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SEX SHOP por juda

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Máximo entró al edificio con su bolsa de pan en el brazo.

Miró el celular para intentar llamarlo nuevamente y se dio cuenta que su aparato estaba apagado y sin carga.

Maldijo por lo bajo.

Llamó al ascensor.

Las puertas se abrieron y se encontró cara a cara con Francis.

El pelirrojo tenía el rostro transpirado y tanto o más rojo que su cabello. A simple vista se lo notaba enfurecido. Le bastó un simple pantallazo para darse cuenta que llevaba el albornoz rojo en la  mano.

-Amor, estuve intentando llamarte -gimió Máximo intentando acercarse, pero el pelirrojo salió del ascensor y le puso el dedo índice en el pecho.

-Amor mis pelotas! -siseó, intentando respirar con normalidad. Máximo tenía un algodón en una de sus fosas nasales y estaba tentado por terminar de romperle la nariz -la puta oxigenada estaba en tu departamento con mi albornoz. ¿Era necesario que le des el mío? ¿No pudiste comprarle otro con otro color como haces con todos?

Máximo retrocedió.

-¿Se lo quitaste?

-ES MIO!!!!

-¿Pero él no te explicó nada?

-¿QUÉ ME IBA A EXPLICAR? ¿QUE NO TUVISTE TIEMPO DE COMPRARLE UNO A ÉL?

-Francis, dime que no lo golpeaste.

-¿TODAVÍA TE PREOCUPAS POR LA PUTA OXIGENADA???

El pelirrojo se le acercaba peligrosamente, una vena le latía en la frente y Máximo seguía retrocediendo.

-Francis, la puta oxigenada es mi hermano!

y Francis quedó como estatua en el lugar.

***

La puerta se abrió y entró el pelinegro.

-¿Máximo? -gritó la voz de su hermano desde una de las habitaciones.

-Si, soy yo!

-Te aviso que mientras te fuiste a comprar pan y me dejabas desprotegido en tu casa, llegó tu animal salvaje y se robó el albornoz! -gritó desesperado.

Máximo miró a Francisco y Francisco bajó la cabeza.

-No te preocupes por el albornoz.

-No -respondió su hermano desde el cuarto -Es que no me preocupo por el puto albornoz, me preocupo por mi integridad física, pensé que me iba a matar. Me voy, cuando arregles tu vida me llamas y si hay boda vendré solamente cuando me asegures que esa bestia fue exorcizada y bautizada.

-Joaquín!

-Joaquín nada! -gritó el platinado, apareciendo en la sala con su bolso en la mano, totalmente vestido. Se paró en seco cuando vio al pelirrojo.

-Perdona -susurró Francis dando un paso hacia él -yo no sabía que eras su hermano.

-¿No sabías? ¿Y había alguna manera de que te enteraras? ¿Me dejaste hablar cuando te lo pedía mientras me zamarreabas intentando desnudarme? -gritó el platinado y Francis giró el rostro y miró a Máximo.

-Ok -siguió Joaquín -me alegro que se hayan arreglado las cosas y veas que la puta oxigenada no quería nada con la pija de Máximo, es más, mi pija es más bonita; y ahora me voy!

-Hermano!

-No Máximo, me voy! ayer me llevaste a un antro de mala muerte, me tiraron alcohol encima, casi me golpean, me dicen puta oxigenada cuando mi color es gris plata y por poco me arrancan los brazos cuando me robaron el albornoz.

-Te lo presto -le dijo Francis acercándose con el albornoz rojo y extendiéndolo con un puchero en la cara.

Joaquín lo observó un momento, negó con la cabeza, miró hacia otro lado, Joaquín caminó un poco y se puso en dirección a donde miraba el muchacho y volvió a extender la prenda con el puchero aun más pronunciado. Joaquín levantó la mano, recibió el albornoz y Francis lo rompió por dentro con una sonrisa elástica de colmillitos diabólicos.

-Dios mío, Máximo, la bestia es adorable... ¿en que lío te has metido?

El pelinegro sonrió mientras tomaba a Francis para besarlo profundamente y el crío lo abrazaba hasta fundirse en su pecho. Cuando comenzaron a agitarse y Francisco refregó su pija por sobre la del pelinegro, Joaquín carraspeó.

-Pendejos, sigo en el mismo cuarto que ustedes -gritó.

Máximo se separó de su niño, le acomodó el cabello y le besó la nariz.

-Prepararé café y chocolatada, ya vuelvo.

-Perdón -volvió a decir Francis girándose hacia el platinado y Joaquín sonrió.

Mientras Máximo preparaba los desayunos, los escuchó hablar y después reír. Joaquín tenía el don de caer bien a las personas de entrada. Para su hermano era sumamente sencillo hacer amigos, solo hacía falta que él sonriera y los ojitos se le cerraran en el ínterin para que el mundo cayera rendido a sus pies.

Salió con la bandeja y no los encontró en el comedor, siguió el sonido de las voces hasta su cuarto, cuando ingresó con la bandeja, quedó petrificado en el marco de la puerta.

Francis y Joaquín estaban en boxer, metidos en la cama. Su hermano lo tenía abrazado y acurrucado en su pecho mientras cantaban a los gritos Euphoria del grupo que a Francis le gustaba.

-Joaquín, ¿era necesaria tanta confianza? -protestó cuando dejó la bandeja en una mesita y alejó a Francis del pecho de su hermano.

-Es mi futuro cuñadito, es necesaria la confianza, aparte es una dulzura la bestia. Ya siento que es mi alma gemela.

Francisco sonrió y la sonrisa infinita provocó que Joaquín se levantara y le apretara las mejillas.

Máximo volvió a apartarlo.

-Joaquín, ¿debo aclararte que la bestia es mía?

-Vamos, hermano, deja los celos y dame mi café.

Francis tomó su taza de chocolatada y se acercó a Máximo.

-Después deberíamos conversar -le susurró.

-No Francis, no quiero conversar contigo, déjame disfrutar de este momento de paz, tus conversaciones siempre terminan contigo pidiéndome que me aleje. Me pediste tiempo y te lo di, ya está Francisco, no puedo darte más espacio. Si te tienes que ir, ves la forma de escaparte cuando yo no te esté viendo porque de lo contrario no te dejaré huir.

-No estás entendiendo. Necesito conversar de algo importante... quiero verte, Máximo -le dijo tragando saliva.

-En serio? -preguntó el pelinegro, quitándole la taza de chocolatada de las manos para poder abrazarlo con fuerza y pegarlo a su cuerpo -Todos los días? Como algo serio?

-No sé que significa "algo serio" pero me haces mucha falta, quiero verte todos los días... tu quieres?

-Dios, Francis, si quiero! -gimió mientras lo tomaba del cuello y se aferraba a su boca, metiendo la lengua para rastrear hasta su espíritu. El pelirrojo pegó su cuerpo al de él y friccionó su cadera contra la del pelinegro.

-Ahí van de nuevo... si se van a poner a coger delante mío, yo también intervendré. Miren que me van los tríos.

Máximo lo fulminó con la mirada y Francis largó la carcajada mientras se separaba de él y regresaba a la cama con su chocolatada.

Joaquín elevó los brazos para que el pelirrojo se apoyara en su pecho y Francis iba a hacerlo cuando el pelinegro lo apartó, elevándolo por la cintura y sentándolo en su propio regazo.

-Oye, es mi cuñadito -protestó Joaquín.

-Vas y te consigues tu propia bestia, ésta es mía -gritó el otro.

Joaquín bufó y tomó el control remoto.

-Te gusta serendipity? -preguntó el platinado.

-Me encanta, el chico Park es lo más genial que existe!!! Parece un ángel! Me dan ganas de abrazarlo y protegerlo!!! -gritó el pelirrojo.

-Conocías al grupo que le gusta a Francis? -cuestionó sorprendido el pelinegro, y Joaquín y Francis rieron al mismo tiempo.

-Ay hermanito!!! que viejo choto que sos. Por supuesto que conozco al grupo!!! quien no lo conocería??? Alguien que no entiende de música o que no disfruta vivir de la vida!!!!

***

Santino arrancó el auto y se marchó.

Se había dedicado a seguir a Francisco desde que el crío supuso que podría cortar con la relación y dejar al gran Santino como si nunca hubiese sucedido algo.

Francisco estaba a punto de conocer el infierno.


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