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Mascota por anonimo0219

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Notas del capitulo:

Me alegro mucho que les haya gustado el primer capitulo ya aquí les traigo la continuación de esta historia me gustaron mucho sus comentarios así que espero la disfruten


Gracias....

Ciel un joven de cabello negro azulado, largo, ojos con heterocromia de color rojo y azul profundo, su piel tersa y blanca de porcelana, con una altura de 1.50 cm, a pesar de su edad, parecía una muñeca; actualmente se encontraba en su casa lavando los trastes, debido a que por órdenes de su madre, él debe realizar todos los quehaceres de la casa y su hermano Astre, solo puede estudiar y divertirse.

Algunas veces sentía que nadie lo quería y solo fue un error haber nacido, pero entonces pensaba en su madre y llegaba a la conclusión, que con errores como ella puede surgir un ser como él.

Ciel puede parecer una persona obediente, pero en realidad es responsable, si su madre quiere que lo haga, pues él lo hace y se esfuerza al máximo para que ella no pueda quejarse de su trabajo, lo hacía sentir superior.

Su hermano, era el único que conocía la satisfacción que le causaba, hacer que su madre no pudiera abrir la boca para criticar su trabajo; también, debía admitir que quería ser reconocido, pero después de 15 años, era mucho pedir, por lo que decidió vivir con ello y dejar de atormentarse, de llorar por querer el cariño de alguien que no vale la pena, lo único bueno en su vida es su hermano, su amado hermano, el único que lo cuida y protege, lo único que le dolería perder.

De repente la puerta se abrió, sorprendiendo a Ciel, quien se acercó para ver a su madre con una bolsa de compras, seguramente había buscado un nuevo vestido para presumir con sus amigas del barrio, como siempre hacia, jactándose de su belleza.

— Buenas tardes madre, ¿cómo estuvo su día? — normalmente debía hablar así por órdenes de la ojiazul, para disgusto del menor, aunque no podía quejarse o lo encerraba en el sótano, hasta que su hermano llegaba a sacarlo.

— No me llames madre, te lo he dicho varias veces, para ti soy la señora Rachel, ahora necesito, ver cómo te queda lo que compre — Ciel observo la bolsa y a su madre sin entender.

— Señora Rachel, ¿compro ropa para mí? - pregunto extrañado, ya que su madre compraba ropa para él, cuando la obligaba su hermano o ya la necesitaba.

— Si mocoso, mañana es un día muy importante para ti, como para mí; iremos a ver a mi jefe, por lo que debes ir muy bien vestido, así que sube y ponte esto rápido, para ver como luces con el — finalizo la mujer, caminando hacia la cocina a buscar algo de picar, mientras el azulino subía para ver qué clase de ropa compro su madre.

Ciel observo y volvió a observar aquel atuendo, no podía creer que su madre lo obligaba a usarlo, era irrazonable y a la vez estúpido; pero igual se lo puso, no quería ser encerrado en el sótano. El traje en sí, constaba de una camisa blanca con arandelas en el cuello, atado con un moño negro y alrededor a la cintura, un chaleco negro ajustado a su cuerpo, cubría parte de la camisa en la parte del frente y atrás llevaba una cola, también con arandelas, tenía un pantalón paño corto negro ajustado unas medias veladas negras y unos botines negros con tacón alto; había un broche para el cabello de color negro, se sentía fuera de lugar, estaba acostumbrado a usar trajes normales para personas comunes y ahora se veía tan extraño, se sentía una muñeca para mostrar, completamente humillado se observaba en el espejo; él era doncel, pero no por eso dejaba de ser hombre, al usarlo concebía que la hombría que estaba seguro de poseer, no existía; de repente, escucho un llamado de su madre, por lo que decidió bajar para que ella lo viera.

— Te vez perfecto el señor Michaelis quedara complacido — ahí Ciel entendió porque estaba vestido de esa manera, su madre planeaba algo y mañana lo averiguaría, aunque ya se estaba haciendo una idea de la razón, por la que iría al trabajo de su madre.

— Señora Rachel, no creo que este tipo de vestimenta, dé una buena imagen, al señor del que habla - decía el azulino, esperando que su madre desistiera de hacerlo vestir ese traje, pero al ver su ceño fruncido supo que en vez de hacerlo, lo había empeorado.

— Cállate mocoso, ese traje es perfecto para la ocasión, ahora ve a cambiarte y a dormir, mañana te levantas muy temprano... ¡Rápido! - sin esperar más, Ciel se fue a su habitación sin haber cenado, se fue a dormir preocupado del mañana.

Astre, quien es un varón atractivo con las mismas características físicas de su padre, cabello negro azulado, ojos de azul profundo, piel pálida, media 1.79 cm a diferencia de su hermano, que era mucho más bajo; su personalidad es alegre y le gustaba divertirse, siempre cuidaba de su hermano por el vínculo de nacer al mismo tiempo y al ser el mayor, sentía que tenía aún más responsabilidad con él.

Desde niños siempre lo cuido, cuando se encontraba enfermo; a diferencia de Ciel, posee un odio profundo por su madre, a pesar de que él es quien recibe mayor afecto, debido a que no considera que el trato dirigido al menor sea justo, por lo que usualmente le contesta con frialdad.

— ¿Dónde está Ciel? — pregunto, al no ser recibido por su hermano como siempre.

— Cariño, Ciel ya se fue a dormir — se acercó a su hijo mayor y orgullo, para abrazarlo, pero él se alejó — ¿Porque siempre te alejas, cuando quiero acercarme? - preguntaba ofendida de los desplantes de su hijo.

— No es asunto tuyo, me voy a dormir — se acercó antes de ir a su habitación, a la de Ciel para confirmar que estuviera bien, al verlo descansar, solo acarició su mejilla y se fue a dormir.

A la mañana siguiente, Rachel se levantó temprano para preparar todo, levanto a Ciel y le dijo que se arreglará para ir a la mansión Michaelis.

El menor se arreglaba lentamente, como le había dicho su madre, quien quería que se viera muy hermoso; al terminar escribió una nota a su hermano, donde le decía acerca del encuentro con el señor Michaelis, se tomó una pequeña foto instantánea y la anexo a la carta, para ocultarla donde acostumbra guardar notas para comunicarse con su hermano, cuando sentía que algo no iba bien con su madre.

Ciel bajo, no sin antes ver a su hermano desde la puerta, pensando que quizás sería la última vez, su madre lo esperaba con una nota y un esfero.

— Escribe que vas al colegio temprano, porque tienes compromisos - el azulino se percató de que su madre quería evitar que su hermano sospechara, así que lo hizo, no sin antes agregar una marca, para que su hermano supiera que fue obligado, era un código secreto usado por ambos — ¿Qué es eso? — pregunto Rachel nerviosa, de lo que significará ese símbolo.

— Es solo algo que acostumbro escribir cuando salgo temprano, para que Astre no se preocupe por mí — Rachel le creyó, ya que había visto anteriormente a Ciel hacerlo, así que no le tomo importancia.

— Andando, no podemos llegar tarde - finalizó dejando la nota en un lugar visible, ya tenía la coartada perfecta para que su adorado hijo no sospechara, ahora solo debía hacer como si el azulino tuviera un accidente de camino al colegio y ya, no se preocuparía por él, sin sospechar que Ciel ya se le había adelantado.

Rachel le dio a Ciel, una túnica que cubría su cuerpo durante el camino a la mansión, no quería que nadie viera a su hijo hasta que el señor Michaelis diera su aprobación, caminaron durante 40 minutos ya que la mujer no quería utilizar el transporte público, cuando estuvieron frente al portón el guardia no quería dejarla pasar, hasta que su hijo se quitará la capucha que cubría su rostro, pero después de llamar al jefe de la mujer, este les permitió de inmediato el acceso.

Ciel observaba la mansión, era muy hermosa y elegante, veía como su madre lo guiaba por el gran pasillo estilo victoriano, con pinturas de diferentes colores y grandes ventanas que permitían el acceso a la luz del sol, otorgando una iluminación natural; al llegar a una puerta con la madera tallada de manera elegante, supo que su vida cambiaría, su madre tocó la puerta no sin antes decirle a Ciel que no la llamara madre, mientras escuchaba el adelante al otro lado de la puerta, por una voz profunda.

— Señor Michaelis, traigo al joven — dijo dando una pequeña reverencia, aquel hombre de espalda ancha y cabello azabache, se giró para ver con más detalle al joven, que aún se cubría con una túnica.

— Joven quítate esa túnica, para que pueda observarte — decía acercándose a Ciel, quien se encontraba atraído hacia el mayor; a pesar de su edad, se notaba que estaba conservado, así que hipnotizado obedeció, dejando caer la túnica y mostrando el traje que su madre le había comprado el día anterior.

El hombre quedó impactado de la belleza del pequeño azulino y acercó su mano, para alejar un mechón de cabello que cubría uno de sus ojos, notando de inmediato un parche que lo cubría, frunció el ceño buscando una respuesta de Rachel.

— Quítate el parche Ciel — el azulino observó a su madre, quien estaba sonriendo, así que obedeció retirando aquel parche negro que cubría su ojo rojizo, dejando impactado al hombre.

— ¿Porque su ojo es rojo? — pregunto interesado.

— Cuando Ciel era pequeño, sufría crisis de asma y en una de ellas, uno de sus ojos cambio de color, por lo que investigue en su familia, descubriendo que era normal; dentro de su línea de sangre, han existido casos de heterocromia y Ciel lo heredó — finalizó su explicación, el hombre estaba fascinado por aquel espécimen tan exótico, por un lado parecía un ángel y por el otro un demonio, era definitivamente el regalo perfecto para su hijo, así que se alejó agarrando una maleta con dinero la cual paso a Rachel.

— Aquí hay 20 millones por el - Rachel acepto gustosa el dinero y el azulino entendió, que la hipótesis de que lo iba a vender era la acertada, así que se resignó; era mejor estar en aquel lugar, que seguir con la bruja de su madre - pequeño, ¿no sabes nada acerca de tu familia?, la señora Rachel me dijo que lo recogió de la calle - el azulino tenía ganas de reír al imaginarse a su madre recogiendo a un niño de la calle, bajo la mirada para parecer triste y así iniciar su actuación.

— No recuerdo nada de ellos, pero la señora Rachel me dijo que mi padre era un buen hombre y mi madre... era una sucia bruja, que fue quemada por brujería de manera lenta y tortuosa, dijo que yo era un demonio que duró 9 meses en la barriga de un adefesio — decía el azulino con la mirada baja, mientras Rachel quería matar a ese mocoso, por lo que decía de ella pero no podía hacerlo, porque ella había dicho que él no era su hijo.

— Rachel que clase de barbaridades le dices a este pequeño chico, estás despedida, ahora vete... Elizabeth - Rachel apretaba los dientes mientras Ciel sonreía por lo bajo; mientras tanto, una chica de cabello rubio rizado, ojos de color esmeralda y un vestido de sirvienta apareció — lleva a la señora Rachel fuera de esta mansión y luego, lleva a este pequeño a la habitación que está a tu lado... ¿Cómo te llamas chico? — le pregunto amablemente.

— Mi nombre es Ciel, no tengo un apellido, al no tener padres — el mayor sonrió y le acarició la cabeza.

— No hay problema, mi nombre es Leónidas Michaelis, pero debes llamarme señor Michaelis y debes obedecer — Ciel asintió, estaba acostumbrado a hacerlo, mientras Elisabeth sacaba a su madre de ese lugar, está solo le dirigía una expresión de odio al menor, pero él la ignoraba — la otra semana, mi hijo cumple años, tú serás su regalo, has escuchado hablar de las mascotas — Ciel asintió — tú serás la mascota de él, pero aparte de ello también serás su mayordomo, cuidaras de él y estarás a su lado todo el tiempo, excepto cuando él no necesite tu compañía, Elizabeth te enseñará lo necesario — Ciel volvió a asentir, observando a la nombrada que volvía de haber sacado a su madre de la mansión— una pregunta ¿eres virgen? — Ciel se puso como un tomate de lo avergonzado que se encontraba.

— Si señor... Yo...nunca he estado...c.c.con nadie — estaba completamente avergonzado y Leónidas, solo sonreía satisfecho, conocía muy bien a su hijo, para saber que aquel chico le gustará.

— Me alegro mucho, ahora ve y prepárate, nadie a parte de mí y Elizabeth, debe verte hasta el día del cumpleaños, por ahora enviaré libros a tu habitación de todo lo que necesites saber, también acerca del sexo, quiero que aprendas para cuando conozcas a mi hijo — Ciel sonrojado asintió y se alejó junto a la chica rubia de nombre Elizabeth, a la que sería su nueva habitación.

Notas finales:

Espero les haya gustado esta segunda parte me disculpo por los errores de ortografía que pudieran encontrar les deseo un feliz y agradable día y una buena semana que la pasen muy bien.


Gracias... Hasta la Próxima...


 


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