— Astre... ¿Porque nos miras así y como llegaste tan rápido? — le preguntaba el menor a su mellizo, molesto de que interrumpiera su momento con el azabache.
— Tal vez, por la molestia que me genera verte con el y porque estaba cerca de aquí... estaba muy preocupado por ti — su rostro, mostraba la angustia que sintió cuando se entero de su desaparición y al verlo con el cabello corto, aumento su preocupación, por otro lado el azabache reconoció ese tono de voz.
— Silvester — le dijo y el azulino mayor solo hizo una mueca de incredulidad al ser reconocido.
— El mismo — sonrió con altanería, para arrebatar a su hermano de los brazos de Sebastián — ¿te encuentras bien? — lo miro a los ojos, agarrándolo suavemente de las mejillas, con una expresión de cariño.
— Estoy bien, volverá a crecer — el ambiente entre ellos era muy cálido y agradable, molestando de inmediato a Sebastián, quien ardía en celos por su cercanía.
— Devuélveme a Ciel — se levantó, intentando arrebatarlo, sin resultado.
— Porque te entregaría a mi prometido — su mirada asustada fue dirigida a Ciel, quien estaba con una expresión de enojo.
— Astre, quieres que le diga a padre lo que acabas de decir — el azulino mayor de inmediato soltó al menor, para evitar la charla que le daría Vincent, sobre el bien y el mal, lo correcto y lo incorrecto de una relación entre hermanos — Sebastián, te presento a mi hermano mayor Astre, la razón por la que trabajo en tu casa con el nombre de Silvester, fue porque quería encontrarme y estaba muy preocupado por mí.
— Entonces por eso le enviabas ese tipo de miradas a Ciel, creí que intentabas quitármelo en ese tiempo — confesó con sinceridad, sorprendiendo a ambos azulinos.
— Aún no te perdono, lo que le hiciste a mi pequeño hermano es imperdonable y no creo que acepte tan fácil una relación entre ustedes, no después de conocer el verdadero trabajo de mi hermano — fulminaba con rabia al azabache, mientras él y el azulino se sonrojaban, al recordar todo que paso entre ellos, cuando estaban en la mansión.
Después de un tiempo, llegaron las familias de ambos, para verificar que estuvieran bien, se asustaron al ver a Ciel con su cabello corto, él les aseguro que no importaba y se lo dejaría crecer de nuevo, que solo era algo temporal y que no le afectaba en absoluto, pero en realidad el si estaba triste; después de todo, puso mucho esfuerzo y cuidado en dejar que le creciera y se sentía orgulloso por eso, pero ahora que lo ha perdido, no puede evitar extrañarlo.
No tardaron los policías, en acercarse a las familias para comentarles lo sucedido y como se iba a llevar el proceso legal en contra de Rachel, quien continuaba inconsciente en el hospital; los padres de Sebastián, estaban muy preocupados por el, examinándolo para saber si él se encontraba herido en alguna parte; la madre del azabache, quien había regresado de su viaje, estaba furiosa con la situación del secuestro.
— Cariño, no puedo creer que te haya sucedido tal cosa, esa mujer debe pagar por lo que hizo; pero lo que me enfurece aún más, es que todo sucedió por esa asquerosa mascota que te consiguió tu padre, ese sirviente es el culpable de todo — la mujer gritaba furiosa y preocupada por su hijo, miraba con ira a Ciel, si no fuera porque su marido la tenía agarrada de la mano, ya se hubiera lanzado a golpearlo.
— Madre, no es culpa de Ciel, él es la victima de esta situación — Scarlett se enojó aún más, al ver que su hijo defendía a Ciel.
— ¡Victima! ¡Que victima va a ser! Si es su madre y tú que no estas relacionado con él, te viste perjudicado... ¡Ese chico es el mal!, igual que su madre, quien sabe que conductas inmorales uso para seducirte, pudo hasta hacerte brujería, ese asqueroso mocoso, hizo que perdieras a la persona que en verdad te amaba, que es ¡Alois! — La mujer aún tenía en mente el compromiso de Sebastián y Alois; a pesar de todo, aun confiaba en la inocencia del rubio — Seguramente ese mocoso te engaño para que terminaras con él, para quedarse con la fortuna de nuestra familia — Sebastián no sabía cómo calmar a su madre, quien había perdido el control.
— El no necesita su fortuna de ninguna manera, después de todo el conmigo ya tiene su propia riqueza — decía Vincent Phantomhive, quien acababa de terminar de diligenciar unos documentos necesarios en la estación de policía, para poder dejar salir a Ciel, debido a lo sucedido.
— Vincent Phantomhive, ¿Qué haces aquí?, Ah ya veo, este mocoso es tu nueva mascota, no pensé que el fuera tu est... — no pudo terminar ya que recibió una fuerte bofetada de Angelina, quien había presenciado toda su actitud en contra de Ciel y se sintió realmente ofendida, cuando empezó a insultar a su esposo fue cuando exploto.
— Nunca pensé que tu serias este tipo de mujer y para tu aclaración, Ciel es el hijo biológico de mi esposo y también mi hijo legalmente, así que no necesita la fortuna de su familia, ni seducir a su hijo para obtener ganancias, él ya es maravilloso por sí mismo, no necesita de alguien más para serlo, ni siquiera a ti o tu familia, él ya es amado por todos nosotros... esposo ¿Terminaste el papeleo? — pregunto a Vincent, quien asintió sorprendido — Vámonos familia, no tenemos nada más que hacer aquí, no permitiré que mi amado hijo, se relacione con este tipo de personas — los Michaelis estaban sorprendidos, nunca habían visto a Angelina actuar de esa manera, Sebastián quería decir algo, pero su padre le hizo un gesto de que no era el momento adecuado para hablar, así que solo pudo observar como Ciel se alejaba de él.
Ciel por otro lado se sintió cálido al escuchar las palabras de Angelina, aunque él no era su hijo, ella lo defendió como si lo fuera, nunca había experimentado ese tipo de situaciones con su madre biológica, ella siempre lo menospreciaba y denigraba, así que aquel momento fue especial para él, aunque aún quería hablar con Sebastián, no podría hacerlo porque sus padres estaban alterados y se sentía culpable, por haber puesto al azabache en peligro, así que los entendía y no se enojaría por ello, ya que si estuviera en su lugar, hubiera actuado del mismo modo.