Rocky no estaba en el departamento, le gritó buscándolo por todas las habitaciones. Lo escuchaba llorar pero no sabía desde donde provenía el aullido.
-Está afuera -pensó, mientras deambulaba por el corredor de su casa, giraba intentando encontrar la salida y no lograba dar con ella, las puertas cambiaban, por ratos eran las de su departamento y en otras las de Máximo -ROCKY -volvió a gritar y un nuevo aullido lo llevó hasta la puerta principal, la abrió y se encontró con el bosque.
-ROCKY !! -gritó mientras se despertaba sobresaltado.
-Francis! Francis! -era la voz de Máximo, la habitación estaba en penumbras, quiso moverse para buscarlo y sintió el dolor en la cabeza y luego su brazo inmovilizado con el yeso.
Lo levantó y lo observó.
-Francis, mi niño! por fin despiertas -las manos de Máximo lo acariciaban con desesperación, sacándole el cabello del rostro.
-Por qué tengo el yeso? -preguntó y cuando lo vio a los ojos y pudo ver la desesperación en ellos, los ojos hinchados y rojos, las lágrimas que ahora nuevamente salían... lo recordó y él también comenzó a llorar -Máximo, Máximo, pensé que no te vería de nuevo! Máximo -gritaba distorsionando el rostro ante el llanto profundo, un llanto que le contaminaba el cuerpo, que lo hacía sucumbir a los sollozos, los músculos envueltos en pequeños espasmos.
Se abrazaron como pudieron, intentando no dañarse. Se besaron como si llevaran vidas enteras sin verse, estando conscientes que habían estado demasiado cerca de no volver a tenerse el uno al otro.
-Francisco -susurró Joaquín desde los pies de la cama y el pelirrojo extendió un brazo.
El platinado se acercó sin mirar a Máximo.
-Tu brazo, que te pasó? -preguntó ni bien lo vio.
-Nada malo, lo mio no es nada. Vos tienes que recobrarte. Tienes la pierna con una doble fractura, cuando te encontramos en el bosque estabas hipotérmico, pensé que como eras salvaje sabrías cuidarte mejor en tu hábitat natural pero veo que estaba errado.
Francis sonrió mientras recordaba el bate y levantaba un poco la cabeza para observarse la pierna, sintió una fuerte puntada en la cabeza y se llevó la mano a la frente. Tenía una venda.
Con la mirada le preguntó al platinado mientras se la tocaba.
-Al parecer te caíste y te golpeaste con un tronco.
El pelirrojo hizo un puchero y le extendió el brazo para que se acercara.
Joaquín dio una mirada rápida a su hermano y abrazó al crío.
-Me alegro que despertaras, ahora podré irme más tranquilo.
-No fuimos al cine, no puedes irte, pide más vacaciones -rogó, y Máximo le tomó del mentón y lo obligó a mirarlo.
-Amor, mi hermano tiene que regresar a su vida, a ti te faltan unos cuantos días más internado!
-Unos cuantos días más? Pero si ya me siento bien!!!! -regresó la mirada al platinado -no te vayas todavía!!! -y profundizó el puchero.
-Parece que te encariñaste demasiado con mi hermano -siseó Máximo y el platinado lo miró de soslayo.
-¿Como quieres que no me encariñe si es el hermano del amor de mi vida? -le respondió Francis entre lágrimas -pasé de no tener familia a tener al hombre más hermoso del mundo y a un hermano que me trata como si fuese yo también parte de su familia. No me pidas que no me encariñe porque en estos momentos son lo más preciado que tiene mi vida.
Máximo se sintió avergonzado y arrepentido de sus celos, lo abrazó, Francis lloraba fuerte escondido en su pecho y Joaquín le acariciaba la mano.
El pelinegro miró a su hermano.
-Podrías pedir unos días más en el hospital para que estés con nosotros cuando Francis regrese al departamento -le dijo y Joaquín sonrió agradecido.
-Esta bien, llamaré al hospital. Sé que no habrá problemas. Ahora me iré al departamento a descansar Y tú, bestia salvaje, tienes que ponerte bien, mi hermano ha sufrido mucho sin ti.
-Yo también -gimió mientras buscaba el rostro de Máximo para besarlo, el pelinegro había bajado buscando su boca cuando el pelirrojo se sentó de golpe en la cama y gritó -ROCKY!!!
Ambos hermanos pegaron un salto en el lugar ante el grito.
-Dejé a Rocky en el bosque -gimió sacándose las mantas de encima.
-Francis, a donde vas? -se quejó el pelinegro mientras lo obligaba a acostarse al mismo tiempo que el pelirrojo luchaba por ponerse en pie.
-Tengo que buscarlo, dejé a Rcoky solo en el bosque! Debe estar con frío y hambre. Está solo Máximo y yo sé lo que es estar solo!!! Debe estar llorando, seguramente piensa que lo abandoné.
-Frqancis -vociferó el platinado -el perrito fue el que nos ayudó a que te encontráramos. Ya está en el departamento!!!
El pelirrojo giró y miró a Máximo.
-Es de Santino, donde está Santino?
-Detenido.
-Qué pasará con él?
-Se está llevando a cabo una investigación para recoger las suficientes pruebas y llevarlo...
-No quiero saber de Santino!!! que pasará con el perrito!!!
-Nos lo quedaremos -aclaró el pelinegro sin dudarlo con una sonrisa trituradora de noches. Francis vio sus dientecitos de conejo y supo que la vida, a pesar de los yesos y los golpes en la cabeza, no podría ser mejor.
-Tengo que avisarle a Mateo que ahora tengo un perrito -exclamó con convicción intentando nuevamente levantarse.
-Francis por dios, no puedes pararte. Te operaron la pierna!
-¿Me la operaron? ¿No podían ponerle un yeso y listo?
-¿No te duele? -protestó Máximo acomodándolo nuevamente en la cama.
-No creo que le duela, es una bestia salvaje -susurró Joaquín mientras le pasaba la mano por el rostro.
Francisco lo miró y le regaló una sonrisa elástica hermosa.
-Te soñé -le dijo.
Joaquín sintió la mirada fulminante de Máximo encima y evitó mirarlo.
-Si?
-Si!!! Soñé que me abrazabas y me cuidabas hasta que Máximo llegaba para sacarme de la oscuridad. -hizo un pucherito -ahora que te veo, recuerdo el sueño, fue tan real! Pero te mezclabas con Máximo -aclaró mientras ahora miraba al pelinegro -un rato era Joaquín y al siguiente eras tú, mi Máximo, y me besabas mientras me cargabas en los brazos y salíamos juntos de la oscuridad!!! ¿Estuviste ahí cuando Máximo me encontró? -preguntó regresando los ojos al platinado
-Yo no te encontré -aclaró el pelinegro con la voz grave, un pequeño temblor había dado comienzo en la mano derecha y el pelirrojo volteó a verlo con los ojos inmensos.
-¿No? ¿fue la policía? No sé por qué tengo tu imagen en la ambulancia.
-Era yo, pero el que te encontró fue Joaquín.
Y Francis giró para abrazar al platinado, sin darle tiempo a nada, lloró escondido en su pecho, con el brazo bueno alrededor de su cuello, Máximo apretó la mandíbula. ¿Qué pasaba con su pelirrojo? ¿lo había rescatado de la bestia infame de Santino para que terminara enamorado de su hermano?
-Gracias cuñadito! si me moría, no iba a poder ser feliz con mi amor! Lo único que me ayudó a pasar la mierda que pasé fue el pensamiento de que debía volver a ver a mi Máximo -susurró y Joaquín le acarició el cabello mientras miraba a su hermano.