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Máximo pegó un salto cuando golpearon su mesa con la palma de la mano; estaba conversando con el platinado y no lo vio venir.

-Hola Máximo -gritó Franciso.

El pelirrojo estaba frente a él, con el rostro casi del mismo color que su pelo, los ojos marcados con varios micro derrames y los dientes blancos aprisionando el labio, tenía en la mano derecha un porro totalmente deshecho.

-Francis!

-Qué suerte encontrarte aquí, Bro! veo que viniste acompañado! Cuanto me alegro! Yo también vine acompañado -volvió a gritar mientras arrastraba a Mateo por la cintura, lo tomaba del cuello y le metía toda la lengua en la boca. El rubio pequeño comenzó a luchar por espacio y aire, se había aferrado a los hombros de su pelirrojo amigo e intentaba alejarlo con todas sus fuerzas, pero Francisco siguió durante un buen par de segundos allanando su boca con la de él. Cuando lo soltó, lo tiró hacia un lado. Mateo cayó apoyado en la mesa, intentando respirar.

Máximo tenía la botella de cerveza aun a medio camino de la mesa y miraba todo con los ojos enormemente abiertos y la boca también.

El platinado largó una carcajada y se tapó la boca cuando vio que Francis lo fulminaba con la mirada.

-¿Este personaje es Francisco? -logró articular.

Esa fue la gota que colmó el vaso.

El pelirrojo miró de arriba hacia abajo al platinado y vio que vestía las mismas ropas caras que su pelinegro.

Regresó la mirada a Máximo.

-¿Encima tienes el tupé de hablarle de mi a tu puta oxigenada?

-Ey! niño! -gritó divertido el platinado.

-Niño mis pelotas -vociferó Francis preparándose para atacarlo y Máximo hizo lo que nunca tuvo que hacer... se paró frente al platinado y lo defendió.

-No Francis. Con él no!

Le había tomado del brazo fuertemente para que no le hiciera daño.

Francisco retrocedió horrorizado.

Se dio media vuelta y caminó por medio de la pista, pegando empujones a la gente.

-Francis! -gritó Máximo.

Pero el pelirrojo no se detuvo y el pelinegro salió corriendo tras él.

En un momento lo perdió de vista, en medio de la pista giró hacia todos lados buscándolo hasta que vio su pelo rojo y su mirada, estaba esperando que lo viera, cuando se cercioró que el pelinegro lo había encontrado, siguió su camino hacia el baño. 

Máximo corrió.

Entró agitado.

-Francis! Francis? 

Los cubículos estaban cerrados.

-Francisco déjame que te explique. Francis! -caminó hacia el final del baño, empujando levemente las puertas, cuando estaba por llegar al último, le tocaron la espalda, se dio media vuelta y lo único que vio fue el puño de Francis.

El golpe le dio de lleno en el centro de la cara. Retrocedió hasta chocar con la pared y sintió el gusto a sangre que comenzó a manar desde la nariz.

-Hijo de mil puta, te estás riendo de mi. Viniste con un puto que no me llega ni a los talones. Sos una mierda -gritó y otra trompada le llegó de prepo sin que tuviera el tiempo suficiente como para enderezarse, está le dio en el pómulo y lo hizo estrellar contra una de las puertas.

-FRANCIS! -gritó cuando logró detener la tercera trompada tomando el puño y pasando el brazo hacia su espalda, dejándolo en una posición dolorosa -no es lo que piensas, crío de mierda! -le gritó y el pelirrojo usó su brazo libre y lo tomó del cabello tironéandolo hasta que obligó a Máximo a soltarlo, pero el pelinegro en un intento desesperado por frenar el ataque lo empujó lejos de él. Francisco se fue hacia el centro del baño trastabillando, con el último esfuerzo logró detener la caída, se dio media vuelta y regresó corriendo, dio un salto y se aferró a él aprisionándolo con las piernas alrededor de su cintura, tomándolo por la cara y mordiéndole los labios.

-Eres mío, MIO!

-NO ES LO QUE PIENSAS!

-VINISTE CON ÉL?

-SI! PERO NO ES LO QUE PIENSAS

Francis volvió a morderlo, le tomó del cabello, hizo a un lado la cabeza del pelinegro y comenzó a succionar su piel con desesperación.

-ERES MIO HIJO DE PUTAAAA!

Máximo giró sobre si mismo y se fue contra la pared, Francis jadeó con fuerza cuando su espalda se estrelló contra el muro pero no bajó las piernas de la cintura del pelinegro.

Máximo se aferró a los labios del pelirrojo, metiendo la lengua, besándolo con tanta desesperación que la saliva de ambos escurría por los mentones y el cuello.

Lo abrazó con fuerza, haciendo que Francis resintiera la falta de aire.

El pelirrojo clavó las uñas en la espalda del pelinegro y lo rasguñó mientras aferraba su cadera a la de él y se frotaba a su pija.

Máximo lo tomó del cabello, lo tironeó hacia atrás y atacó su cuello, mordiéndolo, lamiéndolo.

Se estrellaron contra otra pared cuando Francis le mordió un hombro y Máximo gritó intentando evitar que le siguiera haciendo daño.

El pelirrojo se bajó del cuerpo del pelinegro y con violencia comenzó a desprenderle el pantalón, Máximo hizo lo mismo con el de él. Cuando las prendas estuvieron en las rodillas, lo giró, lo puso de cara a la pared y lo penetró de una sola estocada, Francisco pegó un alarido y el pelinegro se asustó. Por casi 20 segundos se escucharon solo los jadeos de ambos, intentando controlar la respiración. Luego Francis empezó a moverse y Máximo hizo lo mismo hasta evolucionar en un mete y saca desesperado y violento.

Los dos escucharon cuando la puerta de ingreso al baño se abrió de golpe y luego un alarido.

Ambos voltearon a ver.

Mateo estaba en la entrada, con los ojos abiertos de manera desmedida. Se tapaba la boca con ambas manos ante la escena de los hombres cogiendo de manera rabiosa y uno de ellos con la cara ensangrentada!

Máximo se aferró a la cintura de Francis para que no huyera y siguió embistiéndolo.

Francisco pasó las manos hacia atrás temiendo que Máximo dejara de cogerlo y siguió levantando el culo para que llegara más profundo.

-VETE! -gritaron al unísono y Mateo salió tropezando. Cerró la puerta y quedó del otro lado, con el corazón latiéndole en un compás desordenado mientras cuidaba que nadie más entrara y viera el espectáculo que lo acababa de dejar traumado.

Máximo pegó un grito cuando acabó, llenando el culo de Francis con su semen y el pelirrojo hizo lo mismo cuando eyaculó sin haberse tocado.

El pelinegro cayó apoyado en la pared cuando el cuerpo del pelirrojo se desplomó de rodillas, totalmente agotado por el orgasmo.

-Dios, Francis! -gimió cuando recuperó un poco la coordinación en su intento de respirar. -Déjame explicarte.

-NO -gritó Francisco mientras se acomodaba el pantalón con rapidez.

-Francis, por favor.

El pelirrojo estaba caminando hacia la puerta cuando regresó y le pegó otro puñetazo.

-Vamos a ver si tu puta te sigue queriendo con la cara hecha mierda -le gritó y salió.

Tomó a Mateo de la mano y pasó por la mesa donde estuvo Máximo, el platinado tomaba cerveza tranquilamente de un vaso. ¿Quien tomaba cerveza de un vaso?

Se la arrancó de las manos y le tiró la bebida en la cara.

Escuchó el jadeo de susto de Mateo a su espalda y cuando el platinado aspiró una bocanada de aire ante la sorpresa.

-Divertite esta noche con su pija, pero te vuelves a aparecer por mi territorio con Máximo y te muelo a patadas el culo.

-Dioooooooooosssss -gritó el platinado mientras se paraba y miraba su camisa carísima toda manchada de alcohol -Máximo no me dijo que eras una diva histérica! -gritó en medio de una carcajada y Mateo tuvo que apelar a toda su fuerza para sacar de ahí a Francisco antes que lo mandara al hospital y se quedara con su cabellera platinada como trofeo.

-TE VOY A MATAAAAAAAAAR -gritaba el pelirrojo mientras era arrastrado fuera del lugar, el platinado volteó divertido cuando vio que alguien llegaba a su mesa y casi se cae de culo por las carcajadas cuando vio a Máximo todo ensangrentado y con el pantalón a medio cerrar, parado a su lado.


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