A la mañana siguiente los dos azulinos fueron a clases como estaba planeado y durante el almuerzo, Astre dejo a su hermano para buscar a su nuevo amigo, quien era dueño de sus pensamientos, Ciel en cambio se sorprendió de aquella actitud, aun así no le molestaba en absoluto, el solo quería que Astre encontrará la felicidad y no se preocupara tanto por la de él.
Un azabache también se despertaba para dirigirse a la universidad, donde fue recibido por muchas chicas a quienes ignoro, debido a que no le interesaban, en su mente sólo existía una persona y este era Ciel, a quién iría a ver al terminar las clases, por lo que se había arreglado muy bien para su encuentro.
Un rubio de ojos azules, estaba un poco celoso al ver como su expareja charlaba amenamente con un joven de ojos rosas, a quien conocía como Joanne Harcourt, un joven de la misma edad que su amado, aun así no interfirió porque sabía que no contaba con ese derecho, por sus engaños pasados, pero eso no evitó que siguiera a Ciel por todo el colegio, disfrutando de la compañía del azulino menor, con quien ya había fortalecido su amistad.
De repente recordó que el día anterior se había encontrado con la madre de su expareja y está lo había amenazado, debía informarle a Astre de inmediato, pero debido al rubio con el que se la pasaba se le dificultaba, decidió que debía pedir ayuda a Ciel.
— Ciel podrías ayudarme a distraer a ese chico rubio, necesito hablar con Astre urgentemente — el azulino lo observó desconfiado, pero decidió aceptar al ver la seriedad en el rostro del rubio.
Caminaron rápidamente al lugar donde se encontraban los dos jóvenes, el azulino jalo a Joanne sin consentimiento de este, se lo llevó dejando a Joanne y Astre confundidos.
— Astre necesito hablar contigo de algo importante — el rubio aprovecho la poca sutileza de Ciel al actuar, para poder hablar a solas con el azulino.
— Alois que planean, mi hermano y tu — pregunto enojado, pues estaba disfrutando de la compañía de Joanne, con quién tenía mucho en común.
— Es importante... Yo me encontré con tu madre — el azulino guardo silencio al descubrir la gravedad de la situación — Ella no sabía que habíamos terminado, por lo que me busco para preguntar por ti y... Me amenazó — finalizó asustado.
— ¿Le dijiste donde estoy? — pregunto preocupado de que su madre, estuviera rondando el colegio.
— ¡¡No!! Le dije que hace mucho que no te veo y que terminamos, se veía muy deteriorada, me dio mucho miedo, tengo miedo Astre de que me haga algo malo — se arrojó a los brazos del azulino temblando, quien lo abrazo intentando trasmitir su protección, sin notar como un par de ojos rosas, veían de lejos aquel gesto con dolor.
— No debes preocuparte, mi hermano y Alois no están juntos — le explicó el azulino al joven rubio a su lado, que al igual que él veía la escena, pero no de la misma manera que el otro.
— No sé a qué te refieres — sonrojado, aparto la mirada en un intento de evitar ser visto.
— Joanne, mi hermano lo está abrazando como lo hace cuando yo estoy asustado, supongo que Alois también lo está en este momento — el rubio intento confiar en las palabras del azulino, pero notaba que entre aquellos dos jóvenes había algo más profundo.
— Alois ¿Estás bien? - el rubio ojiazul asintió, dejándose consentir del otro — No permitiré que mi madre te haga daño — el rubio quería creer en esas palabras, pero aún tenía miedo.
— No te preocupes... Les diré a mis padres que pongan más seguridad a mí alrededor... Solo quería decirte que tuvieras cuidado, tú y Ciel, porque si dio conmigo, puede dar con ustedes más fácil — Astre asintió temeroso por su hermano.
— Tienes razón, gracias por advertirme Alois, en verdad has cambiado mucho, espero encuentres rápido la felicidad — aquel rostro sonriente logro que aquel pequeño doncel sonriera también, esperando que aquellas palabras se cumplieran.
De repente la alarma de comienzo de las clases inicio, por lo que todos se dirigieron a sus clases, Joanne sabía que estaba enamorado de Astre, pero él le había dicho que acababa de finalizar una relación que lo dejó marcado, por lo que aún no estaba interesado en buscar pareja claro que él se mostró indiferente, ya que no quería que el mayor se alejara si se veía interesado; aun así, verlo con Alois le causaba un fuerte dolor en su pecho, al notar la dulzura en la mirada de Astre para Alois, le hacía pensar que la anterior pareja del azulino, era aquel rubio que se robaba su atención, pero él no se rendiría y haría cualquier cosa para enamorarlo, de la misma manera que él lo estaba.
Alois ya más relajado después de hablar con Astre, informo a Sebastián acerca de la forma en que Ciel es recogido, para que creará un plan, ya que no quería ser cómplice de algún secuestro.
El azabache leía y agradecía cada mensaje que el rubio le enviaba de su azulino, estaba listo para actuar cuando fuera a recogerlo al salir de clases, menos mal sus instituciones se encontraban cerca la una de la otra.
En la mansión Phantomhive, Vincent buscaba información de Rachel por toda la ciudad, pero por alguna razón la mujer era capaz de evadirle, no sabía si era por casualidad o ella sabía que la buscaba; aunque, pensaba que era por la primera, también se concentraba en la fiesta que realizaría para presentar a sus dos hijos ante la sociedad; pero, debía contarle a Leónidas sobre su parentesco con Ciel, para que no pensara que se burló de él y así crear una alianza entre sus empresas, por lo que había pactado una cita de negocios en la empresa principal de los Michaelis.
Al finalizar sus estudios, Sebastián salió corriendo hacia el parqueadero de la universidad, para subirse en su motocicleta y conducir hasta el colegio, donde estaba Ciel una hora antes de que este saliera de clase.
Faltaban 10 minutos cuando llego y divisó el auto, que según el rubio recogía a Ciel cada tarde al terminar la jornada académica, por lo que rápidamente se acercó para hablar con el conductor.
— Señor disculpe, usted viene a recoger al joven Ciel — pregunto esperando la confirmación de parte del hombre de edad.
— Si joven, yo vengo por él, porque me pregunta, le sucedió acaso algo en el colegio — Sebastián sonrió, al confirmar que el conductor venía por su azulino, ahora debía convencerlo.
— No le sucedió nada, lo que pasa es que soy su pareja y le tengo una pequeña sorpresa, por lo que quería pedirle el favor de avisar a su casa, que va a pasar la tarde con el hijo del matrimonio Michaelis y que lo llevare entre las 6 y 7 de la noche, para evitar que se preocupen — el hombre no estaba muy seguro de cumplir con aquella petición, pero entendía que el azulino aún era joven y tendría uno que otro novio, por lo que al fin y al cabo decidió aceptar.
— Está bien, acepto pero con la condición de tener alguna prueba de que es quien dice ser — el joven sonrió y le enseño un collar que se trasmite de generación en generación, se lo había entregado su padre al cumplir los 18 años, el mismo día que conoció a Ciel — Con eso es suficiente joven Michaelis, pero insisto en que deberá llevar a casa al joven amo sin ningún daño — lo observo fijamente esperando respuesta.
— Si señor, lo llevaré encantado a la hora prometida y me encargaré de que no se le presenten problemas, debido a mi egoísmo — el chófer asintió, pero aún no se marchó, debido a que esperaba al joven Astre.
Mientras Sebastián se ubicó detrás de un árbol, para evitar que el azulino lo viera y así darle un pequeña sorpresa, espero durante 10 minutos hasta que lo vio salir, sus ojos no se apartaban de él, contemplando su hermosa apariencia, cuando ya se encontraba cerca de él, decidió dejar que lo viera.
— Sebastián — fue lo único que pudo pronunciar el azulino, antes de que el azabache lo agarrara del brazo y lo jalara hacia su moto, ante la atenta mirada de los estudiantes alrededor.