron sus pedidos; para él, un café helado y para su agradable compañía un chocolate caliente.

— Me gusta cocinar y leer — aquellos hobbies atrajeron su atención, se imaginó a sí mismo probando la comida de aquel joven.

— Me gustaría probar tu comida algún día — susurro sin pensar, solo dejándose llevar por la atmósfera que se había formado entre ellos.

— Sería un placer para mí — le siguió, por alguna razón ambos se sentían bien con la compañía del otro, querían conocerse y pasar más tiempo juntos, a pesar de que hasta hace unos minutos se conocieron por primera vez.

Rachel caminaba rápidamente, debido a que había conseguido información del novio de su adorado hijo, sobre su reciente ubicación, observándolo a lo lejos, leyendo en una cafetería, ya se había enterado de quien era y lo conocía muy bien, así que se sentó frente a él.

— Hola Alois — el rubio observó a la mujer que tenía en frente, sin reconocerla.

— Señora aléjese, yo no la conozco — decía despectivamente, mirando a la mujer.

— Claro que me conoces mocoso mimado, yo soy Rachel, la antigua trabajadora de la mansión Michaelis — el joven parpadeo confundido, pues la mujer que él conocía, a pesar de los años aún se veía hermosa; pero, ahora solo era una mujer ojerosa y con el cabello maltratado, la piel pálida y demacrada; Alois dirigió su mirada de arriba a abajo a la deteriorada mujer, con una expresión de incredulidad.

— Señora Rachel, veo que ha cambiado mucho — su estupefacción era aceptable en la situación que estaba, después de todo aquel cambio era increíble.

— He tenido algunos problemitas... Solo quería saber ¿Cuándo dejaras de jugar con mi adorado hijo? — aunque la mujer logro camuflarlo, el rubio logro identificar un tono hostil dirigido hacia él.

— No entiendo a qué se refiere — no sabía, porque en ese momento se encontraba soltero, había terminado con todas sus relaciones, por sus errores.

— A quien más, a mi adorado hijo, que escondes en tu casa para usarlo cuando no estás con el hijo de los Michaelis — el rubio continuaba sin comprender los delirios de la mujer.

— No sé a qué se refiere señora — la mujer identificó la confusión en el tono del rubio y por un momento pensó que se había equivocado de persona, pero sus fuentes le habían confirmado el nombre del joven en repetidas ocasiones, por lo que sabía perfectamente que era él.

— Pues de quien más, que de Astre, mi adorado y pequeño Astre, a quien engañas siempre que vas a casa de los Michaelis o me equivoco — la ira se percibía en ella y el rubio no podía creer lo que escuchaba.

— Astre es su hijo... No puedo creerlo... Pero igual, ya no importa, por qué hace semana nuestra relación se terminó, al igual que mi compromiso con Sebastián — la mujer se veía sorprendida, parecía que dicha información aún no había llegado a sus fuentes, causando que su furia creciera.

— Entonces, ¿Dónde está mi hijo, maldito mocoso?, dime ahora mismo donde esta — la alterada mujer asustó al rubio, que la miro con desconfianza.

— No lo sé, él se fue de mi lado hace unas semanas y no lo he vuelto a ver, desde que nuestra relación termino; así que señora, yo no tengo la información que busca — mintió porque Astre le había contado de lo peligrosa que era su madre, y de la razón que tuvo para huir de casa.

— Te dejare por hoy, pero si me entero que sabías algo y no me lo dijiste, te destruiré mocoso, te mantendré vigilado — se levantó y salió del lugar, dejando a un rubio asustado de aquella amenaza, rápidamente salió del lugar para poder ir a casa, mañana le contaría al azulino de su encuentro con la madre de este.

La noche llegaba y con ella el sueño inundaba a cada uno de los personajes, algunos dormían con una sonrisa, otros con una expresión de tristeza y una última con una mueca de furia, pero todos descansaban, el día siguiente sería muy largo debido a algunas visitas inesperadas.

Notas finales:

Espero disfruten de esta parte y me disculpo por los errores de ortografía que pudieron encontrar.


Gracias


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).