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Mascota por anonimo0219

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Notas del capitulo:

Hola como están espero que bien hoy les traigo esta parte que espero disfruten lamento la tardanza en actualizar pero he estado ocupada en muchas cosas asi que sin mas los dejo para que la lean 

Gracias...

Ciel se subió forzadamente a la moto del azabache, aún no entendía como lo había encontrado, pero sospechaba que cierto rubio de ojos azules había sido el culpable; decidió averiguarlo teniendo una charla privada con el azabache, por lo que se colocó el casco y se subió en la parte trasera, abrazándolo por la cintura y así este lo llevará a su destino.

Condujo durante un largo rato, hasta que llegó a una pequeña pero acogedora cafetería, donde usualmente iba cuando se encontraba estresado o buscaba un tiempo a solas.

Al ingresar, se ubicaron en una de las mesas más alejadas de la gente, para conversar más tranquilamente, sin interrupciones; ambos se encontraban nerviosos, no sabían cómo empezar pues pasó muchas cosas entre ellos.

— ¿Cómo has estado Ciel? — fue lo primero que se le vino en mente al azabache, el azulino solo suspiro antes de contestar.

— Sebastián, ¿para que me trajiste a este lugar?, no creo que sea solo para preguntarme cómo estoy, aunque para responderte me encuentro bien — el azabache sonreía al tenerlo tan cerca y escuchar su voz, por un instante pensó no lo volvería a escuchar, aquel gesto en su rostro le mostraba lo incómodo que se encontraba con la situación y lo entendía, al encontrarse el también de esa misma manera.

— Ciel... Yo solo... No sé por dónde empezar... — el azulino no sabía que responder al encontrarse en la misma situación — yo... Quiero... Yo quiero... salir contigo — el azulino esperaba otro tipo de respuesta; tal vez un, quiero que tengamos sexo como antes o quiero que vuelvas a ser mi mayordomo, pero nunca espero que le pidiera salir con el — sé que no debería pedirte esto, pero en verdad te amo Ciel.

Ciel medito sus palabras por un largo rato, sin poder creerlas, repitiéndolas, una y otra vez en su mente; pero de repente, le llegó el recuerdo de Sebastián y Alois, como el primero le decía exactamente las mismas palabras, mientras tenían sexo.

— No me mientas Sebastián, tú estás con Alois, a mí solo me vez como un juguete que puedes utilizar y romper — el azabache entendía las razones del azulino, pero no se iba a rendir tan fácil.

— No lo hago Ciel, Alois y yo terminamos el día que desapareciste de mi vida, él me era infiel con otro chico, mientras estaba conmigo y la única razón por la que me acostaba con él, era por venganza; pero mi padre, me hizo ver que estaba actuando de una manera despreciable — agachó la cabeza, para dar a entender que se sentía mal por sus acciones pasadas, el azulino en cambio meditaba las palabras del azabache, intentando encontrar un rastro de mentira, para irse de aquel lugar y abandonar al azabache, pero su corazón no deseaba dejarlo.

— Sebastián, no sé si creerte o alejarme, solamente sé qué tal vez deberíamos darnos un tiempo para pensar y decidir qué hacer, con respecto a nosotros; además, lo que hiciste estuvo muy mal hecho — el azabache bajo la cabeza en un gesto de tristeza — tal vez podríamos salir, no sé, a comer o a caminar, para charlar, pero sin empezar ninguna relación por ahora, para conocernos mejor... ¿Qué te parece? — una hermosa sonrisa iluminó el rostro del azabache, quien asintió aceptando la propuesta del azulino.

Mientras hablaban y se entretenían juntos, fue pasando el tiempo y ya era hora de regresar a casa, el azabache salió con el azulino en dirección a la motocicleta, pero fueron abordados antes de llegar, por un grupo de delincuentes.

— Vaya, vaya quien creería que la basura y el joven amo, saldrían en secreto — apareció entre el grupo, una deteriorada mujer de cabello rubio.

— Madre — susurro el azulino, causando la sorpresa en el azabache, quien no reconocía a la mujer.

— No me llames así, por tu culpa mi pequeño Astre se fue y no logro encontrarlo, el era perfecto para completar mis planes; en cambio tu, siempre fuiste un estorbo del cual no pude deshacerme — al azulino no le dolían esas palabras, había crecido escuchándolas toda su vida, así que ya sabía a qué atenerse con esa mujer.

— Hizo bien en irse — los ojos de la mujer estaban cegados de odio y rencor, dirigidos a un pequeño azulino, sus dientes apretados al igual que sus puños, en un intento de contener el remolino de sentimientos que tenía en ese momento.

— Tu sabes dónde está — el azulino fingió un gesto de desconcierto, pero la mujer no lo creyó — siempre fuiste muy listo, me engañaste para que pensara que tu hermano no sabía nada ese día, pero luego entendí que fuiste tan astuto para advertirlo y también lograr que me despidieran; así te libraste de mí, pero esta vez no será tan fácil — con un chasquido de su mano, los hombre atraparon a ambos jóvenes — desde ahora, tendré que continuar con mis planes contigo — en ese momento, debido a la distracción de la mujer, perdieron de vista a sus subordinados y ambos jóvenes fueron golpeados, perdiendo así conocimiento, mientras la mujer ensanchaba su sonrisa.

Justo en ese momento, un rubio de ojos rosas, contemplaba la escena escondido, había reconocido al hermano de Astre, siendo llevado junto a un azabache, a un auto; mientras estaban inconscientes, de inmediato se alejó, para que no pudieran verlo, necesitaba informar al azulino mayor.

Por otro lado, Vincent se encontraba reunido con Leónidas, aún no le había comentado su parentesco con Ciel, ni siquiera la alianza que quería hacer con las dos empresas.

— ¿Que te trae aquí el día de hoy, a mi oficina Vincent? - el azulino no sabía que decir primero, así que solo inicio con su propuesta.

— Mira Leónidas, yo sé que hemos tenido muchos problemas y nuestra amistad se vio frustrada en el pasado, pero esta vez quisiera que hiciéramos una alianza, en la que nos ayudemos mutuamente, sin necesidad de comprometer a nuestros hijos, con nuestros intereses — el azabache pareció meditarlo, sabía que era una gran oferta, pero aún no confiaba en el azulino.

— Antes de responder, ¿Quisiera saber cómo está Ciel en tu casa? —cambio el tema, aunque su intención era saber de aquel pequeño azulino y dependiendo la respuesta de Vincent, tomaría una decisión.

— Pues... De él, también quería contarte... Pues — no sabía cómo decirle y el azabache empezaba a alterarse.

— ¿Que le sucedió? — frunció el ceño, al pensar que le pudo ocurrir al pequeño doncel.

— No es nada malo — se apresuró a contesta, para disminuir la ansiedad del otro — Es solo... Recuerdas que hace mucho tuve una mascota — el azabache asintió, aún sin entender — pues quedó embarazada, así que la saqué de mi vida completamente, cumpliendo con el trato que mi esposa me había propuesto.

— Así que dejaste a una mujer embarazada, sin protección — el azabache estaba estupefacto, con lo que escuchaba, esa acción moralmente era inaceptable; consistía en negar completamente lo que hiciste, deshacerte del problema y huir, no podía creer que el azulino había huido como un cobarde, dejando de lado a esa pobre mujer que no tenía la culpa y la responsabilidad de no criar a su hijo; además, era demasiado increíble que Angelina estuviera involucrada en ello, si él estuviera en su lugar, le habría brindado dinero para que pudiera sobrevivir y protegería a la pequeña criatura que llevaba en su vientre, ya que también era mi responsabilidad, estaba decepcionado del azulino frente a él.

— Si pues... En ese momento, no fui muy bueno que digamos... Con nuestra pequeña hija, el trabajo en la empresa, no queríamos escándalos de cualquier tipo — el azabache seguía viéndolo estupefacto y con decepción — Pero me arrepiento de haberlo hecho, hace poco el hijo varón que me dio esa mujer, vino a buscarme.

— ¿Y eso que tiene que ver con Ciel? — pregunto, porque a pesar de que la historia le intrigaba, lo que más le interesaba, era saber cómo estaba el pequeño chico que se ganó su cariño.

— Pues ese hijo que vino a verme, es el hermano mayor de Ciel — el azabache no podía creer, que el mundo fuera tan pequeño — Son hermanos mellizos, por lo que Ciel también es mi hijo.

—... ¿Qué? — no podía creer que aquel chico que compró como mascota, sea hijo de Vincent.

— Si, es mi hijo, lamento no habértelo dicho antes Leónidas, tenía que mover mis fichas estratégicamente, para que Rachel no se enterará o quién Sabe que podría hacerle — el azabache no entendía que tenía que ver esa mujer con el azulino, pero antes de poder preguntar sonó el teléfono de Vincent.

---Llamada---

— Hola — pregunto.

— Padre, Rachel se llevó a Ciel y al hijo de los Michaelis — le costó comprender la información.

— ¿Qué?, ¿Ya llamaron a la policía?, ¿Cómo lo saben? —

— Un amigo de mi hermano y mío los vio, me dijo que una mujer rubia, junto a varios hombres que parecían delincuentes los rodearon y se los llevaron en un auto, ya avisamos a la policía de lo que sucedió y ya los están buscando, pero no sabemos que más hacer —

— No te preocupes, encontraré la forma de hallarlos —

— Debemos avisar a los Michaelis —

— No te preocupes, yo le digo, lo importante ahora es encontrarlos —

----Fin llamada----

¿Qué sucedió? - pregunto Leónidas al azulino, quien se encontraba pálido.

— Los secuestraron — fue lo único que logro decir.

— ¿A quiénes? — tenía la sensación de que no le gustaría lo que le diría.

— A Ciel y... A Sebastián — el mundo del azabache se derrumbó, en el momento que escucho el nombre de su hijo — Debemos movilizarnos — su rostro se ensombreció al igual que a Leónidas, quien sólo asintió — esa mujer caerá está noche.

Ambas familias se empezaron a movilizar, rastreando los celulares de los jóvenes, con el fin de identificar su ubicación; mientras tanto, Rachel llegaba a una bodega abandonada, cerca del lugar del secuestro, pensando ingenuamente que nadie la había visto.

Observó a su hijo doncel de arriba a abajo, buscando cualquier rasgo que lograra seducir a Vincent, para que dejara todo por él, entendía que Astre era perfecto, ya que su parecido con su padre era exacto, pero el ya no estaba y el menor se veía completamente diferente, era pequeño débil y defectuoso, con esa mal formación en su ojo.

Después inspeccionó al joven Michaelis, quería encontrar alguna utilidad dentro de su plan, para vengarse de Angelina y su bastarda, a las que dirigía todo el odio que sentía, después de todo, creía erróneamente que si ellas desaparecían, podría estar con el azulino mayor y formar una familia, como siempre debió ser.

Ambos jóvenes estaban encadenados a unas sillas, encontrándose aún inconscientes, mientras la rubia los miraba.

Los delincuentes ya se habían ido, ya que la mujer no quería tener a nadie en ese lugar, la colocaba más nerviosa de lo que estaba e impedía, que su cabeza trabajará.

De repente el azulino fue despertando y sus ojos bicolores se clavaron en la deteriorada mujer, a la que alguna vez llamo madre y ahora solo era una sombra de lo que el odio, hizo con ella.

— Madre — susurro sin emoción alguna, una parte dentro de él presentía el desarrollo de aquella situación.

— Cuántas veces debo decirte que no tienes el derecho de llamarme de esa manera — contesto con voz fuerte, como si de una orden se tratara, el azulino la ignoro y observó al joven azabache a su lado, temió que fuera lastimado por aquella mujer, por lo que debía ser fuerte por el.

— Sebastián... — susurro observando al inconsciente azabache, sintiéndose mal por haberlo involucrado en ese aprieto; en cambio, Rachel observa feliz aquella escena.

— Si quieres que lo libere, deberás hacer lo que te diga — el azulino volvió la mirada al azabache y asintió — En unos días, te llevaré a una fiesta y tendrás que entretener a su anfitrión, mientras yo acabo con dos mujeres que destruyeron mi futuro.

El azulino sabía exactamente de quien se trataba, pero no podía hacer nada, estaba primero la seguridad de aquel chico, si él no hacía lo que le decía, seguro acabaría con Sebastián.

— Y para que no te atreves a contradecirme, el joven Michaelis sufrirá las consecuencias en su propio cuerpo — saco una navaja y se la mostró, el azulino bajo la mirada aceptando el acuerdo, aunque encontraría la manera de escapar con Sebastián; Rachel se acercó y Ciel estaba preocupado por la navaja en su mano, pero en vez de lastimar a Sebastián, decidió agarrar a Ciel del cabello y cortarlo agresivamente —Así te vez mejor, te vez igual a tu hermano y padre...

Notas finales:

Espero disfruten de esta parte y me disculpo por los errores de ortografía que pudieron encontrar.

Gracias... Hasta la Proxima...

 


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