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Mascota por anonimo0219

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Notas del capitulo:

Hola aqui les traigo la siguiente parte y espero que la disfruten...

Gracias... 

Ciel estaba asustado, nunca había visto a Sebastián tan enojado con él, por algo que ni siquiera era su culpa, dejo que pensara que podía tomar el control para engañarlo y así poder dominarle más fácil; como dicen, utiliza la fuerza de tu enemigo para hacerla tuya, noto como el mayor bajaba la guardia para acercarse a besarlo y en ese momento giró al azabache, para dejarlo debajo de él.

— No entiendo tu enojo Sebastián, si fuiste tú quien me dejó de lado — susurro en el oído del mayor, antes de morderlo, para volver a mirarlo a los ojos.

— ¡Te fuiste con mi padre! — susurro enfurruñado, Ciel solo le sonrió con ternura.

— Él quería detalles de lo que paso anoche, quería saber si te había gustado — le dijo el azulino sonriente, haciendo que Sebastián se sonrojara — Y si te enojaste por que salí, debía regresar a la que fue mi casa a buscar algo preciado para mí — Finalizó para besarlo con pasión, mordió su labio para que abriera su boca y que su lengua se colará dentro, para intercambiar saliva durante un buen rato; hasta que dos toques en la puerta los interrumpió — Escóndete, Sebastián — susurro para que solo el azabache lo escuchará, se levantó y empezó a quitarse la ropa, hasta quedar desnudo y ponerse una pequeña bata que no cubría mucho, molestando al azabache que se ocultó debajo de la cama, Ciel solo abrió la puerta, mientras un rubio furioso entraba.

— ¿Qué haces vestido así? ¿Dónde está Sebastián? — le gritaba el rubio al azulino, quien no se enojaba y solo lo miraba tranquilamente.

— Joven Alois, porque Sebastián estaría en mi habitación en vez de la que comparte con usted — el azulino solo lo miro desde arriba, mientras Sebastián se tapaba la boca al ver ese lado de Ciel — Y estoy así, porque me voy a bañar, ha sido un largo día y estoy cubierto de sudor, no puedo atender al Joven Amo de esta manera, debo asearme antes de la cena — decía en un tono de cansancio.

— Como quieres que no desconfíe, si te la pasas insinuándote a Sebastián — el rubio quería golpearlo, por el sarcasmo que utilizó al contestar su pregunta, acerca del paradero de Sebastián, a quien no había encontrado por ningún lado.

— Discúlpeme joven Alois, por hacer mi trabajo — le regaló un sonrisa felina, llena de diversión por lo que el rubio decía.

— ¡Maldito! — dijo antes de intentar golpear al azulino, pero con solo una mano lo detuvo fácilmente.

— Escúchame bien, no vuelvas a intentar tocarme un solo dedo o te juro que no saldrás ileso, por esta vez lo dejaré pasar, pero la próxima te echaré de mi cuarto sin ropa, para que esta vez seduzcas al Joven Amo como es debido, ahora... ¡Largo! — finalizó echando a Alois de su cuarto y volviendo a asegurar la puerta, sin prestar atención a los reclamos del rubio al otro lado de esta.

Camino hacia la cama, sabiendo que el joven amo estaría debajo de la cama, pero no quería prestarle atención, se dejó caer de espaldas deseando descansar un poco, pero el azabache se subió sobre él.

— Fuiste muy duro con Alois — decía con el ceño fruncido, observándolo con desaprobación, después de todo el rubio seguía siendo su prometido.

— ¿Porque no estás con el ahora? — le respondió con una mirada amenazante — Retírese Joven Amo, por hoy quiero estar solo y su prometido lo está buscando — finalizó el azulino, girando su rostro para no ver al azabache.

Sebastián sabía que Ciel estaba enojado y por eso le pedía que se fuera, aunque él quisiera quedarse con él azulino, sabía que no podía, pues Alois podría volver y no quería que siguiera molestándolo; así que se levantó después de suspirar para marcharse, no sin antes ver a Ciel en la misma posición, sin dirigirle ni siquiera una mirada.

— Nos vemos después — el azulino solo le lanzó un sonido afirmando, y el azabache salió desanimado.

Después de salir, fue directo hacia su habitación, en el camino se encontró con Alois, que fingía que nada había pasado con Ciel y hasta le decía que era un buen chico; Sebastián, no podía creer lo hipócrita que estaba siendo, pero no podía decirle o le preguntaría porque lo sabe y eso sería revelar que estaba con Ciel en su habitación.

Alois sabía que Sebastián estaba diferente, pero igual se esforzaba, quería pasar la noche con él y por eso se comportaba así, debía aprovecharlo hasta que regresara al lado de Astre, quien lo tomaría entre sus brazos con el amor que le tenía; sentía que Ciel, nunca tendría lo que tenía él, por ello dejaría de prestarle atención, según el rubio nunca obtendría el amor de dos hombres atractivos, como lo eran los dos varones que tenía a su disposición.

Sebastián fue al comedor para disfrutar la cena junto a su padre y Alois, no tenía mucho apetito, solo pensaba en Ciel, que no había salido de su habitación, después de que él se fuera.

— Sebastián ¿Dónde está Ciel? — pregunto por el azulino, ya que no lo había visto desde que salió con Elizabeth.

— Él está en su habitación — decía mirando su comida sin ganas, sorprendiendo a Alois.

— ¿Cómo sabes que está en su habitación? — pregunto observando al azabache, para saber cuál es su reacción e identificar si miente, pero no pensó que otra persona apareciera.

— Él lo sabía, porque yo se lo dije antes de ir a mí habitación, le dije que deseaba tomar un baño — el azulino había llegado justo en el momento oportuno, aunque el rubio fue engañado, Leónidas no creyó nada de lo dicho.

— Ciel después de cenar, ve a mi oficina — el azulino sabía que iba a preguntar, así que se inclinó en una reverencia, afirmando que iría; a pesar del enojo, que eso ocasionó en Sebastián.

Después de cenar, Ciel siguió al azabache mayor a su despacho y Sebastián se alejó con Alois a la habitación.

"En el despacho"

— Dime ¿Qué sucedió con Sebastián y Alois?, no intentes mentirme Ciel, sé que algo pasó — el azulino se sentó frente al escritorio del mayor, con la cabeza agachada.

— Sebastián me llevo a mi habitación, estaba enojado y quería tomarme — el azulino estaba triste por la actitud del azabache — Luego de que lo calmara, tocaron la puerta, así que le dije que se ocultara, al no saber quién era — el azabache entendía, la acción del azulino — Era Alois, el vino a mi habitación a buscar a Sebastián y para que no hubieran problemas, le dije que ¿Porque estaría Sebastián en el cuarto estando yo únicamente con una bata? — ahí el azabache no entendió.

— ¿Porque solo llevabas una bata? — pregunto extrañado, si cómo iban las cosas, se suponía que aún tenía toda la ropa.

— Para que no preguntara por qué estaba el seguro puesto y porque me demore en abrir — la respuesta sorprendió al azabache, porque era una estrategia muy útil, con la cabeza le pidió que continuará — Luego empezó a decir que dejara de insinuar me a Sebastián, entonces contraataque diciendo que ese era mi trabajo, al ser una mascota debo seducir al joven amo, pero lo último no lo dije porque sabía que se enojaría y Sebastián tendría problemas, pero se puso violento y se arrojó a golpearme, así que lo detuve, lo amenace y saqué de mi cuarto, pero para él, Sebastián no debía saber que yo estaba en mi cuarto, porque sería admitir que estaba conmigo — finalizó nervioso de que el azabache lo regañara, por amenazar al prometido de Sebastián.

— Ciel, no debes amenazar al prometido de Sebastián, pero él tampoco debe intentar golpearte, así que por esta vez lo dejaré pasar, entendido; también hablaré con mi hijo, para que evite frecuentarte, cuando esté Alois aquí en la mansión — Ciel asintió, antes de salir rumbo a su habitación, ya que suponía que Alois se había lanzado sobre el azabache, por alguna razón se sentía incómodo, compartiendo a un hombre con otro doncel, por alguna razón se sentía celoso.

"En la habitación"

Sebastián estaba sobre Alois, aunque no se sentía como cuando lo hacía con Ciel, la pasión se iba y solo quedaba el aburrimiento y por alguna razón, cada vez que ingresaba en el cuerpo de Alois, sentía que no había sido el primero en hacerlo, haciéndolo sospechar de su fidelidad a él, pero por ahora no diría nada.

— Sebastián más duro... ah... ahah... — gemía como si estuviera en celo y el azabache, solo hacia lo que le pedía.

— Ah... ah... Alois... ya casi termino ah.. Ah... — no tenía deseos de continuar.

— Ah..ah... sebas... ah... no ah... resiste un poco... ahah... más — esas respuestas le hacían sospechar que no era el primero haciéndolo con él, se sentía engañado haciendo que terminara antes, no quería llegar dentro de él, así que sacó su miembro y se corrió encima de su estómago.

— Ah Sebastián, ¿Porque acabaste tan rápido? — pregunto en un tono molesto y cansado.

— Y... ¿Porque tienes tanta resistencia? — le devolvió la pregunta, causando que el rubio se sonrojara y agachara la cabeza, ahí se dio cuenta que estaba pensando en una mentira, para que él no se molestara.

— Ya sabes... Yo.. Pues... He visto vídeos más largos, por eso pensé que debía durar más tiempo — mentía el rubio descaradamente, sin sospechar que ya había sido descubierto.

— Ya veo... Vamos a dormir — se acostó, para que Alois pensara que le había creído y estaba cansado, aunque en realidad era lo contrario.

El rubio se acostó abrazando al azabache, esa acción en el pasado hubiera emocionado a Sebastián, pero ahora lo único que sentía era nada, solo a un cuerpo mancillado a su lado.

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado esta parte me disculpo por los errores ortográficos que pudieron encontrar espero tengan una feliz noche y una buena semana.

Gracias... Hasta la Proxima


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