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SEX SHOP por juda

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Martes.

-Lisandro, necesito hablar contigo. -dijo apenas entro al sexshop, encarando a su jefe: el pálido de pelo verde.

-¿Estás bien? si necesitas más tiempo te puedes tomar el que quieras!

-No, no necesito más tiempo, gracias. Pero tengo que hablar contigo.

-Dime.

-Tuve algo con tu hermanastro hace un tiempo, hace casi un año. Y últimamente deslizó que si no aceptaba salir con él de nuevo, te lo contaría y podría perder mi trabajo. Te lo cuento porque no tengo pensado volver a verlo y voy a pararlo de una trompada si sigue inventando historias por ahí. Así que si tienes que despedirme, hazlo. 

Lisandro lo miró divertido.

-¿Puedo preguntar por qué saliste con Santino? ¿Qué tan desesperado estabas?

Francis levantó la mirada, no sabía que esperar.

-Niño, por mi puedes rajarle la cara de niño cheto que tiene con todas las trompadas que quieras. No tengo nada que ver con él! Es un imbécil y si quieres lo puedo cagar a trompadas por haberte chantajeado de esa manera!

-No! gracias, sé defenderme solo. Pensé que mi trabajo peligraba, me siento más tranquilo. Gracias Lisandro.

-¿Seguro quieres quedarte en el sexshop? puedo seguir cubriéndote.

-No! Sigue con tus cosas, me quedo. Gracias. Necesito tener la mente ocupada.

Lisandro lo observó y estaba por decirle que había andado Máximo buscándolo, pero creyó que era mejor no hablar.

***

Al mediodía estaba por ir a buscar a Mateo para salir a almorzar cuando se abrió la puerta y entró Santino.

Se quedaron frente a frente, mirándose.

-Estás con Máximo.

-Estaba.

-¿Por qué no me lo dijiste?

-Porque es mi vida y no tengo nada contigo, no tengo porqué darte explicaciones.

-¿Sigues con él?

-No.

Santino hizo un paso hacia adelante y Francis levantó el brazo.

-No te acerques.

-Dame una oportunidad, puedo demostrarte que soy mejor que él.

-Siempre fui sincero, no quiero tener nada.

-Pero con él te veías -gritó.

-Vete Santino o llamaré a Lisandro y le diré que estás en el negocio gritando.

-A mi hermano no le gustará saber que me estás haciendo esto.

-Ya hablé con tu hermanastro y me dio permiso para sacarte a patadas.

El castaño tragó saliva duro y cerró los puños.

Tenía el rostro rojo y una vena gruesa le cruzaba la frente.

Francisco se preparó. Si Santino daba un paso al frente, lo golpearía.

-Vete.

-¿Desde cuando te haces de rogar? Los piojos como vos se venden en las esquinas.

-Entonces ve a una esquina y paga por un piojo, éste piojo no quiere saber nada con tu pija ni con tu plata.

-Te vas a arrepentir.

La puerta se abrió y entró Mateo, el ambiente era tenso, lo notó ni bien ingresó. Se apresuró a ponerse al lado de Francis y lo rodeó por la cintura.

-¿Vamos a comer Francisco? tengo hambre -dijo el rubio sin quitarle la mirada de encima a Santino.

El castaño retrocedió, levantó el dedo índice, lo señaló y se fue.

-Dios, ¿qué fue eso? -preguntó el rubio pequeño cuando quedaron solos.

-Eso fue un problema menos! Me estaba extorsionando con que le diría a su hermano si no salía con él.

-Hijo de puta!!! ¿Qué pasará si le dice a Lisandro?

-Ya hablé con él, me dijo que le podía partir la madre si se arrimaba de nuevo -le contestó sonriente. El pequeño largó la carcajada y salieron del local en busca del almuerzo.

Santino los vio salir en la moto. Estuvo sentado en su auto media hora más, masticando bronca, resentimiento, con el orgullo de macho herido.

No iba a dejar que Francis se saliera con la suya.

Un crío como él no podía rechazarlo. No a él! No al gran Santino!

Cerró las manos con fuerza en torno al volante.

Nadie lo despreciaba de esa forma y seguía su vida como si nada hubiese pasado.

Francisco debía aprender que era él quien cortaba las relaciones. A él nadie lo despreciaba y menos un pobre huérfano criado en la calle, comiendo sobras.

***

Viernes.

-¿Hacemos algo esta noche?

-Lo de siempre.

Mateo estaba recostado en sus piernas, volteó y lo miró.

-Antes solíamos ir al Rapsodia.

-Pues hoy también iremos.

-Francis, ¿por qué no buscamos otro lugar? Tengo entendido que hay otra disco que...

-Al Rapsodia.

-¿Y si va Santino?

-No se atreverá ni a mirarme, me conoce, sabe que lo voy a cagar a piñas si se acerca.

Francis no desviaba la mirada del televisor y seguía masticando las palomitas de maíz que habían preparado.

-¿Y si va Máximo?

Silencio.

-Francisco, voto para ir a otra disco.

-Iremos al Rapsodia.

-No creo que sea buena...

-Iré al Rapsodia, si no quieres ir estás en tu derecho a cambiar de disco -cortó tajante el pelirrojo y Mateo se levantó de sus piernas para sentarse y mirarlo directo a los ojos.

-Soy tu amigo, estoy pasando por todo este drama contigo, no merezco que me trates así.

Francis por fin lo miró, hizo a un lado el tazón con palomitas y lo abrazó, volviéndolo a recostar en sus piernas. Le acarició el rostro y el cabello.

-Me estoy controlando, no le escribo y ni siquiera me cruzo por su zona. Me estoy esforzando. Pero iré al Rapsodia. En una de esas no va.

-¿Y si va?

-Mateo, por favor.

-¿¿¿Quieres verlo????

-Vamos a ver la película.

-Quieres verlo!!!!

-No me pidas tanto!! si va, va. Si no va... no va!

-¿Qué te estoy pidiendo?

-Me pides mucho, quiero verlo!!! me estoy muriendo por verlo!!!

Volvió a levantarse.

-¿¿¿Vas a regresar con él???

-No sé!

-Francis, hace una semana llegaste a mi casa totalmente destrozado.

-Pero fue por ella, no por él!!! y ahora ella no esta!

-¿¿Y el albornoz rosa??

-No sé Mateo!!! No sé. No quiero hablar de eso. Si no va, no haré algo para encontrármelo. Juro que si él no va quedará en eso nomas.

-Pero si va... ¿si?

-Veamos la película -le rogó Francis y Mateo negó con la cabeza.

-La próxima vez que te haga algo, te vas a llorar a la mierda. Y cuando te agarre la histeria, y te quiebres los otros dedos, más vale que le pidas a él que corra al hospital -gritó, dándole la espalda y Francis lo abrazó, le besó el cabello, lo acarició y le dio las gracias por no abandonarlo.

Mateo siguió mirando la película con un puchero rabioso.

***

Había realizado un sondeo rápido y no estaba. Temblaba de los nervios.

¿Y si no iba?

Había tenido la esperanza que siguiera intentando convencerlo para salir a desayunar o comer, porque esa vez diría que si. Pero Máximo estaba cumpliendo con su palabra y había desaparecido.

-Ve por cervezas y yo por porros, nos encontramos de nuevo en este mismo punto.

-Ok -aceptó Mateo y corrió hasta la barra. Francis se dirigió hacia el sector donde estaban los que comercializaban el cannabis y cuando regresó al punto de encuentro, Mateo se encontraba bailando solo con las dos botellas en la mano.

-Lo voy a armar, necesito una fumada.

Cuando terminó de armar el cigarro, lo encendió, le dio una calada y miró a su amigo para compartirlo pero lo encontró con los ojos como platos, mirando hacia algo que estaba detrás de él.

-¿Qué pasa? -preguntó queriendo girar, pero Mateo casi tira las cervezas por tomarlo de los hombros y dejarlo de frente a él.

-Vamos a la pista que está en el lado oeste, ahí hay menos gente.

-No es así.

-Entonces vamos a la del lado este.

Francisco lo vio pálido y supo que lo había visto, el corazón le empezó a cantar en japonés en el pecho, giró en contra de la voluntad de su amigo, con una sonrisa elástica de colmillitos rebeldes destruyendo al monstruo y encontró la peor escena de todas.

-Me estás jodiendo -siseó mientras destrozaba el cigarro cuando la mano se convirtió en puño -Me estás jodiendo la puta que te re pario!

-Vamos a bailar a otro lado, Francis-rogó el rubio.

Pero Francisco ya lo había agarrado de la mano y lo arrastraba hacia la mesa que había en una esquina oscura donde Máximo estaba sentado, bebiendo cerveza, junto a un platinado.


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